viernes, 4 de octubre de 2013

ORACIÓN


Mi eterno Dios de amor y de misericordia, hoy te ruego pongas en mí una doble dosis de tu amor, y el deseo de compartirlo con mi prójimo, principalmente con la pareja que tu me diste, no solamente con palabras, sino con hechos, haciendo algo que demuestre de manera evidente que ese amor viene de ti. En el nombre de Jesús, Amén.


¿CÓMO DEMUESTRAS TU AMOR?



1 Juan 3:11-18
“Porque este es el mensaje que habéis oído desde el principio: Que nos amemos unos a otros. No como Caín, que era del maligno y mató a su hermano. ¿Y por qué causa le mató? Porque sus obras eran malas, y las de su hermano justas. Hermanos míos, no os extrañéis si el mundo os aborrece. Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos a los hermanos. El que no ama a su hermano, permanece en muerte. Todo aquel que aborrece a su hermano es homicida; y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él. En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos. Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él? Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad”.

Si hiciéramos una encuesta entre un grupo de matrimonios, y le preguntáramos tanto al esposo como a la esposa, cuáles son las palabras que más les gusta escuchar de su cónyuge, con toda seguridad la gran mayoría respondería: “Te amo”. Claro que estas palabras no significan nada si el amor no se demuestra con hechos, como dice el pasaje de hoy. Como hijos de Dios que somos, se espera que nos amemos los unos a los otros, que amemos a los necesitados, a nuestros vecinos, a nuestros compañeros de trabajo, y aún a nuestros enemigos, dice Jesús en Mateo 5:44. Quizás creemos que llenamos los requisitos que nuestro Padre celestial espera de nosotros en esta área del amor por los demás, sin embargo, es muy importante que meditemos en lo que nos dice la palabra de Dios antes de sentirnos satisfechos cuando decimos a alguien: “Te amo” o “Te amo en Cristo”, o de cualquier otra manera en la que, con palabras, expresemos nuestro amor por alguien. Es necesario hacer algo más que simplemente decir que nos preocupan las personas necesitadas, solitarias o deprimidas. Debemos demostrarlo.

Si queremos ser buenos testimonios para el mundo, debemos imitar al Señor en todo lo que hagamos. El apóstol Juan dice: “El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor” (1 Juan 4:8). Y a continuación amplía el concepto del amor de la siguiente manera: “En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él”. La prueba más grande del amor de Dios por nosotros fue que envió a su único Hijo al mundo para que diera su vida en la cruz del Calvario para librarnos de la condenación y que tuviésemos vida eterna. No fueron sólo palabras sino también hechos.

En Juan 13:35, Jesús les dice a sus discípulos: “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.” El mundo conocerá que Cristo mora en nuestros corazones cuando vean que nos amamos unos a otros con hechos, no con palabras. Y para que no hubiese duda de lo que significa amar al Señor, más adelante Jesús dice: “El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él” (Juan 14:21). No es solamente conocer los mandamientos que el Señor nos ha dado, es hacer el esfuerzo por cumplirlos y obedecerlos aunque a veces se requiera sacrificar nuestros propios deseos.

A nuestro alrededor hay infinidad de oportunidades en las que podemos mostrar el amor de Dios a alguna persona necesitada, no solamente con palabras, sino con hechos. Claro que a veces requiere un sacrificio, quizás utilizando un dinero que pensábamos usar en algo para nosotros, o tomando tiempo de nuestro descanso, o dejando de ver algún programa favorito en la televisión, o haciendo algo que no nos gusta o nos cuesta trabajo. Pero al hacerlo vamos a sentir un gozo inefable dentro de nosotros, pues estaremos agradando a nuestro Padre celestial, y él, de alguna manera, va a glorificar su nombre en esa persona, y de alguna manera en nuestras vidas se manifestarán sus bendiciones.

ORACIÓN
Mi eterno Dios de amor y de misericordia, hoy te ruego pongas en mí una doble dosis de tu amor, y el deseo de compartirlo con los demás no solamente con palabras, sino también haciendo algo por ellos que demuestre de manera evidente que ese amor viene de ti. En el nombre de Jesús, Amén.


“Gracia y Paz”

Dios te Habla

¿CÓMO DEMOLER LOS HÁBITOS QUE DAÑAN MI MATRIMONIO?



La mayoría de personas generalmente saben lo que deben hacer, pero no saben desarrollan hábitos para lograr los cambios que tienen que hacer en su estilo de vida.

