sábado, 28 de marzo de 2015

LOS CAMINOS DE DIOS NOS MANTIENEN DENTRO DE LOS LÍMITES DE SUS BENDICIONES



Salmo 1:1
“Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores…”

Los hijos de Dios debemos tener perfectamente bién definidos los límites que hay entre el bien y el mal. Al igual que el salmista, debemos tener conciencia de que una vida bendecida es el resultado de deleitarse en el cumplimiento la Ley del Señor (Salmo 1:2); no de vivir como aquellos que «[andan] en consejo de malos, [y están] en camino de pecadores» (v. 1). 

Los cristianos debemos reconocer que los límites divinos no buscan quitarle dinamismo a nuestra vida, sino que son cercos levantados, según la sabiduría de Dios, para ayudarnos a evitar la trampa y los problemas de una vida insensata.

Cuando sientas tentación de traspasar los límites divinos, recuerda el propósito amoroso del Señor al levantar vallados. Glorifica a Dios por esos límites y por la bendición que son para ti. Los caminos de Dios nos mantienen dentro de los límites de sus bendiciones.


“Gracia y Paz”

Mateo 5:11


viernes, 27 de marzo de 2015

Mateo 5:4


SIEMBRA AMOR Y COSECHARÁS AMOR




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¿CÓMO EVITAS EL PECADO?



Salmo 116:5-8
“Clemente es Yahweh, y justo; sí, misericordioso es nuestro Dios. Yahweh guarda a los sencillos; estaba yo postrado, y me salvó. Vuelve, oh alma mía, a tu reposo, porque Yahweh te ha hecho bien. Pues tú has librado mi alma de la muerte, mis ojos de lágrimas, y mis pies de resbalar”.

El monte Matterhorn, forma parte de la gran cadena montañosa de los Alpes en el centro de Europa. Esta montaña tiene 4,478 metros de altura (14,688 pies). Es muy popular entre los alpinistas profesionales por su forma peculiar de pirámide, y sus escarpadas laderas. En una ocasión dos excursionistas alemanes querían escalar este monte, y con ese fin contrataron a tres experimentados guías para que los acompañaran en su intento. Antes de comenzar el empinado ascenso, se ataron entre sí en este orden: guía, alpinista, guía, alpinista, guía. A menos de la mitad del camino, el último hombre perdió pie. Lo sostuvieron los otros cuatro porque cada uno pudo asirse de las concavidades que habían excavado en el hielo. Pero entonces el siguiente hombre resbaló y arrastró a los dos que estaban por encima de él. En ese momento, el único del que se pudieron agarrar fue el primer guía, el cual había perforado el hielo profundamente, por lo que se mantuvo firme mientras que los que estaban debajo de él pudieron volver a afirmar los pies en el hielo, y continuar la escalada hasta llegar a la cima.

Cuando estamos en el proceso de ascender en nuestra vida espiritual, de vez en cuando resbalamos. Esto forma parte del proceso de santificación. Es un recorrido difícil en el que a veces caminamos con firmeza y otras veces resbalamos, como sucedió a los alpinistas de la historia. Para esas ocasiones en las que caemos, Dios ha provisto la manera de levantarnos y sanarnos por grande y dolorosa que haya sido nuestra caída. Dice 1 Juan 1:9 que “si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”. Es decir, si hemos resbalado, si hemos caído en pecado y nos arrepentimos de haberlo hecho, sólo debemos confesarlo ante el Señor, y él nos perdona y nos limpia de toda maldad.

El rey David resbaló en diversas ocasiones, cayendo en pecado, incluyendo adulterio y homicidio, mintiendo y desobedeciendo las instrucciones de Dios, pero en cada ocasión se arrepintió de corazón y clamó a Dios por su perdón, como nos muestra el conocido Salmo 51:1-2: “Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones. Lávame más y más de mi maldad, y límpiame de mi pecado”. Y más adelante él clama por un cambio profundo en su vida: “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí” (Salmo 51:10). Habiendo sido lavado de sus pecados, y después de un cambio radical en su caminar, David pudo decir en el Salmo 31:1: “En ti, oh Yahweh, he confiado; no sea yo confundido jamás”. Y más adelante dice: “Porque tú eres mi roca y mi castillo; por tu nombre me guiarás y me encaminarás” (Salmo 31:3).

Cuando caminamos por este mundo tenemos la tendencia a apartar nuestra mirada del camino y mirar hacia los lados porque “algo ha llamado nuestra atención”. Entonces es fácil resbalar o tropezar y caer. Por eso el apóstol Pablo nos exhorta a mirar hacia arriba, hacia el cielo, hacia las cosas espirituales, y no hacia las cosas de este mundo. Dice Colosenses 3:1-3: “Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios”. Cuando nuestra mirada está enfocada en “las cosas de arriba”, cuando mantenemos “los ojos puestos en Jesús, el autor y consumador de la fe” (Hebreos 12:1-2), entonces Dios toma control de nuestro caminar, y nos lleva con firmeza y nos guía por el camino que él ha preparado para nosotros.

Si tú has aceptado a Jesucristo como tu Salvador, estás a salvo en él; tu vida está guardada por Dios. Busca el rostro del Señor diariamente, mantén tus ojos fijos en él, y puedes tener la absoluta seguridad de que él guardará tus “pies de resbalar”.

