martes, 6 de agosto de 2013

TUS ACCIONES DEMUESTRAN DE QUE ESTA HECHO TU CORAZÓN



Los cristianos seremos juzgados por nuestras obras, por lo que hagamos en la vida. No debemos pensar que podemos hacer todo lo que se nos de la gana hacer, sin tener presente que Dios está en todo. No debemos de enojarnos, debemos de estar contentos, y debemos apartarnos del mal, del pecado, de todo aquello que la naturaleza del pecado quiere que hagamos, obtengamos o presumamos. Cuidemos nuestras acciones y las intenciones de nuestro corazón.

Eclesiastés 12:13-14
“…Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala”.

Eclesiastés 11:9c
“…pero sabe, que sobre todas estas cosas te juzgara Dios”.

2 Corintios 5:10
“Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo”.


Filipenses 2:12-13
“...ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad”.

Hebreos 12:14
“Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor”.



“Gracia y Paz”

CONSEJOS BÍBLICOS PARA LOS PADRES



1.   Dirige a tus hijos en la elección de buenos amigos (Proverbios 13:20 y 17:17).
2.   Haz que reine entre ellos la alegría y la armonía (Proverbios 17:22).
3.   No consientas entre ellos las malas conversaciones (1 Corintios 15:33).
4.   Si eres consentidora, llegarás a avergonzarte de tu hijo (Proverbios 29:15; Romanos 1:32).
5.   Corrige a tu hijo y te dará descanso y deleite (Proverbios 29:17).
6.   No olvides que la mayor autoridad se ejerce mediante el buen ejemplo (Tito 2:7; 2 Corintios 9:2).
7.   Haz que sean diligentes desde su más temprana edad (Proverbios 12:24; 1 Timoteo 4:13; Proverbios 10:4, 5).
8.   Instrúyele a tiempo para que sea siempre feliz (Proverbios 22:6).
9.   Recuérdales que: “El temor del Señor es la sabiduría, y el apartarse del mal la inteligencia” (Job 28:28).


“Gracia y Paz”
Vida y Familia

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LAS OBRAS DE LA CARNE Y EL FRUTO DEL ESPÍRITU



Gálatas 5:16-26
“Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley. Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu. No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros.


“Gracia y Paz”
Vida Cristiana

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LOS TRES ENEMIGOS DEL CRISTIANO



Durante la segunda guerra mundial un avión de la armada norteamericana se perdió, no sabía como llegar a su base de operaciones, de repente vio en su radar señales de una flota de aviones que estaban cerca de su posición, inmediatamente comenzó a mandar señales de radio que fueron contestadas y se le ordenó a que se uniera a la flota lo más rápido posible. El avión obedeció, pero al estar cerca de ellos se dio cuenta de una   desagradable sorpresa, eran aviones enemigos que le habían puesto una trampa, fue tomado prisionero y llevado a un campo de concentración.

Nosotros los cristianos también tenemos enemigos que tratan de engañarnos de la misma forma, nos ponen trampas y tentaciones para atraparnos, y muchas veces inocentemente, como el piloto de la historia, caemos en sus artimañas.

Conozcamos a estos enemigos espirituales, sus armas de ataque y el plan que Dios nos ha dado para derrotarlos.


EL MUNDO

Estos tres enemigos buscan que el pecado reine en nosotros y de esa manera la muerte espiritual nos alcance (v.1), ese es su objetivo, arruinarnos espiritualmente.

El primero de estos tres enemigos es el mundo. La palabra mundo puede significar el planeta en que vivimos o la gente que habita el planeta, pero en la Biblia se usa mayormente esta palabra para significar el sistema de pensamiento, la filosofía, la forma de vida, los conceptos e ideas del hombre que luchan o están en contra de Dios. El mundo es pues la sociedad humana que actúa opuesta al creador (Ejemplo: el amor libre, el aborto, el materialismo, la homosexualidad como una opción de vida, etc.)

