viernes, 2 de mayo de 2014

DALILA


DALILA

Jueces 16:4
"Después de esto aconteció que se enamoró de una mujer en el valle de Sorec, la cual se llamaba Dalila".

Dalila tenía su casa junto a la orilla del río Sorec, una mujer que fue instrumento de los jefes de los filisteos para reducir a la impotencia a Sansón.

Sansón es el héroe de Dios. Su aparición como liberador de Israel permanece en misterio. Fue escogido y equipado por Dios para este propósito en una forma singular. Pero Sansón, el héroe, mostró un defecto fatal, el de sucumbir fácilmente a los encantos de las mujeres. Una mujer lo subyugó y sacó ventaja de su dominio sobre él.

Incluso ya antes de conocer a Dalila, Sansón en Gaza vio a una ramera y se llegó a ella. Los filisteos lo acecharon a las puertas de la ciudad para echarse sobre él al amanecer. Pero a media noche Sansón se levantó y “tomando las puertas de la ciudad con sus dos pilares y su cerrojo, se las echó al hombro y se fue”.

Después de esto se enamoró de Dalila. El nombre suena hermoso, y lo que halló Sansón en su casa fue peor que la muerte. La mujer le fingió amor y le sedujo para que en prueba del amor con que él había de corresponder al suyo, le dijera cuál era el secreto de su fuerza. “¿Cómo dices: Yo te amo, cuando tu corazón no está conmigo?” Tres veces consecutivas Sansón le dio una falsa respuesta. Al tratar de ponerla a prueba Sansón se demostraba invencible: el secreto no había sido revelado.

Dalila fue tejiendo una red inextricable de engaño y seducción. Fue presionándole cada día, e importunándole, hasta conseguir reducir su alma “a mortal angustia”. Entonces él le reveló finalmente el secreto. Esta vez Sansón fue reducido a la impotencia en manos de sus numerosos enemigos.

La execrable calidad moral de esta mujer, que se pone al servicio por “cien siclos de plata” concedidos por cada uno de los jefes filisteos no exonera de su culpa a Sansón. Dalila es una creatura infame en las páginas de la Biblia, pero Sansón no debía visitar prostitutas en Gaza o en Sorec. Sansón había perdido el temor de Jehová.

El aspecto que nos interesa hacer resaltar de la conducta de Dalila es simplemente que usó su atractivo femenino ilegítimamente, con un propósito destructor y homicida. Sin embargo, toda mujer que finge amor y usa las armas de su vanidad y coquetería para conseguir sus fines egoístas, está haciendo un juego paralelo al de Dalila. El encanto femenino y el atractivo del cariño son dones de Dios. La mujer los ha recibido del Creador. Dios castigará a quien los use de un modo trivial o frívolo, pues los ha concedido con propósitos mucho más elevados.

[Lee Jueces 16:4-20]

“Gracia y Paz”

Beatriz C. Gonzalez

¿TE SIENTES DERRUMBADO?


¿Te sientes derrumbado?

Salmo 37:23-25
“Por el Señor son ordenados los pasos del hombre, y él aprueba su camino. Cuando el hombre cayere, no quedará postrado, porque el Señor sostiene su mano. Joven fui, y he envejecido, y no he visto justo desamparado, ni su descendencia que mendigue pan”

Paul Wylie, uno de los mejores patinadores sobre hielo de los Estados Unidos, es también un consagrado cristiano. En una ocasión, en vísperas de un viaje a la comunista Europa del Este con el fin de participar en unas competencias, Paul dijo: “Patinar no es el medio para obtener más trofeos, fama o gloria, sino más bien una plataforma para compartir el Evangelio de Jesucristo con atletas de países que han levantado una barrera política y legal contra el Cristianismo. Dios me ha dado una carga por los europeos del Este”.

Más adelante, en las Olimpíadas de invierno de Calgary, Canadá en 1988, Wylie se encontraba patinando ante 20,000 espectadores y una tele audiencia de varios millones, cuando de momento algo salió mal en su rutina y cayó. Después de la competencia él describió aquel terrible momento de la siguiente manera: “De pronto sentí que mi mano toca el hielo, la cuchilla no me aguanta, empiezo a resbalar y me doy cuenta de que me estoy cayendo. Todo lo que escucho mientras caigo al hielo es un quejido de lamento de lo que parece ser un millón de voces al unísono”.

