jueves, 14 de junio de 2012

LA IGLESIA QUE NECESITAMOS (Tercera Parte)

Hechos 1:42. 46, 17
“Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones… Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo en las casas, comían juntos, con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo”.

Era una iglesia donde había perseverancia en el partimiento del pan. El contexto sustenta la interpretación de que se trataba del cumplimiento de la ordenanza de la Cena del Señor. Era una de las ordenanzas que se practicaban asiduamente entre los cristianos de la iglesia primitiva. A lo largo de Hechos, se apreciará esto. El término partimiento del pan, aparece dentro de una secuencia de vida eclesial, donde se instruye a los creyentes, se practica la comunión y se parte el pan, acompañando a todo esto de oraciones. Aspectos propios, todos ellos, de una expresión cúltica. La institución de la ordenanza como proclamación de la obra salvífica realizada y de la esperanza en Su venida (1 Co. 11:23-26). Hay claros indicios de que la iglesia primitiva se reunía cada primer día de la semana para partir el pan (20:7).

En la celebración del culto cristiano y de la vida cristiana en general, las oraciones formaban parte vital. Se ha considerado esto ya antes. Se seguirá haciendo a medida que las muchas ocasiones en que se presenta a los cristianos orando vayan apareciendo. Baste resaltar aquí que la oración es el gran recurso del creyente y la Escritura exhorta continuamente a orar (1 Ts. 5:17). Esta es una de las mayores necesidades en la iglesia actual. La oración ha sido sustituida por la alabanza, en sentido mayoritariamente musical. Sin oración no hay vida victoriosa. Es una de las sendas antiguas que hemos de recuperar.

Las actividades de la Iglesia se manifiestan en el día a día, que es el sentido de la traducción literal y cada día. La primera manifestación de vivir cotidiano tiene que ver con la asiduidad a las reuniones de la congregación. Lucas dice que se reunían cada día en el templo. Llama la atención dos aspectos de las reuniones en el templo: eran masivas: “perseveraban”, luego la gran mayoría de los cristianos se reunían como congregación; eran diarias. Con el tiempo se debilitaría la espiritualidad en muchos creyentes y con ello la asistencia a las reuniones se vería mermada. Esa es la razón de la exhortación que hace el escritor de la Epístola a los Hebreos: “no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre” (He. 10:25). En Jerusalén las reuniones eran diarias, mientras que en otros lugares como Troas se congregaban el domingo (20:7). No tiene importancia la periodicidad de las reuniones, pero sí lo tiene el hecho de reunirse los hermanos. La ausencia a la congregación impide el crecimiento espiritual de quienes no asisten habitualmente, al no estar bajo la influencia de la Palabra que se estudia y expone. En las reuniones de la iglesia se animan los creyentes por el estudio y aplicación de la Palabra, por el fervor del Espíritu y por el aliento que se comunican los hermanos entre sí, para ir adelante sin declinar en el testimonio y en la fe, a pesar de las dificultades. Un creyente espiritual, es decir, controlado por el Espíritu, asiste y persiste en las reuniones.

“Gracia y Paz”
(Samuel Pérez Millos)

JEHOVÁ PENSARA EN MI

Salmo 40:12-13
“Me han rodeado males sin número…Quieras, oh Jehová, librarme; Jehová apresúrate a socorrerme”.

Este es un mensaje corto para aquellos que están experimentando una situación dolorosa, abrumadora. No me estoy dirigiendo a aquellos que ahora disfrutan de un tiempo de descanso después de sufrir, los cuales no están con dolor ni pena. Gracias a Dios por esos tiempos de tranquilidad y descanso.

Más bien, me refiero a los que están viviendo con penas profundas y situaciones de crisis increíbles: divorcio, hijos drogadictos o en prisiones, secuestros, la muerte de un conyugue. Una mujer que está tan enamorada de Jesús acaba de perder a sus tres hijos que murieron sofocados en un fuego. Un pastor se lamenta por su esposa, la cual lo dejó a él y a sus hijos por una amante lesbiana.  Y son muchas las personas devotas que están abrumadas con penas y dolores.

Tengo un mensaje para usted que está sufriendo dolor y pena, usted que está viviendo con lamento  o dolor. En el Salmo 40: 16-17, David clamó, “Gócense y alégrense en ti todos los que te buscan…Aunque afligido yo y necesitado, Jehová pensará en mí.  Mi ayuda y mi libertador eres tú; Dios mío no te tardes”.

He sido tan bendecido y consolado por esta línea en el verso 17: “Jehová pensará en mí.”Imagine eso. El Señor Dios que creó todas las cosas, el Dios de este universo, está pensando en mí.