El arma del mundo es la corriente, ¿Qué es la corriente?, Es una fuerza que nos jala, nos atrae hacia algo (como las corrientes marinas en la playa), el mundo usa esa arma para atraparnos, crea modas atractivas, ideas convincentes, costumbres divertidas que nos empujan poco a poco a lo malo, lejos de Dios y su verdad. El mundo utiliza los medios de comunicación para bombardearnos con estas cosas. Para vencer al mundo debemos de guardar nuestra distancia de todo aquello que el mundo pregona y que está en contra de Dios (Santiago 4:4)

Cómo vencer al mundo:

1) Tener una firme personalidad para no seguir a la mayoría (Éxodo 23:2) y para no se moldear a la mentalidad de este mundo (Romanos 12:2).

2) Tener de hecho un encuentro con Dios (1 Juan 5:4).

3) Considerarse totalmente muerto para el mundo y viceversa (Gálatas 6:14).

4) Congregarse (Hebreos 10:25).


SATANÁS

El segundo enemigo que tenemos es satanás y sus demonios. El pasaje dice que es un príncipe, eso concuerda con Ezequiel 28:11-19 e Isaías 14:11-15 donde se muestra a satanás como un ángel que se reveló y pecó, además él arrebató al hombre en el huerto del Edén el principado sobre la tierra, por eso él se ha convertido en el príncipe de este mundo (Juan 16:11) y su reino es un reino de muerte (Hebreos 3:14). Pero es un príncipe espiritual caído, derrotado, humillado y despojado por el poder de Jesús (Colosenses 2:15). Este ser actúa y habita en el aire terráqueo, (ya no en el cielo pues ha sido arrojado de él), por eso le es fácil influenciar negativamente a los hombres.

Es un espíritu y posee poderes sobrenaturales que usa para destrucción, aunque sus poderes son poca cosa ante el poder de Dios (1 Juan 4:4). El mundo actúa conforme a satanás, él dirige el pensamiento del mundo pues está es su agencia.

El arma del diablo es la desobediencia, él trata de llevarnos a actuar en contra de Dios para de esa manera tener derechos sobre nosotros y así actuar en nosotros (Adán y Eva tuvieron que desobedecer para que satanás actuara en ellos). Para vencer al diablo debemos de vivir siempre sometidos a Dios, rendidos a su voluntad (Santiago 4:7).

Como vencer a satanás:

1) Pasar por un proceso de liberación espiritual;

2) Entregarse a Cristo totalmente (Lucas 24:25; 1 Samuel 7:3; 1 Reyes 18:21);

3) Cerrar las “brechas” por donde satanás entra (Efesios 4:27);

4) Armarse de la Palabra de Dios contra las dudas y sus asechanzas (Mateo 4:1-11; Santiago 4:7).


LA CARNE

La carne en la Biblia no se refiere al cuerpo físico sino a la inclinación interior que nos lleva hacia lo malo y que afecta nuestras emociones, deseos, voluntad y pensamiento y nos vuelve esclavos del pecado y por lo tanto nos pone bajo la ira y el castigo de Dios, pues Él no puede tolerar el pecado.

El arma de la carne es el deseo, por allí la carne comienza a actuar, luego afecta la mente y la voluntad. Para derrotar la carne debemos evitar alimentar esos deseos (Romanos 13:14) y debemos, con la ayuda de Jesús, desarrollar dominio propio.

Cómo vencer a la carne:

1) Una constante vida llena del Espíritu Santo (Gálatas 5:16; Efesios 5:18);

2) Mortificar a las obras de la carne (Romanos 8:13; 1 Corintios 9:27; Gálatas 5:24; Colosenses 3:5);

3) Cortar todo alimento carnal (Romanos 13:14);

4) Abortar todo impulso de la carne (Génesis 4:7; Mateo 16:23; Santiago 1:13-15);

5) La práctica de oración y abstinencia (ayuno).


