domingo, 19 de agosto de 2012

LAS SETENTA SEMANAS DE DANIEL


Daniel 9:24
“Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos”,

Después de 900 años del pueblo de Israel estar en posesión de su tierra en tiempos del profeta Jeremías. Dios advirtió por medio de este profeta a las dos tribus del sur, Judá y Benjamín, que si no se apartaban de la idolatría y del pecado, serían llevados cautivos a Babilonia. Ya las diez tribus del norte habían sido llevadas cautivas a Asiria.

Dios dijo por boca del profeta Jeremías a las dos tribus del sur, como sigue: “Toda esta tierra será puesta en ruinas y en espanto; y servirán estas naciones al rey de Babilonia setenta años”, Jeremías 25:11. “Cuando en Babilonia se cumplan los setenta años, yo os visitaré, y despertaré sobre vosotros mi buena palabra, para haceros volver a este lugar”, Jeremías 29:10.

Ya los 70 años de cautividad se cumplían y el profeta Daniel, que era profeta de la cautividad, queriendo saber el futuro de su pueblo y cuál sería esa buena palabra que Dios tendría para su pueblo, escribe en el capítulo 9 de su libro, como sigue: “Yo Daniel miré atentamente en los libros el número de los años de que habló Jehová al profeta Jeremías, que habían de cumplirse las desolaciones de Jerusalén en setenta años. Y volví mi rostro a Dios el Señor, buscándole en oración y ruego, en ayuno, en cilicio y ceniza. Y oré a Jehová mi Dios e hice confesión diciendo: Ahora, Señor, Dios grande, digno de ser temido, que guardas el pacto y la misericordia con los que te aman y guardan tus mandamientos; hemos pecado, hemos cometido iniquidad, hemos hecho impíamente, y hemos sido rebeldes, y nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus ordenanzas” (Daniel 9:2-5).

Aquí sigue una maravillosa oración de confesión y arrepentimiento que Daniel concluye diciendo: “Ahora pues, Dios nuestro, oye la oración de tu siervo, y sus ruegos; y haz que tu rostro resplandezca sobre tu santuario asolado, por amor del Señor. Inclina, oh Dios mío, tu oído, y oye; abre tus ojos, y mira nuestras desolaciones, y la ciudad sobre la cual es invocado tu nombre; porque no elevamos nuestros ruegos ante ti confiados en nuestras justicias, sino en tus muchas misericordias. Oye, Señor; oh Señor, perdona; presta oído, Señor, y hazlo; no tardes, por amor de ti mismo, Dios mío; porque tu nombre es invocado sobre tu ciudad y sobre tu pueblo” (Daniel 9:17-19).

Antes esta oración tan sincera, tan profunda y tan intensa, la respuesta vino de parte de Dios. Y nos sigue relatando el profeta Daniel: “Aún estaba hablando y orando, y confesando mi pecado y el pecado de mi pueblo Israel, y derramaba mi ruego delante de Jehová mi Dios por el monte santo de mi Dios; aún estaba hablando en oración, cuando el varón Gabriel, a quien había visto en la visión al principio, volando con presteza, vino a mí como a la hora del sacrificio de la tarde. Y me hizo entender, y habló conmigo, diciendo: Daniel, ahora he salido para darte sabiduría y entendimiento. Al principio de tus ruegos fue dada la orden, y yo he venido para enseñártela, porque tú eres muy amado. Entiende, pues, la orden, y entiende la visión. Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos.

Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos. Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones. Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador” (Daniel 9:20-27).

Antes de referirnos propiamente a estas setenta semanas, anunciadas a Daniel por el ángel Gabriel, como un bosquejo profético e histórico del futuro del pueblo de Israel, es muy importante que señalemos una realidad histórica en todos los tratos anteriores de Dios con Israel.

Esto de “Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo”, parecería algo nuevo, algo raro en los tratos de Dios con Israel, pero es algo maravilloso, admirable y armonioso, que Dios siempre ha tratado con Israel a base de períodos de tiempo, de setenta semanas, de años, o sea, de 490 años. Y además, que en esos períodos de setenta semanas de años, Dios nunca ha contado el tiempo cuando Israel ha estado en cautiverio, o fuera de su tierra, o ha estado subyugado en su tierra por poderes gentiles. Notemos, pues, que en las setenta semanas de Daniel no son únicas en los tratos y en los planes de Dios con Israel.

