jueves, 10 de octubre de 2013

¿SABES COMO LIBRAR LA GUERRA ESPIRITUAL?



Efesios 6:10-13
“Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes”.

Los creyentes estamos atrapados en una batalla entre el reino de Dios y el reino de las tinieblas, pero el Señor ha proporcionado todo lo que necesitamos para mantenernos firmes contra las fuerzas del mal. Entonces, ¿por qué pecamos los cristianos? Pienso que hay varias razones:

• No estamos conscientes de la batalla. Aunque sabemos que hay una guerra espiritual cada día de nuestras vidas, es fácil olvidar la guerra invisible que se está librando a nuestro alrededor.

• Ignoramos al enemigo. Satanás nos golpeará con una estratagema tras otra si no reconocemos sus tácticas o no comprendemos sus propósitos.

• No estamos adiestrados para la batalla. Los creyentes son soldados, quiéranlo o no. La Palabra de Dios es el manual que da instrucción para discernir el engaño, resistir la tentación, mantenerse firme en la fe, y andar en integridad.

• Le permitimos un punto de apoyo a Satanás. El principal campo de batalla para los cristianos es la mente. Si comenzamos a escuchar al tentador y pensar en los beneficios de sus sugerencias, ganará terreno en nuestros pensamientos, sentimientos y deseos. Si no es frenado, el punto de apoyo se convertirá en una fortaleza, y pronto nos encontraremos enlodados en el pecado.

El tiempo para prepararse para esa batalla es ahora mismo. Tu no puedes ser complaciente y no darte cuenta de tu enemigo; de lo contrario, te convertirás en su víctima. Comienza llenando tu mente con la Palabra de Dios, y escucha obedientemente las advertencias interiores del Espíritu. Esa es la manera para experimentar el gozo de la victoria en Cristo.


“Gracia y Paz”
Meditación Diaria

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“ESTÁS TRISTE, TURBADO Y DECEPCIONADO”



Juan 15:11
“Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido”.

Hay una canción que dice, “Si quieres el gozo, verdadero gozo, deja que Jesús entre tu corazón.” Esto es muy cierto. El mundo promete placer pero a cambio da dolor. El mundo promete muchas cosas buenas y también trae la desilusión. El mundo promete gozo, y trae la tristeza.

En los versículos previos al de hoy, Jesús nos dice el secreto del verdadero gozo y bendición, que es, permanecer en él; es decir, andar con él, guardar sus mandamientos, alimentarnos con su Palabra, comunicarnos con él en la oración. El quiere que no tengamos tristeza, quiere que el gozo brote dentro de nosotros y llene nuestros corazones.

Hermano y amigo… si estás triste, turbado y decepcionado, busca a Cristo y ríndete a sus pies, El es la única fuente de salvación y gozo en este mundo de tristezas, engaños y dolor, y dejar que “La palabra de Cristo habite en vosotros en abundancia” (Colosenses 3:16).


“Gracia y Paz”
Un Versículo de la Biblia cada Día

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ORACIÓN



Padre Santo, hoy te doy gracias por las bendiciones que tengo, por la oportunidad que me das de aprender de tu Santa Palabra, también por el privilegio de servirte, pero oh Dios Santísimo te ruego que no permitas que mi corazón se enaltezca ni haya en mí ningún afán de grandeza. Por favor, pon en mí un espíritu de humildad y de genuino servicio para agradarte en todo lo que yo haga, porque solo tu eres grande  y solo a ti “al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad, imperio y potencia, ahora y por todos los siglos. Amén”, En el nombre de Jesús, Amén.

¿TIENES AFÁN DE GRANDEZA?



