miércoles, 25 de septiembre de 2013

LA PUERTA DEL PALACIO



Juan 10:9
“(Jesús dijo:) Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo”.

2 Pedro 3:9
“El Señor… es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento”.

Una niña de cinco años hacía su oración, muy reverente, antes de acostarse: «Señor Jesús, yo te amo; por favor, no cierres muy rápido la puerta de tu palacio para que mi abuelito también pueda entrar». La inocente oración de esta niña nos recuerda una gran verdad: Hoy la puerta del cielo está abierta, pero no lo estará para siempre. Se abrió ampliamente cuando Jesucristo pagó en la cruz el castigo que merecían todas nuestras faltas (Mateo 20:28). La paciencia de Dios hace que aún hoy esa puerta esté abierta, porque él “quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad” (1 Timoteo 2:4). Pero un día esta paciencia llegará a su fin.

Esta niña en su inocencia lo comprendía y se preocupaba por su abuelo, quien todavía no había entendido cuánta necesidad tenia del Salvador. El abuelo quizás no sentía que estuviera perdido debido a sus pecados, porque la palabra «pecado» muchas veces resuena mal en nuestras conciencias, que son tan lentas para examinarse.

Quizás este abuelito sentía ser un «hombre honesto», y rebajarse para reconocer su indignidad ante un Dios santo era humillante. Es muy difícil creer que nuestros pecados siempre nos mantendrán separados de Él, y que nuestros esfuerzos y méritos jamás tendrán ningún poder para acercarnos a Dios.
Quizás usted amigo lector sea hoy el objeto de la oración constante de uno de sus familiares, pero ante todo sepa usted que es el objeto del amor y de la paciencia de Jesucristo; ¡Sus manos también fueron clavadas por usted!


“Gracia y Paz”

La Buena Semilla

EL ESPOSO: LÍDER ESPIRITUAL DE SU CASA



Todo ser humano tiene una necesidad espiritual que llenar y Dios le asignó la tarea al esposo para que enseñe y oriente a su familia en el conocimiento de Dios y Su Palabra, la Biblia. Si no ejerce este papel con responsabilidad o lo ignora, será el causante de que su esposa e hijos busquen peligrosamente por otros medios llenar esta necesidad.

Efesios 6:4
“Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en la disciplina e instrucción del Señor”

Proverbios 22:6
“Instruye al niño en su camino, y aún cuando fuere viejo no se apartará de él” 

Para poder liderar eficazmente, el esposo, no sólo debe tener el deseo de hacerlo, sino prepararse muy bien. Jesucristo hace serias advertencias a los maestros porque pueden enseñar errores.


Revisa tu visión

Lucas 6:39
“Y les decía una parábola: ¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán ambos en el hoyo?”

Para proveer un buen alimento espiritual un hombre debe conocer la Escritura y tener muy claras sus doctrinas, pues la Biblia es la única guía que no tiene errores ni fallas en toda su enseñanza. Si no lo hace corre el peligro de caer en relativismo, religiosidad o en una falsa espiritualidad, dejándose influenciar por sus propias opiniones o las de otros acerca de las cosas eternas.

Debe crecer en intimidad con Dios para dejar de ser un ciego espiritual y así evitar que todos juntos “caigan  en el hoyo”.


Revisa tu estilo de vida

Lucas 6:41-42
¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? ¿O cómo puedes decir a tu hermano: Hermano, déjame sacar la paja que está en tu ojo,  no mirando tú la viga que está en el ojo tuyo?  Hipócrita, saca primero la viga de tu propio ojo,  y entonces verás bien para sacar la paja que está en el ojo de tu hermano”

Para poder guiar, primero debes modelar. Ser el líder espiritual de tu hogar y esto no es sentirse superior o más santo, sino ser el primero en obedecer a Dios. Jesucristo les dice a los maestros de la ley que revisen su propia vida para poder “sacar la paja” que está en el otro.

Recuerda que el ejemplo enseña mejor que las palabras, por eso examina tus acciones que deben estar de acuerdo con tus enseñanzas y tus enseñanzas con los principios Bíblicos.


Revisa tus frutos

Lucas 6:43-45
“No es buen árbol el que da malos frutos,  ni árbol malo el que da buen fruto. Porque cada árbol se conoce por su fruto; pues no se cosechan higos de los espinos, ni de las zarzas se vendimian uvas. El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca”

La única forma de saber si eres o no un buen guía espiritual, es revisando el impacto que tu tienes en las personas que están a tu alrededor. ¿Tus hijos quieren ser como tu? ¿Tu esposa confía en tu sabiduría o te considera un necio? ¿Sabes reconocer cuando te equivocas y pides perdón? ¿Eres un abanderado de los valores morales y éticos? ¿Sabes dar un consejo de acuerdo con la Palabra de Dios? ¿Cumples con las responsabilidades de un verdadero hijo de Dios? ¿Corriges en amor y disciplina? Recuerda: Tu conducta refleja lo que hay en tu corazón.