ORACIÓN:
Bendito Padre celestial, no tengo palabras para agradecerte tu perdón y tu misericordia para conmigo en momentos en los que te he fallado. Por favor, ayúdame a mantenerme firme en tus caminos y a acercarme cada vez más a ti. En el nombre de Jesús, Amén.

¡Gracia y Paz!
Dios te Habla





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jueves, 26 de marzo de 2015

Efesios 5:8


2 Crónicas 7:14


¡CUÍDATE DE HACER ORACIONES EGOÍSTAS!




¿Qué significa orar egoístamente? La oración egoísta es la que hace quien solo quiere impresionarse así mismo, diciendo cosas que solamente él las cree para justificarse, y esta actitud lo convierte en un "Fariseo"

Cristo Jesús lo describe de la manera siguiente:

Lucas 18:10-14
"Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo y el otro publicano. El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: "Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres: ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; ayuno dos veces a la semana, diezmo de todo lo que gano". Pero el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: "Dios, sé propicio a mí, pecador". Os digo que este descendió a su casa justificado antes que el otro, porque cualquiera que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido".

El fariseo mientras -oraba consigo mismo-, también estaba pendiente, de las palabras que decía el otro hombre, (el publicano). Indudablemente que el fariseo al salir de allí, le contó a alguien más, lo que escuchó del publicano. Por esa razón Jesucristo dice que nuestras oraciones personales deben de ser en SECRETO, sin más testigos, solamente entre nosotros y nuestro Padre Celestial.

Algo importante para preguntarnos: ¿De qué le valió al fariseo ayunar dos veces a la semana, y dar los diezmos de todo lo que ganaba?, si Jesucristo dijo bien claro que "el publicano" descendió a su casa justificado antes que el otro; "porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido".


¡Gracia y Paz!


By Juan F. Roa

¡LA ORACIÓN CONSTANTE TRAE PAZ Y SOSIEGO A NUESTRAS ALMAS!



1 Tesalonicenses 5:17
"Orad sin cesar".

¿Es posible orar “sin cesar”? ¿Veinticuatro horas diarias, siete días a la semana? Si pensamos que para orar necesitamos estar en una postura de cabeza inclinada y ojos cerrados, tenemos que decir que no, que no es posible “orar sin cesar”. Pero evidentemente el apóstol Pablo no quiso decir esto cuando escribió esta carta a los tesalonicenses. Pablo les estaba enseñando que se puede vivir en un estado permanente de conciencia de la presencia de Dios. Esto es orar. Orar no es solamente pedir, es también escuchar a Dios. Orar es conectarnos espiritualmente con el Señor y mantener una comunión constante con él, de manera que cada pensamiento esté accesible a la presencia de Dios. Si cuando llega a nuestra mente un pensamiento pecaminoso, lo rechazamos inmediatamente, y pensamos, por ejemplo, en un versículo bíblico que niegue ese concepto pecaminoso, estamos orando. Y esto es posible hacerlo en cualquier momento y en cualquier lugar, ya sea en el trabajo, o mientras conducimos el automóvil, haciendo compras, etc.

Un célebre pianista, quien practicaba en su instrumento varias horas por día, acostumbraba decir: "Si un día descuido mi práctica de piano me doy cuenta enseguida; si lo descuido dos días seguidos, mis amigos lo notan; y si lo descuido tres días, el público es quien se da cuenta". Tal era la experiencia de ese artista. En efecto, solamente mediante un ejercicio ininterrumpido le era posible conservar la ligereza y la habilidad en sus dedos, manteniendo el nivel adquirido con paciencia y perseverancia. Este concepto se aplica también a la oración. El creyente que la descuida, aunque sea por corto tiempo, experimentará una sensible pérdida que afectará su vida espiritual. Si la descuida por un poco más de tiempo, sus amigos cristianos percibirán en su lenguaje o su conducta notas disonantes, inconsecuencias, una falta de delicadeza a las que no están acostumbrados. Finalmente, si descuida por mucho tiempo la oración diaria, su comportamiento cambiará lo suficiente como para que cada uno de los que están a su alrededor se dé cuenta de ello.

Un verdadero cristiano no puede prescindir de la oración como tampoco un músico puede descuidar impunemente el ejercicio de su arte. Una vida sin oración, interrumpe el fluir del Espíritu Santo y las bendiciones que provienen de una íntima relación con Dios. El carácter se amarga, la paciencia desaparece y no hay gozo ni paz en el alma. La oración constante, por el contrario, trae paz y sosiego a nuestras almas. Cuando venimos a Dios en oración trayendo a él nuestras cargas y preocupaciones, su paz llena nuestros corazones. El apóstol Pablo, en su carta a los Filipenses, escribió: "Sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús" (Filipenses 4:6-7).

