viernes, 28 de noviembre de 2014

“La Biblia, Léela para ser sabio, créela para ser salvo y practícala para ser santo”



“La Biblia, Léela para ser sabio, créela para ser salvo y practícala para ser santo”

No hay ningún otro libro en la tierra como la Biblia. Ningún otro libro ha sido más impreso, más leído, más traducido a tantos idiomas; no se ha hablado más de ningún otro libro; ningún otro libro ha transformado tantas vidas; y ningún otro libro ha tenido una historia tan constante de popularidad entre los hombres, como la Biblia. La Biblia contiene la revelación de Dios al hombre sobre la historia de la redención y la verdad de la salvación. Aunque incluye temas y aplicaciones muy variadas, la intención principal de la Biblia es revelarnos quién es Dios y cómo podemos llegar a conocerle y agradarle. Por lo tanto, el tema principal a lo largo de toda la Escritura es Cristo como Salvador, como Él mismo dijo:

"Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí" (Juan 5:39)

LA BIBLIA contiene la mente de Dios, la condición del hombre, el camino de salvación, el destino de los pecadores y la bienaventuranza de los creyentes. Sus historias son verdaderas y sus decretos son inmutables. Léela para ser sabio, créela para ser salvo y practícala para ser santo. Contiene luz para guiarte, alimento para sustentarte y consuelo para animarte. Es el mapa del viajero, es el bastón del peregrino, la brújula del piloto, la espada del soldado, el cielo es abierto y las puertas del infierno son descubiertas. Cristo es su tema principal, nuestro bienestar es su propósito y la gloria de Dios es su finalidad. Debe llenar la mente, gobernar el corazón y guiar los pasos. Léela con calma, con frecuencia y con oración. Te ha sido dada en la vida, será abierta en el juicio y será recordada para siempre. Incluye las mayores responsabilidades, recompensará los mayores trabajos y condenará a todos los que tratan con ligereza su sagrado contenido.

¡Gracia y Paz!

Autor Desconocido

¿CÓMO ESTAS OCUPANDO EL TIEMPO DE VIDA QUE DIOS TE DA?



¿CÓMO ESTAS OCUPANDO EL TIEMPO DE VIDA QUE DIOS TE DA?

Filipenses 2:12
“Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos de vuestra salvación con temor y temblor”.

Esta escritura expone el extremo cuidado que debemos tener en conservar y cultivar el maravilloso regalo que hemos recibido. La prioridad del cristiano debe ser siempre la vida espiritual pues el éxito o el fracaso aquí en la tierra depende de cuánto la cuidemos o descuidemos.

Para muchas personas sus días siempre están llenos de múltiples actividades y ocupaciones, y muchas veces el tiempo no les alcanza para llevarlas a cabo. Estas ocupaciones pueden ser obligatorias o voluntarias, buenas o malas, fructíferas o poco productivas, pero cada una de ellas requiere de un tiempo para realizarla. Por regla general la agenda diaria de muchos cristianos incluye muchas actividades en el campo material o financiero pero muy pocas en el campo espiritual. Realmente a muchos nos cuesta mucho trabajo cultivar nuestra vida espiritual. Pero esto no es extraño, pues una de las tácticas del enemigo de nuestras almas, el diablo, es precisamente ocuparnos el mayor tiempo posible con cosas terrenales para que descuidemos las espirituales. El enemigo bien sabe que un cristiano que se ocupa diligentemente en su vida espiritual es un cristiano lleno del Espíritu Santo que resulta inmune a sus ataques.

Jesús nos enseña el orden correcto de nuestras actividades diarias. En Mateo 6:33 nos dice: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”. “Estas cosas” son las actividades que normalmente ocupan el primer lugar en nuestro calendario, como la comida, la bebida, el vestido, el transporte, las finanzas y otras por el estilo. Cosas materiales cuya búsqueda generalmente requiere una gran cantidad de tiempo en nuestras vidas. El Señor nos asegura que vamos a tener “todas estas cosas”, que no nos va a faltar nada que sea imprescindible si le damos prioridad a buscar primero su rostro y a cultivar una relación íntima con él.

El rey David, “varón conforme al corazón de Dios”, fiel siervo del Señor, pudo decir con autoridad: “Jehová es mi pastor; nada me faltará” (Salmo 23:1). Y el apóstol Pablo en su carta a la iglesia de Filipos alaba la obra que ellos estaban haciendo y la generosidad que mostraron en momentos difíciles por los que Pablo estuvo pasando. Por eso les dice: “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús” (Filipenses 4:19). La Santa palabra de Dios nos dice claramente que cuando ponemos en primer lugar a Dios, él se encarga de suplir todas nuestras necesidades, tanto materiales como espirituales. Amen.

Es también parte del plan de Dios que separemos tiempo para nuestra familia (Efesios capítulos 5 y 6). El matrimonio debe apartar tiempo para ellos solos. Y también es sumamente importante compartir tiempo de calidad con los hijos mientras los tengamos en casa, pues el tiempo vuela y cuando menos lo imaginamos parten para hacer sus propias vidas. En nuestro trabajo, el tiempo debe ser aprovechado al máximo para llevar a cabo nuestras responsabilidades de manera eficiente. De igual importancia debemos dedicar tiempo para desarrollar o participar en algún ministerio de la iglesia, donde sirvamos al Señor usando los dones y talentos que él nos ha dado.

Si establecemos estas prioridades en nuestra agenda diaria, con seguridad vamos a disfrutar de una vida bendecida. Hagamos una prioridad principal el dedicar tiempo a la lectura de la Biblia y la oración diariamente. Esto nos llevará a crear una íntima comunión con el Señor, lo cual nos capacitará para organizar nuestra vida de manera tal que nuestras prioridades estén perfectamente alineadas con la voluntad de Dios.

ORACIÓN:
Padre Santo, te ruego que dirijas por medio de tu Espíritu Santo el orden de mis actividades diarias a fin de ocuparme en tus cosas en primer lugar, y ayúdame a poner mis otras responsabilidades en el orden correcto, de manera que tu nombre sea glorificado en mi vida. Por Cristo Jesús, Amén.

¡Gracia y Paz!
Dios te Habla

Síguenos en:

jueves, 27 de noviembre de 2014

RESTAURANDO EL PRIMER AMOR



Restaurando El primer amor

La familia es un regalo de Dios. Su valor es incalculable. Lo primero que Dios hizo en la Creación en el rango social, fue la familia.

Después de crear la Familia, la Biblia dice en el libro de Génesis que Dios la bendijo y luego les dijo: “Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra” (Génesis 1:28). En cada uno de estos procesos, el amor divino prevaleció y continúa existiendo principalmente alrededor de la Familia.

Lamentablemente los seres humanos ponemos las cosas, los planes, la fama, el dinero, los amigos o aún la Iglesia por encima de la familia. Las prioridades divinas no han cambiado: primero es Dios, después la persona como individuo, y luego la Familia. Todo lo demás es importante y necesita tener un orden, pero primero es la familia.

