lunes, 3 de noviembre de 2014

¿Qué es la pureza para Dios?



¿Qué es la pureza para Dios?

“En todo tiempo sean blancos tus vestidos, y nunca falte ungüento sobre tu cabeza” (Eclesiastés 9:8).

Ser puros es tener pensamientos sanos, es sentir en nuestro corazón el verdadero deseo de hacer lo bueno. Buscar la Santidad es tener la disposición de mantenernos apartados de las cosas del mundo para poder agradar a Dios.

Jesús sabe de la importancia de ser puros y nos da la promesa de que si somos puros de corazón veremos a Dios (Mateo 5:8). Al usar la palabra corazón, Jesús está hablando del centro de nuestro ser, voluntad, emociones y pensamientos.

Para mantenernos puros de corazón, debemos tener limpia nuestra mente, tener actitudes limpias, tener acciones limpias, intenciones limpias, etc. ¿Por qué Dios nos pide todo esto? si es casi imposible mantenerse puro, cuando nuestra naturaleza humana nos pide hacer todo lo contrario, y sinceramente siempre hay personas que caemos, pero si Dios así lo pide es porque sabe que si podemos hacerlo y quiere que nos mantengamos puros delante de Él.

¿Será difícil mantenernos puros en medio de un mundo inundado por el pecado? definitivamente NO, porque a pesar de que el mundo nos ofrece tantas opciones que nos inducen a la maldad y si a eso le agregamos que todo el tiempo somos tentados por medio de la internet, la televisión, el cable, el cine, las revistas, etc., aún con todo esto nosotros si podemos luchar para mantenernos firmes y puros.

Eclesiastés 9:8 nos habla acerca de mantener la “blancura en nuestros vestidos”, eso simboliza pureza y santidad. También nos dice del “ungüento sobre nuestra cabeza” y eso tiene que ver con firmeza. Si Dios nos pide que nos mantengamos puros y firmes, es porque en nuestro caminar cotidiano siempre habrá quien nos quiera manchar nuestros vestidos, y alborotar nuestra cabeza; y de esto se deriva la siguiente pregunta: ¿Cómo mantenerse puro y santo en medio de todo esto?

1. Tengamos siempre nuestro pensamiento en Jesús:

“Todas las cosas son puras para los puros, mas para los corrompidos e incrédulos nada les es puro; pues hasta su mente y su conciencia están corrompidas” (Tito 1:15).

¿Qué podría ser más puro que Jesús? Si Jesús es nuestro único pensamiento, entonces todas las cosas serán puras para nosotros. Veamos el ejemplo de la siguiente frase: “no puedo evitar que las aves vuelen sobre mi cabeza, pero si puedo evitar que hagan nido en ella”. Esto significaría que no podemos evitar que pensamientos impuros aparezcan de repente en nuestra cabeza, pero si podemos evitar que se mantenga anidados ahí.

2. Mantengámonos en la Santa Palabra de Dios:

“¿Con que limpiara el joven su camino? Con guardar tu palabra” (Salmos 119:9).

Entre más conocimiento tengamos de la Biblia, mas armas tendremos para defendernos de pensamientos impuros. Recordemos que Jesús cuando fue tentado en el desierto, se defendió con la Palabra de Dios, es ahí donde nos damos cuenta que leerla es muy importante para nuestro crecimiento espiritual y para evitar ser engañados.

Cuando leamos la Palabra de Dios a diario, estaremos alimentando nuestro espíritu, y tendremos la fortaleza del Espíritu Santo para rechazar lo malo.

3. Sirvamos a Dios:

“Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” (Efesios 2:10).

Mientras más ocupados estemos en el servicio a Dios, menos tiempo tendremos de pensar en lo impuro. Habrá menos probabilidades de caer en pecado, porque que al mantenernos activamente sirviendo al Señor, nos ayudara para edificar nuestra vida y cultivarnos un carácter de servicio.

4. Tengamos Domino Propio:

“Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio” (2 Timoteo 1:7).

Esta escritura nos está diciendo que nosotros podemos decir NO al pecado, pues Dios nos ha dado el dominio propio por medio de su Santo Espíritu.

Amado hermano y hermana, si no desechamos estos consejos, indudablemente nos ayudaran para mantener blancos nuestros vestidos y el ungüento sobre nuestra cabeza no faltara.

“Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y PUREZA” (Timoteo 4:12).

¡Gracia y Paz!
Editado por Carlos Martínez M.

M. Mendoza

¿Estás fortaleciendo tu relación conyugal?



¿Estás fortaleciendo tu relación conyugal?