Comencemos con Abraham, el padre de la nación, desde el llamamiento de Abraham hasta el Éxodo de Egipto transcurrieron setenta semanas de años, o sea, 490 años, sin contar los 15 años cuando la esclava Agar y su hijo Ismael dominaban en el hogar de Abraham. Esos años de dominio gentil Dios no los contó.

Desde el Éxodo de Egipto hasta la dedicación del templo de Salomón transcurrieron setenta semanas de años, o sea, 490 años, sin contar los 131 años de dominación gentil que sufrió Israel en el tiempo de los Jueces. Esos años no los contó Dios.

Desde la dedicación del templo de Salomón hasta la conclusión de la cautividad en Babilonia transcurrieron setenta semanas de años, o sea, 490 años, sin contar los setenta años que estuvieron cautivos en Babilonia. Esos años Dios no los contó.

“Gracia y Paz”
Impacto Evangelístico

¿CREES QUE EL HOMBRE TIENE LIBRE ALBEDRÍO?


En cuanto al libre albedrío, te digo que el hombre dejó de tener libre albedrío el día que LIBREMENTE decidió desobedecer a Dios y obedecer al diablo cuando fue tentado en el huerto del Edén. Ahí, antes de haber decidido voluntariamente dicho acto de desobediencia, el hombre SÍ tenía libre albedrío. Él era totalmente libre, sin pecado, y podía ver a Dios cara a cara sin caer fulminado, y había una comunión directa con la presencia de Dios, pues nada separaba al hombre de Dios, pero en el momento en que tanto Eva como Adán decidieron usar ese libre albedrío que tenían para desobedecer a Dios, en ese mismo instante, lo perdieron, y empezaron a morir, y a partir de ahí en lugar de ser libres, fueron esclavos del pecado, tanto ellos, como todos sus descendientes. Solamente el que está EN CRISTO, es libre del pecado y tiene libertad para decidir NO PECAR. Ahora bien, para eso, primeramente ha tenido que ser arrastrado hacia Dios, y para ello, Dios ha tenido que intervenir primero, llamándolo, abriéndole los ojos, el entendimiento, y cambiándole el corazón de piedra por uno de carne para que pueda creer y obedecer a Dios. Nosotros amamos a Dios porque Él nos amó a nosotros primero. Nosotros no escogimos a Dios, sino que nos escogió Él a nosotros. Nadie puede seguir a Cristo si el Padre no le envía primero. ¿De qué libre albedrío estás hablando?

Un muerto, a menos que Dios lo resucite, no puede ver, ni oír, ni hablar, ni obedecer, y menos seguirle a Él. El ejemplo lo tienes con la resurrección de Lázaro. Jesús dijo:

"Jesús, profundamente conmovido otra vez, vino al sepulcro. Era una cueva, y tenía una piedra puesta encima. Dijo Jesús: QUITAD LA PIEDRA. Marta, la hermana del que HABÍA MUERTO, le dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean que tú me has enviado. Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡LÁZARO, VEN FUERA! Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: DESATADLE, Y DEJADLE IR"

Juan 11:38-44
“Jesús, profundamente conmovido otra vez, vino al sepulcro. Era una cueva, y tenía una piedra puesta encima. Dijo Jesús: Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean que tú me has enviado. Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera! Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: Desatadle, y dejadle ir”.

¿Realmente crees que Lázaro hubiese tenido libre albedrío para resucitar sólo? Pues tampoco nadie puede resucitar sólo "ESPIRITUALMENTE HABLANDO" si Dios no interviene primero. Así que olvídate del libre albedrío, por favor.

Fíjate como dice la Palabra: dice que Jesús PROFUNDAMENTE CONMOVIDO, ¡¡¡vino al sepulcro!!! y dice que ¡¡¡era una cueva!!! y que ¡¡¡tenía una piedra puesta encima!!! ¿a qué te suena eso hermano?

• Sepulcro              ►        muerte.
• Cueva                  ►        oscuridad, tinieblas.
• Piedra encima     ►        corazón de piedra, corazón endurecido.

Efesios 2:1-10
“Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”.

Mateo 4:16-17
“El pueblo asentado en tinieblas vio gran luz; Y a los asentados en región de sombra de muerte, Luz les resplandeció. Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado”.

1 Pedro 2:9-10
“Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa,  pueblo adquirido por Dios,  para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia”.

Ezequiel 11:19-20
“Y les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne, para que anden en mis ordenanzas, y guarden mis decretos y los cumplan, y me sean por pueblo, y yo sea a ellos por Dios”.