Cuando cambiamos las prioridades divinas perdemos el primer amor y eso produce mucho dolor y quebranto.

“Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra” (Efesios 3:14,15).


¡Gracia y Paz!

¿SABES QUE EN MEDIO DE LO QUE ESTÁS PASANDO DIOS TIENE UN PROPÓSITO PARA TI?



¿Sabes que en medio de lo que estás pasando Dios tiene un propósito para ti?

¿Por qué te digo esto? Porque la voluntad y la gloria de Dios son buenas y perfectas ya que “a los que aman a Dios TODAS las cosas le ayudan a bien...”

Aun cuando te sientas débil.
Aun cuando sientas falta de identidad.
Aun cuando conspiren en tu contra.
Aun cuando haya personas desagradecidas a tu alrededor.
Aun cuando veas hipocresía.
Aun cuando te rechacen.
Aun cuando te nieguen.
Aun cuando se burlen de ti.
Aun cuando te acusen y te hieran.
Aun cuando te maltraten.
Aun cuando haya egoísmo a tu alrededor.
Aun cuando veas que la maldad impera sobre la bondad.
Aun cuando tus amigos se dejen usar por el enemigo y te dañen.
Aun cuando jueguen con tus sentimientos.
Aun cuando haya falta de lealtad y fidelidad en la persona que amas.
Aun cuando te traicionen.
Aun cuando te abandonen.
Aun cuando el odio y el rencor dominan los corazones de quienes amas.
Aun cuando haya manipulación de la verdad.
Aun cuando sientas que la palabra de Dios es manipulada para justificar hechos en tu contra.
Aun cuando veas que existe ceguera y sordera espiritual en los demás.
Aun cuanto intenten engañarte con consejos contrarios al propósito de Dios para tu vida.
Aun cuando el pasado te bloquee el paso a la tierra prometida.
Aun cuando creas que el enemigo se ha salido con la suya.
Aun cuando sientas que todo está perdido...
Aun en todo este caos y tormenta…

Si estás en medio de alguna de estas situaciones, regocíjate, gózate, sonríe, deléitate en el Señor, adórale con todas tus fuerzas, ríndele sacrificio de alabanza y sobre todo dale las gracias.

Sé que no es fácil, sé que el dolor te consume, pero no es imposible. Ahí en medio del dolor Dios te está forjando, Dios te está formando, Dios está trabajando en tu carácter y aunque parezca imposible, Dios está sanando tus heridas.

No olvides esto: Cuando te traicionan, ¡¡¡DIOS TE ESTA EMPUJANDO A UN PROPÓSITO QUE TIENE PARA TI!!!

Recuerda que José fue traicionado y vendido por sus hermanos, acusado de intento de violación y preso injustamente; sin embargo, era necesario que todo esto pasara porque así terminó siendo el segundo al mando en Egipto y Dios lo puso sobre lo mucho en gran manera.


¡Gracia y Paz!

Deuteronomio 6:6-7



Deuteronomio 6:6-7

"Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes" 

Síguenos en:

viernes, 14 de noviembre de 2014

Gálatas 2:20



Gálatas 2:20
“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí” 


Esta debe ser la meta de todo cristiano: morir al pecado, a los hábitos y costumbres del pasado e ir dando lugar, por la acción del Espíritu Santo, a un hombre interior nuevo conforme a la imagen de Jesucristo. Hagamos de la Cruz un símbolo de victoria en nuestras vidas, que represente nuestra muerte al pecado y la nueva vida en Cristo. Busca cada día el rostro de quien ocupó tu lugar en la cruz, ofreciendo su vida para que tú puedas disfrutar de vida eterna. ¡A él sea la gloria y el imperio por los siglos de los siglos, Amén!

¡Gracia y Paz!

¿CUÁL ES EL SÍMBOLO DE TU FE?




Lucas 9:22-23
“Es necesario que el Hijo del Hombre padezca muchas cosas, y sea desechado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los escribas, y que sea muerto, y resucite al tercer día. Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame”.

Un emblema universal cristiano aceptable necesita obviamente reflejar a Cristo, pero la cantidad de posibilidades es muy amplia. Bien pudiera ser, por ejemplo, el pesebre en el cual Jesús fue acostado cuando nació (símbolo de humildad), o las herramientas de carpintero con las que trabajaba cuando joven (prototipo de trabajo), o el bote desde el cual enseñaba en Galilea, o la toalla que usó cuando lavó los pies de los apóstoles, representando la humildad en el servicio del Señor. Otras posibilidades serían el trono, símbolo de soberanía divina, o la paloma (enviada desde el cielo en el día del bautismo de Jesús), representando al Espíritu Santo, o la tumba vacía, proclamando la resurrección de Cristo.

Los primeros cristianos usaron un pez como símbolo que los identificaba durante los tres primeros siglos de nuestra era. No fue hasta el siglo IV que la cruz comenzó a usarse como símbolo predilecto para representar a Cristo y su entrega para nuestra salvación. Estas dos barras habían sido ya un símbolo cósmico desde la remota antigüedad representando la distancia entre el cielo y la tierra, y el eje de la esfera terrestre. Pero esta iniciativa de los cristianos tuvo una explicación mucho más profunda. Ellos quisieron establecer como idea central de su entendimiento de Jesús, no su nacimiento, ni su juventud, ni sus ejemplos de servicio, ni su resurrección, ni su reino, ni su regalo del Espíritu, sino su muerte, su crucifixión. Lo que prevaleció en la mente de aquellos cristianos acerca de Jesús no fue su vida, sino la dádiva de su vida en la cruz del Calvario. Este fue su propósito fundamental al dejar su gloria y venir a este mundo como hombre.

La cruz resume toda la teología sobre Dios, sobre el misterio de la salvación en Cristo. La cruz nos habla acerca de un Dios todopoderoso que es a la vez Dios de infinito amor y misericordia, quien decidió vencer el mal con su propio dolor entregando a su Hijo a la horrible muerte en la cruz del Calvario, y así librar de la condenación eterna a un mundo que le había rechazado. Pero en realidad la cruz, más que un símbolo es verdaderamente un estilo de vida, al cual se refirió Jesús al dirigirse a sus discípulos en el pasaje de hoy. Este es un profundo mensaje que comienza con negar o rechazar todo intento o deseo de la carne que vaya en contra de la voluntad de Dios. Jesús fue el ejemplo perfecto al negarse a sí mismo y someterse a la voluntad del Padre llevando a cabo el plan de salvación de la humanidad. En el huerto de Getsemaní, Jesús luchó contra la tentación que lo impulsaba a huir de la cruz que le esperaba, postrándose en oración tres veces clamando: “Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú” (Mateo 26:39-44). Él sabía que sería despreciado, humillado y torturado, y que finalmente sería clavado en la cruz del Calvario. Pero decidió marchar adelante a cumplir la voluntad del Padre. Por eso ahora tiene la autoridad para pedir a todo aquel que quiere seguirle que se niegue “a sí mismo”, que “tome su cruz cada día”, y entonces le siga.

