viernes, 20 de diciembre de 2013

¿ERES O NO ERES CULPABLE?


Hechos 26:19-25
“Por lo cual, oh rey Agripa, no fui rebelde a la visión celestial, sino que anuncié primeramente a los que están en Damasco, y Jerusalén, y por toda la tierra de Judea, y a los gentiles, que se arrepintiesen y se convirtiesen a Dios, haciendo obras dignas de arrepentimiento. Por causa de esto los judíos, prendiéndome en el templo, intentaron matarme. Pero habiendo obtenido auxilio de Dios, persevero hasta el día de hoy, dando testimonio a pequeños y a grandes, no diciendo nada fuera de las cosas que los profetas y Moisés dijeron que habían de suceder: Que el Cristo había de padecer, y ser el primero de la resurrección de los muertos, para anunciar luz al pueblo y a los gentiles. Diciendo él estas cosas en su defensa, Festo a gran voz dijo: Estás loco, Pablo; las muchas letras te vuelven loco. Mas él dijo: No estoy loco, excelentísimo Festo, sino que hablo palabras de verdad y de cordura”.

Cuentan que en una ocasión, un hombre de buena apariencia se paró en una esquina en el transitado centro de la ciudad de Nueva York. Mientras los transeúntes caminaban de prisa de un lado a otro, él levantaba solemnemente su brazo derecho, señalaba a la persona que le quedaba más cerca, y decía en voz alta: "¡Culpable!" Luego, se detenía por unos momentos, y con la misma expresión severa en su rostro, se dirigía a otra persona y de nuevo lanzaba la condenatoria palabra: "¡Culpable!" La mayoría de aquellas personas quedaban momentáneamente paralizadas, permanecían por un momento mirando a su acusador, entonces se daban la vuelta y se alejaban de prisa, pensando que aquel hombre, sin duda alguna, estaba loco.

Ahora bien, si ese hombre estaba loco, como muchos pensaban, era un loco que decía la verdad. La Biblia dice en Romanos 3:23: “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios”. De esto no debe quedarle duda a nadie, todos somos pecadores, somos culpables de nacimiento, pues el pecado original cometido en el huerto del Edén pasó de generación en generación y llegó hasta nosotros. Esto dice la Biblia en Romanos 5:12. Lo maravilloso es que Dios, en su infinita gracia y misericordia, envió a su Hijo Jesucristo para que él pagara por nuestra culpa en la cruz del Calvario, y de esta manera perdonarnos y justificarnos. Así dice Romanos 3:24: “Siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús”. Así que todo aquel que cree y acepta este sacrificio deja de ser culpable ante los ojos de Dios.

Es precisamente este mensaje de salvación el que predicaba el apóstol Pablo en Jerusalén, cuando fue acusado falsamente por los sacerdotes y otros influyentes judíos de la ciudad. En el pasaje de hoy, Pablo está defendiendo su actitud ante el rey Agripa. Entonces Festo, el gobernador romano de Judea, le dijo: “Estás loco, Pablo; las muchas letras te vuelven loco”. O sea, “Has estado estudiando tanto, tienes tanto conocimiento que te has vuelto loco”. Pero Pablo le contestó: “No estoy loco, excelentísimo Festo, sino que hablo palabras de verdad y de cordura”. Ciertamente para el mundo estas palabras de verdad son locura, pero para los que hemos creído son salvación y vida eterna. Así lo afirmó Pablo en su primera carta a los corintios: “Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios” (1 Corintios 1:18).

Entonces, considerando esta enseñanza, ¿eres o no eres culpable? Si has aceptado a Jesucristo como tu salvador, la sangre derramada en la cruz del Calvario ha limpiado tus pecados y has sido declarado “no culpable”, es decir has sido justificado. ¡Gloria a Dios por ello! Ahora bien, si no has aceptado a Jesucristo como tu salvador eres culpable. Pero Dios te ofrece el indulto y el perdón absoluto de todos tus pecados. Para obtenerlo sólo tienes que creer que Jesús es el Señor, y que murió en la cruz por tus pecados y que Dios le levantó de los muertos. La Biblia dice en Romanos 10:9 que si lo crees en tu corazón y lo confiesas con tu boca serás salvo, es decir dejas de ser culpable, obtienes el regalo de la vida eterna.

ORACIÓN:
Padre santo, gracias te doy por el precioso regalo de la salvación a través del sacrificio de Cristo. Gracias porque su sangre ha lavado mis pecados y ahora sé que he sido perdonado y ya no soy culpable, y que viviré junto a mi Señor por toda la eternidad. En el nombre de Jesús, Amén.