En una ocasión, un joven le preguntó a su pastor cuánto tiempo debía dedicar a la oración. El pastor le contestó: “Debes orar tres veces al día, y todo el tiempo en el medio también”. Probablemente no fue este un número pensado al azar, sino basado en el ejemplo de Daniel, el cual, aun arriesgando su vida, solía orar de rodillas tres veces al día (Daniel 6:10). Realmente el pastor estaba tratando de enseñar al joven la importancia de dedicar tiempo a la oración, sin que las circunstancias que nos rodean lo impidan. Muchos cristianos citan con bastante frecuencia la falta de tiempo y el cansancio de un largo día de trabajo como obstáculos para mantener una vida de constante oración. Pero si tú te sobrepones a esto, y perseveras en la oración, el Espíritu Santo se manifestará con libertad y producirá su fruto en tu vida.

No descuides tu vida de oración. Hazte el firme propósito de dedicar cada día un tiempo para leer la Biblia y orar, y no permitas que el enemigo te sugiera excusas para dejar de orar un solo día. Si eres constante en esta práctica recibirás grandes bendiciones en todos los aspectos de tu vida.

ORACIÓN:
Bendito Dios, yo quiero vivir en constante comunión contigo disfrutando de tu presencia en mi vida. Pon en mi corazón una sed de ti que se traduzca en ansias de buscar tu rostro en oración, cada mañana, cada medio día, cada noche, día tras día, cualesquiera que sean las circunstancias que este yo viviendo. Te lo pido en el nombre de Jesús, Amén.

¡Gracia y Paz!

Dios te Habla

miércoles, 25 de marzo de 2015

Gálatas 5:14



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¿QUÉ BENDICIONES NOS DA LA PALABRA DE DIOS?


Romanos 15:4 dice que todo lo que está escrito en la Biblia es para nuestra enseñanza, y el resultado que Dios espera de nuestro aprendizaje es que “tengamos esperanza”. Según el diccionario la palabra “esperanza” significa “Confianza en que ocurrirá o se logrará lo que se desea”. También dice el pasaje que esto se logra “por medio de la paciencia”. Es decir, a veces puede parecernos que Dios “se tardando mucho” en resolver nuestro problema, pero lo cierto es que él siempre está trabajando, y si nos mantenemos firmes y somos pacientes, la tan esperada solución llegará en el tiempo del Señor. Esta debe ser siempre nuestra esperanza.

2 Timoteo 3:16-17 dice que “toda la Escritura es inspirada por Dios… a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra". La palabra “perfecto” en este versículo realmente significa “maduro”. La persona madura espiritualmente es aquella que ha entendido la importancia de establecer una íntima comunión con Dios. Esta madurez espiritual, desde luego, requiere un proceso más o menos largo en el cual el Espíritu Santo hace su obra en la vida del creyente. A medida que se lleva a cabo este proceso tendremos que enfrentarnos a situaciones difíciles que pondrán a prueba nuestra fe. Dios usa estas situaciones con el fin de madurarnos espiritualmente, pero el resultado depende de la manera en que nosotros reaccionamos ante esas pruebas.

En la Biblia se han escrito historias reales de hombres y mujeres, que, habiendo pasado por pruebas muy grandes, pusieron su confianza en Dios y al final resultaron victoriosos. Por ejemplo, en Génesis 37 comienza la historia de un joven judío llamado José, el cual, por envidia y celos, fue vendido por sus hermanos como esclavo. Fue llevado a Egipto donde un oficial del ejército de Faraón lo compró para que le sirviera. Como José actuaba de forma que agradaba a Dios, el Señor lo prosperó, y al cabo de un tiempo su amo lo nombró mayordomo de todos sus bienes. La esposa del oficial se enamoró de José e intentó seducirlo, pero él se negó a acceder a sus deseos, diciéndole: “¿Cómo, pues, haría yo este grande mal, y pecaría contra Dios?” (Génesis 39:9). Ella entonces, por despecho, lo acusó de que había intentado violarla, y el joven fue echado a la cárcel. En medio de tanta injusticia y sufrimientos, José permaneció fiel al Señor en todo momento, y su esperanza estuvo siempre puesta en el Todopoderoso.

Llegado Su tiempo, Dios movió las circunstancias favorablemente para José, y este fue liberado de la cárcel y llevado ante Faraón, el cual había tenido un sueño que nadie en Egipto había podido interpretar. Por la gracia de Dios José pudo interpretarlo, quedando Faraón tan impresionado que lo nombró el segundo hombre más poderoso de todo Egipto, y le dijo: “Solamente en el trono seré yo mayor que tú” (Génesis 41:40). Entonces hubo un hambre muy grande en todo el mundo, y en su posición de poder, José pudo alimentar a su padre y sus hermanos que estaban muriendo de hambre en su tierra. Esta es una historia larga (Génesis capítulo 37 al 50), pero cuando la leemos vemos claramente el propósito para el cual fue escrita, como nos dice el pasaje de hoy: confiemos, esperemos pacientemente, pongamos nuestra esperanza en Dios y él obrará en nuestro favor.

Cuando pasamos tiempo diariamente leyendo la Biblia y orando, el poder de la palabra de Dios se hace realidad en nuestras vidas, y nos fortalece, y nos da paciencia y esto resulta en esperanza aun en medio de las pruebas. Si estás atravesando por una situación difícil, ya sea porque has sido víctima de alguna injusticia o por cualquier otro motivo, recuerda la historia de José, y actúa de la manera que él lo hizo. Si te mantienes firme en el Señor, y basas tu esperanza en su amor y en su palabra él te recompensará como hizo con José y con tantos otros que confiaron en él.