(Ver también: Ezequiel 28:17, 36:16; Hebreos 8:10)

2 Corintios 3:3-4
“siendo manifiesto que sois carta de Cristo expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón. Y tal confianza tenemos mediante Cristo para con Dios”.

¡QUÉ HERMOSA Y VERDADERA ES LA BENDITA PALABRA DEL SEÑOR!

Al igual que Lázaro, el hombre, para que pueda ir a Cristo, si primeramente Dios no lo "resucita espiritualmente", no podrá ir, pues un muerto (así es el estado de TODO HOMBRE, por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios, y no hay justo NI AÚN UNO, Romanos 3:10,23) no puede hacer nada por él mismo. Ahora bien, cuando Dios lo resucita, entonces, al igual que Lázaro, se le caerán las vendas que le ataban los pies y las manos, y podrá IR A CRISTO, y dejará de tener el rostro cubierto, y PODRÁ VER A CRISTO, como Cristo mismo dice en su Palabra:

Juan 11:43,44
Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera!  Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: Desatadle, y dejadle ir”.

Juan 8:32-36
“y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. Le respondieron: Linaje de Abraham somos, y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: Seréis libres? Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado. Y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí queda para siempre. Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres”.

Juan 14:6
“Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”.

Juan 6:44
“Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero”.

Juan 15:16
“No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé”.

Juan 6:64-65
“Pero hay algunos de vosotros que no creen. Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían, y quién le había de entregar.
6:65 Y dijo: Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí, si no le fuere dado del Padre”

“Gracia y Paz”

¡UNA FE VIOLENTA!


Génesis nos relata que entre más se multiplicaba la humanidad en la tierra, más violenta ésta llegaba a ser. “La tierra se corrompió delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia. Y miró Dios la tierra, y vio que estaba corrompida, porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra” (Génesis 6:11-12).

Existe otro tipo de violencia aconteciendo en estos últimos tiempos. Se observan a hombres y mujeres de Dios ejerciendo una fe agresiva. Este remanente santo está lleno de Jesús, lo ama con todo su corazón. Estos creyentes ven al diablo malvado atacándolos con todo su poder y saben que aún tienen que enfrentar mucho más del infierno que cualquier otra previa generación.

Jesús dijo: "...el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan" (Mateo 11:12). Este remanente se va a levantar y a decir, “Yo no voy a permitir que el diablo me robe el gozo y la paz. No le permitiré que plante semillas de rencilla, muerte, odio o de violencia en mí. ¡No! Me voy a levantar a través del poder de Jesús y vivir victoriosamente ante toda impureza demoníaca”.

¡Amado, Dios quiere que usted pelee! Si usted se ha sentido culpable de este tipo de violencia, arrepiéntase rápidamente delante del Señor y obedezca su Palabra. Eso es todo lo que Él pide. Permita que Dios ponga en usted un sello santo y una fe que vayan más allá de lo que usted nunca antes haya conocido. Él quiere que usted sea capaz de pararse firme en contra de las huestes malvadas de Satanás.

El único espíritu de violencia que vamos a tener es el de una fe violenta. Ésta será fuerte, santa y vendrá con gran fuerza en contra de las puertas del infierno y las ataduras del enemigo. ¡Y por el poder de Dios, nosotros las derrotaremos todas en el nombre de Jesús!