Wylie tenía que tomar una decisión en una fracción de segundo. Podía centrarse en el error y darse por vencido, o podía seguir patinando y dar lo mejor de sí. Justo en ese momento le vino a la mente este versículo del pasaje de hoy: “Cuando el hombre cayere, no quedará postrado, porque el Señor sostiene su mano”. Continuó su rutina y decidió patinar “de corazón, como para el Señor...” (Colosenses 3:23). Al final, la multitud prorrumpió en un estruendoso aplauso por su coraje y determinación.

El pasaje de hoy, parte del Salmo 37, lo escribió David siendo un anciano. En él vierte la experiencia de una larga vida, en la que conoció muy de cerca a Dios. Como todo ser humano, David pecó, y en una triste ocasión su caída fue estrepitosa. Adulteró, mintió, actuó hipócritamente, y finalmente planeó el homicidio del marido de la mujer con la que adulteró. Pero cuando fue confrontado por el profeta Natán (2 Samuel 12), reconoció su pecado y se arrepintió de todo corazón. Después escribió el Salmo 51, en el que derramó su corazón quebrantado buscando la misericordia de Dios. El Señor lo levantó, y David tuvo un largo y exitoso reinado.

Los creyentes no estamos exentos de recibir en algún momento un golpe tan fuerte que nos haga caer. Podría ser la muerte repentina de un ser querido, la pérdida del empleo, un divorcio, un resultado muy malo en las pruebas de laboratorio; o quizás estemos apesadumbrados por haber caído en pecado. Ahora bien, una cosa es caer; otra muy distinta es darse por vencido. El apóstol Pablo, en medio de pruebas y sufrimientos, expresó su confianza en el Dios que nos levanta, nos fortalece, nos consuela, y nos lleva de la mano hasta que el triunfo obtenido por Jesucristo en la cruz se manifieste totalmente en nuestras vidas. Así escribió Pablo: “Estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos; llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos” (2 Corintios 4:8-10). Cree esta verdad de todo corazón y aplícala a tu vida en estos momentos difíciles que estás viviendo.

Si has caído en pecado, arrepiéntete y confiésalo ante Dios, y él te perdonará, dice 1 Juan 1:9. Si has sido víctima de un golpe muy fuerte, o por cualquier otra razón te sientes sin fuerzas, abatido, desanimado, recuerda que el Dios todopoderoso sólo espera que clames a él para tenderte una mano y levantarte. Así nos dice el Señor en Jeremías 33:3: “Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces”.

ORACION:
Padre amado, gracias por el ánimo que me da tu Santa Palabra, al afirmarme que tú no me dejarás postrado, sino que me levantarás y me darás fuerzas como las del búfalo. Con fe hoy te pido me des la victoria. En el nombre de Jesucristo, Amén.

“Gracia y Paz”

Dios te Habla

¡AGRADÉCELE A DIOS EL MILAGRO DE LA VIDA QUE TE HA DADO HOY!


¡Agradécele a Dios el milagro de la vida que te ha dado hoy!

Juan 20:31
“Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre”

El mismo Jesús que convirtió el agua en vino puede transformar tu hogar, tu vida, tu familia, y tu futuro. Este mismo Jesús aún está activo en el negocio de los milagros. Y su negocio es el negocio de la transformación. Y cuando nosotros creemos que Jesús es el Cristo, recibiremos vida a través de su nombre.

Piensa: La naturaleza nos forma, el pecado nos deforma, la penitenciaría nos reforma, la educación nos informa, el mundo nos conforma, pero sólo Jesús nos transforma.

Si tu confianza hoy está depositada en Jesús, ¿qué es lo que estás esperando más de Él? ¿un milagro? ¡El aliento que tienes en este momento es un milagro! Agradécele a Dios el milagro de la vida que te ha dado hoy.


“Gracia y Paz”