2 Crónicas 26:14-19
“Y Uzías preparó para todo el ejército escudos, lanzas, yelmos, coseletes, arcos, y hondas para tirar piedras. E hizo en Jerusalén máquinas inventadas por ingenieros, para que estuviesen en las torres y en los baluartes, para arrojar saetas y grandes piedras. Y su fama se extendió lejos, porque fue ayudado maravillosamente, hasta hacerse poderoso. Mas cuando ya era fuerte, su corazón se enalteció para su ruina; porque se rebeló contra Jehová su Dios, entrando en el templo de Jehová para quemar incienso en el altar del incienso. Y entró tras él el sacerdote Azarías, y con él ochenta sacerdotes de Jehová, varones valientes. Y se pusieron contra el rey Uzías, y le dijeron: No te corresponde a ti, oh Uzías, el quemar incienso a Jehová, sino a los sacerdotes hijos de Aarón, que son consagrados para quemarlo. Sal del santuario, porque has prevaricado, y no te será para gloria delante de Jehová Dios. Entonces Uzías, teniendo en la mano un incensario para ofrecer incienso, se llenó de ira; y en su ira contra los sacerdotes, la lepra le brotó en la frente, delante de los sacerdotes en la casa de Jehová, junto al altar del incienso”

El rey Uzías llegó al poder cuando tenía 16 años de edad y, al igual que su padre Amasías, “hizo lo recto ante los ojos de Jehová”, dice 2 Crónicas 26:4. Temía a Dios y condujo a la nación a una larga era de prosperidad. Su fama se difundió mucho, pero aparentemente prestó mucha atención a los que elogiaban su “grandeza”, y como consecuencia “su corazón se enalteció”, dice el pasaje de hoy. En su orgullo quiso asumir el papel de sacerdote, pero este puesto Dios lo había reservado para los descendientes de Aarón, y por ese acto de jactancia y autosuficiencia el Señor lo afligió con lepra, y fue leproso hasta el día de su muerte. Su afán de grandeza lo llevó a la ruina.

Durante la Segunda Guerra Mundial, Harry Truman se convirtió en presidente de los Estados Unidos cuando murió Franklin Delano Roosevelt. Truman dijo que se sentía como si le hubiera caído un gran peso encima, y pidió a todos que oraran por él. Sam Rayburn, un viejo amigo de Truman, conciente de la debilidad humana le dijo: “Te van a decir lo grande que eres, Harry, pero tú y yo sabemos que no lo eres”. Ciertamente no hay hombres ni mujeres que sean realmente grandes. Sólo hay un Dios grande y todopoderoso que permite a algunos sobresalir y ser líderes eficaces y exitosos. Estar concientes de esto impedirá que nos vanagloriemos si alguien nos alaba o nos dice lo “grandes” que somos. Sólo Dios es verdaderamente grande y digno de alabanza.

Cuando Jacobo y Juan (discípulos de Jesús), se acercaron al Señor pidiéndole que en su gloria les concediera sentarse uno a su derecha y el otro a su izquierda (Marcos 10:37), Jesús les dijo: “Cualquiera de vosotros que desee llegar a ser grande será vuestro servidor, y cualquiera de vosotros que desee ser el primero será siervo de todos. Porque ni aun el Hijo del Hombre vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos”. Por eso después de su resurrección Dios le exaltó hasta lo sumo, dice Filipenses 2:9.

Es posible que deseemos en algún momento sobresalir por encima de los demás ya sea en los estudios, en el trabajo, en la iglesia o en cualquier otro grupo del que formemos parte. Y eso está muy bien, pues debemos buscar la excelencia en todo lo que hagamos. Pero no debemos olvidar que por nuestras propias fuerzas no obtendremos ningún éxito duradero, pues separados del Señor nada podemos hacer, afirma Jesús en Juan 15:5. Debemos buscar la ayuda del Señor en todo lo que hagamos y agradecerle a él por todo lo que logremos. Si no lo hacemos corremos el peligro de llenarnos de orgullo y enaltecernos a nosotros mismos, y esto puede traernos malas consecuencias. Por eso debemos reflexionar en la enseñanza de hoy y ponerla en práctica en nuestras vidas. Tengamos siempre presente la advertencia de Jesús en Mateo 23:12: “El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido”.

ORACIÓN
Padre Santo, te ruego que no permitas que mi corazón se enaltezca ni haya en mí afán de grandeza. Por favor, pon en mí un espíritu de humildad y de servicio para agradarte en todo lo que yo haga y así experimentar la grandeza y la gloria que provienen de ti. En el nombre de Jesús, Amén.


“Gracia y Paz”
Dios te Habla

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