miércoles, 16 de octubre de 2013

HALLOWEEN ¿UN INOCENTE JUEGO?



El 31 de octubre de cada año, se celebra en los países de Europa y los Estados Unidos, la tradicional noche de brujas, como una burda imitación de las fiestas cristianas. Impulsada por el éxito comercial que ha logrado, está cobrando auge en América Latina.

Los centros comerciales "adornan" sus vitrinas con personajes espantosos, algunos confeccionan ataúdes y según sea más diabólica su decoración (creen ellos) tendrán más éxito comercial. Se venden miles de toneladas de dulces y golosinas que las familias compran para regalar a los niños. Los negocios de ventas de disfraces incrementan considerablemente sus ventas. Los niños recorren los vecindarios tocando las puertas y pronunciando las palabras "Trick or treat" (trato o treta) a lo que la gente responde regalándoles caramelos, si no algunos niños les pintan las paredes o le hacen algunas travesuras.


¿QUÉ SIGNIFICA HALLOWEEN?

El Halloween, palabra que significa: la víspera de todos los santos, en inglés, "All hallow´s E´ening". Era una fiesta instituida por los druidas (sacerdotes, hechiceros y magos de las religiones paganas de la parte norte de Europa y que influenciaron a las culturas célticas por más de dos mil años hasta la introducción del cristianismo). Esa noche se celebraba el año nuevo de los druidas o el día de Samhain (dios de los muertos). Los druidas dirigían a sus seguidores en adoraciones diabólicas en las cuales sacrificaban animales y vidas humanas.

Un ex-sacerdote satánico llamado Colenn Hoobs, ahora convertido al cristianismo, fue iniciado desde los siete años en el satanismo, testificó: "participé junto con una niña de diez años llamada Becky, en un ritual donde estábamos casados con la Bestia, nos quitaron la ropa, hubo mucho abuso sexual y cruentos sacrificios de animales cuya sangre la derramaban sobre nosotros e invocaban a Lucifer. El día de Halloween nos pasearon por varias habitaciones de una casa y pusieron a Becky en un altar de piedra donde mataban animales y personas, y violaban a los niños antes de sacrificarlos, nunca más lo volví a ver. Por eso Halloween para mí es un día muy triste y diabólico".

Otro caso que llamó poderosamente la atención sucedió en la ciudad de Nueva York, donde el 15 de noviembre de 1989 fue condenado a cadena perpetua Robert Brown. Había asesinado a 10 personas en rituales satánicos. Les devoró el corazón y bebió sangre durante las misas negras que organizaba.


SÍMBOLOS SATÁNICOS

Halloween tiene símbolos característicos que tienen mucha relación con el ocultismo:

La bruja, en inglés Witch, palabra que deriva de una palabra sajona "Wiccan" que literalmente significa la que practica encantamientos, torcida o defectuosa, adoradora de la naturaleza y según la Biblia es hechicera o que tiene prácticas demoníacas.

La estrella de cinco puntas y encerrada en un círculo que es el emblema de los satanistas como Anton Lavey (autor de la "Biblia Satánica") y es usada actualmente por los seguidores de la New Age (nueva era).

Otros símbolos: murciélagos, gatos negros, fantasmas, esqueletos, telas de araña, y todo lo que representa el terror y el miedo.


SACRIFICIOS DE NIÑOS

La costumbre del ¡Trick or Treat!, trato treta, regalo o travesura; la establecieron los Druidas. Cuando llegaban a una casa y demandaban un niño para sus sacrificios, la víctima era el regalo que recibían. A cambio dejaban una calabaza con ojos en la que encendían una vela hecha de grasa humana para evitar (según ellos) que los demonios mataran a los moradores esa noche. Cuando alguien no podía satisfacer la demanda de los Druidas, estos, pintaban un símbolo en el frente de la casa. Aquella noche Satanás o sus demonios mataban a alguien en aquella casa.

No es casualidad que en los días de Halloween aparezcan niños mutilados y asesinados. Los seguidores del diablo colocan en las golosinas sustancias venenosas, drogas, navajas de afeitar, pedazos de vidrio, alfileres, etc. Las que engañosamente son ofrecidas a los niños quienes heridos o muertos por tales golosinas son luego dedicados a satanás en rituales donde los brujos y satanistas beben la sangre de sus víctimas para obtener más poder para sus hechizos.

Esta fiesta ha llegado a ser el día del Diablo y es reconocida por cientos de adoradores del diablo y grupos ocultistas en muchos lugares.

Los rituales generalmente terminan en perversiones sexuales, prácticas hechiceras y sacrificio de niños.


¿QUÉ DICE DIOS?

