domingo, 3 de junio de 2012

¿ACOSTUMBRAS A JUZGAR A LOS DEMÁS?

Mateo 7:1-5
"No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido. ¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? ¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo? ¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano."

A la mayoría de nosotros nos resulta sumamente fácil criticar o juzgar a los demás, y muchas veces ni cuenta nos damos que aquello que criticamos, nosotros lo hacemos igual o peor. En este pasaje, Jesús condena esta acción y hasta llama "hipócrita" a aquel que no es capaz de ver sus propios defectos, y sin embargo juzga a otro por acciones de menor importancia que las que él ha cometido. Muchas veces esta advertencia del Señor se interpreta como una total prohibición a emitir un juicio o una opinión sobre alguien, sin embargo Jesús mismo en Juan 7:24 se dirige a un grupo de judíos y les dice: “No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio.” Es decir, si vamos a juzgar a alguien debemos hacerlo guiados por el Espíritu de Dios (quien es justo y es capaz de ver lo que hay en el corazón), y no simplemente según las apariencias.

Jesús advierte en contra de que juzguemos a los demás de la manera en que lo hacían los fariseos, es decir asumiendo una actitud de superioridad, tratando de encontrar faltas ajenas mientras estaban totalmente ciegos en cuanto a sus propias faltas y defectos. Juzgar a los demás de esta manera traerá siempre malas consecuencias. El apóstol Pablo, en su carta a los romanos les previene acerca de esta actitud de la siguiente manera: "Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas; pues en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas haces lo mismo. Mas sabemos que el juicio de Dios contra los que practican tales cosas es según verdad. ¿Y piensas esto, oh hombre, tú que juzgas a los que tal hacen, y haces lo mismo, que tú escaparás del juicio de Dios?" (Romanos 2:1-3).

Una pequeña historia dice así: "Una semillita cayó en el suelo, y al poco tiempo empezó a brotar. ¿Cuál de todas las flores seré?, se puso a meditar. No quiero ser una rosa porque tiene espinas. No me gustaría ser un lirio porque no tiene color. Y, desde luego, tampoco quiero ser una violeta porque es muy pequeña y crece muy cerca del suelo". Así continuó la semillita encontrando faltas en todas las flores. La historia concluye con este párrafo: "Así criticó a todas las flores la altanera semillita. Hasta que despertó una mañana, ¡y descubrió que era hierba mala!" ¡Cuántas veces hemos actuado como esta semillita de la historia! Simplemente porque nos creemos superiores a los demás y los subestimamos. La Biblia nos advierte acerca de esta actitud en Filipenses 2:3: "Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo". Pablo completa la idea con un magnífico consejo en Romanos 12:3: "Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno".

Cuando no seguimos estas instrucciones y empezamos a encontrar faltas en los demás, en realidad estamos sentando las bases para nuestro propio juicio y nos estamos condenando a nosotros mismos. Antes de emitir un juicio o criticar a alguien, debemos dedicar unos minutos a examinarnos a nosotros mismos, y pedirle a Dios que nos dé sabiduría y humildad para juzgar “con justo juicio.” Es muy probable que entonces desistamos de juzgar a esa persona.

ORACION:
Padre, ayúdame a mantener mis pensamientos y mis acciones en relación a los demás conforme a lo que dice tu Palabra. Que al igual que tú amas a tus hijos sin favoritismo, yo pueda extender ese amor incondicional a todos los que me rodean en lugar de emitir juicios y críticas que no glorifican tu nombre. En el nombre de Jesús, Amén.

“Gracia y Paz”
Dios te Habla

DIOS ESTA EN ACTIVIDAD


Juan 5:16-19
“Y por esta causa los judíos perseguían a Jesús, y procuraban matarle, porque hacía estas cosas en el día de reposo. Y Jesús les respondió: Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo. Por esto los judíos aun más procuraban matarle, porque no sólo quebrantaba el día de reposo, sino que también decía que Dios era su propio Padre, haciéndose igual a Dios. Respondió entonces Jesús, y les dijo: De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente”.

En toda la Biblia vemos a Dios actuando en la vida de las personas. A veces, actúa de una manera dramática, como cuando dividió las aguas del Mar Rojo para permitir que los israelitas escaparan del ejército egipcio. En otras ocasiones, puede parecer como si no estuviera haciendo nada. Marta y María enviaron a decir a Jesús que su hermano necesitaba su ayuda, pero Cristo se dilató en llegar a ellos (Juan 11:3-6).

Nuestro Padre celestial nos ha dado el Espíritu Santo para ayudarnos a reconocer su presencia y su obra. El Espíritu desarrolla en nosotros discernimiento espiritual para que podamos ver a Dios obrando.

Además de discernimiento espiritual, debemos desarrollar paciencia, porque el Señor actúa de acuerdo con su agenda, no la nuestra. Después de haber recibido la promesa de que tendría una descendencia numerosa, Abraham tuvo que esperar hasta que él y Sara estuvieran más allá de la edad de tener hijos, antes de que ella concibiera. La impaciencia puede llevarnos a tomar las cosas en nuestras manos y cometer errores.

Lo que el Señor hace puede producir regocijo, como fue el caso de Ana cuando dio a luz un niño (1 Samuel 1:27–2:1). Su plan puede también llevar a días de sufrimiento, como fue la experiencia de José. Antes de que el Señor lo elevara a una posición de autoridad para ayudar a su familia, fue vendido como esclavo y encarcelado injustamente.

Jesús dijo a sus discípulos que su Padre estaba siempre en actividad, y lo mismo Él. Seremos alentados y fortalecidos cuando reconozcamos las maneras como Dios está actuando. Estas vislumbres de su obra nos motivarán a resistir hasta el final, y a mantener una perspectiva agradable a Dios.

“Gracia y Paz”
Meditación Diaria

VELAD Y ORAD

Marcos 14:38 "Velad y orad, para que no entréis en tentación: el espíritu á la verdad es presto, mas la carne enferma."


Dios nos da nuestra comida y otras bendiciones cada día, así que está correcto que reconocemos esto cada día pidiéndole nuestra comida y otras bendiciones que recibimos de su mano. No somos “autosuficientes”, sino somos como los que reciben una pensión de la abundancia de nuestro Padre Celestial. Somos como pajaritos con la boca abierta, esperando comida de sus padres. Te damos gracias Señor.

¿Puedes tu identificarte con este verso? Yo sí. Hasta Pablo el apóstol dijo, “el querer el bien está en mí,” “Quiero hacer el bien” (Romanos 7:18). Su espíritu estaba dispuesto. “pero no sé hacerlo”. La carne fue débil. Esto fue la condición de Pablo y también es nuestra condición.

¿Entonces, que es la solución? ¿Qué hacemos?: Velar y orar.

1. Velar. Esto quiere decir que debemos estar alertos y despiertos como el que está cerca de explosivos.

2. Orar. Es interesante tan a menudo Cristo se apartaba de la multitud para pasar tiempo en la oración con el Padre. Solo puedes tener gozo y victoria en la vida cristiana si pasas tiempo a solas con Cristo en la oración, dominas la carne, y andas en obediencia.

En otras palabras, Velar y Orar.

“Gracia y Paz”
Un Versículo de la Biblia cada Día