jueves, 23 de agosto de 2012

CRUZANDO LA LÍNEA


Salmo 106:28-31
“Se unieron asimismo a Baal-peor, y comieron los sacrificios de los muertos. Provocaron la ira de Dios con sus obras, y se desarrolló la mortandad entre ellos. Entonces se levantó Finees e hizo juicio, y se detuvo la plaga; y le fue contado por justicia”

¿Se justifica matar en nombre de Dios? ¿Puede alguien ser “justificado” por quitar la vida a otras personas?

La respuesta no es sencilla, pero está a nuestro alcance mediante un estudio honesto y desprejuiciado de las Escrituras.

Para aquellos a quienes todavía les cuesta entender al Dios “sanguinario” del Antiguo Testamento, pues les parece cruel que ordenara tales matanzas, quiero referirles la siguiente historia de la Biblia:

“Moraba Israel en Sitim; y el pueblo empezó a fornicar con las hijas de Moab, las cuales invitaban al pueblo a los sacrificios de sus dioses; y el pueblo comió, y se inclinó a sus dioses. Así acudió el pueblo a Baal-peor; y el furor de Jehová se encendió contra Israel. Y Jehová dijo a Moisés: Toma a todos los príncipes del pueblo, y ahórcalos ante Jehová delante del sol, y el ardor de la ira de Jehová se apartará de Israel. Entonces Moisés dijo a los jueces de Israel: Matad cada uno a aquellos de los vuestros que se han juntado con Baal-peor” (Números 25:1-5).

Como el falso profeta Balaam no pudo maldecir al pueblo de Israel, intentó hacerlo cruzar la línea por otros medios. Las mujeres madianitas y los moabitas fueron y los invitaron a participar de una fiesta; pronto el convite degeneró en orgía y en adoración idolátrica. Comieron “los sacrificios de los muertos”, bebieron hasta embriagarse, cometieron inmoralidades sexuales -que acompañaban tales cultos-, y adoraron a dioses paganos.

Esto trajo el desagrado del Señor y ordenó que los responsables fueran ejecutados, y que los que habían participado fueran muertos por sus propios hermanos como una señal de lealtad a Dios. Este juicio sumario era necesario por causa del desenfreno en que habían caído los hijos de Israel.

No conforme con su propia apostasía, uno de ellos avanzó en su rebelión, llevándola dentro mismo del campamento hebreo. Es que está en la naturaleza misma del pecado extender su infección a cuanto toca.

“Y he aquí un varón de los hijos de Israel vino y trajo una madianita a sus hermanos, a ojos de Moisés y de toda la congregación de los hijos de Israel, mientras lloraban ellos a la puerta del tabernáculo de reunión. Y lo vio Finees hijo de Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, y se levantó de en medio de la congregación, y tomó una lanza en su mano; y fue tras el varón de Israel a la tienda, y los alanceó a ambos, al varón de Israel, y a la mujer por su vientre. Y cesó la mortandad de los hijos de Israel. Y murieron de aquella mortandad veinticuatro mil” (Números 25:6-9).

Como Jesús al limpiar el templo de Jerusalén, y actuando con santo celo por la causa divina, Finees tomó una lanza e hizo justicia. Su acción fue aprobada por Dios y se detuvo la matanza.

“Entonces Jehová habló a Moisés, diciendo: Finees hijo de Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, ha hecho apartar mi furor de los hijos de Israel, llevado de celo entre ellos; por lo cual yo no he consumido en mi celo a los hijos de Israel. Por tanto diles: He aquí yo establezco mi pacto de paz con él; y tendrá él, y su descendencia después de él, el pacto del sacerdocio perpetuo, por cuanto tuvo celo por su Dios e hizo expiación por los hijos de Israel” (Números 25:10-13).

De este texto podemos sacar lo que se nos ocurra, o podemos entenderlo tal como está escrito. Podemos escandalizarnos o podemos aprender. Podemos renegar de Dios o afirmar nuestra fe.

No obstante, este relato no está allí para justificar el crimen, ni la guerra religiosa, ni la Inquisición o cualquier tipo de violencia que pueda ejercerse invocando el nombre de Dios. El cielo no aprueba ninguna clase de maltrato del hombre por el hombre; el mandamiento de “no matarás” es suficientemente claro en cuanto al valor de la vida.

Lo que sí podemos extraer de este pasaje es que: El pecado produce muerte (Romanos 6:23).

La rebelión contra Dios tiene un límite más allá del cual no se le permitirá desarrollarse (Deuteronomio 7:9-10).

El Señor tiene la soberanía para ejercer juicio contra el pecador usando el medio que crea conveniente, ya se trate de la naturaleza o de los hombres (Ezequiel 14:21).

Si sentimos celo por su causa no permitiremos el avance del mal sin intervenir (Malaquías 3:16).

