miércoles, 27 de noviembre de 2013

HAY TANTO PORQUE ESTAR AGRADECIDO



1 Tesalonicenses 5:18
“Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús”.

La gratitud por lo que Dios nos ha dado puede cambiar la perspectiva de nuestras vidas. Se puede decir que la acción de dar gracias es el lema de los que adoran a Dios y el aseguramiento de los que están concientes de ser amados por Dios.

Leemos en Salmos 111:1: “Alabaré a Jehová con todo el corazón”. Alabar y dar gracias es lo esencial para una vida feliz porque si no estamos agradecidos, no importará lo que tengamos, jamás estaremos satisfechos o felices.

Salmos 100:4 dice: “Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con alabanza; alabadle bendecid su nombre”. 

Agradecer a Dios es otro privilegio que tenemos los hijos de Dios. No sólo debemos alabar a Dios y bendecir Su Santo Nombre, sino también debemos tener una actitud de humildad y reconocer Su bondad en un acto de acción de gracias.

La idea que nos expresa David en este Salmo, es que para entrar en una relación personal con el Rey, necesitamos ir más allá de Sus atrios. Para hacer esto, es necesario en primer lugar alabarle y bendecirle de una manera genuina y alegre y yendo un paso adelante es la intimidad en la cual entramos cuando damos gracias. 

Darle gracias a Dios es reconocer Su grandeza, Su poder, Su suficiencia; y nuestra debilidad. En realidad son muy pocos los que se vuelven a darle gracias a Dios, en comparación con aquellos que Le buscan solamente para hacer sus peticiones. 

Demos dar gracias a Dios hoy y siempre, pues este es un antídoto contra la depresión, la duda y la derrota. 

Oración:
Señor, Gracias por la vida que me das y por tu provisión. Reconozco tu grandeza, reconozco Tu poder. Señor sin Ti mi vida no tendría sentido, gracias porque todo lo que permites y haces en mi vida tiene propósito. Gracias porque en tus manos estoy sostenido, ayúdame en este paso por la vida a confiar más en Ti. Gracias porque en Ti soy salvo, sano y libre. Te amo Señor. En el nombre de Jesucristo. Amen. 

Colosenses 2:6-7
“Por tanto, de la manera que recibisteis al Señor Jesucristo, andad así en él, arraigados y sobreedificados en él, y consolidados en la fe, así como fuisteis enseñados, abundando en acciones de gracias”.

Durante esta época del año y siempre, que la acción de gracias resida en nuestros corazones al dar toda alabanza y gloria a Dios a través de Jesús, nuestro Redentor.


“Gracia y Paz”


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DI NO A LA PORNOGRAFIA



Jesús y el adulterio

MATEO 5:27 Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón. Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno. Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala, y échala de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.

“Gracia y Paz”

¿QUIEN TE GUSTA MÁS?


¿ERES PACIENTE CON LOS DEMÁS?



Efesios 4:1-3
“Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz”.

Como hijos de Dios estamos llamados a demostrar paciencia en momentos de conflicto, pues Dios sabe que hay poder en la demostración de control. Nuestra tendencia natural es molestarnos cuando somos acusados injustamente, pero para reflejar a Cristo debemos:

Guarda silencio cuando seas atacado verbalmente. La ira de una persona puede alimentar la nuestra, y conducir a una discusión. En vez de eso, debemos dejar que esa persona diga lo que siente.

Escucha sin responder. Con nuestro silencio, puede que hagamos caso omiso al ataque verbal, pero debemos escuchar el malestar de la otra persona.

Orar por quien te ataque. Aunque no tengamos ganas de orar,  debemos hacer lo que Dios quisiera que hagamos.

Controla tus pensamientos. Debemos enfocarnos en Dios y en lo que Él piense de nosotros, no el conflicto.

Controla tus emociones. Debemos confiar en que el Espíritu Santo nos indicará la respuesta adecuada.

Esta listo para perdonar. Debemos ser pacientes cuando seamos tratados injustamente, y estar dispuestos a dejar ir nuestro dolor (2 Timoteo 2:24).

Di palabras de estímulo. Es bueno expresar aprecio cuando alguien trae una preocupación a nuestra atención —y pedir perdón si hemos cometido un error.

A nuestra naturaleza humana, estas cosas pueden parecer absurdas e inútiles, pero en realidad, es todo lo contrario. Hay un gran poder en la paciencia, pero son muy pocos quienes la practican bien.

