martes, 26 de enero de 2016

LAS PALABRAS TIENEN PODER



Las palabras tienen poder. De las palabras depende, muchas veces, la felicidad o la desgracia, la paz o la guerra.

Una palabra es capaz de arruinar algo por lo que hemos luchado o que hemos tardado mucho tiempo en construir y una palabra es capaz de regenerar y de curar.

Las palabras no se las lleva el viento, dejan huella y jamás se pueden recuperar una vez que han salido de nuestra boca.

Los griegos decían que la palabra era divina y elogiaban el silencio.

Con palabras insultantes, despectivas o agresivas hacemos daño a las personas provocando heridas, creando resentimientos y dolor que, tarde o temprano, se volverán en contra nuestra.

Una palabra irresponsable puede encender discordias. Una palabra cruel puede arruinar una vida. Una palabra con resentimiento puede causar odio. Una palabra brutal puede herir o matar.

Una palabra amable puede suavizar las cosas y hacer que una verdad sea aceptada. Una palabra alegre puede iluminar el día. Una palabra oportuna puede aliviar la carga. Una palabra de amor puede curar y dar felicidad.

Las palabras son la manifestación de nuestro mundo interior, por ello hemos de cuidar nuestro lenguaje. Si nuestras palabras son amables, los ecos que escucharemos también lo serán.

Los pensamientos se convierten en palabras y muchas enfermedades son producto de nuestros pensamientos. Cuida tus palabras.

De ti depende si las usas para bien o para mal, tanto para ti como para los demás.

Cuando estés airado/a o resentido/a, no hables.

Cuida tus palabras. Las palabras tienen poder.


¡Gracia y Paz!

¡PERDONAR ES AMAR!



Proverbios 17:9

“El que perdona la ofensa cultiva el amor; el que insiste en la ofensa divide a los amigos”.

¿QUÉ HAY EN EL SALMO 23?