Dios bendice y aprueba la obra de los que son celosos por su causa (Salmos 106:31).

No es que Finees resultó justificado por haber matado. El texto bíblico inicial simplemente dice: “Le fue contado por justicia” o sea que su intervención fue aprobada por Dios. El que conoce las intenciones del corazón pudo ver en este joven pureza de motivos, y lo bendijo por ello.

Por otra parte, al actuar así, Finees evitó que siguiera la mortandad, salvando la vida de quienes podrían haber sido arrastrados por el ejemplo de los malvados.

Malentienden a Dios los que objetan la inspiración de estos relatos, pero al mismo tiempo se quejan de que no hace nada para detener el avance del mal.

Dios está activo en la historia, manejando los tiempos, las acciones de las naciones y de los individuos. Ha trazado una línea sobre la cual no permitirá que el pecado avance y no dejará sin castigo a quien la cruce.

La humanidad se encuentra hoy en su conjunto al borde de esa línea divisoria. Cuando la haya cruzado renegando de Dios, de su ley y de su gracia, el ángel de la misericordia levantará vuelo para nunca más volver. Entonces se ejecutará la sentencia: “El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía; y el que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía” (Apocalipsis 22:11). La gracia habrá cumplido su cometido, y los juicios divinos caerán sobre todos los que se amaron más a sí mismos que a su Creador.

Su destrucción, sin embargo, representará la liberación del pueblo de Dios. ¿De qué lado estarás en aquel gran día?

“Gracia y Paz”
Impacto Evangelístico

¿PORQUE NO TODOS SON SALVOS?


Las escrituras enseñan claramente que Cristo murió por toda la humanidad, y no solo por unos cuantos (Lea Juan 1:29; 3:16; 1 Timoteo 2:6; 4:10; Tito 2:11; Hebreos 2:9; 2 Pedro 3:9; 1 Juan 2:2).

La pregunta que debiéramos formularnos de una manera correcta, sería: “Si Cristo murió por todos, ¿por qué entonces no todos son salvos? Y encontraremos que la respuesta a este interrogante es bastante simple.

Sí, es cierto que Cristo murió y pagó con Su propia sangre por los pecados de toda la humanidad. Pero a fin de recibir y disfrutar los beneficios de esa salvación gratuita, cada individuo tiene que creer y recibir a Cristo como Salvador y aceptar su obra redentora de una manera personal.

Todos pueden ser salvos por el sacrificio de Cristo – y Dios no desea que nadie se pierda o perezca sino que todos se salven (2 P 3:9). No obstante, a fin de ser salvo, se requiere que la persona o el individuo haga una decisión – la de creer en Cristo (Juan 3:16).

Es importante entender, que dicha decisión debe ser tomada y expresada por cada persona. Esto está claramente explicado en Romanos 10:9-10: “… que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación”.

La provisión de la salvación por Cristo tiene que ser creída y recibida personal e individualmente por fe. Esta es la razón de porqué tenemos que compartir las Buenas Nuevas del Evangelio con otros (Romanos 10:14; lea también a Juan 1:12 y 3:16).

Concluyendo, el sacrificio de Cristo es por toda la humanidad. Pero, nadie es salvo, si no toma una decisión clara y se compromete con Cristo como Señor y Salvador. Estimado lector: ¿Has tomado ya esta decisión? De ella depende el destino eterno de tu alma. No tardes, Cristo está a la puerta de tu corazón ¡invítale a entrar a tu vida!

Solo a modo de breve información, debemos decir, que el concepto erróneo de que todos son salvos, se debe a la teología universalista, que enseñó la Iglesia Católica a partir del siglo III, precisamente fecha de la creación de la misma con un edicto del emperador Constantino, el cual hacia católicos por imposición a todo un imperio hasta ese momento pagano. A partir de allí se asoció la salvación con simplemente “pertenecer” a la iglesia a través de los llamados sacramentos. Esta teología universalista a continuado confundiendo hasta la fecha ha gente sincera que seguramente desearía ser salva. Ahora entremezclada con movimientos como la Nueva Era, Santería y ocultismo. Por supuesto, esto debido a que el propósito de satanás es distraer al ser humano para que no ponga sus ojos en Jesucristo como Salvador y así recibir el don de la salvación y vida eterna. No olvidemos entonces: “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos”. (Hechos 4:12).

“Gracia y Paz”
Estudios Bíblicos

UNA IMAGEN DE ÉL


Hebreos 12:6
“Porque el Señor al que ama, disciplina…”

Un día, mi hija le quitó el capuchón a un marcador anaranjado y dibujó a su padre. La interpretación de la niña mostraba ojos, una nariz y una boca, todo dentro de un círculo encima de dos palos largos (ella me informó que eso eran las piernas). Aunque mi pequeña recibió una buena calificación por el esfuerzo, su imagen no mostraba ningún rasgo que tan siquiera reflejara algún parecido con mi esposo: ojos azules, una sonrisa confiada y un cabello salpicado de canas.