Estos son los tres enemigos que tenemos y que debemos de enfrentar a diario y vencerlos con las armas espirituales. Hemos visto algunos consejos para poder vencer a estos enemigos, pero la principal arma para derrotarlos es el poder de Jesús, solo Él puede darnos la victoria total, pero para tener su poder en nosotros, debemos de estar rendidos a sus pies, totalmente entregados a su voluntad para que Él nos haga más que vencedores.


“Gracia y Paz”

Palabra Viva

LA FE QUE PREVALECE



Romanos 4:18-25
“El creyó en esperanza contra esperanza, para llegar a ser padre de muchas gentes, conforme a lo que se le había dicho: Así será tu descendencia. Y no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (siendo de casi cien años), o la esterilidad de la matriz de Sara. Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido; por lo cual también su fe le fue contada por justicia. Y no solamente con respecto a él se escribió que le fue contada, sino también con respecto a nosotros a quienes ha de ser contada, esto es, a los que creemos en el que levantó de los muertos a Jesús, Señor nuestro, el cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación”.

Continuando el tema de ayer sobre la Fe Vencedora, veamos otros elementos de este tipo de confianza.

La confesión de la fe. David dijo: “Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos” (1 Samuel 17:45), y expresó su confianza en la salvación de Dios. Siempre que enfrentemos dificultades, debemos proclamar nuestra fe, dando gracias al Señor por ser Él quien es, por quienes somos nosotros en Cristo, y por lo que tenemos por medio de su Espíritu.

La confianza en el poder de Dios. David no afirmó ni una sola vez que iba a derrotar el enemigo, sino que señaló que la batalla era del Señor; que era por el poder del Todopoderoso que se lograría la victoria. En la mano de un siervo de Dios, una simple piedra fue más poderosa que las armas del ejército filisteo.

• La expectativa de la victoria. La fe que prevalece cree en la victoria antes de que comience la batalla. Cuando David miró a Goliat, lo vio como un adversario que ya había muerto.

¿Cómo se produce esta creencia? Primero, peleamos la “batalla antes de la batalla”. Por medio de la oración y la meditación en las Escrituras, superamos cualquier temor o incertidumbre. Reafirmamos en nuestro corazón que esta es la batalla del Señor, manifestamos que la victoria es suya, y lo hacemos a la manera de Él confiando en su presencia y su provisión.

¿En qué aspecto de su vida necesitas tu tener una fe que prevalezca? Acércate al trono de la gracia con fe, para recibir lo que necesitas (Hebreos 4:16).

“Gracia y Paz”

Meditación Diaria

¿SOPORTAS LAS AFLICCIONES?



Isaías 48:10
“He aquí te he purificado, y no como á plata; hete escogido en horno de aflicción”.

En la eternidad veremos que los sufrimientos que pasamos aquí en la tierra eran para nuestro bien y para nuestra instrucción. Dios se da cuenta de lo que pasa en tu vida y te corrige por tu bien. Dios hace su voluntad soberana y nos dice en Lamentaciones 3:33, “Porque no aflige ni entristece voluntariamente a los hijos de los hombres”. “Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina?” (Hebreos 12:7).

Esta corrección solo es para nuestro mejoramiento, y no debemos pensar que por la aflicción y las pruebas estamos añadiendo algo a la obra terminada de Jesús en la cruz de Calvario. “Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados (Isaías 53:5,6).


“Gracia y Paz”

Un Versículo de la biblia cada Día

¿HAS DECIDIDO ESPERAR EN EL SEÑOR?



Salmo 25:4-5
“Muéstrame, oh Jehová, tus caminos; enséñame tus sendas. Encamíname en tu verdad, y enséñame, porque tú eres el Dios de mi salvación; en ti he esperado todo el día”.

Una vez hemos tomado la decisión de esperar en el Señor, debemos ser muy cuidadosos, pues el enemigo puede atacarnos, especialmente en estas áreas:

La primera es la tentación de volver atrás, y de nuevo enfrascarnos en la tarea de llevar a cabo nuestros propios planes. Esto nos llevaría en una dirección que está fuera de la voluntad de Dios para nuestras vidas, y por lo tanto nos alejaría de las bendiciones que el Señor ha preparado para nosotros al final del camino.

