jueves, 13 de septiembre de 2012

¿ESTÁS PREDICANDO LA PALABRA?


2 Timoteo 4:1-5
“Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas. Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio”.

En este pasaje, el apóstol Pablo le dice a su hijo espiritual Timoteo que predique la palabra de Dios, que exhorte, que inste, que redarguya y reprenda “a tiempo y fuera de tiempo”. Esto no quiere decir que no se debe tener en cuenta el momento de hablar, pues en la evangelización al igual que en todo tipo de contacto humano existen reglas de cortesía que se deben tener en cuenta. Lo que Pablo quiere decir es que no se debe vacilar ni ser tímidos para hablar a otros acerca de la salvación a través de Cristo en toda oportunidad que se presente. Hay, sin duda, urgencia en la exhortación de Pablo. Ciertamente el mensaje a predicar es cuestión de vida o muerte, pues algún día cada ser humano se presentará delante de Jesucristo, quien “juzgará a los vivos y a los muertos”.

Esta carta de Pablo bien pudo haber sido dirigida a cada cristiano en los tiempos actuales. Estos son exactamente los deberes de todo aquel que se considere a sí mismo un seguidor de Cristo. Hay además una fuerte advertencia acerca de la existencia de maestros y pastores que “apartan de la verdad el oído”, y predican "las fábulas” que el mundo desea escuchar. Lamentablemente esto lo estamos viendo con frecuencia en estos tiempos, por lo que debemos estar firmes en la verdad de la Palabra de Dios estando “siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que demande razón de la esperanza que hay en nosotros” (1 Pedro 3:15).

Muchos “no sufrirán la sana doctrina”, es decir no tolerarán, no soportarán la enseñanza pura del Evangelio, la verdad de Dios. En contraste, tendrán una disposición para prestar atención a cualquier doctrina, enseñanza u opinión que les haga sentir confortables. Estos son los que tienen “comezón de oír”, los cuales rechazan la sana doctrina y buscan una enseñanza que se ajuste a sus propios deseos y concupiscencias. Por ejemplo, si les ofende la declaración de Cristo de que “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6), prefieren escuchar a un “pastor” o a alguien que les diga que hay muchas maneras de llegar al cielo. Claro que nada de esto es nuevo, pues hace dos mil años Jesús lo anunció, advirtiendo a sus discípulos: “Mirad que nadie os engañe; porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y engañarán a muchos” (Marcos 13:5-6).

Es deber de todo cristiano predicar la palabra de Dios. No quiere esto decir que tiene que ser desde un púlpito o dirigiéndose a una multitud. Cuando Jesús dijo a sus discípulos antes de ascender al cielo: "Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura" (Marcos 16:15), les estaba exhortando a compartir lo que él les había enseñado con todos los que encontraran en su camino. Esta debe ser nuestra actitud mientras estemos en este mundo. Para ello debemos estar preparados para cuando se presente la oportunidad de hablarle a alguien acerca de la salvación eterna. Esto no resulta fácil pues el mundo en que vivimos es cada vez más corrupto y malvado y generalmente rechaza la verdad del Evangelio, pero debemos seguir el consejo que Pablo da a Timoteo: “Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio”.

Si eres un creyente, mantente firme en tus deberes cristianos, busca diariamente el rostro del Señor en oración, escudriña su Palabra y medita en ella. Allí hallarás el conocimiento y la sabiduría que necesitas para ser un ministro de nuestro Señor Jesucristo.

ORACIÓN:
Padre santo, es mi deseo cumplir con mis deberes como hijo tuyo, y honrarte con mi comportamiento. Te ruego me capacites y me des la sabiduría que necesito para predicar tu palabra y servirte como tú esperas que yo lo haga. En el nombre de Jesús, Amén y Amén.

“Gracia y Paz”
Dios te Habla 

EL ADULTERIO EN EL MATRIMONIO


Proverbios 6:32
“Mas el que comete adulterio es falto de entendimiento; Corrompe su alma el que tal hace”.

El adulterio es una acción destructora que causa mucho daño al alma del adúltero(a).

Hoy en día hay una epidemia de adulterios en nuestra sociedad contemporánea. Las causas más comunes son:

La Inconformidad: Cuando alguno de los miembros del matrimonio se siente inconforme y no sabe expresarlo, eso puede conducir a un enfriamiento paulatino de la relación que abre la posibilidad de que otra persona intervenga y comience a suplir esa necesidad. Si no se sabe controlar la situación, la posibilidad de adulterio es muy alta.

La rutina: Es una actitud de desgano que ignora la necesidad de mantener viva la relación con acciones pro-activas para el matrimonio. Es lamentablemente muy fácil caer en la rutina por causa del excesivo trabajo, de las múltiples obligaciones y el no saber cómo organizar bien el tiempo. La rutina enfría el amor y abre espacio para una relación de adulterio.