Aún ahora, en esta misma hora, sus pensamientos son acerca de usted, en su hora de necesidad.

Cuando Israel estaba cautivo en Babilonia, lamentándose de la pérdida de casas y familias, y soportando aflicciones y problemas, Dios les envió una palabra a través de Jeremías: “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis” (Jeremías 29:11). Dios le dijo a su pueblo, “Vuestra pesadilla va a terminar. Yo sólo tengo pensamientos buenos, amorosos para con vosotros, y si me buscáis con todo vuestro corazón, me encontraréis” (ver Jeremías 29:11-13).

Dios no está enojado con usted. Personas santas son afligidas, así que no vacile en su confianza en él. En tiempos de estrés y sentimientos de soledad y penas, ore. Derrame su corazón al Señor. Él está pensando en usted – y él está trabajando para usted.

“Gracia y Paz”
(David Wilkerson)

¿SIENTES AGOTAMIENTO ESPIRITUAL?



 Salmo 69:1-3
“Sálvame, oh Dios, porque las aguas han entrado hasta el alma. Estoy hundido en cieno profundo, donde no puedo hacer pie; he venido a abismos de aguas, y la corriente me ha anegado. Cansado estoy de llamar; mi garganta se ha enronquecido; han desfallecido mis ojos esperando a mi Dios.”

Todos hemos experimentado alguna vez agotamiento físico; esos momentos cuando estamos sumamente cansados de nuestras muchas actividades diarias. Por regla general una noche de sueño en una cómoda cama es suficiente para eliminar totalmente el cansancio. Hay otras ocasiones en las que sentimos agotamiento mental. Quizás hemos usado mucho la mente en el trabajo o resolviendo situaciones que requieren pensar en exceso. Si dejamos de ejercitar la mente por varias horas, y nos relajamos escuchando una música suave, por ejemplo, lo más probable es que el cansancio mental desaparezca. Pero hay un tipo de agotamiento que va más allá de lo físico y lo mental, y que nos afecta de una manera mucho más profunda. Se trata del agotamiento espiritual.

En el pasaje de hoy, David describe una situación tan dura en su vida que el sufrimiento y la angustia hacen que él se sienta “hundido en cieno profundo.” Muchos comentaristas bíblicos coinciden en que David escribió este Salmo durante la rebelión de su hijo Absalón. ¿Cómo debió sentirse espiritualmente al declarar que “las aguas han entrado hasta el alma.”? El sabe bien que su única fuente de socorro y consuelo es su Creador. Por eso clama: “Sálvame, oh Dios.” Pero al mismo tiempo declara que está cansado de llamar, su garganta se ha enronquecido y “han desfallecido mis ojos esperando a mi Dios”. Lo está matando “la falta de respuesta a su oración”. Está agotado espiritualmente. ¿Qué hacer? Más adelante en este Salmo, David manifiesta su fe proclamando: “Alabaré yo el nombre de Dios con cántico, lo exaltaré con alabanza.” (v.30). Y después afirma: “Buscad a Dios, y vivirá vuestro corazón” (v.32).

Jesús se encontró también en una situación similar. En Getsemaní, a pocas horas de su muerte en la cruz, sintió tal angustia en su alma que les dijo a sus discípulos: "Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo." (Mateo 26:38). Y entonces se apartó y se postró en oración diciendo: “Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. Y se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle. Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra.” (Lucas 22:42-44). Ciertamente Jesús estaba espiritualmente agotado. En su condición de Dios él sabía exactamente todo lo que le esperaba: las humillaciones, los latigazos, cada clavo que sería clavado en su cuerpo, pero en su condición humana no tenía la fuerza ni el valor para soportarlo. Sin embargo no era sólo el dolor en el aspecto físico lo que afectaba a Jesús de esa manera, aún más doloroso era el aspecto espiritual de aquel proceso, aquella copa que debía beber, los pecados de toda la humanidad de aquel tiempo, de nuestros tiempos y de todos los tiempos hasta que él vuelva. Aquel que nunca pecó debía cargar sobre sí con los pecados más horribles, asquerosos y miserables que pudiésemos imaginar. Cuando terminó de orar, habiendo sido fortalecido, Jesús se dirigió a la cruz del Calvario y allí entregó su vida por todos nosotros.

Y ahora, porque él sufrió esa dura experiencia, porque fue tentado y salió victorioso, porque estando espiritualmente agotado recibió la fortaleza del Padre, Jesús puede decirnos a cada uno de nosotros: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.” (Mateo 11:28-30).