El apóstol Pablo resume este concepto de la siguiente manera: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí” (Gálatas 2:20). Esta debe ser la meta de todo cristiano, ir muriendo al pecado, a los hábitos y costumbres del pasado e ir dando lugar, por la acción del Espíritu Santo, a un hombre interior nuevo conforme a la imagen de Jesucristo. Hagamos de la Cruz un símbolo de victoria en nuestras vidas, que represente nuestra muerte al pecado y la nueva vida en Cristo.

Busca cada día el rostro de quien ocupó tu lugar en la cruz, ofreciendo su vida para que tú puedas disfrutar de vida eterna. ¡A él sea la gloria y el imperio por los siglos de los siglos, Amén!

Oración:
Amante Padre celestial, te ruego me ayudes a disponer mi corazón y mi mente totalmente al proceso de negarme a mí mismo en todo aquello que no está de acuerdo con tu palabra. Ayúdame a tomar mi cruz cada día y obedecerte en todo. En el nombre de Jesús, Amén.

¡Gracia y Paz!

Dios te Habla

jueves, 13 de noviembre de 2014

Hoy caminamos por sendas tan peligrosas que a lo malo le llaman bueno y a lo bueno malo...

Hoy caminamos por sendas tan peligrosas que a lo malo le llaman bueno y a lo bueno malo, “mirad, guardaos de la levadura de los fariseos y de los saduceos” (Mateo 16:6), pero pocos se ponen a comparar con la Biblia lo que se dice desde los pulpitos, allí es donde radica el problema, porque creerán que lo que escuchan es de Dios.

Debemos volver a las Santas Escrituras, las únicas que nos llevaran a la verdad y nos harán libres de la ignorancia y del pecado. Que nuestra oración cotidiana sea para que el Señor nunca se aparte de nuestro lado y nuestro compromiso sea el de buscarlo y conocerlo cada día mejor.


¡Gracia y Paz!

Todo lo que se nos enseñan desde un pulpito...

Todo lo que se nos enseñan desde un pulpito debemos confrontarlo con la verdad de La Palabra de Dios, la cual es la única verdad escrita para nosotros los creyentes, lo demás… son mentiras, y fábulas de mentes distorsionadas, de lobos vestidos de ovejas que quieren desviarnos del camino angosto.

Hoy en día hay muy pocos cristianos que son como los de Berea, que “recibieron la palabra ávidamente, escudriñando cada día las Escrituras para verificar si estas cosas eran así” (Hechos 17:11). Debemos comprometernos en estudiar la Palabra de Dios cada día y dejar que nuestra experiencia de la Palabra viva venga de allí, no de las “emociones internas” que terminan cuando se concluye la predicación. Debemos ignorar los fenómenos “sobrenaturales” y las “visiones” del “profeta”, del “ungido”, o del “apóstol”; así también las “experiencias” del hermanito o de la hermanita. Debemos de confiar solo en lo que nace de la verdad divina que está en las Sagradas Escrituras e indudablemente eso nos traerá gozo y bendiciones inimaginables, porque todo lo hemos confrontado con la Santa Palabra de Dios.


¡Gracia y Paz!

¿QUE ES LA CONVERSIÓN CRISTIANA?

La Escritura describe a la conversión en términos que implican o indican un cambio de naturaleza: Nacer de nuevo, transformarse en nuevas criaturas, resucitar entre los muertos, renovarse en el espíritu de la mente, morir al pecado y vivir para la justicia, despojarse del viejo hombre y vestirse del nuevo, ser participantes de la naturaleza divina, etc.

En consecuencia, si no hay cambio real y duradero en la gente que piensa que se ha convertido, su religión no vale nada, cualesquiera sean sus experiencias. La conversión es un cambio completo de dirección del hombre desde el pecado hacía Dios. Dios puede refrenar el pecado en la persona no conversa, por supuesto, pero en la conversión Dios cambia el corazón y la naturaleza de ellos desde el pecado a la santidad. La persona conversa se transforma en enemiga del pecado.

¿Qué podemos entonces decir de la persona que declara que ha experimentado la conversión pero cuyas emociones religiosas se desvanecen con rapidez, dejándola prácticamente igual a lo que era antes? Se le ve tan egoísta, mundana, necia, perversa y no cristiana como siempre. Eso habla en su contra mucho más que lo que cualquier experiencia religiosa pueda hablar de ella.

En Cristo Jesús, ni la circuncisión ni la incircuncisión, ni la experiencia dramática, ni la silenciosa, ni un maravilloso testimonio, ni uno aburrido, cuentan para nada. Lo único que cuenta es una nueva creación.


Jonathan Edwards 

¿QUÉ CLASE DE RIQUEZAS ESTÁS ESPERANDO QUE EL SEÑOR TE DÉ?



¿QUÉ CLASE DE RIQUEZAS ESTÁS ESPERANDO QUE EL SEÑOR TE DÉ?

2 Corintios 8:9
“Ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos”.

Algunas personas sueñan con ganarse la lotería. Creen que si tuviesen mucho dinero serían felices, que su vida sería una fiesta continua. Pero la realidad es muy distinta. Para muchos esas riquezas en lugar de traer felicidad han traído desgracia. Hace unos años un hombre se ganó muchos millones de dólares en la lotería. Su vida cambió totalmente, pero lamentablemente fue en dirección negativa, pues todo empezó a andar mal para él. Tuvo problemas con los hijos, los cuales querían una gran parte del dinero. Pocos meses después se divorció de su mujer. Quiso entonces “gozar” de la vida; vivía de fiesta en fiesta y pronto malgastó su fortuna. Enfermó síquicamente producto del desorden en su vida. Finalmente fue internado en una clínica siquiátrica y allí murió en total pobreza. La “fiesta” que “disfrutó” gracias a la lotería fue de corta duración y de muy mala calidad.

