sábado, 16 de noviembre de 2013

¿ERES TU UN CRISTIANO ÉTICO?



¿Por qué hay personas se ofenden cuando se presenta un mensaje claramente fuerte, por así decirlo, contra el pecado y las falsas doctrinas? diciendo que hay que enseñar la verdad, pero con "ética" y citan pasajes donde se nos manda a enseñar la verdad con “amor”; acusándonos  a los que no lo hacemos así, diciendo que estamos ofendiendo e insultando a la gente. Y dicen que se está criticando duro y que el predicar así hace huir a las ovejas y a las almas del redil.

Muchas personas se ofenden cuando se les señala su pecado. Muchos religiosos se ofenden cuando se les señala su error. Incluso, muchos se asustan y ofenden cuando se muestran imágenes con un desnudo moderado que ilustran los mensajes Bíblicos, censurándolas y diciendo que son imágenes pornográficas (como me paso hoy con un mensaje que ilustre con una imagen del Rey David y Betsabé). Y acusan al expositor de ser ofensivo, y hasta se atreven a decir que el mensaje no edifica.

Veamos que significa la palabra "ética": se deriva del vocablo griego "ethos", que significa literalmente costumbre. La palabra "moral", por otra parte, se deriva del latín "mos", que también significa costumbre. Por eso suele usarse indistintamente "ética" y "moral" como términos sinónimos. Sin embargo, los filósofos reservan la palabra "ética" para la ciencia o disciplina teórica, y el término "moral" para contenidos que hacen a la práctica de tales elementos teóricos (Diccionario Etimológico de Terminologías Griegas). Pero yo les pregunto: ¿estos elementos o palabras justifican las enseñanzas "suaves" y "blandas", de "pañitos tibios" y "palmaditas en la espalda"? o ¿será que quieren que se les apapache el pecado que hay en sus vidas?

Analicemos las predicas y enseñanzas de los Profetas y Apóstoles Bíblicos: ¡veamos como eran sus enseñanzas para exhortar al pueblo, al predicar contra los falsos profetas, contra la impiedad y la injusticia! ¿qué es lo que vamos a ver? He aquí algunos ejemplos:

El profeta Jeremías ¡los llamo lenguas de caramelo y lisonjeros!:

“Dice Jehová: He aquí que yo estoy contra los profetas que endulzan sus lenguas y dicen: El ha dicho. He aquí, dice Jehová, yo estoy contra los que profetizan sueños mentirosos, y los cuentan, y hacen errar a mi pueblo con sus mentiras y con sus lisonjas, y yo no los envié ni les mandé; y ningún provecho hicieron a este pueblo, dice Jehová. Y cuando te preguntare este pueblo, o el profeta, o el sacerdote, diciendo: ¿Cuál es la profecía de Jehová? les dirás: Esta es la profecía: Os dejaré, ha dicho Jehová. Y al profeta, al sacerdote o al pueblo que dijere: Profecía de Jehová, yo enviaré castigo sobre tal hombre y sobre su casa” (Jeremías 23:31-34).

El profeta Amós ¡los llamo vacas!:

"oíd esta palabra, vacas de Basán, que estáis en el monte de samaria, que oprimís a los pobres y quebrantáis a los menesterosos, que decís a vuestros señores: traed, y beberemos. Jehová el Señor juró por su santidad: he aquí, vienen sobre vosotras días en que os llevarán con ganchos, y a vuestros descendientes con anzuelos de pescador; y saldréis por las brechas una tras otra, y seréis echadas del palacio, dice Jehová" (Amós 4: 1-3). ¿A cuales vacas se refería? ¿Cuales serian las vacas que no querían entender?

Por otra parte Juan el Bautista introducía sus mensajes así:

"al ver él que muchos de los fariseos y de los saduceos venían a su bautismo, les decía: ¡generación de víboras! ¿quién os enseñó a huir de la ira venidera?" (Mateo 3:7).

Y que podemos decir de nuestro amado Señor Jesucristo, los llamo “lobos rapaces”:

"guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces" (Mateo 7:15).

También los llamo “hipócritas”:

"hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo: este pueblo de labios me honra; mas su corazón está lejos de mí. Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres" (Mateo 15:7-9).

¿Será que los que se quejan tanto son unos hipócritas?

¿Qué les parecería amados hermanos si hoy en día estuvieran predicando estos profetas y el mismo Señor Jesús? ¿qué dirían los hipócritas de este tiempo? Quizás les dirían:

No juzguen, no hagan el trabajo de Dios, el Espíritu Santo es el que hace la obra. Quien te puso a juzgar. Eres un legalista. Eres un santurrón. Eres un religioso. Ustedes alejan a las almas de la Iglesia, y cuanta más basura les dirían ¿acusarían a estos profetas de no predicar con amor?, ¿los acusarían de no tener ética? Pero… ¿qué es predicar con “amor” según el pensamiento y razonamiento humano y popular? ¿no será que es todo lo contrario a lo que nos enseña la Biblia? ¿por qué pues se quejan tanto cuando se les enseña con la verdad? ¿estaremos haciendo mal? o ¿no será que esos que no quieren aceptar la verdad con sinceridad son unos hipócritas? Reflexionen amados hermanos y hermanas.