Responder correctamente deja una huella en los no creyentes, quienes notarán algo en ti que ellos también necesitan.


“Gracia y Paz”

Meditación Diaria

ORACIÓN



Amante Padre celestial, por favor examina mi corazón y arranca de mí toda maldad y suciedad. Ayúdame a guardar tu palabra y a obedecerla cada día de mi vida, de manera que mi comportamiento glorifique tu santo nombre. En el nombre de Jesucristo, Amén.

¿CÓMO ESTÁ TU CORAZÓN DELANTE DE DIOS?



Salmo 139:23, 24
“Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno”.

Debido a nuestra naturaleza pecaminosa el corazón, básicamente, está lleno de maldad. La Biblia nos cuenta que después que Adán y Eva pecaron en el huerto del Edén, “comenzaron los hombres a multiplicarse sobre la faz de la tierra, y les nacieron hijas”. Y cuando ellos vieron que eran hermosas, escogieron para sí mujeres y las tomaron (Génesis 6:1-2). “Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal”. Fue tanto el dolor al ver su creación corrompida que Dios pensó eliminarlos a todos de la faz de la tierra, y con ese fin planeó el gran diluvio. “Pero Noé halló gracia ante los ojos de Jehová”, dice Génesis 6:8. Y a partir de él la raza humana continuó desarrollándose. Han transcurrido muchos siglos, pero aquel pecado original aun nos afecta profundamente. Por eso el profeta Jeremías dijo: “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?” (Jeremías 17:9).

Ahora bien, cuando el corazón es purificado por el poder del Espíritu Santo, puede revelarnos el mismo rostro de Dios. Así dijo Jesús en el Sermón del Monte: “Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios” (Mateo 5:8). El rey David conocía la importancia de tener un corazón limpio. Por eso en el pasaje de hoy él pide a Dios que examine su corazón y lo guíe en el camino eterno. De igual manera, cuando su hijo Salomón fue elegido para sucederle en el trono, David clamó a Dios de la siguiente manera: “Da a mi hijo Salomón corazón perfecto, para que guarde tus mandamientos, tus testimonios y tus estatutos” (1 Crónicas 29:19). Después Salomón escribió en Proverbios 4:23: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida”.

En Mateo 6:21, Jesús dijo a sus discípulos: “Donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón”. Si pudiéramos hacer una foto espiritual a nuestro corazón veríamos allí todas las cosas a las que damos prioridad en esta vida, aquellas que nos atraen, las que más disfrutamos y valoramos. Todos tenemos cosas que apreciamos mucho. Algunos pueden estimar objetos materiales, otros dan mucho valor a relaciones sentimentales y otros valoran actividades o experiencias. Cualquier cosa que atesoramos está directamente relacionada con nuestro corazón. O sea, lo que más valor tiene para nosotros es lo que más cerca está de nuestro corazón. Y de acuerdo al contenido de nuestro corazón así será la manera en que hablamos y como actuamos. Por eso Jesús dijo: “Porque de la abundancia del corazón habla la boca” (Mateo 12:34).

¿Qué podemos hacer para mantener un corazón limpio que agrade al Señor? La única manera de lograrlo es alimentándonos día tras día con la palabra de Dios. El salmista afirma en el Salmo 119:11: “En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti”. Cuando dedicamos un tiempo cada día a leer la Biblia, a meditar en lo que hemos leído y a orar, el Espíritu Santo usa esta palabra para ministrar nuestros corazones, mientras nos va limpiando de todo aquello que desagrada a nuestro Padre celestial. Él es el único que puede librarnos de todos los astutos engaños del enemigo que ensucian el terreno de nuestros corazones. Por eso en Proverbios 23:26 Dios nos dice: “Dame, hijo mío, tu corazón, y miren tus ojos por mis caminos”. Y en Ezequiel 36:26, el Señor declara por medio del profeta: “Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne”.

Nuestra responsabilidad en todo este proceso es simplemente responder a la iniciativa de Dios y, al igual que David, decirle: “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón... y guíame en el camino eterno”. Y entonces mantener una íntima comunión con él buscando su rostro día tras día y obedeciendo su palabra.

ORACIÓN:
Amante Padre celestial, por favor examina mi corazón y arranca de mí toda maldad y suciedad. Ayúdame a guardar tu palabra y a obedecerla cada día de mi vida, de manera que mi comportamiento glorifique tu santo nombre. En el nombre de Jesucristo, Amén.

“Gracia y Paz”

Dios te Habla