lunes, 1 de agosto de 2016

Efesios 4:32




“Por el contrario, sean buenos y compasivos los unos con los otros, y perdónense, así como Dios los perdonó a ustedes por medio de Cristo”.

1 Tesalonicenses 5:23

1 Tesalonicenses 5:23
"Y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible…"

Dios desea sanar nuestro cuerpo, sanar nuestras emociones. Quiere que nuestro cuerpo, alma y espíritu, sean una unidad íntegra. El pecado viene para deteriorar y destruir esa integridad, no sólo en nosotros, sino también en los seres a quienes amamos. La iniquidad puede causar enfermedades y aflicciones en el espíritu, alma y cuerpo. Solamente Dios puede limpiar del pecado estas tres partes de nuestra vida (Espíritu, Alma y Cuerpo).

¡Qué esperanza y fortaleza le da Jesús a nuestra apesadumbrada alma cuando nos dice: "Tu fe te ha salvado, ve en paz" (Lucas 7:50; 8:48)!

De esta forma Dios quiere sanar nuestra existencia. El Espíritu Santo quiere que cada parte de nuestra vida sea salva, pura y saludable. Desea darnos vida y poder para que nuestro cuerpo, alma y espíritu funcione perfectamente.

1 Corintios 6:19
“¿O no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?”


¡Gracia y Paz!

Una persona enojada con la vida hará todo lo posible....


NO TE LO TOMES TODO DEMASIADO EN SERIO....


1 Timoteo 4:12




Síguenos en:

Efesios 4:31-32



Efesios 4:31-32
“Abandonen toda amargura, ira y enojo, gritos y calumnias, y toda forma de malicia. Más bien, sean bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo”.

El perdón debe ser la base de nuestra relación con nuestro prójimo, debe ser nuestra marca, lo que nos distingue como cristianos, el perdonarnos unos a otros tiene que estar presente en cada momento de nuestra vida. Esto es señal de madurez. El Perdón es un signo de la gracia de Dios en nuestras vidas y somos llamados a entregar esa gracia a toda persona que nos ofende. ¿Es fácil?, ¡NO! pero unidos a Cristo podemos pasar la prueba.

Empecemos hoy mismo a conceder perdón y gocémonos sintiendo cómo Dios se glorifica en nuestras vidas.

¡Gracia y Paz!