“Gracia y Paz”

Dios te Habla

4 MANERAS DE HIDRATAR TU ROSTRO NATURALMENTE


La hidratación de la piel es esencial para mantenerla sana y joven. La piel es el órgano más grande del cuerpo y lo que se aplica por vía tópica potencialmente se absorbe en el cuerpo. Cremas hidratantes naturales están disponibles en las tiendas, pero por lo general cuestan mucho más que las marcas no naturales. La buena noticia es que puedes hacer tu propia crema hidratante natural en tu casa. Estas son tan eficaces y cuestan una fracción del costo de los productos de venta al por menor.


Aguacate y Miel de Abejas pura

Aguacate mezclado con miel crea una gran solución para tu cara. Los aguacates están llenos de lectina, vitamina A, B1, B2 y D, todos excelentes para la curación de la piel seca. También se recomienda comer aguacates ya que contiene aceites omega 3. Estos son particularmente útiles en el alivio de los síntomas de la psoriasis y el eczema. La miel está llena de humectante que contienen enzimas, vitaminas y azúcares. Simplemente mezclar los ingredientes juntos y usarlo como una máscara facial.


Aceite de oliva

Además de ser un gran aceite de cocina, el aceite de oliva es un humectante natural. Los egipcios, griegos y romanos utilizaban el aceite de oliva como una manera de tratar la piel y el cabello. Nada ha cambiado en ese aceite de oliva y sigue representando un gran hidratante y acondicionador para el cabello. Nutre la piel y es un gran tratamiento para cabellos secos y uñas quebradizas.


Aceite de coco

El aceite de coco es un excelente humectante natural, y no es necesario que lo ingieras. El aceite de coco tiene una estructura simple molecular permitiendo que en la piel se absorba rápidamente. Además de hidratar la piel, ayuda en el tratamiento del eczema, psoriasis, pie de atleta, y varias otras afecciones de la piel.


Mayonesa

Es muy buena en los sándwiches (sobre todo si es hecha en casa con ingredientes orgánicos) y puede hidratar y rejuvenecer tu rostro. Basta con frotar un poco de mayonesa en la cara y déjala durante 10-15 minutos. Los aceites de la mayonesa ayudan a hidratar, mientras que el vinagre actúa como un exfoliante, quitando las células muertas de la piel. Te sugerimos aprender a realizar una saludable mayonesa en tu propia casa.


SIEMPRE CONSULTA A TU MEDICO, para que mantengas tu cuerpo sano; ¿o ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? (1 corintios 6:19).

“Gracia y Paz”
La Buena Salud al alcance de Todos
Publicado por: Carlos Martínez M.
Fuente: Vida Lúcida

Toda la traducción al español con derechos reservados. Fuente en inglés: www.dailyglow.com

ORAR ES ACERCARSE A DIOS


1 Tesalonicenses 5:17-18
“Orad sin cesar. Dad gracias en todo…”

Orar es hablar con Dios. Él escucha la oración e invita a todos los hombres a volverse a él (Salmo 65:2; Isaías 45:22). Para el creyente, orar es la expresión de la vida nueva que Dios da a quien confía en él. La prueba de la conversión de Pablo fue que oró (Hechos 9:11). La oración traduce una relación personal con Dios, una relación de fe, de confianza.

La oración cristiana no es, de ninguna manera, un acto mágico que nos da cierto poder sobre los demás o sobre los acontecimientos. Tampoco es un misticismo con el que tratamos de penetrar en nuestra vida interior para alcanzar unos supuestos objetivos. No, la oración nos coloca sencillamente en la presencia de Dios. Cuando el cristiano ora, no está solo, está con Dios; no piensa en sí mismo, sino que mira al Señor.

Hay diferentes tipos de oración: la súplica, el clamor (¡Señor, sálvame!), la acción de gracias (¡Gracias, Señor!), la alabanza del que encuentra su gozo en Dios, la adoración que brota de nuestros corazones cuando nos damos cuenta de la grandeza del amor de Dios.

También oramos para discernir y cumplir la voluntad de Dios en nuestra vida. Mediante la oración tratamos de comprender lo que Dios desea, y lo aceptamos para cumplirlo. En la oración que presentó a sus discípulos, Jesús nos enseñó a decir: “Hágase tu voluntad” (Mateo 6:10).


“Gracia y Paz

La Buena Semilla