lunes, 24 de diciembre de 2012

¿TE GUSTAN LAS BUENAS NOTICIAS?



Lucas 2:8-14
“Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño. Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor. Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor. Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre. Y repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios, y decían: ¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!”

¿Desea la gente realmente escuchar buenas noticias? Se supone que sí. Sin embargo, muchas veces las noticias sobre el crimen y las tragedias parecen ser más interesantes, y en realidad, más compatibles con los propios gustos del mundo. La televisión, la radio, los periódicos y otros medios informativos dan prioridad a las noticias relativas a asesinatos, matanzas de personas inocentes, asaltos, catástrofes naturales, accidentes terribles, etc., porque han comprobado que la gente se siente mas atraída por este tipo de noticia que por aquellas que hablan de cosas buenas y agradables. Por ejemplo, cuando el precio de la gasolina subió a niveles sin precedentes, era noticia de primera plana, sin embargo a medida que los precios han ido bajando, menos se habla o escribe sobre este tema.

El pasaje de hoy nos narra acerca de aquella noche única en la historia de la humanidad, hace unos dos mil años cuando un grupo de pastores que cuidaban de su rebaño, inesperadamente fueron recipientes de las más maravillosas noticias que se hayan escuchado jamás en este mundo. El portador de las mismas, un ángel del Señor, les dijo: “No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor”.

¿Por qué tanta gente desvía la mirada, cierra la mente y rehúsa escuchar cuando se le comunica la mejor de todas las noticias? ¿Cuál es la razón por la cual muchos no aceptan las buenas nuevas de salvación, siendo ésta la que determina la vida o la muerte eterna? La respuesta la tenemos en la segunda carta del apóstol Pablo a los corintios. Allí dice: “El dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del Evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios” (2 Corintios 4:4). La palabra griega que se utiliza aquí para definir “Evangelio” es “euanghélion” y significa “buena noticia” o “alegre mensaje”. Resulta imposible entender por qué tantas personas rechazan esta preciosa noticia. La única explicación es la que nos da Pablo: El diablo los ha cegado y no pueden ver.

Es nuestra responsabilidad como creyentes tomar la iniciativa y aprovechar toda oportunidad que se presente para transmitir a aquellos que nos rodean las maravillosas noticias de la salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo. Oremos y proclamemos al mundo las buenas nuevas con la confianza de que el Espíritu Santo podrá más que la ceguera espiritual de los que rechazan al Señor, captará su atención, y obtendrá una respuesta de fe al mensaje salvador de la gracia. Después de todo, eso fue lo que hizo contigo y conmigo. Esta fue la encomienda que nuestro Señor Jesucristo les dejó a sus discípulos antes de ascender al cielo. A través de los siglos esta encomienda ha llegado hasta cada uno de los que le hemos aceptado como nuestro Salvador y Señor: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado” (Marcos 16:15-16).

ORACIÓN:
Amante Padre celestial, gracias te doy por la preciosa noticia de salvación y vida eterna a través de tu santo Hijo Jesús. Te ruego me capacites para proclamar a este mundo tan lleno de malas noticias, la única esperanza que son las buenas nuevas de Cristo. En el nombre de Jesús, Amén.

“Gracia y Paz”
Dios te Habla