Quizás tú dirás que si estuvieras en ese caso tú sabrías administrar mejor el dinero y que definitivamente las riquezas podrían hacerte feliz. Pero, créelo o no, no hay ninguna garantía de que esto suceda. Y aun en el caso de que lo lograras, puedes tener la seguridad de que estarías disfrutando de una felicidad incompleta y además pasajera. La Biblia nos habla de una riqueza y una felicidad mucho mejores, y garantizadas por el poder y la fidelidad de Dios. La Escritura de hoy nos dice que el Señor Jesucristo era rico, pero por amor a nosotros “se hizo pobre”, con el fin de que nosotros “fuésemos enriquecidos”. Siendo el Hijo de Dios, dueño de todas las riquezas del mundo, dejó su trono celestial, se hizo hombre y vivió en pobreza. Finalmente murió para pagar por nuestros pecados, y ahora todo aquel que reconoce sus pecados y acepta a Cristo como salvador recibe el perdón divino y la vida eterna. Él quiere darnos riquezas ilimitadas en el cielo, una herencia que no se puede perder y que nadie puede quitarnos. En verdad, esto es una gran y eterna fiesta. No hay comparación con las riquezas que ofrece el mundo. Moisés vivió muchos años bajo la protección del Faraón de Egipto, hasta que fue movido a dejar esas riquezas temporales y buscar las verdaderas riquezas del cielo. Hebreos 11:26 nos habla de él diciendo: “Teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón”. Este es el “premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”, del cual nos habla la Biblia en Filipenses 3:12-14.

Jesús habló acerca de este tema en el Sermón del Monte. Allí dijo a todos los que estaban reunidos: “No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón” (Mateo 6:19-21). Como hijos de Dios debemos tener la plena seguridad de que contamos con riquezas eternas e incorruptibles. En ellas debemos basar nuestra esperanza, y no en las riquezas temporales de este mundo que no garantizan la felicidad.

Definitivamente hay cosas en este mundo que necesitamos para nuestra subsistencia y la de nuestras familias, y tenemos que dedicar tiempo y esfuerzo a conseguirlas, pero no debemos hacer de ellas nuestra prioridad. Nuestro principal enfoque debe ser siempre la búsqueda de las riquezas eternas por medio de una íntima comunión con el Señor. Entonces Dios suplirá todas nuestras necesidades terrenales. Así les dijo Jesús a sus discípulos, refiriéndose a esas cosas: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33). Hazte el propósito de buscar cada día el rostro del Señor, lee y medita en su palabra, ora, establece una íntima comunión con él y disfrutarás de las verdaderas riquezas: la paz, el gozo y todas las preciosas bendiciones que existen sólo en la presencia de Dios.

Oración:
Padre santo, dame la sabiduría para distinguir y apartar de mí todas las falsas riquezas que el mundo ofrece, y concentrarme en la búsqueda de las riquezas que tú me ofreces, que son verdaderas y eternas. En el nombre de Jesús, Amén.

¡Gracia y Paz!
Dios te Habla

Síguenos en:

¿Obedeces lo que ya escuchaste?



¿Obedeces lo que ya escuchaste?

Eclesiastés 12:13
“El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre”.

El Predicador, el Maestro hijo de David y rey de Jerusalén, dice que las palabras de los sabios son como aguijones o clavos bien puestos (Eclesiastés 12:11), y escribe también lo siguiente: “Además de ellas, hijo mío, ten presente que el hacer muchos libros es algo interminable y que el mucho leer causa fatiga” (v. 12).  Salomón quien escribió guiado por el Espíritu Santo el Libro de Eclesiastés, enfatiza: “que ya se ha escuchado todo”; y después de eso lo que nos corresponde hacer es temer a Dios y cumplir sus mandamientos.

Temer a Dios, es el punto importante en este verso. Quien teme a Dios, lo honra cumpliendo sus mandamientos y acatando su voluntad sin reniegos ni preguntas. Lo mejor ante todo lo que ya se sabe, es retener lo bueno y obedecer a Dios.

Oración:
Amado Padre Celestial, en verdad lo que nos correspondía conocer ya lo sabemos porque tu ya nos lo revelaste, no solamente por las enseñanza impartidas a través de tu Santa Palabra, sino por la forma en que nos hablas a cada uno en particular. Gracias Señor por ser tan especial como eres; permite que lo aprendido nos sirva cono fuente colmada de ti, para enseñar a otros tú camino, en el nombre de Jesús, Amen.

¡Gracia y Paz!
Editado por Carlos Martínez M.

Dora C.

miércoles, 12 de noviembre de 2014

EL CAMINO DE DIOS ES PERFECTO



Dios diseñó a la humanidad para vivir de cierta manera y “su camino es perfecto”. Dios es la fuente de fortaleza que permite a los hijos de Dios vivir el camino que Él prescribió. David dijo: “Dios es el que me ciñe de fuerza, y quien despeja mi camino” (v. 33).

A los no creyentes les cuesta entender la noción cristiana de que hay un único camino. Y esto, a pesar de que cada objeto diseñado por el hombre funciona de una única manera. Una computadora puede realizar cálculos increíbles y ser de enorme servicio a la humanidad, pero únicamente si se usa de la manera como fue diseñada por el fabricante. Un tractor puede empujar una carga pesada, pero solamente si es operado de la manera en que los diseñadores lo prepararon para funcionar. Y así, podríamos mencionar infinidad de ejemplos.

Como creyentes seremos tentados a vivir de otra manera, por nuestra propia fuerza y recursos. Es la naturaleza orgullosa y un defecto fatal del razonamiento humano la que nos hace pensar que sabemos qué es lo mejor para nuestras propias vidas, y creer que no necesitamos la ayuda de Dios y de los demás. “Hay camino que parece derecho al hombre, pero su fin es camino de muerte” (Proverbios 16:25).

La clave para una vida exitosa es conocer a Dios y aprender sus caminos, y luego vivir de acuerdo a ellos por fe en el poder del Espíritu Santo. Solamente podemos cumplir nuestro propósito si somos dependientes de Dios para tener fuerza y aprender a vivir de una manera consistente con la forma en que fuimos diseñados. El profeta Samuel escribió: “Porque yo he guardado los caminos de Jehová, y no me aparté impíamente de mi Dios” (2 Samuel 22:22).

¡Qué mundo sería este si toda la creación de Dios pudiera decirlo!


¡Gracia y Paz!


El Amor siempre estará presente en todos los tiempos... ¡SOLO VÍVELO!



Síguenos en:

Salmo 128:1-2


Apocalipsis 14:7


JESUCRISTO VIENE PRONTO...


¿SABES DAR BUEN TESTIMONIO DE CRISTO?



¿SABES DAR BUEN TESTIMONIO DE CRISTO? 

Hechos 16:25-31
“Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían. Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron. Despertando el carcelero, y viendo abiertas las puertas de la cárcel, sacó la espada y se iba a matar, pensando que los presos habían huido. Mas Pablo clamó a gran voz, diciendo: No te hagas ningún mal, pues todos estamos aquí. El entonces, pidiendo luz, se precipitó adentro, y temblando, se postró a los pies de Pablo y de Silas; y sacándolos, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo? Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa”

¡Qué importante es conservar la calma en momentos de angustia y miedo!, ¡pero aún más importante fue la actitud honesta de Pablo al no escapar de la prisión aprovechándose de lo que había pasado por el terremoto! Porque ese buen testimonio de Pablo y Silas lo uso el Espíritu Santo para tocar el corazón del carcelero y llevarlo a él y su familia al conocimiento de Jesucristo y esa misma noche, todos los que estaban en su casa creyeron y fueron salvos.