-Los encantadores, adivinos y hechiceros son abominables delante de Dios:

Deuteronomio 18:10-12
"No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos. Porque es abominación para con Jehová cualquiera que hace estas cosas…"


- Las obras de las tinieblas deben ser reprendidas:

Efesios 5:11
"Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas".

El diablo quiere que creamos que esto es un simple juego de niños para que participemos de una fiesta dedicada a él. ¡No participes en este juego satánico! ¡No te dejes engañar! ni permitas que tus hijos y sobrinos participen de una fiesta de brujas, pues después de Halloween muchos niños sufren alteraciones nerviosas, tienen pesadillas y no pueden dormir.

Jesús dijo:

Juan 8:32
"Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres".

Recibe a Jesucristo como tu único y suficiente Salvador, sólo El podrá guiarte a la vida eterna.

“Gracia y Paz”

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ORACIÓN



Bendito Dios, te ruego me des fuerzas para soportar todo sufrimiento y maltrato que se presente en mi vida por cumplir tu voluntad. Ayúdame a ser testimonio fiel de que Cristo vive en mí, para la honra y la gloria de tu nombre. En el nombre de Jesús, Amén.

¿ESTÁS PREPARADO PARA PADECER POR CRISTO?



1 Pedro 4:12-16
“Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese, sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría. Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros. Ciertamente, de parte de ellos, él es blasfemado, pero por vosotros es glorificado. Así que, ninguno de vosotros padezca como homicida, o ladrón, o malhechor, o por entremeterse en lo ajeno; pero si alguno padece como cristiano, no se avergüence, sino glorifique a Dios por ello”.

La primera carta del apóstol Pedro fue dirigida a “los expatriados de la dispersión”, cristianos (tanto hebreos como gentiles) que habían salido al exilio después de la destrucción de Jerusalén. Estos creyentes estaban soportando fuertes pruebas por causa de su fe, y en esta carta Pedro intenta darles consuelo y estímulo. Para ello les exhorta a vivir una vida caracterizada por el amor y libre de toda maldad, “no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición” (1 Pedro 3:8-9).

Sabiendo que sus discípulos encontrarían todo tipo de oposición, desprecio y humillaciones por parte del mundo, Jesús les dijo en la enseñanza del Sermón del Monte: “Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo” (Mateo 5:11). “Vituperar” significa difamar, maltratar, atropellar. Todo esto tuvieron que soportar los primeros cristianos. Ahora, el apóstol Pedro, recordando las palabras del Maestro y basado en su propia experiencia, escribe en el pasaje de hoy: “Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros”.

Un misionero que visitó la lejana región de Siberia en la parte oriental de Rusia, compartió una pequeña historia acerca de una conversación que tuvo con una joven que trabaja en una emisora cristiana en la ciudad de Magadan. Ella le contó que había aceptado a Cristo como su Salvador hacía varios años, y que desde entonces su fe había crecido extraordinariamente. Al igual que la mayoría de los cristianos rusos, esta joven tiene mucha esperanza en el futuro, pero a la vez es realista respecto a lo que podría pasar en su tierra natal. En medio de la conversación, ella pronunció una frase que hizo estremecer al misionero. Le dijo: “Yo me estoy preparando para la persecución”.

En la actualidad, en muchas partes del mundo cientos de miles de nuestros hermanos están siendo maltratados, torturados, encarcelados y hasta ejecutados sólo por haber profesado su fe en nuestro Señor Jesucristo. Tenemos también el ejemplo de aquellos primeros cristianos que fueron víctimas de tan inhumana persecución, muchos de los cuales sufrieron terribles muertes mientras cantaban himnos alabando a Dios. Los que vivimos en países donde se puede practicar con libertad cualquier religión, no hemos tenido que sufrir este tipo de persecución, pero sin duda habrá ocasiones en las que el profesar nuestra fe y comportarnos como hijos de Dios nos puede traer el rechazo y la burla de aquellos que actúan conforme a las costumbres del mundo. Entonces surge la pregunta: ¿Estás tú preparado para ser vituperado por el nombre de Cristo? ¿Estás preparado para recibir humillaciones y maltrato por causa de nuestro Señor?

Solamente podremos decir que estamos preparados, cuando nos hayamos entregado totalmente al Señor, cuando hayamos muerto a la carne y nuestra vida refleje en todos los aspectos la vida de Jesús, cuando podamos afirmar como el apóstol Pablo: “Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia” (Filipenses 1:21). Y esto solamente podemos lograrlo buscando una íntima comunión con Dios, por medio de la oración y la lectura de su palabra cada día de nuestras vidas.

ORACIÓN:
Bendito Dios, te ruego me des fuerzas para soportar todo sufrimiento y maltrato que se presente en mi vida por cumplir tu voluntad. Ayúdame a ser testimonio fiel de que Cristo vive en mí, para la honra y la gloria de tu nombre. En el nombre de Jesús, Amén.