También hay ocasiones en las que, aun siguiendo el camino señalado por Dios, podemos cometer el error de ser impacientes. La impaciencia puede hacer que nos adelantemos al perfecto tiempo del Señor, y de esta manera interferir en sus planes. Dios pudo haber destruido las murallas de Jericó en un instante si hubiese querido, pero decidió hacerlo en siete días, después que el pueblo de Israel siguió sus instrucciones. Al séptimo día las murallas cayeron y Dios les entregó la ciudad de Jericó tal y como él lo había planeado (Josué capítulo 6). ¿Qué hubiera sucedido si Josué se impacienta y decide llevar a cabo el quinto día las instrucciones del séptimo día? Realmente no sabemos qué hubiera sucedido, sin embargo sí podemos saber lo que no hubiera sucedido. Con toda seguridad los planes de Dios no se hubieran llevado a cabo.

La inseguridad o el temor también pueden hacernos fallar y echar por el suelo los preciosos planes de Dios para nuestras vidas. Por eso debemos rechazar estos sentimientos en el nombre de Jesús. Cuando los israelitas llegaron frente a la Tierra Prometida, después de atravesar el desierto, Moisés, por orden de Dios, envió doce hombres a reconocer la tierra. A su regreso, diez de los doce espías dieron un informe totalmente negativo. Su temor y la inseguridad que sentían les hicieron verse a sí mismos como langostas delante de los habitantes de aquella tierra. De esta manera se expresaron frente al pueblo de Israel, transmitiendo a ellos el miedo que sentían de seguir adelante. Este fue el primer paso hacia la desgracia que cayó después sobre este pueblo.

Otra área sensible es la presión de otras personas. La gente tiende a tratar de imponer sus opiniones sobre nosotros, y a veces nos resulta difícil resistir. “Esta es la decisión correcta”, suelen decir. O “tengo la absoluta seguridad que esto es lo que debes hacer”. Sin embargo, por mucha lógica que parezca tener estos consejos, es la opinión de Dios la que debe prevalecer siempre. ¿Significa esto que no debemos escuchar los consejos de personas maduras espiritualmente? No, pero no debemos marchar adelante movidos por esos consejos hasta que tengamos confirmación del Señor. Los israelitas hicieron caso a aquellos hombres en lugar de mantenerse firmes en continuar adelante con el plan que Dios les había indicado por medio de Moisés. Resultado: ninguno de ellos pudo disfrutar de las bendiciones que el Señor tenía preparadas en la Tierra Prometida. Tiempo después, por medio del profeta Isaías, Dios le dijo a este pueblo rebelde: “¡Oh, si hubieras atendido a mis mandamientos! Fuera entonces tu paz como un río, y tu justicia como las ondas del mar” (Isaías 48:18).

El rey David pasó por difíciles experiencias en su vida. En muchos de sus salmos mostró su impaciencia con Dios, clamando que lo librara de sus enemigos, y exigiendo que los destruyera inmediatamente. Con el tiempo, David aprendió a reconocer y a esperar el tiempo del Señor, y siendo un anciano escribió este valioso consejo que puede sernos de gran utilidad: “Guarda silencio ante Jehová, y espera en él” (Salmo 37:7).

Si deseas disfrutar plenamente de las preciosas bendiciones que Dios tiene preparadas para ti, continúa esperando en él, y buscando cada día su dirección y el camino que debes seguir. Persiste en la oración y la lectura de la Palabra y el Señor te mostrará su camino.

ORACIÓN:
Mi amante Padre celestial, te ruego me reveles con absoluta claridad tus planes para mi vida, y me muestres el camino que tú deseas que yo siga. Por favor, dame la fuerza y el valor para obedecerte siempre y ayúdame a esperar en ti confiadamente. Te lo pido en el nombre de Jesús, Amén.

“Gracia y Paz”
Dios te Habla

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