Por otro lado, existe una pequeña historia que cuenta sobre un grupo de hombres de negocios que se reunieron en una convención de ventas en Chicago. La última conferencia tomó más tiempo del señalado, y ellos llegaron al aeropuerto apenas unos minutos antes de la salida del avión. En su prisa por llegar a tiempo para abordar el avión, uno de los hombres tropezó con una mesa en la que se mostraban unas cuantas manzanas, las cuales fueron esparcidas por todo el piso. Sin detenerse un segundo y ni siquiera mirar atrás, todos siguieron apresuradamente su camino, excepto uno. Este se detuvo, miró a su alrededor y sintió una gran compasión por la jovencita que estaba vendiendo las manzanas.

Entonces le gritó a uno de sus compañeros que llamara a su esposa cuando llegaran a su destino, y le dijera que él tomaría otro avión más tarde. Después regresó al lugar donde las manzanas estaban regadas por todo el piso. Se alegró mucho de haberlo hecho. ¡Aquella jovencita era ciega! Y allí estaba ella sollozando, con lágrimas que le corrían por su carita, tratando de recoger sus manzanas. Aquel hombre se arrodilló en el piso junto a ella, y una a una recogió las manzanas y las acomodó en la mesa de la manera en que estaban antes. Mientras lo hacía, notó que unas cuantas manzanas se habían estropeado con la caída. Entonces sacó un billete de $20, y se lo dio a la chica. “Por favor, toma estos veinte dólares por el daño que te hicimos. ¿Estás bien?” Ella asintió, aun con su carita humedecida por las lágrimas. Entonces le dijo: “Señor, ¿es usted Jesús?” Mientras se dirigía lentamente a tomar el próximo avión, aquella pregunta resonaba en sus oídos y llegaba hasta lo más profundo de su corazón: “¿Es usted Jesús?”

¿Te han comparado alguna vez con Jesús? ¿Demuestra tu testimonio en tu centro de trabajo, o entre tus amistades, o en tu vecindario, o en cualquier lugar donde estés que Cristo vive en tu corazón? ¿Conoces tan íntimamente a tu Salvador como para poder imitarlo con tus acciones?

No olvides nunca esta enseñanza. En cualquier situación en que te encuentres, ya sea una sumamente difícil como la de Pablo y Silas en el pasaje de hoy, o una situación rutinaria de la vida diaria, al momento de actuar o tomar una decisión pregúntate siempre qué haría Jesús en ese momento, y actúa conforme a la dirección del Espíritu Santo. El poder de Dios se manifestará entonces a través de tu testimonio y su santo nombre será glorificado.

Oración:
Padre santo, te ruego me des sabiduría y fortaleza espiritual para actuar siempre de manera que mi testimonio glorifique tu nombre, y los demás vean a Cristo reflejado en mis acciones. En el nombre de Jesús, Amén.

¡Gracia y Paz!

Dios te Habla

martes, 11 de noviembre de 2014

Salmo 119:32-34


Salmo 119:32-34
"Por el camino de tus mandamientos correré, porque tú ensancharás mi corazón. Enséñame, oh SEÑOR, el camino de tus estatutos, y lo guardaré hasta el fin. Dame entendimiento para que guarde tu ley y la cumpla de todo corazón".

Jeremías 17:7-8


¿QUÉ HACES CUANDO LLEGA UNA TORMENTA A TU VIDA?



¿QUÉ HACES CUANDO LLEGA UNA TORMENTA A TU VIDA?

Marcos 6:45-51
“En seguida hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a Betsaida, en la otra ribera, entre tanto que él despedía a la multitud. Y después que los hubo despedido, se fue al monte a orar; y al venir la noche, la barca estaba en medio del mar, y él solo en tierra. Y viéndoles remar con gran fatiga, porque el viento les era contrario, cerca de la cuarta vigilia de la noche vino a ellos andando sobre el mar, y quería adelantárseles. Viéndole ellos andar sobre el mar, pensaron que era un fantasma, y gritaron; porque todos le veían, y se turbaron. Pero en seguida habló con ellos, y les dijo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis! Y subió a ellos en la barca, y se calmó el viento; y ellos se asombraron en gran manera, y se maravillaban.”

Cuenta este pasaje que los discípulos intentaban llegar a la otra orilla del Mar de Galilea cuando una tormenta los sorprendió en medio del mar, de manera que los fuertes vientos y las olas azotaban la barca amenazando con hundirla. Remaban y remaban hasta el cansancio, pero la barca no avanzaba, más bien retrocedía porque el viento era muy fuerte. Las fuerzas ya les faltaban, y a pesar de la experiencia de algunos de ellos como pescadores conocedores del mar la situación no mejoraba sino más bien empeoraba cada minuto que pasaba.

¡Cuántas veces de repente ha habido un cambio negativo en nuestras vidas! Todo está marchando bien, hay buena salud, tenemos un buen trabajo o tenemos un buen negocio, en el matrimonio felices y contentos, a nuestros hijos les va bien, en fin hay un cielo claro, y navegamos en un mar sereno y tranquilo como un plato. ¡Y nos sentimos tan felices! Pero cuando menos lo esperamos llega a nuestras vidas una tormenta. Ya sea un problema en el matrimonio o en las relaciones familiares, o una enfermedad, o un accidente, o una mala situación económica producto de la pérdida del trabajo o por cualquier otro motivo. Negros nubarrones aparecen de repente y el cielo claro comienza a oscurecerse, empieza a soplar un viento contrario y aquel mar sereno comienza a agitarse. Y en medio de la oscuridad podemos escuchar los truenos y ver como los rayos caen alrededor de nosotros. ¡Y en un abrir y cerrar de ojos nos encontramos en medio de una tormenta que pretende hundirnos en la desesperación! ¿Qué hacemos?

Al igual que los discípulos comenzamos a remar. ¡Tenemos que llegar a la otra orilla lo más pronto posible! ¡Hay que resolver esta situación! Y remamos, y remamos... Utilizamos todas nuestras fuerzas, nuestra inteligencia, nuestra experiencia. Acudimos al médico, o al abogado o al experto correspondiente, pero nada funciona. Sentimos que nos estamos hundiendo. ¡Y no sabemos qué hacer!

Los discípulos sabían cuanto Jesús les amaba, cuanto se preocupaba él por el bienestar de ellos, lo habían visto hacer muchos milagros, conocían su inmenso poder. Ellos habían estado con el Señor unas horas antes, y ahora estaban en medio de aquella prueba, tratando de resolverla con sus propias fuerzas sin acordarse que cerca de ellos estaba aquel que podría resolverles el problema. Cuenta el pasaje de hoy que Jesús se acercó a ellos caminando sobre el mar y les dijo: “¡Tened ánimo; yo soy, no temáis!” En otras palabras, “¡Anímense, no tengan miedo, soy yo, confíen en mí!” Y entonces “subió a ellos en la barca, y se calmó el viento.” Y hubo paz.