No olvides que tu familia necesita ser guiada en el temor del Señor y no dominada; Por eso dedica un tiempo especial cada día para acercarte ante Dios y Su Trono de Gracia, orar, reconocer tu debilidad y pedir ayuda para ser un buen guía espiritual.


Reflexión:

Lee y aplica las lecturas bíblicas a tu vida para que ellas te transformen. Toma la iniciativa y reúne a tu esposa e hijos para tener un tiempo en familia y juntos orar, adorar, leer y explicarles la Palabra de Dios. Habla con tu esposa y planeen juntos este tiempo familiar, pues es la mejor forma de enseñar, corregir y conocer las necesidades de cada miembro de la familia.

Si Dios te asignó este papel, es porque Su Gracia te respaldará para hacerlo con gozo. No tengas miedo y ve de la mano de Su Espíritu Santo. Amen.


“Gracia y Paz”

Vida Cristiana

NUEVE PASOS CONTRA EL ENOJO EN EL MATRIMONIO


La gracia de Dios es paciente y trabaja tanto de manera instantánea como a lo largo del tiempo. Un error que con mucha frecuencia cometemos es pensar demasiado idealistas, como si gastáramos nuestra primera disculpa, es decir, como si creyéramos que cuando ofendemos y lastimamos a nuestro conyugue es suficiente con pedirle solo una disculpa y nos negamos la oportunidad para pedir una segunda.

La manera de encontrar bíblicamente un salvavidas matrimonial es que meditemos en nuestras actitudes egoístas y veamos lo que Dios nos enseña en Colosenses 3:13: "Soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros". Existe tanto "soportándoos" como "perdonándoos". ¿Cómo se mezclan en el matrimonio?

Aquí te presento 9 Pasos hacia la reconciliación con tu conyugue. A veces esto es necesario cuando eres demasiado pecador(a) como para disculparte sinceramente la primera vez. Esto es una experiencia real más a menudo de lo que nos gustaría admitir, y, en otro sentido, no lo suficientemente frecuente.

Esposas y esposos, mediten en estos pasos con ustedes mismos, en ambos roles:

Paso 1. Tu conyugue te señala algo que dijiste o hiciste que está mal o que no le agrada.

Paso 2. Tú te enojas. (Por las razones que te parecen buenas en ese momento).

Paso 3. Tienes la gracia de saber en tu mente que este enojo no es correcto delante de Dios y que una sentida disculpa, tanto por lo que tu conyugue señaló como por el enojo, es lo apropiado.

Paso 4. Eres capaz de pedir una disculpa pero no de sentirte apenado(a), porque el enojo ha endurecido tu corazón hacia tu conyugue. No te sientes sensible, no te sientes quebrantado(a), no te sientes apenado(a). Pero sabes que deberías, entonces dices, "Perdóname". Esto es mejor que el silencio. Es una gracia parcial.

Paso 5. Tu conyugue siente que estás molesto(a) y no está, comprensiblemente, satisfecho con palabras que no llevan una sentida contrición.

Paso 6. El tiempo pasa. ¿Veinticuatro horas? ¿Dos días? El Espíritu Santo, siempre paciente, e implacablemente santo, no te soltará. Él trabaja en contra del enojo. (Santiago 1:19-20). Él despierta verdades del evangelio (Efesios 4:32). Él ablanda el corazón (Ezequiel 36:26). Esto puede ocurrir a través de la lectura de la Biblia, la palabra de un amigo, la lectura de un libro o atendiendo un servicio de adoración. Mientras tanto, tu conyugue está esperando, preguntándose, orando.

Paso 7. El enojo se aquieta. La dulzura crece. La ternura se despierta. La angustia por el pecado aumenta.

Paso 8. Tú llevas a tu conyugue aparte y le dices que la primer disculpa fue la mejor que pudiste darle en ese momento a causa de tu pecado. Admites que fue insuficiente. Le dices con ternura como te sientes, y que te disculpas con el corazón, y le pides perdón.

Paso 9. En misericordia, tu conyugue te perdona y todo está mejor.

Lo que espero que hagas con esto es que, ustedes matrimonios, lo hablen entre si para ver si concuerdan con sus experiencias. Uno de los valores de construir este posible patrón dentro de sus expectativas es que pueden ser más tolerantes el uno con el otro (llamado misericordia), para que el paso 6 no parezca imposible para ninguno de los dos.


“Gracia y Paz”
Edificando Matrimonios
conforme al propósito de Dios


John Piper