¿Te sientes agotado espiritualmente? Ven al Señor con tus cargas. Dedica tiempo todos los días a buscar su rostro en oración y a la lectura de la Biblia. Descansa en él, y disfrutarás de esa preciosa paz que sobrepasa todo entendimiento.

ORACIÓN:
Padre santo, hoy traigo ante ti todas mis cargas, mis afanes y mis angustias y te ruego me fortalezcas por medio del poder de tu Santo Espíritu y me des el descanso espiritual que tanto necesito. En el nombre de Jesús, Amén.

“Gracia y Paz”

ACUDAMOS A LA FUENTE


Jeremías 2:13
“Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua”.

Para nosotros, como creyentes, nuestro contentamiento debe ser guiado por la actitud interior y las decisiones que tomamos, en vez de las circunstancias externas. Pablo había aprendido este secreto, y por eso podía tener gozo y paz en cualquier situación, ya sea que estuviera rodeado de amigos o aislado en una prisión romana, o que tuviera mucho o estuviera padeciendo grandes necesidades.

El apóstol entendía lo que significaba vivir en Cristo y tener a Cristo viviendo en él (Jn 15.1-9; Gá 5.22, 23). Había tomado una sencilla pero inteligente decisión de fe, recibir vida de la Fuente y, como resultado, tuvo la seguridad de que lo que él poseía en su interior nunca podría serle quitado. Confiaba en su identidad como hijo del Todopoderoso, con pleno acceso a la vida abundante que el Señor Jesús ofrece.

Quiero desafiarle a hacer algo: esta semana, cuando algo amenace con robarle su contentamiento, elija sacar de la fuente de Dios; tome la decisión de dejar de sacar de otras fuentes, y de tratar de tener el control. Cuando se dé cuenta de que se está poniendo nervioso, ansioso o airado, deténgase y diga: "Señor, tú eres mi fuente, y saco de ti el poder para ser amable. Saco de ti el perdón que necesito para perdonar en estos momentos. Saco de ti el amor que necesito expresar". Esta decisión consiste en confiar plenamente en Él.

Preste atención y verá cómo Dios calmará su espíritu, y le dará la confianza que necesita si acude únicamente a Él. Se sorprenderá de su propia actitud: si usted lo busca desde adentro --no carnalmente--, el Señor Jesús le dará la capacidad de responder como Él quiere.

“Gracia y Paz”
Meditación Diaria

BIEN AMADO



1 Juan 4:19
“Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero”

Un amigo decía que su abuela había sido una de las personas más influyentes en su vida. A través de los años, ha tenido un retrato de ella junto a su escritorio como un recordatorio de su amor incondicional. Dijo: «Estoy realmente convencido de que ella me ayudó a aprender a amar».

No todos han tenido la oportunidad de sentir un amor humano similar, pero, por medio de Cristo, cada uno puede experimentar el ser bien amados por Dios. En 1 Juan 4, distintas formas de la palabra amor y del verbo amar aparecen 28 veces, y el amor de Dios a través de Cristo se considera la fuente de nuestro amor al Señor y a los demás. «En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados» (v. 10). «Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros…» (v. 16). «Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero» (v. 19).

El amor de Dios no es un grifo que gotea lentamente ni un pozo que debemos cavar nosotros mismos, sino un torrente que fluye de Su corazón al nuestro. Cualquiera que sea nuestro trasfondo o experiencias en la vida, que nos sintamos bien amados por los demás o no, podemos conocer el amor, extraerlo de la fuente inagotable del Señor para experimentar Su cuidado amoroso y, después, transmitírselo a los demás.

En Cristo nuestro Señor, somos bien amados. Nada es más poderoso que el amor de Dios.

Lectura: 1 Juan 4:7-21

“Gracia y Paz”
Reflexiones Cristianas

JESÚS, NUESTRO FUNDAMENTO


1 Corintios 3:11
"Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo."

Pablo compara La Iglesia (todos los cristianos renacidos) a un edificio. En su doctrina el dijo que el fundamento de este edificio es Jesús; no es otro hombre, no es una nueva doctrina, ni buenas obras, sino Cristo crucificado por nuestros pecados, enterrado, y resucitado y ahora a la derecha del Padre, y que no hay salvación en ningún otro, porque “no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” Hechos 4:12. Por eso te aconsejo que construyas un edificio fuerte, sobre el fundamento sólido de Nuestro Señor Jesús, crucificado por nuestros pecados, y resucitado por nuestra justificación, y no construir sobre las arenas movedizas de las opiniones y doctrinas de hombres. “Nada en mi mano traigo, solo a tu cruz me aferro”.

“Gracia y Paz”
Un Versículo de la Biblia cada Día