En algún momento de nuestras vidas, tarde o temprano, vamos a encontrar aflicción, el sufrimiento va a llegar a nosotros, una tormenta emocional o espiritual se va a presentar. Pero en todos los casos hay una respuesta, una actitud, sólo una: Confiar en el Señor, buscarle de corazón, echarnos en sus brazos en medio del dolor y el sufrimiento, y de una manera milagrosa e inexplicable él nos dará la paz que tanto necesitamos, esa paz que “sobrepasa todo entendimiento”, dice Filipenses 4:7.

Si hoy te encuentras en medio de una tormenta emocional o espiritual, y has agotado todos los recursos, no sigas luchando; reconoce tu incapacidad y permite que Jesús suba a tu barca. Tan pronto le des a él todo el control, experimentarás esa preciosa paz que solamente el Señor te puede dar. Sólo en él encontrarás la solución al problema.

ORACIÓN:
Bendito Dios, siento que no tengo fuerzas para luchar, pero tu Palabra me dice que confíe en ti y tú cambiarás las circunstancias que me rodean. Por favor toma control de mi vida y lléname de tu paz que sobrepasa todo entendimiento. En el nombre de Jesús, Amén.

¡Gracia y Paz!

Dios te Habla

lunes, 10 de noviembre de 2014

EL DESAFÍO DE MIRAR CON LOS OJOS DE JESÚS



EL DESAFÍO DE MIRAR CON LOS OJOS DE JESÚS

Este tema es para todos aquellos que aún no sabemos cómo controlar nuestras emociones cuando miramos a una mujer. (Por favor lee este mensaje, solo te tomará unos diez minutos).

Los hombres somos más vulnerables con todo lo que entra por nuestros ojos, ya que por diseño divino somos atraídos mayormente por estímulos visuales.

Mantener la pureza sexual en nuestras miradas viviendo en sociedades tan liberales como las occidentales es un gran desafío para quienes desean agradar a Dios. Esta batalla se libra casi todos los días en casi todos los hombres y la mayoría de los que solicitan consejo bíblico al respecto coinciden en identificar las situaciones de mayor tentación: viajar en medios de trasportes público, enfrentarse a la publicidad, caminar en la calle rumbo al trabajo, tratar con colegas vestidas sensualmente, entre otras. ¿Qué pasa realmente cada vez que ésta batalla se libra? ¿Cuáles son los pasos en la tentación visual?

Primero se mira, luego se evalúa, luego se rechaza o se codicia. El sentido de la vista es un don de Dios, pero si parte de un corazón codicioso, ese sentido será usado para el mal; los ojos se convierten en instrumentos para el pecado. Obsérvese en este texto el énfasis en el propósito con el que se mira en ciertas ocasiones:

Mateo 5:28
“Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón”

¿Para qué mira este hombre de acuerdo al texto? Para codiciar. Esta mirada tiene intensión, quizás muchas veces uno sea engañado respecto de la intensión del corazón pero de ahí sale el adulterio. Se puede mirar con diferentes propósitos: para predicar el evangelio, para edificar, para ayudar, para proteger, para advertir un peligro y muchos otros ejemplos loables; también alguien puede mirar para agredir, para robar, para matar, para envidiar o como apunta el texto, para codiciar. ¿Cuál es el propósito con el cual uso mi vista? Algunos están tan habituados a la codicia en sus miradas que son derrotados todo el tiempo, no hay otro propósito sino mirar para codiciar.

2 Pedro 2:14
“Tienen los ojos llenos de adulterio, no se sacian de pecar, seducen a las almas inconstantes, tienen el corazón habituado a la codicia, y son hijos de maldición”

Muchas veces no somos conscientes de un mal propósito interior, sin embargo, enfrentamos situaciones donde somos tentados a mirar. Los pasos son los siguientes: Mirar – Evaluar – Rechazar o Codiciar. Analicemos estos ejemplos: Alguien va caminando rumbo a su trabajo, se para en el semáforo peatonal esperando cruzar la calle. En la acera de enfrente una joven muy atractiva con vestimenta sensual. ¿Cómo actúa este hombre?

Primer paso: Mira (nadie va a cruzar la calle con los ojos cerrados). Segundo paso: Evalúa. Esta evaluación interna le dice si lo que ve le agrada o no. Aquí hay dos alternativas y que serían el Tercer paso: Si No le agrada rechaza, ignora o desprecia en su pensamiento y emociones. Aquí no hay codicia pero hay otros pecados: orgullo, egoísmo, idolatría del yo. Si le agrada lo que vio, entonces desea y codicia, aquí hay adulterio visual. En otros términos: si no es bonita, a otra cosa, porque no hay atracción o satisfacción en verla (nótese que el propósito es puramente egoísta); si es linda, la desea, pues al mirarla encuentra satisfacción y placer… esto es pecado: es codicia aunque para muchos sea algo tan frecuente que se prefiere callar la voz de la conciencia.

Las miradas en la calle ¿Puede alguien tener una buena intensión y aún así ser tentado con su vista? ¡Claro que sí! Siguiendo con el ejemplo citado podríamos imaginar a un hombre que ha orado antes de salir de su casa y desea tener pureza en sus miradas, incluso va pensando en el sermón del domingo rumbo a su trabajo.

Este hombre está parado junto al anterior en el mismo lugar, frente a la misma muchacha atractiva. Él también la vio (pues no va a cruzar la calle con los ojos cerrados) sin embargo, es consciente de su debilidad y su pecado. Sabe que está siendo tentado pues aunque sea cuestión de segundos identifica en su enemigo interior (la carne) deseos de “mirar”, pero también sabe que si mira seguramente caerá en el segundo paso (la evaluación) y luego será más difícil evitar el pecado. Sea que encuentre placer o no, sabe que si llega a evaluar la belleza femenina estará tropezando, por esta razón aplica el principio de la amputación radical.

Mateo 5:29
“Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno”.

El temor de Dios lleva a este hombre a quitarse sus ojos que en forma práctica podríamos decir que es mirar para otro lado, mirar fijo al frente, evitar enfocarse en esa mujer, no dar oportunidad a que su sentido visual reciba el estímulo que su carne le pide. Esta es la forma de mortificar su pecado y negarse a sí mismo para honrar a Dios.