“Gracia y Paz”
David Wilkerson

50 MANERAS DE AMAR A TU PAREJA















1. Primero ámese cada uno a sí mismo.
2. Empiecen el día abrazándose.
3. Desayunen en la cama.
4. Díganse te amo cada vez que se separen.
5. Elógiense en forma espontánea y sincera.
6. Reconozcan y festejen sus diferencias.
7. Vivan cada día como si fuera el último.
8. Escríbanse cartas de amor inesperadas.
9. Planten una semilla juntos y cuídenla hasta su madurez.
10. Salgan juntos una vez por semana.
11. Envíe flores sin razón alguna.
12. Acepte y ame a los amigos y la familia del otro.
13. Escríbanse notas que digan te amo y colóquenlas por toda la casa.
14. Deténganse e inhalen el aroma de las rosas.
15. Bésense sorpresivamente.
16. Disfruten hermosas puestas de sol juntos.
17. Sean sinceros al disculparse.
18. Sean indulgentes.
19. Recuerden el día en que se enamoraron, y reconstrúyanlo.
20. Tómense de las manos.
21. Díganse te amo con los ojos.
22. Permita que ella llore en sus brazos.
23. Exprésele que lo comprende.
24. Brinden por su amor y compromiso.
25. Hagan algo que los anime.
26. Permítale que ello lo dirija cuando esté perdido.
27. Ríanse de sus chistes.
28. Aprecien su belleza interior.
29. Hagan las tareas de la otra persona por un día.
30. Alienten sueños maravillosos.
31. Exprésense muestras de afecto en público.
32. Dense masajes amorosos sin restricciones.
33. Escriban un  diario de su amor y registren momentos especiales.
34. Tranquilice los temores del otro.
35. Caminen descalzos juntos por la playa.
36. Pídale a ella que se case de nuevo con usted.
37. Responda con un sí.
38. Respétense el uno al otro.
39. Sea el mayor admirador de su pareja.
40. Dé el amor que su pareja desea recibir.
41. Dé el amor que usted desea recibir.
42. Muestre interés en el trabajo del otro.
43. Trabajen juntos en un proyecto.
44. Constrúyanse una fortaleza con mantas.
45. Colúmpiense tan alto como puedan en un columpio a la luz de la luna.
46. Hagan un día de campo dentro de casa en un día lluvioso.
47. Nunca se acuesten enojados.
48. Ponga a su pareja primero en sus oraciones.
49. Dense un beso de buenas noches.
50. Duerman  muy juntos.

1 Corintios 13:4-8
“El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser….”

“Gracia y paz”

¿ESTÁS HABLANDO LA PALABRA DE DIOS?


1 Pedro 4:10-11
“Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios. Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén”.

Cada creyente tiene la responsabilidad de usar el don que ha recibido del Espíritu Santo para ministrar a los que están a su alrededor. Pero tenemos que ser muy cuidadosos, y hacerlo de manera que esté de acuerdo a la voluntad de Dios expresada en su Santa Palabra. Si tenemos la oportunidad de hablar a otros acerca de los planes de Dios para el mundo, debemos tener sumo cuidado en hablar conforme a lo que está escrito en la Biblia, y no basados en nuestras propias ideas o principios. Hay quienes, movidos por el deseo de servir al Señor, se apresuran a exponer ciertos conceptos, que en apariencia están correctos, pero que en realidad difieren del verdadero mensaje de la Palabra. Para evitar esto, es necesario que conozcamos la Palabra de Dios profundamente. Por eso es tan importante escudriñar la Biblia cada día en busca de ese conocimiento con el cual podamos ministrar correctamente. La Palabra de Dios es poder, pero para que este poder sea efectivo tiene que ser usado conforme a como Dios lo da, “para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo”, dice el pasaje de hoy.

David usó la Palabra de Dios con poder al escribir sus salmos, y han sido de tremenda inspiración a través de los siglos en infinidad de diferentes situaciones. Esto ha sido posible porque David meditaba día tras día en las Escrituras, como él afirma en el Salmo 119:97: “¡Oh, cuánto amo yo tu ley! Todo el día es ella mi meditación”. Y más adelante declara: “De tus mandamientos he adquirido inteligencia; por tanto, he aborrecido todo camino de mentira” (Salmo 119:104). Esta es la clave del conocimiento de la verdad. Cuando leemos la Biblia diariamente y meditamos en ella, pidiendo discernimiento al Espíritu Santo, poco a poco iremos entendiendo con perfecta claridad el mensaje de Dios tal y como fue originalmente inspirado a los santos que lo escribieron. Alguien dijo que la Biblia es el único libro cuyo autor está siempre a nuestra disposición, a cualquier hora y en cualquier lugar. Hagamos uso de este privilegio y de todo corazón, al leer la Santa Palabra, roguemos al Señor que aumente nuestro entendimiento espiritual.

También tenemos que tener presente siempre que no está bien saltar a conclusiones sobre la interpretación de un cierto pasaje bíblico sin tener en cuenta el contexto en el que fue escrito, y sobretodo el carácter de Dios y el propósito fundamental que él desea transmitir a través de toda la Escritura, de Génesis a Apocalipsis. Por ejemplo, si conocemos el infinito amor de Dios expresado a través de toda la Biblia, no podemos interpretar que una acción llevada a cabo por el Señor en un momento determinado, por drástica que parezca, haya sido motivada por algún otro sentimiento que contradiga el amor de Dios, puesto que “Dios es amor”. (1 Juan 4:8).

