jueves, 27 de febrero de 2014

LA MUJER QUE DIOS QUIERE PARA TI



Si eres un hombre soltero, tal vez te habrás afanado por encontrar a una pareja para compartir tu vida. Con el pasar del tiempo te darás cuenta que más que encontrar a esa persona, Dios pide que estemos listos para esa Ayuda idónea que Él ha preparado para nuestras vidas. No se trata tanto de buscar sino de estar alineados con los deseos y pensamientos de Dios para nuestra vida, para que cuando esa persona aparezca, estemos seguros de que también ella este alineada con los pensamientos de Dios y que por lo tanto sea el complemento que hemos esperado.

El tipo de mujer que Dios espera que busquemos para compartir nuestra vida se encuentra descrito en la Biblia. La mujer que Dios quiere para sus hijos (Proverbios 31). El pasaje muestra una serie de consejos de una madre preocupada por un hijo, donde expresa claramente el tipo de mujer que espera que su hijo elija como compañera.

1. Una mujer que enriquezca tu vida (v. 3 ): La madre de Lemuel le aconseja que no dé su fuerza a las mujeres. El término “fuerza” también significa vigor, valor y virtud. Esta frase da a entender que hay mujeres que le quitan fuerza o valor a los hombres, los hace débiles en la fe. Dios te pondrá una mujer que aporte fuerza espiritual y moral a tu vida. Alguien que se preocupe por ti, que no quite sino añada virtudes en tu vida para que juntos glorifiquen al Señor.

2. Una mujer virtuosa (v. 10): Otras versiones dicen “ejemplar”, la versión de Jerusalén dice “completa”. La palabra traducida como virtuosa es la misma que aparece en el versículo 3 como fuerza. También el versículo menciona que dicha mujer es difícil de encontrar pero no imposible. Eso indica también que no es una mujer común y corriente, es una mujer especial, es por ello que se le valora mucho más que a una piedra preciosa. Esto es porque Dios le ha dado un valor especial que aportará también valor a tu vida.

3. Una mujer confiaBLE (vv. 11-12): Es una mujer digna de confianza, en la que puedas confiar todo lo que tienes y lo que eres porque ella tendrá cuidado de ti. Debe ser una mujer de bien, una mujer que sepa administrar los recursos que tú deposites en ella.

4. Una mujer trabajadora (vv. 14-16): Una mujer trabajadora, que aporte para el crecimiento familiar. Una mujer que desde temprano está atenta a servir y a organizar para el bienestar de los suyos. Es una mujer que sabe sacar ganancia de lo que viene a su mano.

5. Una mujer HONESTA (vv. 17): El pasaje habla de una mujer que ciñe sus lomos. Efesios 6 habla que el cristiano debe estar ceñido con la verdad. Busca una mujer que su boca hable verdad, aun cuando se equivoque, que te diga la verdad de lo que hace y es. Es una mujer que se apresta o calza para trabajar. Efesios también menciona que el apresto que debemos llevar es el del evangelio. Una mujer que viva el evangelio de Cristo.

6. Una mujer próspera y que mantenga su lámpara encendida (v. 18): Es una mujer que progresa integralmente. No se conforma con lo que tiene ahora, sino que sueña con mejorar su presente y esto lo logra teniendo su lámpara encendida, siendo esta lámpara la Palabra de Dios hecha real en su vida.

7. Una mujer compasiva (vv. 19:21): Estos pasajes hablan de una mujer que con sus manos protege a los suyos y a los desprotegidos. No es una mujer egoísta, es una mujer que comparte lo que tiene y lo que sabe hacer para beneficio de todos.

8. Una mujer que se arregla (v. 22): Al parecer el arreglo personal también aparece en la lista de cualidades. El púrpura y el lino eran utilizados por los reyes, ella se arregla cual reina para los suyos. Es una mujer que se preocupa de los suyos sin descuidarse a si misma. Ella misma consigue los recursos para verse bien.

9. Una mujer que hace que su esposo sea respetado por la reputación de ella (v. 23): Es una mujer que hace que su esposo sea respetado. Una mujer que añade al prestigio de esposo con su conducta y testimonio.

10. Una mujer de cualidades (vv. 24-29): Una mujer de fuerza, de honor, de optimismo, de sabiduría, de amor para instruir, pendiente de las necesidades de su hogar y que come el pan que se ganó con trabajo no con pereza.


“Gracia y Paz”

Noviazgo y Matrimonio

¡LA GRANDEZA DE DIOS ES INESCRUTABLE!