Se amable… Muchas veces nos dejamos llevar por las ocupaciones de la vida y nos olvidamos de tomar un tiempo para dedicárselo a nuestro conyugue. Cuando podamos enviemos intencionalmente un mensaje de texto por el celular, démosle un abrazo, y preguntémosle cómo fue su día. Nuestra conyugue sabrá que estuvimos pensando en el.

Se agradecido(a)… Es necesario ser agradecidos. Nuestra tendencia es compararnos y reclamar. “Se agradecido” es un mandamiento bíblico, no una sugerencia o algo que solo debe de hacerse el día de su cumpleaños.

Oren Juntos… Dios hará lo mejor en su matrimonio cuando ustedes estén orando juntos. La oración muestra nuestra necesidad de Dios y nuestra adoración a Él.

Ambos necesitan luchar para encontrar tiempo para orar juntos como esposos. Estén atentos, el enemigo odia cuando tu oras con tu conyugue.


¡Gracia y Paz!


¿QUÉ HACES CUANDO SIENTES TEMOR?



¿QUÉ HACES CUANDO SIENTES TEMOR?

Proverbios 1:32-33
“Porque el desvío de los ignorantes los matará, y la prosperidad de los necios los echará a perder; mas el que me oyere, habitará confiadamente y vivirá tranquilo, sin temor del mal”

Vivimos en un mundo en el que el temor y las preocupaciones son como plagas que afectan la vida de millones de personas. La gente se preocupa y siente temor por las enfermedades, la pobreza, los problemas familiares, el desempleo, las guerras, la violencia, el hambre, y muchas cosas más incluyendo el futuro, pues el ser humano muchas veces siente temor por lo desconocido que le espera adelante. El temor es totalmente destructivo. Afecta la mente, causa depresión, paraliza la voluntad humana, esclaviza a su víctima. El temor es una fuerza satánica que tiene la capacidad de destruir.

La Biblia nos enseña que el temor no viene de Dios. En 2 Timoteo 1:7 dice: “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio”. Cuando el poder del Espíritu Santo obra en nuestras vidas, y el amor de Dios se hace manifiesto en nosotros, entonces el carácter de Cristo, su dominio propio y su mansedumbre se revelan en nuestras vidas, y el temor desaparece totalmente. Dice en 1 Juan 4:18: “En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor”. El perfecto amor de Dios se manifiesta en nosotros cuando establecemos una íntima comunión con él, buscando su rostro diariamente en oración, meditando en su palabra, y aplicándola en nuestro diario vivir. Entonces todo vestigio de temor es echado fuera. La escritura de hoy dice que el que oyere a Dios, es decir, que aquel que le obedece, vivirá confiado, tranquilo y sin ningún temor.

David cultivaba una relación íntima con Dios, levantándose de madrugada a orar y a adorar al Señor; meditando en su palabra de noche y de día, alabando y exaltando su nombre por medio de los Salmos que escribía, sirviéndole y obedeciendo sus estatutos. Por eso el profeta Samuel se refirió a él como “un varón conforme al corazón de Dios” (1 Samuel 13:14). Basado en su propia experiencia, David nos da un breve resumen, en el Salmo 91:1-6, de la seguridad en que vive el que se mantiene en comunión con Dios: “El que habita al abrigo del Altísimo, morará bajo la sombra del Omnipotente. Diré yo al Señor: Esperanza mía, y castillo mío; mi Dios, en quien confiaré. El te librará del lazo del cazador, de la peste destructora. Con sus plumas te cubrirá, y debajo de sus alas estarás seguro; escudo y adarga es su verdad. No temerás el terror nocturno, ni saeta que vuele de día, ni pestilencia que ande en oscuridad, ni mortandad que en medio del día destruya”.

También en el Salmo 23:4, David afirma: “Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo”. “¿Habrá algo o alguien a quien yo deba temer?”, se preguntaba David. Y a sí mismo se contesta (Salmo 27:1): “El Señor es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? El Señor es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?” Realmente esta es una ley espiritual, un principio establecido, el cual podemos decir con toda autoridad: “Porque yo vivo en el Espíritu de mi Dios, él me protege. Por lo tanto yo no temeré absolutamente a nada”.

Mientras nosotros busquemos refugio en el Señor, mientras día tras día escudriñemos su Palabra y vengamos a él en oración, y seamos obedientes, podremos con toda autoridad rechazar el temor de nuestras vidas y cualesquiera sean las circunstancias, no importa cuán terribles parezcan a nuestros ojos podremos siempre permanecer tranquilos y sentir la victoria en Cristo Jesús.

Oración:
Padre santo, gracias te doy una vez más por la seguridad de tu protección. Te ruego llenes mi corazón de tu amor para que todo espíritu de temor sea echado fuera de mí, y pueda yo vivir en paz y confiado en cualquier circunstancia. En el nombre de Jesús, Amén.

¡Gracia y Paz!