lunes, 17 de marzo de 2014

¡LA UNIÓN HACE LA FUERZA!



¡La unión hace la fuerza!

Hebreos 10:23-25
“Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió. Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca”.

Una langosta (o saltamontes) parece insignificante cuando salta por el campo. Pero cuando une sus fuerzas con la de otras langostas, el enjambre que de ello resulta puede devorar rápidamente toda la vegetación que encuentre a su paso. Las langostas demuestran el poder de la unidad al trabajar juntas por una causa común. Lo que no pueden hacer individualmente lo logran unidas. En el libro de Proverbios el sabio Agur observó que entre las cuatro cosas más pequeñas de la tierra, las cuales “son más sabias que los sabios”, se encuentran las langostas, “que no tienen rey, y salen todas por cuadrillas” (Proverbios 30:24, 27). Los cristianos podemos aprender una lección de estas pequeñas criaturas: Podremos avanzar mucho más en el servicio al Señor cuando oramos y actuamos juntos.

Si los cristianos nos unimos para servir al Señor, podemos llegar a ser una influencia poderosa en el cumplimiento de los propósitos de Dios para la Iglesia, porque en la unión está la fuerza. Así dice Eclesiastés 4:9-12: “Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo. Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero; pero ¡ay del solo! que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante. También si dos durmieren juntos, se calentarán mutuamente; mas ¿cómo se calentará uno solo? Y si alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán; y cordón de tres dobleces no se rompe pronto”.

Es muy lamentable ver la falta de unión que hay entre los cristianos. Cada vez surgen más denominaciones, y más sectas o cultos que se llaman a sí mismos “cristianos”. Y aun dentro de una misma iglesia local muchas veces hay diferencias doctrinales que afectan profundamente la unidad de la misma. Y el que se regocija es el enemigo. Jesús mostró preocupación en este aspecto cuando oró de la siguiente manera: “Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros” (Juan 17:11). La Biblia nos apremia a establecer una relación personal con Jesucristo, y a escudriñar las Escrituras y aferrarnos a sus enseñanzas. Cuando todos sigamos estos principios habrá unidad en la iglesia de Cristo.

Tengamos también presente que nosotros necesitamos a otros creyentes, y otros creyentes nos necesitan a nosotros. La Escritura de hoy nos exhorta a considerarnos unos a otros para “estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos”. Somos una familia de redimidos habitando juntos bajo la sombra protectora de un mismo Padre. Cuando todos nos unimos para alabar y adorar al Señor suceden cosas maravillosas.

Tratemos por todos los medios de mantener una estrecha unidad con los hermanos en la fe. Es importante congregarnos en cada servicio que se lleve a cabo en el templo, pero aún los días en que no nos congreguemos podemos usar el teléfono y hacer una llamada a un hermano enfermo o que esté en necesidad y alentarlo y orar juntos. No olvidemos las palabras de Jesús en Mateo 18:19-20: “Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos. Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”. Así es de importante para Dios la unidad de sus hijos.

ORACIÓN:
Querido Dios, derrama sobre tu iglesia tu Santo Espíritu para que podamos llegar a esa perfecta unidad que existe entre Tú y tu Hijo Jesucristo. Así podremos hacer maravillas en tu nombre y el mundo sabrá que Tú eres el único y verdadero Dios. Por Cristo Jesús, Amén.

“Gracia y Paz”

Dios te Habla