Isaías 40:21-26
“¿No sabéis? ¿No habéis oído? ¿Nunca os lo han dicho desde el principio? ¿No habéis sido enseñados desde que la tierra se fundó? El está sentado sobre el círculo de la tierra, cuyos moradores son como langostas; él extiende los cielos como una cortina, los despliega como una tienda para morar. El convierte en nada a los poderosos, y a los que gobiernan la tierra hace como cosa vana. Como si nunca hubieran sido plantados, como si nunca hubieran sido sembrados, como si nunca su tronco hubiera tenido raíz en la tierra; tan pronto como sopla en ellos se secan, y el torbellino los lleva como hojarasca. ¿A qué, pues, me haréis semejante o me compararéis? dice el Santo. Levantad en alto vuestros ojos, y mirad quién creó estas cosas; él saca y cuenta su ejército; a todas llama por sus nombres; ninguna faltará; tal es la grandeza de su fuerza, y el poder de su dominio”

Este pasaje nos habla de la infinita grandeza y sabiduría de Dios. Ochocientos años antes del nacimiento de Jesucristo, el profeta Isaías, por revelación divina, escribió que Dios “está sentado sobre el círculo de la tierra”. Muchos siglos después los científicos todavía discutían sobre la forma de la tierra, y la mayoría de ellos aseguraba que era plana. Unos 500 años antes de Cristo, por primera vez el filósofo griego Pitágoras habló sobre la teoría de que la tierra era esférica. Sin embargo pasaron siglos hasta que en 1492 Cristóbal Colón en su viaje a América y después Fernando de Magallanes al circunnavegar la tierra en 1519 proveyeron evidencia práctica de la forma redonda de nuestro planeta.

¿Acaso puede haber alguna duda de la infinita sabiduría de Dios? La Biblia establece que Dios es Omnisciente, es decir que todo, absolutamente todo lo sabe. Dios es también Omnipotente, o sea todo lo puede. Los extraordinarios milagros descritos desde Génesis hasta Apocalipsis demuestran su infinito poder. Y en Jeremías 32:27 Dios dice: “He aquí que yo soy Jehová, Dios de toda carne; ¿habrá algo que sea difícil para mí?” Dios es además Omnipresente, es decir, puede estar en todo lugar simultáneamente. David escribe en el Salmo 139:7-8: “¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde me iré de tu presencia? Si subiere a los cielos allí, estás tú; y si en el seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás”.

También la Biblia afirma que Dios es eterno. Él siempre ha sido y siempre será. Su nombre es YO SOY, dice Éxodo 3:14. Él no ha tenido principio ni tendrá fin. Nunca ha habido un tiempo en el cual no haya gobernado, pues no se le puede sujetar al tiempo ni al espacio. Así lo expresó Moisés en Salmo 90:1-2: “Señor, tú nos has sido refugio de generación en generación. Antes que naciesen los montes y formases la tierra y el mundo, desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios”. Muchos científicos anhelan sostener la idea de que la creación fue fruto de una gigantesca explosión. Pero, ¿qué hubo antes de la explosión? Responderán: “La materia”. Pero, ¿qué hubo antes de la materia? Y en este punto no tienen respuesta alguna. Sus filosofías y razonamientos se quedan en el aire. Tiene que haber algo más allá de toda materia, y ese algo es ALGUIEN, el eterno Dios que siempre ha existido.

Por último, Dios no cambia. Él es por naturaleza inmutable. Por eso podemos confiar plenamente en todas sus promesas con la seguridad de que las cumplirá fielmente. La Biblia dice en Malaquías 3:6: “Porque yo Jehová no cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos”. Dios no cambia en su esencia o carácter, pues no hay manera de alterar lo que es completamente perfecto. Dios es completo y total. No le hace falta nada.

Por todo esto y por su infinito amor, su misericordia, su gracia y su fidelidad, dice el Salmo 145:3 que “su grandeza es inescrutable”. Y nosotros podemos contar con esa grandeza. Por eso Colosenses 2:10 afirma que nosotros estamos “completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad”. No necesitamos nada más. Ciertamente nuestro Dios merece nuestra constante alabanza y adoración. Como dijese el salmista en el Salmo 150: “Alabad a Dios en su santuario; alabadle en la magnificencia de su firmamento. Alabadle por sus proezas; alabadle conforme a la muchedumbre de su grandeza”.

ORACIÓN:
Bendito Dios, me uno al espíritu del salmista para alabarte de todo corazón por lo que tú eres y por lo que estás haciendo en mi vida. Gracias Señor. En el nombre de Jesús, Amén.

“Gracia y Paz”
Dios te Habla