ORACIÓN:
Padre Celestial, gracias por tu poderosa palabra que me alienta, me fortalece y me da esperanza en medio de las aflicciones de este mundo. Te pido que pongas en mi corazón un deseo ferviente de pasar tiempo cada día leyendo tu santa Palabra y orando. En el nombre de Jesús, Amén.

¡Gracia y Paz!

Dios te Habla

Deuteronomio 30:20


El amor y la obediencia constituyen el gran tema del libro de Deuteronomio. Si este asunto fue de tanta importancia para los Israelitas, ¡cuánto más importante es para ti y para mí en este día de la Gracia, en el que hemos recibido tanta más luz, más conocimiento. Siendo que se nos ha dado tanto más, nuestra responsabilidad es aún mayor el día de hoy.


¡Gracia y Paz! 

NO DIGAS QUE DIOS NO TE HABLA SI TU BIBLIA ESTÁ CERRADA


PUESTOS LOS OJOS EN JESÚS


PUESTOS LOS OJOS EN JESÚS

Mantén siempre puestos tus ojos en el autor y consumador de la Fe, Nuestro Señor Jesucristo, porque vivimos por Él y para Él. Dejemos de afanarnos en buscar honra y gloria, pues son cosas que pertenecen a Él.

Nuestra ocupación constante debe de ser el hacer el bien a los demás y dar un buen testimonio para que el incrédulo no tenga excusas y pueda creer; pues si decimos que amamos al Señor y no hacemos lo que Él dice, ¿quién podrá creernos, y a quién vamos a convencer?

Nuestro testimonio debe de ser limpio y aceptable delante de los ojos de Dios y de los hombres, creo que es la mejor manera de taparle la boca a nuestro adversario el diablo.

"Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque LOS DÍAS SON MALOS. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor. No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien "sed llenos del Espíritu", hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones; dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo" (Efesios 5:15-20).

¡Gracia y Paz!


Juan F. Roa

martes, 24 de marzo de 2015

Proverbios 23:22



Proverbios 23:22

"Presta atención a tus padres, pues ellos te dieron la vida; y cuando lleguen a viejos, no los abandones".

SI EL HIJO LOS LIBERA, SERÁN USTEDES VERDADERAMENTE LIBRES



Estoy aprendiendo lo peligroso que es ser esclavos de un pecado. El Señor me recuerda constantemente que es muy fácil ser esclavo sin siquiera notar que lo soy. Yo pensaba que este versículo (Juan 8:36) se aplicaba para los que tienen “grandes pecados”, pero finalmente se que no hay tamaños de pecado, pues si fallo en uno es como si fallara en todos: “Porque el que cumple con toda la ley pero falla en un solo punto ya es culpable de haberla quebrantado toda” (Santiago 2:10).

Sin embargo, Dios en su bondad nos recuerda tanto en este pasaje, como en tantos otros que se encuentran en su Palabra, que podemos dominar el pecado, no en nuestras fuerzas, sino en Sus fuerzas, con Su poder y Su gracia. “Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Cristo, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo” (Hebreos 12:1-3).


¡Gracia y Paz!

¿QUÉ TAN FIRME ES TU FE?



¿QUÉ TAN FIRME ES TU FE?

Salmo 125:1
“Los que confían en el Señor son como el monte de Sion, que no se mueve, sino que permanece para siempre”.

La escritura de hoy dice que aquel que ha puesto su confianza en Dios es tan firme como ese monte. Él está afianzado en la Palabra de Dios y tiene seguridad absoluta en el amor que Dios tiene para él. La Biblia dice que absolutamente nada en este mundo “nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 8:38-39). El creer esto de todo corazón es uno de los factores que determinan la firmeza de un creyente.

Pero algo muy importante que debemos tener en cuenta siempre es que nuestras propias fuerzas no son suficientes para mantenernos firmes en todas las circunstancias y resistir los ataques del diablo. Quizás en algún momento pensemos que estamos suficientemente firmes para resistir cualquier ataque del enemigo, pero si nos descuidamos en nuestra comunión con el Señor podemos debilitarnos espiritualmente y sin apenas darnos cuenta caer en alguna tentación. Y tendremos que sufrir las consecuencias de nuestra caída. Por eso Pablo advirtió a los cristianos de Corinto en su primera carta: “El que piensa estar firme, mire que no caiga” (1 Corintios 10:12). En otras palabras, “No se descuiden; manténganse en constante contacto con el Señor”. La verdadera firmeza proviene del poder de Dios, y únicamente en él debemos fortalecernos. Solamente cuando nos vestimos de la poderosa armadura de Dios, podemos tener la seguridad de que permaneceremos firmes contra las trampas y los engaños de Satanás. Dice Efesios 6:10-11: “Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo”.