La intolerancia: Es una actitud que definitivamente va destruyendo una relación. Cuando uno de los cónyuges mantiene una actitud intolerante de manera muy frecuente, va minando las energías de su pareja y esta generalmente opta por quedarse callado(a) y se separa emocionalmente. Si conoce a alguien que le trata con amabilidad y cortesía, es muy probable que se sienta atraído(a) a esa persona.

El egoísmo y el orgullo: Son también actitudes que lesionan fuertemente las relaciones. Si uno de los miembros o los dos, tienden a pensar más en sus necesidades y gustos sin tomar en cuenta las del cónyuge. Estas actitudes generan discusiones y frecuentemente ofensas mutuas que lastiman mucho las relaciones. Si aparece otra persona con un trato diferente, entonces la posibilidad de adulterio se asoma.

La debilidad espiritual de las personas hace que no tengan la fuerza para evitar las tentaciones del adulterio y entonces se dejan llevar por la emoción del buen trato y la amabilidad de otra persona, al punto que les hace pensar que con esa persona si podrían llevarse mucho mejor que con su pareja. En realidad en la mayoría de los casos no sucede eso, pero en el proceso, se destruyen una o varias familias.

Al que comete adulterio le falta sensatez; el que tal hace corrompe su alma. La práctica del adulterio corrompe el alma de las personas y las vuelve insensatas e incapacitadas para hacer feliz a una familia y protegerla debidamente.

“Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios” (Marcos 7:21).  De las motivaciones internas del corazón salen los malos pensamientos. Por esta razón debemos llevar todo pensamiento cautivo a la obediencia a la palabra de Dios, para que esta prevalezca y nos libre de toda tentación.

“Manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lujuria” (Gálatas 5:19). El adulterio es una manifestación de nuestra naturaleza humana pecaminosa, que solo se puede combatir con crecimiento espiritual.

Si tu matrimonio está en riesgo de adulterio, busca ayuda de inmediato con un Pastor o un Ministro especializados en matrimonios. No dejes pasar el tiempo. La atención al matrimonio es de prioridad máxima.

Tú matrimonio y tu familia es el tesoro más valioso que Dios te ha dado. CUÍDALO!

“Gracia y Paz”
Noviazgo y Matrimonio

SU PALABRA ES ETERNA


Salmo 119:89
“Para siempre, oh Jehová permanece tu Palabra...”,

El profeta Isaías declaró: “Secase la hierba, marchitase la flor; mas la Palabra del Dios nuestro permanece para siempre”, Isaías 40:8.

Dios hecho hombre en la persona de nuestro Señor Jesucristo, dijo: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”, Mateo 24:35.

El apóstol Pedro, escribe: “La Palabra de Dios que vive y permanece para siempre... La hierba se seca, y la flor se cae; mas la Palabra del Señor permanece para siempre. Y esta es la Palabra que por el evangelio os ha sido anunciada”, 1 Pedro 1:23-25.

¡La Palabra de Dios es simiente de vida eterna! Jesús dijo: “Las palabras que yo os hablo son espíritu y son vida”, Juan 6:63; “De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna”, Juan 6:47.

La Palabra de Dios es fuente inagotable y eterna de energía, de vida creadora y sustentadora de todo lo creado. La Palabra de Dios es penetrante más que toda espada de dos filos, pues no existe en todo el universo, área, lugar, condición, circunstancia o corazón endurecido donde no puede penetrar. La Palabra de Dios penetra hasta donde se unen el alma y el espíritu, que es lo más íntimo y secreto que tiene el ser humano: al espíritu humano “muerto en delitos y pecados”, lo vivifica y le imparte vida eterna; al alma humana corrompida por el pecado, la limpia y la santifica; al cuerpo humano, penetra “hasta las coyunturas y tuétanos”, lo sana de toda clase de enfermedad, lo revitaliza, y le prolonga la vida física; a la mente humana la purifica en su lectura, meditación y estudio, y así “tenemos la mente de Cristo”(1 Corintios 2:16).

Amados, y así como Dios es eterno, su Palabra es eterna… ¡Gloria a Dios por su Palabra!

“Gracia Y Paz”
Impacto Evangelístico

MALAS PALABRAS


Efesios 4:29
“Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes”

Hoy en día decir malas palabras se ha hecho una mala costumbre, la cual podemos adquirir al juntarnos con malas personas o en el ambiente que estemos y en el que hayamos crecido. Las palabras son un reflejo de nuestro corazón y se transmite por medio del habla.