¿Se puede mirar sin llegar a evaluar? Hay situaciones donde tenemos que tratar con alguien y no podremos mirar para otro lado. Posiblemente serán situaciones más fuertes de tentación que desearíamos evitar, si pudiéramos. ¿Qué haríamos entonces? Tenemos en la Biblia una enseñanza central para no caer frente a tentaciones como estas. La vida y el ejemplo de Cristo. El habló con mujeres y sin duda las miró a los ojos con pureza. Los ojos de Jesús no se enfocaron en partes del cuerpo de ellas; no las evaluó en su atractivo físico; él quería hacer la voluntad del Padre y eso incluía en muchas oportunidades tratar con mujeres (la mujer Samaritana, Marta y María, la mujer que ungió sus pies con perfume, María Magdalena y otras) y sus miradas fueron santas en todo tiempo.

La Palabra de Dios nos llama a la pureza visual, la enseñanza de Cristo nos confronta con la gravedad del pecado con nuestros ojos; somos instados a poner en práctica el principio de la amputación radical para evitar caer en el pecado y finalmente, somos llamados a seguir el ejemplo de pureza de Jesús al mirar a las mujeres cuando tengamos que hacerlo. ¿Cómo puede alguien vivir de este modo? Por fe, solamente por fe verdadera y genuina en el Señor y su Palabra.

Hebreos 10:38
“Mas el justo vivirá por fe; Y si retrocediere, no agradará a mi alma”.

¿Has experimentado la gracia de Cristo que te salva de tus pecados? Recordemos que un día daremos cuentas ante él de todas nuestras miradas.

Hebreos 4:13
“Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta”.


¡Gracia y Paz!



© Adrián Passarelli. Este material es de libre reproducción y distribución, siempre que sea sin fines de lucro, sin alterar su contenido y reconociendo su autor y procedencia.

Juan 5:39



Juan 5:39

"Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí".

¡CUIDADO CON LOS LOBOS VESTIDOS DE OVEJAS!



¡CUIDADO CON LOS LOBOS VESTIDOS DE OVEJAS!

2 Corintios 11:13-15
“Porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras”.

Esta es una advertencia que el Apóstol Pablo hace acerca de los individuos que predicaban un evangelio diferente al que él les había enseñado. De igual manera, más de cincuenta años antes, el mismo Jesús había alertado a sus discípulos acerca de algunos que falsamente profetizaban en el nombre de Dios, diciéndoles: “Por sus frutos los conoceréis. Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces” (Mateo 7:15).

Han transcurrido más de 2000 años, y todavía en la actualidad existen muchos falsos pastores y maestros que no hablan “lo que está de acuerdo con la sana doctrina”, como lo dice la escritura en Tito 2:1. Quizás en algún momento no nos resulte fácil captar las verdaderas intenciones que hay detrás de sus palabras, pero podemos discernir si son auténticos sometiéndolos a este pequeño examen que nos enseña 1 Juan 2:4: “El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él; pero el que guarda su palabra, en éste verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él”.

La Biblia nos alerta acerca sobre los peligros que corremos simplemente al vivir en este mundo. Por ejemplo, en 1 Juan 5:19 dice: “Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno”. Y Jesús les dice a sus discípulos en Juan 14:10: “No hablaré ya mucho con vosotros; porque viene el príncipe de este mundo, y él nada tiene en mí”. Y el pasaje de hoy nos dice que “el mismo satanás se disfraza como ángel de luz”. Es decir, estamos viviendo en territorio enemigo y este enemigo es el padre de la mentira. Por lo tanto es sumamente importante ejercitar el discernimiento espiritual en todo momento. Todos podemos aprender a desarrollar esta “alarma espiritual” por medio de la lectura de la Biblia y la constante oración. Hebreos 5:14 nos habla de creyentes “que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal”. Es decir, aquellos que día tras día reciben la luz de la Palabra de Dios serán capaces de distinguir lo verdadero de lo falso.

A través de toda nuestra vida estaremos enfrentándonos a situaciones que requieren que tengamos un claro conocimiento de la verdad de Dios, pues es la única manera de detectar las falsas enseñanzas. En su segunda carta a Timoteo, capítulo 3, Pablo escribe que “en los postreros días habrá hombres amadores de sí mismos que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella”. Y entonces advierte a su hijo espiritual: “A éstos evita”. También Pablo dice aquí que estos falsos maestros tratarán por todos los medios de engañar a aquellos que “siempre están aprendiendo, y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad”. De aquí la importancia extraordinaria de conocer la verdad. Así dijo Jesús a un grupo de judíos que habían creído en él: “Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:31-21).

Es de vital importancia estudiar las Escrituras, meditar en ellas y orar diariamente pidiendo al Señor discernimiento espiritual, sabiduría y conocimiento profundo de su palabra. No seamos parte del “pueblo que fue destruido por falta de conocimiento” (Oseas 4:6). Es muy lamentable ver a tanta gente que es víctima de religiones y sectas falsas, siguiendo ciegamente lo que éstas predican, simplemente porque no dedican tiempo a leer la Biblia con el fin de comprobar si lo que escuchan es verdadero o falso. Nosotros somos hijos del Dios vivo y Creyentes de Jesucristo, pongamos en práctica las enseñanzas que hemos recibido y vivamos una vida de íntima comunión con el Señor y ayudemos a quienes se encuentran atrapados en las mentiras del enemigo.

Oración:
Padre santo, te ruego me des el conocimiento y el discernimiento espiritual para poder ver y entender con claridad todo aquello que no proviene de ti y rechazarlo inmediatamente. Ayúdame a retener solamente la verdad que hay en tu palabra, aplicarla en mi vida y ayudar a otros a que no vivan engañados por las mentiras del diablo. En el nombre de Jesús, Amén.


¡Gracia y Paz!

OSEAS 4:6


Es de vital importancia estudiar las Escrituras, meditar en ellas y orar diariamente pidiendo al Señor discernimiento espiritual, sabiduría y conocimiento profundo de su palabra. No seamos parte del “pueblo que fue destruido por falta de conocimiento” (Oseas 4:6). Es muy lamentable ver a tanta gente que es víctima de religiones y sectas falsas, siguiendo ciegamente lo que éstas predican, simplemente porque no dedican tiempo a leer la Biblia con el fin de comprobar si lo que escuchan es verdadero o falso. Nosotros somos hijos del Dios vivo y Creyentes de Jesucristo, pongamos en práctica las enseñanzas que hemos recibido y vivamos una vida de íntima comunión con el Señor y ayudemos a quienes se encuentran atrapados en las mentiras del enemigo.

¡Gracia y Paz!

LA BENDITA PALABRA DE DIOS NOS AYUDA A:



La bendita Palabra de Dios nos ayuda a:
Vencer las tentaciones de satanás (Mateo 4:1-11).
Vencer el pecado (Salmo 119:9, 11).
A no ser destruidos (Oseas 4:6).
Crecer en conocimiento ( Pedro 3:18).

Nos alimenta adecuadamente (1 Pedro 2:2).

viernes, 7 de noviembre de 2014

SI CREES VERAS LA GLORIA DE DIOS...