A medida que escudriñemos la Palabra de Dios, y meditemos en ella y seamos obedientes, iremos creando un fundamento espiritual que nos hará permanecer firmes en las circunstancias más difíciles que se nos presenten. Seremos como aquel hombre prudente que edificó su casa sobre la roca, y cuando vinieron las lluvias, y los vientos, y los ríos crecieron, aquella casa no cayó, sino que permaneció firme (Mateo 7:24-25). Las pruebas son parte de la vida, todos hemos pasado o pasaremos a través de ellas. El enemigo está constantemente tratando de hacernos caer, y tanto en las pruebas como en las tentaciones, es nuestra fe lo que nos va a mantener firmes para resistir sus ataques. El apóstol Pedro nos da esta advertencia en su primera carta: “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe” (1 Pedro 5:8-9).

¿Estás enfrentando una prueba en estos momentos? Ya sabes lo que tienes que hacer para mantenerte firme. Confía en Dios. Busca la fortaleza en su Palabra. Arrodíllate a orar. Alguien dijo: “Vivir de rodillas nos mantiene de pie”. Si te aprendes de esta enseñanza, y la pones en práctica, por fuerte que sea la tormenta que llegue a tu vida permanecerás firme como el monte de Sion.

ORACIÓN:
Mi amante Padre celestial, te ruego me ayudes a obedecer tu Palabra, y a buscar en ti la fortaleza que necesito para mantenerme firme en medio de la prueba, con la seguridad de que tú me darás la victoria. En el nombre de Jesús, Amén.

¡Gracia y Paz!

Dios te Habla

¿SABES CUÁL ES LA FORMA CORRECTA DE ORAR?


¿SABES CUÁL ES LA FORMA CORRECTA DE ORAR?

Mateo 6:6
"Pero tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cuando hayas cerrado la puerta, ora a tu Padre que está en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará".

Nuestro amado Salvador Jesucristo dice que nuestra forma de orar no debe de ser como lo hacen los hipócritas, con palabras "grandilocuentes", ni como lo hacen los egoístas que oran para ellos mismos, auto alabándose; y tampoco debe de ser con repeticiones interminables ni palabrerías creyendo que de esa forma Dios nos oye.

Recuerdo que una vez un pastor me pidió que lo apoyara en la ministración de la música y para tal fin me nombró "ministro de alabanza"; uno de tantos títulos que en las organizaciones nos dan para que sintamos que somos importantes.

El problema fue que, al sustituir al director que estaba antes a cargo de la banda, este se volcó en contra mía, pues no se conformaba con ser un músico más del grupo musical; porque muchos son los que, si no tienen un rango, un cargo o una posición dentro de la congregación, no les gusta servir.

Este, ex-ministro de alabanza, no podía ocultar su envidia y resentimiento y trató de hacerme la vida de cuadritos. Una de sus estrategias fue decirle al pastor que <yo no oraba> con la banda como lo hacía él.

La verdad era que <yo nunca oraba para que ellos me vieran>; y llegó el momento que el pastor me llamó la atención diciéndome: – Hermano Juan, muchos hermanos de la congregación, (esto lo dijo para no echar de cabeza al ex-ministro de alabanza), se quejan de que usted "no es espiritual", pues NO ORA como los demás y la verdad es que yo tampoco lo he visto orar –

Yo ya sabía de dónde venía el asunto, por lo que le respondí (al pastor): – ¿Y usted y los supuestos hermanos que le han chismeado este asunto, cómo saben que yo no oro? ¿Duermen conmigo, se levantan conmigo, desayunan conmigo, almuerzan conmigo, cenan conmigo, caminan todo el tiempo conmigo? –

– Yo no necesito venir a orar aquí para que todos me vean, pues ya en "secreto” lo he hecho ante mi Padre Celestial, y esto es lo que no hacen muchos religiosos de esta congregación, que vienen a orar aquí para que la gente los vea y no para ser oídos por Dios –.

El hermano pastor me contestó: – Hermano, a usted nada le cuesta hacerlo, hágalo aunque sea para complacerlos y que cesen de decir esas cosas contra usted –. O sea que… ¿tenía que agradar primero al “respetable” público, antes que a Dios?.

Cristo dice que NO hagamos las cosas como la hacen ellos, porque nuestro Padre sabe de qué cosas tenemos necesidad, antes de que nosotros le pidamos.

Jesús quiere que cuando conversemos con nuestro Padre Celestial, hagamos lo siguiente: Él quiere que cada uno de nosotros, (cuando oremos), lo hagamos en <privado>, entrando a nuestro aposento y, cerrando la puerta, conversemos <secretamente> con nuestro Padre Celestial y él nos dará la respuesta recompensándonos en público.

¿Por qué debemos de orar en secreto? Porque allí desnudamos nuestras almas, ante la presencia de nuestro Creador. Porque allí en lo secreto podemos decirle TODO lo que no podemos, lo que no nos atrevemos o no debemos decirlo en público.

Porque así no damos lugar al diablo para que por medio de algunos hermanos chismosos se divulgue el secreto de "la pata de la cual cojeamos”. Cristo dice que tu izquierda no sepa lo que hace tu derecha.

¡Gracia y Paz!

Juan F. Roa

ORACION DE LA MAÑANA


Nuestro primer anhelo por la mañana debe ser acudir a la presencia del Señor, el Altísimo. Cuando despertamos necesitamos de su luz, de su espíritu y de su dirección, para hacer siempre lo correcto y para consagrar nuestro caminar y entregar a sus pies nuestras acciones.