“Gracia y Paz”
Dios te Habla

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¿CÓMO ESTUDIAR LAS ESCRITURAS?



A muchos nos resulta muy difícil seguir un programa de estudio de las Escrituras. Y sobre manera entender lo que Dios quiere revelarnos. Las infinitas profundidades de la Palabra, así como las glorias morales de la Persona de Cristo, se revelan únicamente a la fe y según las necesidades. Esto simplifica notablemente el asunto. No es talento ni capacidad intelectual lo que se necesita, sino la natural sencillez de un niño. El Autor de las santas Escrituras es quien abrirá nuestro entendimiento a fin de que podamos recibir sus preciosas enseñanzas. Y seguramente lo hará, si tan sólo esperamos en él con todo nuestro corazón.

Mas nunca debemos perder de vista el hecho fundamental de que nuestro conocimiento se incrementará en la medida que pongamos en práctica lo que sabemos. De nada aprovechará sentarse cual ratón de biblioteca a estudiar la Biblia. Podemos llenar nuestro intelecto de conocimientos bíblicos, saber al dedillo las doctrinas de la Biblia y la letra de la Escritura sin una jota de unción o de poder espiritual. Debemos acudir a las Escrituras de la misma manera que un hombre sediento acude a una fuente; del mismo modo que un hombre hambriento va en busca de comida; de la misma forma que un navegante acude a su mapa. Debemos recurrir a las Escrituras por cuanto sin ellas no podemos hacer absolutamente nada. Acudimos a ellas no solamente para estudiarlas, sino para alimentarnos. Los instintos de la nueva naturaleza nos conducen naturalmente a la Palabra de Dios, así como el niño recién nacido desea la leche que lo hará crecer. El nuevo hombre crece cuando se alimenta de la Palabra.

De ahí la gran importancia práctica de este asunto relativo a cómo estudiar las Escrituras. Está íntimamente relacionado con nuestra condición moral y espiritual, con nuestro andar diario, con nuestros hábitos y con nuestra conducta. Dios nos ha dado su Palabra para formar nuestro carácter, para gobernar nuestra conducta y para dirigir nuestros caminos. Por esta razón, si la Palabra de Dios no ejerce una influencia formativa y un poder gobernante sobre nosotros, es el colmo de la insensatez pensar en acumular una gran cantidad de conocimientos bíblicos en la cabeza. Esto sólo nos infla, nos envanece y nos engaña. Es algo muy peligroso manejar verdades sin sentirlas; ello fomenta fría indiferencia, liviandad de espíritu y endurecimiento de la conciencia, algo horroroso para santos de formal piedad. No hay nada que nos empuje más hacia las garras del enemigo que un cúmulo de conocimiento intelectual de la verdad sin una conciencia sensible, un corazón sincero y una mente recta. La mera profesión de la verdad sin que ésta haga mella en la conciencia ni se manifieste en la vida constituye uno de los mayores peligros de nuestros días. Es muchísimo mejor conocer poco en forma real y efectiva que acumular gran cantidad de verdades que yacen impotentes en la región del entendimiento sin ejercer ninguna influencia formativa en la vida. Prefiero con mucho hallarme honestamente en Romanos 7 que ficticiamente en el capítulo 8. En el primer caso, estoy seguro de proceder a derechas; mientras que, en el segundo, ¡quién sabe qué será de mí!

No existe ningún manual o instructivo humanos que nos ayuden a estudiar las Escrituras. El Señor, sin duda, puede darnos la inspiración necesaria para hacerlo y aprender para nuestra instrucción y edificación. Es maravilloso subrayar la rica gracia del Señor que nos dará de su alimento y nos enseñará como tomarlo para que nos sea de provecho.

Pero, repito, se requiere de diligente dependencia del Señor para no abusar de este don tan precioso; en otras palabras, a fin de que no seamos llevados a «vivir de prestado». Si verdaderamente dependemos de Dios, él nos dará lo conveniente; pondrá en nuestras manos el libro adecuado; nos alimentará con los medios apropiados. Es, pues, de él de quien lo recibimos; y lo hacemos en comunión con él. De esta manera, lo que Dios nos dé será refrescante, vivo, poderoso y formativo; hablará al corazón y brillará en la vida; creceremos en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. ¡Precioso crecimiento!

Por último, debemos recordar que la santa Escritura es la voz de Dios, y que la Palabra escrita es la transcripción de la Palabra viviente. Solamente por la enseñanza del Espíritu Santo podemos realmente entender la Escritura, y él revelará sus profundidades vivientes de acuerdo a nuestra Fe y necesidades. Nunca olvidemos esto.


“Gracia y Paz”

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