Bien sabemos que al caminar con Cristo y con ayuda del Espíritu Santo, vamos corrigiendo nuestro actuar, nuestro decir y nuestro ser, por lo tanto, esa debilidad por decir malas palabras en un momento debe terminar. En el poder de Cristo, Él elimina nuestras debilidades. Un buen lenguaje es muy importante para los hijos del Señor, siendo reflejos de Él. En el nombre de Jesús, amén y amén.

“Gracia y Paz”
Pan de Vida

VOLAR SOLO


1 Corintios 3:16
“¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?”

Los días 20 y 21 de mayo de 1927 marcaron un hito en la historia de la aviación, cuando Charles Lindbergh hizo el primer vuelo solo y sin escalas a través del Océano Atlántico. Ha habido muchos vuelos más que lo cruzaron, pero ninguno con un piloto que volara solo. Fue un logro histórico. Cuando Lindbergh aterrizó en Le Bourget Field, en París, una multitud de admiradores se agolpó para aplaudirlo por su proeza. Más tarde, cuando volvió a los Estados Unidos, lo honraron con desfiles y recompensas en reconocimiento a su valentía y espíritu individualista.

Aunque el vuelo a solas de Lindbergh fue peligroso, vivir en nuestro mundo caído puede ser mucho peor. Sin embargo, los seguidores de Cristo podemos sentirnos estimulados y consolados al saber que nunca tenemos que «volar solos». La noche antes de su crucifixión, Jesús prometió que no nos abandonaría, sino que enviaría su Espíritu para que morara en y con nosotros (Juan 14:16-17). Más adelante, el apóstol Pablo lo confirmó, diciendo: «¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?» (1 Corintios 3:16).

En un mundo colmado de dificultades y desesperanza, podemos cobrar ánimo. El Espíritu Santo vive en nuestro interior y nos brinda su paz y su consuelo (Juan 14:26-27). ¿Acaso no estás agradecido de no tener que volar solo?

El Espíritu en nuestro interior nos garantiza que nunca estamos solos.

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LEA: Juan 14:15-27
Biblia en un año: Ezequiel 31–33
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“Gracia Y Paz”
Nuestro Pan Diario

EL AMOR DE DIOS


1 Juan 4:16
"Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que vive en amor, vive en Dios, y Dios en él".

Dios es santo, y no puede tolerar el pecado; esto me da preocupación. Dios es justo, y castigará a los pecadores; esto me da más preocupación. Pero el hecho de que Dios es amor, y envió a su Hijo para salvarnos; esto me da esperanza y regocijo. Es interesante que de todas las cosas que se pueden decir de Dios, Él ha escogido éstas tres breves palabras para decirnos como es Él: Dios es Amor. Démosle gracias y alabanzas que Él es como Él es; no es déspota, no es tirano, sino nuestro benévolo Padre celestial. ¿Y que tanto nos quiere Dios? ¿Se puede medir el amor de Dios? La Biblia nos da un indicio del grado de su amor. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” Juan 3:16.

¡Que amor! “¿Cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande?” Hebreos 2:3

“Gracia y Paz”
Un Versículo de la Biblia cada Día

EL JUICIO


2 Corintios 5:9-10
“Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables. Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo”.

Todo cristiano es responsable ante el Señor Jesús de cómo vivió. No comparecemos delante del gran trono blanco de Apocalipsis 20:11; allí es donde serán juzgados los incrédulos. En vez de eso, estaremos delante del tribunal de Cristo para dar cuenta de nosotros mismos.

Tal vez esto parezca una contradicción: los creyentes no serán juzgados, sino que estarán delante del tribunal de Cristo. La palabra griega que usa 2 Corintios para “tribunal” es bema, que significa “lugar de rendición de cuentas”. Por eso, quienes creemos en el Salvador no seremos condenados, sino que viviremos y le rendiremos cuentas.

No hay que confundir la responsabilidad con ofrecer una defensa. No defenderemos nuestras acciones sin valor —esas cosas que dijimos e hicimos, que no trajeron honra al Señor o que deshonraron su nombre. Dios asemeja nuestras obras egoístas a madera, heno y hojarasca, que son cosas que solo sirven para el fuego (1 Co 3:13). Las palabras, las acciones de valor y los pensamientos serán premiados en el cielo.

Lo que será juzgada es la calidad de nuestro trabajo. Dios ha dado a cada creyente un propósito específico, junto con la personalidad, los talentos y los dones espirituales necesarios para llevarlo a cabo. La pregunta que será respondida en el tribunal de Cristo será: ¿Viví en realidad mi decisión de honrar y glorificar a Dios?

Estar de pie ante el tribunal de Cristo es algo que anhelamos. No tenemos que temer, ya que somos amados coherederos con Cristo (Ro 8:17, 34). Por su sacrificio, tenemos derecho a los tesoros del cielo. Él está deseoso de repartirlos como recompensa por la fidelidad y la obediencia.

“Gracia y Paz”
Meditación Diaria