Después de nuestra oración, nuestro Pan Diario debe ser la Palabra del Señor. Esas son las primeras tareas de la mañana, para obtener firmeza en nuestra fe y desarrollar nuestra comunión con nuestro Padre Celestial.

Nuestra oración debe ser: "Señor… úsame hoy para tu servicio y mora en mi, para ser ejemplo de tu humildad en toda buena obra que sea hecha en ti, en el nombre de Jesús, Amen".

Pero tengamos en cuenta que El Señor no toma en cuenta las palabras solamente, sino también las intenciones de nuestro corazón.

¡Gracia y Paz!

Pan de Vida

lunes, 23 de marzo de 2015

Mateo 18:3



Mateo 18:3

“Y dijo: "En verdad les digo que si no se convierten y se hacen como niños, no entrarán en el reino de los cielos”.

2 Timoteo 1:7


2 Timoteo 2:15


Oseas 4:6



Oseas 4:6

“Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento…” 

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Filipenses 2:15


¿SABES CÓMO NOS AYUDA EL ESPÍRITU SANTO?



Juan 16:5-15
“Pero ahora voy al que me envió; y ninguno de vosotros me pregunta: ¿A dónde vas? Antes, porque os he dicho estas cosas, tristeza ha llenado vuestro corazón. Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré. Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. De pecado, por cuanto no creen en mí; de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más; y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado. Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar. Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber. Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber”.

En este pasaje Jesús conversaba con sus discípulos, como en tantas otras ocasiones lo había hecho. Habían transcurrido ya tres años desde que él los escogió a ellos para que lo acompañaran en su ministerio aquí en la tierra. Durante ese tiempo Jesús había convivido con ellos, los había enseñado a orar, les había revelado muchas cosas que sólo él y el Padre sabían y los había preparado para la misión que les dejaría encomendada. Ellos habían encontrado en el Maestro la paz y el gozo que nunca antes habían experimentado, su amor, su compasión, su poder sobrenatural. Ahora, Jesús les anuncia su próxima partida, y les dice: “Os conviene que yo me vaya”. ¿Cómo podrían ellos entender esto?

Jesús les explica el por qué: “Porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré”. El fin principal del Espíritu Santo, también llamado Consolador (“Paracletos” en Griego), es consolar, guiar, liberar, enseñar y capacitar a los creyentes. Cuando aceptamos a Jesucristo como nuestro Salvador, el Espíritu Santo viene a morar en nosotros, y desde ese momento comienza su obra de transformación en nuestras vidas. El Espíritu Santo está siempre listo para ayudarnos en cualquier situación que requiera ayuda espiritual o emocional.

Una de las principales funciones del Espíritu Santo es ayudarnos en la oración. Romanos 8:26 dice: “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles”. La carga que nos mueve a orar, que en ocasiones sentimos, proviene de él. Él conoce todas las tentaciones que nos esperan más adelante y las situaciones difíciles por las que tendremos que pasar, y nos urge a hablar con nuestro Padre. Cuando sientas esa urgencia para orar, lo último que debes hacer es ignorarla.

En 1 Tesalonicenses 5:19, la Biblia nos advierte: “No apaguéis al Espíritu”. Es decir, cuando ignoramos el llamado del Espíritu, estamos reprimiendo su acción en nuestras vidas y con seguridad nos perderemos de muchas bendiciones. Por el contrario, cuando respondemos a su llamado y disponemos nuestros corazones para actuar obedientemente, estamos aceptando el plan de Dios. De esta manera correspondemos al amor que Dios ha manifestado en nuestras vidas, y profundizamos en nuestra relación con él. Sin la poderosa acción transformadora del Espíritu Santo en nuestras vidas, no hay manera de que se lleve a cabo el propósito de Dios de que seamos “hechos conformes a la imagen de su Hijo” (Romanos 8:29).

Jesús también dijo a sus discípulos en Juan 14:26: “Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho”. Por eso debemos leer diariamente la palabra de Dios, que es “la espada del Espíritu; orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu” (Efesios 6:17-18). El Consolador entonces producirá en nosotros su fruto, nos llenará de “la paz que sobrepasa todo entendimiento” y nos dará la fortaleza espiritual para vivir una vida con sabiduría.

ORACIÓN:
Bendito Padre celestial, te doy gracias por tu Santo Espíritu que me redarguye, me enseña, me guía y me llena de tu paz y tu gozo en momentos difíciles de mi vida. Te ruego me ayudes a ser sensible al llamado de tu Espíritu y a estar siempre dispuesto a seguir su dirección En el nombre de Jesús, Amén.

¡Gracia y Paz!

Dios te Habla

MUJER: ACEPTATE COMO ERES....


viernes, 20 de marzo de 2015

SALMO 23:2


NO TE AFANES...


Isaías 52:12




NO SE PREOCUPE POR LO QUE NO ENTIENDA DE LA BIBLIA...


¿SOBRE QUÉ CIMIENTOS ESTÁS EDIFICANDO TU VIDA?


Mateo 7:24-27
“Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina”.