Como hijos de Dios, nosotros a veces creamos imágenes de nuestro Padre celestial que no son correctas. Quizá lo vemos como un Dios falto de afecto cuando corrige conductas pecaminosas en nuestra vida. Y, como la disciplina es dolorosa (Hebreos 12:11), podemos suponer que su corrección es una forma de venganza divina o el resultado de su enojo. En realidad, es una prueba de su amor a nosotros. La Biblia dice: «Porque el Señor al que ama, disciplina» (v. 6). Él nos disciplina para nuestro beneficio, para que «participemos de su santidad» (v. 10) y para que experimentemos la paz que surge de vivir una vida recta (v. 11).

Si hoy estás enfrentando la disciplina de Dios, recuerda que no está mirándote con el ceño fruncido ni sacudiendo el puño en venganza. Píntalo como un Padre que se preocupa por ti y que corrige con amor a su hijo en quien se deleita (Proverbios 3:12).

Dios disciplina con su mano de amor.

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LEA: Hebreos 12:3-11
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Biblia en un año: Jeremías 17–20
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“Gracia y Paz”
Nuestro Pan Diario

VENCER EL TEMOR


Salmo 63:1-11
“Dios, Dios mío eres tú; De madrugada te buscaré; Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, En tierra seca y árida donde no hay aguas, Para ver tu poder y tu gloria, Así como te he mirado en el santuario. Porque mejor es tu misericordia que la vida; Mis labios te alabarán. Así te bendeciré en mi vida; En tu nombre alzaré mis manos. Como de meollo y de grosura será saciada mi alma, Y con labios de júbilo te alabará mi boca, Cuando me acuerde de ti en mi lecho, Cuando medite en ti en las vigilias de la noche. Porque has sido mi socorro, Y así en la sombra de tus alas me regocijaré. Está mi alma apegada a ti; Tu diestra me ha sostenido. Pero los que para destrucción buscaron mi alma Caerán en los sitios bajos de la tierra. Los destruirán a filo de espada; Serán porción de los chacales. Pero el rey se alegrará en Dios; Será alabado cualquiera que jura por él; Porque la boca de los que hablan mentira será cerrada”.

Cada uno de nosotros experimentará momentos de temor, y negar o tratar de esconderse del mismo no hará ningún bien. Cuando surja el miedo, hágase las siguientes preguntas. ¿De dónde viene? ¿Alguna vez Dios me ha fallado en el pasado? ¿Promete Él suplir todas mis necesidades? ¿Cumple Dios sus promesas?

Si leemos la Biblia, encontraremos innumerables historias sobre la fidelidad de Dios. Por ejemplo, Pablo sufrió penurias, persecuciones, dolores y toda clase de circunstancias terribles. El apóstol escribió estas palabras tan conocidas: "A los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados" (Romanos 8:28). Esto da testimonio del hecho de que, para quienes confían en Él, Dios convierte toda dificultad, pérdida o separación en algo bueno.

Desde Abraham, y pasando por Isaías, David, Job, Jonás y Pablo, hasta Juan, vemos el amor constante y el cuidado de Dios por su pueblo. Su Palabra es una lámpara que nos dará clara orientación cuando las circunstancias sean sombrías. Ella ofrece la mejor dirección que encontraremos. Cuando meditamos en ella, oramos con ella, nos aferramos a ella y la incorporamos a nuestra vida cotidiana, su luz ahuyenta las tinieblas. Los salmos, en particular, son útiles para enfrentar los temores.

Dios, el soberano de este universo, tiene el control de su vida. No cometa el error de pensar que no lo tiene, simplemente porque Él no actúa de acuerdo con su voluntad y su calendario. Si usted lee su Biblia y medita en ella, encontrará verdadera fuerza en sus promesas.

“Gracia y Paz”
Meditación Diaria

LA OBEDIENCIA A DIOS


Isaías 1:19
"Si quisiereis y oyereis, comieréis el bien de la tierra"

Repetidas veces Dios dice que debemos obedecerle para así gozarnos y beneficiarnos de las bendiciones que Él desea darnos. Él está listo y ansioso que participemos en su plenitud y sus riquezas, pero seguimos en nuestra escasez y con nuestras necesidades.

¿Por qué es así?

“He aquí que no se ha acortado la mano de Jehová para salvar, ni se ha agravado su oído para oír; pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír. Isaías 59:1-2.

Allí está la respuesta: pecado y desobediencia. Dios nos anima en Malaquías 3:10 que le pongamos a la prueba. Dice, “probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde”.

“Gracia y Paz”
Un Versículo de la Biblia cada Día