¿Cuántas veces los cristianos aceptamos un problema o situación, como si ya no fuera posible hacer nada más? Nos damos por vencidos y dejamos de luchar o de orar, y nos rendimos, porque vemos el problema tan grande ante nuestros ojos, que nos sentimos impotentes y desarmados para hacerle frente.

Lo vemos como una muralla tan in escalable, que asumimos que nada podemos hacer ante ella. Y esto lo hacemos con cosas mucho menos importantes que la muerte. Y ¿Por qué digo esto? Recordemos las impresionantes palabras que Jesús le dijo a Marta: ¿NO TE HE DICHO QUE SI CREES, VERÁS LA GLORIA DE DIOS?

¿Cuántas veces dejamos de ver la gloria de Dios en nuestras vidas por la falta de Fe? Nos falta creer en el poder absoluto de Dios ante cualquier situación o problema, por irreversible que parezca.

Que duros de entendimiento somos. Sabemos intelectualmente que Dios es todopoderoso, que no hay problema que Él no pueda resolver. Sabemos que Cristo venció a la muerte, levantándose de los muertos, después de tres días y aún así, no somos capaces de creer que Él puede solucionar cualquier problema.

Pidamos perdón a Dios por no reconocer su poder. Apartemos las dudas de nuestra mente y confiemos plenamente en aquél, que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantes de lo que pedimos o entendemos.

¡A Él sea la gloria por los siglos de los siglos, Amen!


¡Gracia y Paz!

DIOS DESEA QUE MOSTREMOS A OTROS EL CAMINO



Dicen que el ejemplo vale más que mil palabras. Quizás muchos no leerán en su vida otro evangelio que lo que nosotros les mostremos con nuestras propias vidas. Por eso es muy importante que vivamos una vida de entrega a Cristo, buscando su voluntad, obedeciendo su palabra y llevando la luz dondequiera que vayamos. Nosotros hemos de marcar la diferencia, para que el mundo vea en nosotros el reflejo de Cristo.

La gente está cansada de palabras y más palabras, pero el impacto que produce en los demás, una vida de entrega a Dios, eso siempre queda y no pasa inadvertido.

Hay mucha gente que nunca ha escuchado un sermón, y tal vez nunca han tenido una Biblia en sus manos, pero el testimonio de una vida entregada a Cristo indudablemente despertará en ellos el deseo de conocer más.

Debemos de ser imitadores de Cristo, o mejor dicho: FIELES SEGUIDORES DE CRISTO, y apartarnos de toda forma de pecado. Somos hijos del Dios altísimo y nuestro testimonio debe de ser de fidelidad y obediencia.

¿Vive Cristo en nuestras vidas de tal manera que los demás se den cuenta de ello?
¿O tal vez nos confundimos tanto con el mundo, que nadie nota la diferencia?
¿Estamos mostrando al mundo que ser cristiano vale la pena?
¿Contagiamos a los demás de nuestra pasión por Cristo?
¿Que ven en nuestras caras, gozo o desánimo?


¡Gracia y Paz!

¿CREES QUE DIOS SE TARDA EN CONTESTAR TUS ORACIONES?




Salmo 40:1-3
“Pacientemente esperé al Señor, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos. Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos, y temerán, y confiarán en el Señor”

Muchas veces no entendemos el por qué Dios se “tarda tanto” en contestar nuestras oraciones, pero en este salmo aprenderemos que debemos ser pacientes y esperar. Debemos estar conscientes, en primer lugar, de que la sabiduría de Dios es muy superior a la nuestra. Él nos dice en Isaías 55:9: “Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”. Y debemos tener la seguridad de que esos pensamientos que Dios tiene acerca de nosotros son buenos, pues él lo dice en Jeremías 29:11: “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Yahweh, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis”. Resumiendo podemos decir que, en su omnisciencia, Dios sabe qué es lo mejor para nuestras vidas, y quiere lo mejor para nosotros porque nos ama, y además tiene todo el poder para llevarlo a cabo. Así dice Efesios 3:20 al referirse a Dios: “Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos”. Estas son razones más que suficientes para esperar pacientemente en el Señor. Pero hay más razones por las que debemos esperar siempre su tiempo, el cual es perfecto y oportuno:

Primero, la Biblia nos habla de muchas situaciones en las cuales Dios dio instrucciones claras y precisas a su pueblo o a alguna persona en particular. Solamente aquellos que decidieron esperar en él obtuvieron las bendiciones que el Señor tenía preparadas para ellos. Por ejemplo, tenemos a Noé, Abraham, Moisés, David y José. Todos ellos tuvieron que pasar por períodos de espera muy largos y penosos antes de que Dios llevara a cabo sus planes de bienestar y prosperidad en sus vidas. Un ejemplo negativo lo vemos en el pueblo de Israel, la mayoría de los cuales no pudieron disfrutar de la tierra prometida simplemente porque no siguieron las instrucciones del Señor y se apresuraron a actuar por su propia cuenta.

Otra razón por la que Dios, en ocasiones “se demora” en contestar, es porque su respuesta a nuestras oraciones puede afectar a otras personas. Cuando esperamos el tiempo del Señor sin desesperarnos, permitimos que él pueda organizar todos los factores y las circunstancias de manera que los resultados sean perfectos y beneficien a todos los que están envueltos. Además ese tiempo de espera es usado por Dios con el fin de prepararnos para la respuesta que él tiene para nosotros. Créelo o no, muchas veces no estamos preparados para la respuesta de Dios. Quizás necesitemos lidiar antes con pecados que no hemos confesado o quizás crecer espiritualmente en algún área de nuestras vidas. Lo cierto es que cuando Dios ha terminado su trabajo de preparación con nosotros, vamos a disfrutar mucho más de todo lo que vamos a recibir.

1 Pedro 5:6 dice: “Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo”. Se requiere que hayamos llegado al punto de humillarnos, es decir haber echado fuera ese falso orgullo que trata de convencernos de que nosotros podemos tomar decisiones correctas basados en nuestra sabiduría. “Cuando fuere tiempo” se refiere al tiempo perfecto, el cual es determinado por Dios para “exaltarnos”, o sea bendecirnos abundantemente.

Esperar pacientemente al Señor siempre resulta en recibir bendiciones más grandes de las que podemos imaginar. Enfoca tu pensamiento y tu atención totalmente en él, y espera su tiempo. Nunca pienses que las “demoras” de Dios son respuestas negativas. No te desesperes. Confía en el Señor. Siempre vale la pena.

Oración:
Bendito Padre celestial, te ruego me des la fuerza, la fe y el valor para esperar pacientemente por tu respuesta, por tu dirección y por la solución a mis problemas. Desde este momento yo dispongo mi corazón para confiar plenamente en ti y esperar descansando en la confianza de que tú me amas y deseas lo mejor para mí. En el nombre de Jesús, Amén.

¡Gracia y Paz!

Dios te Habla

PODEMOS HACER DE CADA DÍA UNA FIESTA...