La Hermenéutica (del griego hermeneutiké, "arte de explicar, traducir, o interpretar") es la ciencia y arte de la interpretación, cuyo fin es determinar el significado exacto de las palabras mediante las cuales se ha expresado un pensamiento. Un profesor de Hermenéutica enseñó a sus alumnos: “Nunca den a un pasaje una interpretación que contradiga el sentido natural de cinco, diez, o veinte pasajes de la Escritura”.

Si tienes en cuenta todas estas sugerencias, y sobretodo si te haces el hábito de leer la Biblia diariamente, y meditar en ella, y orar en busca de discernimiento espiritual, cuando hables y cuando ministres lo harás en el poder de la Palabra de Dios, y su nombre será glorificado.

ORACIÓN:
Bendito Padre celestial, te ruego abras mi entendimiento espiritual, para poder entender con toda claridad tu Santa Palabra, y así hablar y ministrar a otros conforme al poder que tú das. En el nombre de Jesús, Amén.

“Gracia y Paz”
Dios te Habla

SER DISCÍPULO


Mateo 16:24-25
“Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará”.

Ser discípulo de Jesús es tomar Su cruz. La Cruz de Cristo es un símbolo de sufrimiento, muerte, injuria, vergüenza, rechazo y negación a sí mismo. Tomar Su cruz es negarse a sí mismo y comprometerse en una lucha permanente contra el pecado durante toda la vida; significa crucificar nuestra naturaleza pecaminosa, significa luchar cada día contra la tentaciones de Satanás y sus poderes en la medida que avanzamos hacia el Reino de Dios, significa sufrir el reproche del mundo al declarar que por amor a Jesús evitamos hacer el mal y lo incorrecto, y que nos negamos a la filosofía actual de las normas puestas en la tierra por los hombres. En el nombre de Jesús, amén y amén.

¿Quieres ser discípulo de Dios?

“Gracia y Paz”
Pan de Vida

LA HONESTIDAD DE HEMÁN


Salmo 88:3
“… mi alma está hastiada de males…”

Me maravilla Hemán, el poeta que escribió el Salmo 88. Su vida era una angustia constante. «… mi vida está hastiada de males…», se lamentaba (v. 3). ¡Estaba harto de sufrir!

Hemán miraba atrás y recordaba su mala salud y sus desgracias. Observaba a su alrededor y veía adversidades y abandono. Levantaba la vista y no hallaba solaz. «Estoy afligido», se lamentó (v. 7,15). Estaba «abandonado» (v. 5), «en tinieblas» (v. 6) y desechado (v. 14). No podía ver ninguna luz al final del túnel; ninguna solución para su tristeza.

La honestidad de Hemán me reconforta. Los creyentes que nunca tienen luchas me desconciertan. Desde luego, hay un equilibrio: Nadie quiere estar cerca de aquellos que están siempre quejándose de sus problemas, pero a mi corazón le hace bien saber que hay alguien más que ha tenido luchas.

No obstante, Hemán tenía otras virtudes además de su franqueza. También poseía una fe tenaz e inamovible. A pesar de sus numerosas dificultades, se aferraba a Dios y clamaba a Él «día y noche» (vv. 1, 9, 13). No dejaba de orar ni se rendía. Y aunque en ese momento no se daba cuenta, reconocía la misericordia, la verdad y la justicia del Señor (vv. 11-12).

Me encantan las personas como Hemán, ya que hacen que me aferre más a Dios y me recuerdan que no debo dejar de orar nunca.

La oración es la tierra donde mejor crece la esperanza.

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LEA: Salmo 88
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Biblia en un año: Jeremías 3–5
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“Gracia y Paz”
Nuestro Pan Diario

LA GLORIA VENIDERA


Romanos 8:18
"Porque tengo por cierto que lo que en este tiempo se padece, no es de comparar con la gloria venidera que en nosotros ha de ser manifestada"

Los problemas y sufrimientos que tenemos en este mundo son verdaderos, y su causa es la desobediencia y la rebelión contra la voluntad de Dios. Pero aunque nuestras angustias actuales son reales, solo duran por un breve momento a comparación con la eternidad que vamos a gozar con las cosas que Jesús nos está preparando. Fíjate que Pablo dice que nuestros sufrimientos no se comparan con la gloria venidera. También dice: “Porque lo que al presente es momentáneo y leve de nuestra tribulación, nos obra un sobremanera alto y eterno peso de gloria” 2 Corintios 4:17.

“Gracia y Paz”
Un Versículo de la Biblia cada Día