martes, 7 de mayo de 2013

NO HAY JUSTO... NI AÚN UNO



Romanos 3:10-12
“Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; No hay quien entienda. No hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno”.

Todos decimos que somos pecadores cuando se trata el asunto en términos generales, y lo aplicamos colectivamente, pero a la hora de la verdad, cuando cada quien piensa en sí mismo, son pocos los que aceptan realmente que en ellos no hay nada bueno. Si así no fuera no habría tanto problema entre la gente, tantos altercados, tanta violencia, tanto afán de autojustificación,  cada cual está constantemente defendiéndose... "Yo estoy bien; el que está mal eres tu".

En una de sus salidas, Jesús se encontró en el camino con un joven, quien le preguntó: “Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino solo uno, Dios” (Marcos 10:17-18). Si Jesús mismo no se consideró bueno... ¿cómo seremos nosotros?. Fue por esa razón que Jesús vino al mundo, para salvar a los pecadores.

“Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, y el otro publicano. El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano. Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador. Os digo que éste descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido" (Lucas 18:10-14).


“Gracia y Paz”
Verdades Bíblicas