No olvidemos que "el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo”.

“Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos” (Hebreos 12:6-8).

"es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados" (Hebreos 12:11).

Lamentablemente muchos han de querer que los traten como a bastardos, pero los que queremos conformar la verdadera Iglesia de Jesucristo, aunque nos duela la verdad, preferimos que nos traten como a Hijos. Y si a alguien que se dice ser “cristiano” no le gusta que lo traten como a hijo, si no como a bastardo, entonces el tal es un hipócrita que no quiere aceptar la verdad con sinceridad.


“Gracia y Paz”
Tomado de Palabra sin Levadura

Editado por Carlos Martínez M.

¿QUÉ DEJAS ENTRAR POR TUS OJOS?



2 Samuel 11:2-5
“Sucedió un día, al caer la tarde, que se levantó David de su lecho y se paseaba sobre el terrado de la casa real; y vio desde el terrado a una mujer que se estaba bañando, la cual era muy hermosa. Envió David a preguntar por aquella mujer, y le dijeron: Aquella es Betsabé hija de Eliam, mujer de Urías heteo. Y envió David mensajeros, y la tomó; y vino a él, y él durmió con ella. Luego ella se purificó de su inmundicia, y se volvió a su casa. Y concibió la mujer, y envió a hacerlo saber a David, diciendo: Estoy encinta”.

Cuenta este pasaje que a David le gusto tanto Betsabé que la quiso para él, y como tenía el poder para hacerlo dio rienda suelta a sus deseos. Pero dice la Biblia que “esto que David había hecho, fue desagradable ante los ojos de Jehová” (2 Samuel 11:27). Y el niño que había engendrado con esta mujer enfermó gravemente y murió. Y el rey David sufrió mucho a consecuencia de su pecado.

Los ojos son la puerta por la que entran en nuestras vidas imágenes que más tarde pueden convertirse en tentaciones, las cuales el enemigo usa para hacernos caer en pecado. Así sucedió en el huerto del Edén. Eva “vio que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella” (Génesis 3:6). Como consecuencia de su pecado, ambos perdieron su comunión con Dios y fueron echados del huerto.

Sin duda alguna hay una conexión directa entre los ojos y el sexo. De esta manera lo expresó Jesús en el Sermón del monte: “Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón. Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno” (Mateo 5:27-29). En sentido general, las tentaciones tienden a seguir un patrón similar: El ojo ve, la mente desea y la voluntad actúa. Es cierto que muchas veces no podemos evitar “ver” algo que pudiese ser “muy atractivo”. Pero el problema comienza cuando nos quedamos contemplando ese “algo”. Esto fue lo que sucedió a David cuando “vio” desnuda a Betsabé. Se detuvo demasiado tiempo en admirarla, su mente le indicó que era “muy hermosa”, y su corazón se llenó de deseos lujuriosos. Entonces cayó en pecado y después vinieron las consecuencias.

La Biblia nos cuenta en Génesis 39:7-12 que la mujer de Potifar, a quien José había sido vendido como esclavo, “puso sus ojos en José, y dijo: Duerme conmigo”. Pero el joven le dijo: “¿Cómo, pues, haría yo este grande mal, y pecaría contra Dios?” Sin embargo la mujer insistió en su intento de seducirlo, y en una ocasión que no había nadie en la casa, “ella lo asió por su ropa, diciendo: Duerme conmigo. Entonces él dejó su ropa en las manos de ella, y huyó y salió”. En lugar de quedarse “contemplando” aquella mujer, José apartó sus ojos de ella y huyó. Sus convicciones y su amor a Dios evitaron que él cayera en pecado.

Si estamos concientes de la relación entre los ojos y las tentaciones, y mantenemos esa puerta cerrada mantendremos al enemigo fuera de nuestras vidas. Pero si nos descuidamos y la dejamos abierta, entonces el diablo tendrá fácil acceso a nuestras mentes y nuestros corazones y seremos vulnerables a sus ataques. Job, en medio de grandes sufrimientos y ante las sugerencias de parte de sus amigos de que podrían deberse a pecados que él hubiese cometido, declaró su absoluta integridad diciendo: “Hice pacto con mis ojos; ¿cómo, pues, había yo de mirar con deseo a una virgen?” (Job 31:1).

Este pacto es un compromiso delante de Dios de que nuestros ojos nunca se detendrán a contemplar lujuriosamente a una mujer (o a un hombre). Este pacto tiene un enorme poder protector contra las tentaciones y los ataques del enemigo. ¿Quisieras tú hacerlo en este momento y comprometerte delante del Señor a honrarlo cada día de tu vida?

ORACIÓN:
Padre santo, delante de tu presencia hago pacto con mis ojos. Te ruego fortalezcas mi espíritu para que yo permanezca fiel a mi compromiso y pueda apartar la mirada de todo aquello que no glorifique tu nombre. Te lo pido en el nombre de Jesús, Amén.


“Gracia y Paz”

Dios te Habla