En enero de 2010 un devastador terremoto sacudió a Haití, destruyendo más del 70 por ciento de los edificios en esa nación caribeña. El Palacio Presidencial, el edificio del Congreso y básicamente los más importantes edificios del gobierno y de las principales industrias del país fueron convertidos en ruinas por el poderoso sismo de 7.0 de magnitud en la escala de Richter. Sin embargo, un edificio de 11 pisos perteneciente a la compañía telefónica, permaneció prácticamente intacto después del terremoto. ¿A qué se debió la diferencia? El ingeniero haitiano Hans Zennid, el cual fue el responsable de asegurarse que este edificio fuera construido a prueba de terremotos, dijo que cuando él comenzó a diseñar los planos para el edificio, lo primero que hizo fue un análisis del suelo, y teniendo en cuenta la posibilidad de un sismo de por lo menos una magnitud de 7.0, añadió a los cimientos un 15 por ciento más de concreto reforzado con acero de lo que normalmente se acostumbra. Esta medida fue la causa de que ese edificio resistiera el embate del fenómeno natural, mientras que los demás edificios fueron destruidos.

En el pasaje de hoy, Jesús nos muestra una situación muy parecida a esta. La casa edificada sobre la roca resistió la embestida de la lluvia, los vientos y los ríos crecidos, "y no cayó", mientras que la casa construida sobre la arena no aguantó la arremetida de estos fenómenos naturales, “y cayó, y fue grande su ruina”. El Señor compara la primera de las dos situaciones con alguien que “oye estas palabras, y las hace”, mientras que en el segundo caso se refiere a una persona que “oye estas palabras y no las hace”. Dos actitudes diferentes, dos resultados opuestos. El primero escucha las palabras del Señor y obedece sus instrucciones. Por esta razón el resultado es favorable. El segundo, igualmente las escucha pero hace caso omiso de las mismas. Y su desobediencia le trae malas consecuencias. De esto se trata esta enseñanza, de la obediencia y los buenos resultados de obedecer, y de la desobediencia y sus lamentables consecuencias.

Derivado de nuestra naturaleza pecaminosa y rebelde, a muchas personas nos resulta difícil escuchar instrucciones. Mucho más difícil nos es obedecerlas al pie de la letra. Pero esto es precisamente lo que el Señor espera que hagamos: oír sus palabras, es decir, conocer sus instrucciones y llevarlas a la práctica. Si no lo hacemos, vamos a sufrir malas consecuencias. Por esto, el Señor nos aconseja: “Sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos” (Santiago 1:22). La obediencia a la palabra de Dios es el único fundamento firme y permanente para la vida. Toda vida fundada en la obediencia a esta palabra está segura, por fuertes que sean las tormentas que la azoten.

En algún momento la prueba llegará a toda persona, ya sea buena o mala. En esta vida nadie está exento de aflicciones y sufrimientos, pero las consecuencias de la prueba dependerán siempre del fundamento en que haya edificado su vida. Jesús les dijo a sus discípulos: “En el mundo encontrareis aflicción, pero confiad, yo he vencido al mundo” (Juan 16:33). Si nuestras vidas han sido edificadas en la fe y la confianza en el amor y el poder de Dios, nos será fácil, en medio de la prueba, confiar en él y echarnos en sus brazos con la plena seguridad de que todo estará bien.

Hagámonos el firme propósito de edificar nuestras vidas sobre el fundamento de la palabra de Dios. Leamos la Biblia todos los días, meditemos en ella y pongámosla en práctica en nuestra vida. Sólo así permaneceremos firmes en el momento de la prueba y podremos disfrutar de la paz y la victoria que el Señor Jesucristo nos ofrece.

ORACIÓN:
Amante Padre celestial, te doy gracias por tu santa palabra, la cual es verdad y poder para salvación. Por favor ayúdame a edificar mi vida sobre ella y a obedecerla siempre. En el nombre de Jesús, Amén.

¡Gracia y Paz!

Dios te Habla

¿IGLESIAS O CENTROS DE ESPECTÁCULOS?




Vivimos tiempos caóticos en todos los aspectos del diario vivir. Pero lo más preocupante e indignante es ver como la Iglesia de Cristo está siendo devorada por un gran deterioro espiritual. De igual forma vemos como se está acrecentando la apostasía a pasos agigantados, sin fundamentos sólidos en la Palabra, la cual invade las iglesias evangélicas dirigidas por falsos maestros y lobos rapaces que ya no saben que costumbres o espectáculos del mundo van a adoptar para entretener, anestesiar y desviar a los incautos cristianos del verdadero evangelio de Jesús. Evangelio que debiera ser de confrontación con el pecado para producir una vida nueva, el cual nos dice que rompamos con las costumbres mundanas para vivir los principios del Reino.

Ahora vemos las iglesias-teatro, las iglesias-conciertos, las iglesias-negocios, las iglesias-discotecas, las iglesias-cinemas, las iglesias-circo con adivinos y magos, las iglesias con danza aérea acrobática, y pronto aparecerán las iglesias con la danza del ombligo (si no es que ya está de moda en algún lugar). Así que ya tenemos danzas, trapecistas, magos embusteros, adivinos, y un sin número de comediantes cuenta chistes al estilo del mundo, (muchos de ellos usando las redes sociales como esta), evidenciando tristemente que la iglesia ha perdido la santidad, la seriedad y la verdad profunda del Evangelio. ¡CUÁNTA HEREJÍA! SI LOS APÓSTOLES BÍBLICOS VIERAN ESTO EN LA IGLESIA, MORIRÍAN DE UN INFARTO.