Lamentablemente en todos los matrimonios las parejas llegan cada uno con su “equipaje de malos hábitos” que ofenden y lastiman a nuestro cónyuge y debemos cambiarlos. La motivación para cambiar hábitos incorrectos de vida que van a beneficiar a tu cónyuge, no es necesariamente porque él o ella lo merezcan, sino porque queremos honrar a nuestro Padre Celestial con nuestra obediencia a su palabra, sabiendo que la obediencia a Dios nos traerá Paz y Gozo.

Todos esos malos hábitos son destructores de matrimonios y deben cambiarse lo más pronto posible para evitar que la relación se deteriore.

Para dejar un mal hábito, debemos sustituirlo con otro hábito saludable. Y para cambiar un hábito, debemos seguir varios pasos:

Decidirlo. Es necesario tomar la firme determinación de querer cambiar ese hábito negativo.

Repetirlo. Empezar a crear el nuevo hábito requiere de una repetición constante, obligándose a sí mismo a hacer ese cambio. Requiere disciplina y constancia.

No ceder a la tentación de aceptar que es muy difícil hacer el cambio.

Filipenses 4:13
“Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”.

Debemos apoyarnos en nuestra FE para fortalecer la decisión de seguir adelante hasta que logremos la victoria de cambiar el hábito incorrecto.

Habla con tu cónyuge hoy y pregúntale que hábitos tuyos le molestan o le ofenden. Pídele perdón con sinceridad, y sin prometer nada, pide a Dios que te ayude y toma la determinación de empezar a cambiar ese hábito negativo que está dañando tu relación matrimonial. Tu matrimonio y tu familia es el tesoro más valioso que Dios te ha dado. ¡Cuídalo!


Destruyendo los desacuerdos

Un desacuerdo por cualquier decisión, puede generar una ofensa que abre un circuito de dolor en la persona ofendida y puede generar una respuesta igualmente ofensiva que abre a su vez otro circuito de dolor en su cónyuge. Cuando una pareja discute muchas veces y se ofenden muchas veces, los circuitos de dolor se van acumulando y van aumentando el nivel de la ofensa, que puede llegar hasta niveles muy agresivos.

Los circuitos de dolor por lo general son superficiales al principio, pero si no saben controlar sus emociones y no cierran esos circuitos, entonces las ofensas van aumentando de tono y se puede llegar a ofensas muy fuertes que causan circuitos intensos de dolor, resentimiento, rencor y hasta odio.

La clave para evitar que estos circuitos de dolor causen heridas profundas, es entender el proceso y disponerse a cerrar los circuitos de dolor abiertos lo más pronto posible después de la ofensa.

¿Como se cierra un circuito de dolor emocional abierto? Cuando se ha producido una ofensa que ha producido un circuito de dolor, el ofensor debe reconocer su falta y pedir perdón con arrepentimiento por haber causado ese dolor emocional. Hablar de la causa del conflicto sin buscar culpables. El o la ofendida, debe pedir perdón con humildad al ofensor y de esa manera cierran ese circuito de dolor. Frecuentemente deben pasar por un proceso de luto o llanto para cerrar apropiadamente el circuito.


Derribando Fortalezas Mentales

Hay muchos matrimonios que sufren porque reclaman que su cónyuge no ha cambiado, que sigue siendo igual. Que han tratado de cambiar y no han podido. La verdad es que cambiar la forma de ser es bastante difícil, porque nuestro comportamiento se fundamenta en la información que tenemos en nuestra memoria.

La memoria de la mayoría de los seres humanos contiene mucha información negativa, producto de la herencia genética, experiencias de la vida, eventos traumáticos, heridas emocionales, etc. Toda esta información archivada en la mente de las personas, unido al temperamento de cada persona, determina su comportamiento en la familia, en el trabajo, en la sociedad, etc.

La gran mayoría de personas terminan imitando a sus padres y así generación tras generación, con pequeños cambios en su comportamiento. Por esta razón los profesionales de la medicina mental siempre preguntan sobre los antecedentes familiares del individuo, porque ya sabemos que eso influye grandemente en el comportamiento de cada individuo.

Entonces a la hora de reaccionar a cualquier estimulo emocional, la mente del individuo hecha mano inmediatamente de la información que tiene en su memoria. Todas las reacciones de los seres humanos obedecen primeramente a la información impresa en su mente. Requiere también de la decisión del individuo de dejar la actitud pasiva y trabajar por la renovación de su entendimiento, renunciar al egoísmo y la comodidad, para servir y atender a otros, comenzando con la esposa, el esposo y los hijos.


“Gracia y Paz”
Edificando Matrimonios

conforme al propósito de Dios