Muchos dicen que no debemos señalar estos errores y desviaciones doctrinales porque es “falta de amor”, pero es todo lo contrario, la falta de amor consistiría en permitir el engaño y la mentira. Recordemos que la Biblia contiene muchos casos en donde la mentira ha sido confrontada, y como ejemplo tenemos al apóstol Pablo cuando se enfrento al apóstol Pedro, quien se desvió de la verdad en el asunto de la circuncisión, actuando hipócritamente (Gálatas 2:13-14). También Jesús reprocho y confrontó fuertemente a los religiosos de su época, por su conducta impropia al abusar del poder y explotar la fe con hipocresía (Mateo capítulo 23). De manera que nuestro deber cristiano es señalar todo lo que sea inmoral  e incorrecto y, sobremanera, si lo que se hace no es Bíblico.

2 Tesalonicenses 2:3-4
“Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios”.

2 Timoteo 3:1-6
“También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita. Porque de éstos son los que se meten en las casas y llevan cautivas a las mujercillas cargadas de pecados, arrastradas por diversas concupiscencias”.


¡Gracia y Paz!

LOS PRETEXTOS DE LOS PECADORES



Efesios 5:6
“Que nadie os engañe con palabras vanas, pues por causa de estas cosas la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia”.

1 Corintios 6:9-10
“¿O no sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No os dejéis engañar: ni los inmorales, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los difamadores, ni los estafadores heredarán el reino de Dios.…”

Gálatas 6:7-8
“No os dejéis engañar, de Dios nadie se burla; pues todo lo que el hombre siembre, eso también segará. Porque el que siembra para su propia carne, de la carne segará corrupción, pero el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna.…”



¡Gracia y Paz!

jueves, 19 de marzo de 2015

Juan 15:4-5



Juan 15:4-5

“Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo si no permanece en la vid, así tampoco vosotros si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto, porque separados de mí nada podéis hacer”. 

Salmo 37:25


Mateo 4:4


¿NO SABES CÓMO ENCONTRAR LA FELICIDAD?




Juan 4:7-19
“Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de beber. Pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer. La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí. Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva. La mujer le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva? ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados? Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna. La mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla. Jesús le dijo: Ve, llama a tu marido, y ven acá. Respondió la mujer y dijo: No tengo marido. Jesús le dijo: Bien has dicho: No tengo marido; porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad. Le dijo la mujer: Señor, me parece que tú eres profeta”.

En este pasaje Jesús se encuentra con una mujer que ha pasado su vida en busca de la felicidad. Esta mujer samaritana pasó de una relación a otra relación, tratando de llenar el vacío de su vida, sin lograrlo. Jesús le ofreció la solución para su problema pasando de lo físico y emocional a lo espiritual. Por eso le muestra el remedio perfecto para calmar la sed de su alma. El Señor le dijo: “El que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás”. Al igual que la mujer samaritana, la mayoría de los seres humanos buscan ansiosamente la felicidad por diferentes medios, y muchas veces no la consiguen, y si la consiguen es de una forma superficial y temporal. Jesús usó esta metáfora para mostrarle a aquella mujer que él podía darle el “agua de vida eterna” con la cual saciar su sed espiritual y llenar el vacío de su alma de una vez y para siempre.

El ser humano no se siente totalmente feliz mientras, de acuerdo a sus propios conceptos, le falte algo, ya sea material, emocional o espiritual. Muchas cosas pueden hacernos sentir incompletos o insatisfechos: relaciones rotas, soledad, desempleo, enfermedad, problemas en la familia, falta de propósito en la vida. Las palabras de Jesús pueden ser aplicadas a todos nosotros. Él es el único que puede llenar el vacío y sanar heridas en lo más profundo de nuestra alma y nuestro corazón. El apóstol Pablo escribió a los colosenses: “Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo. Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad” (Colosenses 2:8-10). Ciertamente sólo a través de Cristo estamos completos. Si tenemos a Cristo no necesitamos nada más, aunque desde el punto de vista material pueda “faltarnos” algo.

Pablo llegó a conocer el secreto de la verdadera felicidad, la que se siente lo mismo en la escasez que en la abundancia, cuando falta algo o cuando sobra. En su carta a los filipenses les dijo: “He aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad” (Filipenses 4:11-12). Entonces nos dice el secreto de su constante gozo y felicidad: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”.

Si sientes que “falta algo” en tu vida, busca el rostro del Señor en oración diariamente y pídele que derrame el agua restauradora de su amor en tu espíritu quebrantado. Solamente a través de él puedes encontrar la felicidad que tanto deseas.

ORACIÓN:
Amante Padre, te doy gracias una vez más por Jesucristo. Ayúdame a entender que él es la fuente de todo lo que yo necesito en la vida para estar completo. Yo rechazo todo intento de Satanás de confundirme y creo que tu presencia llena mi vida completamente. Por Cristo Jesús, Amén.

¡Gracia y Paz!

Dios te Habla

1 Corintios 13:4-5



1 Corintios 13:4-5
“El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor”.

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miércoles, 18 de marzo de 2015