sábado, 23 de junio de 2012

UNA ORACIÓN CONTESTADA


1 Samuel 1:27
“Por este niño oraba, y Jehová me dio lo que le pedí”.

Crecí en un hogar dividido, ya que mi madre era cristiana y mi padre no lo era. Con serena constancia y amor mi madre grabó en mi corazón de niña las bellas enseñanzas del evangelio. Sin embargo, con el correr de los años, la cizaña del mundo pareció ahogar la semilla sembrada y me convertí en una mujer que vivía alejada de aquella bendita verdad.

Pero algo había estado sucediendo: mi madre no cesaba de orar a diario por mí. Las lágrimas humedecieron su almohada muchas de las noches que pasó en vela. Un día, después de haber asistido a regañadientes a un ciclo de conferencias evangelizadoras, le dije a mi madre con voz firme: «Mamá, tengo una noticia que darte». Su rostro palideció y sus cansadas manos empezaron a temblar pensando en lo peor. No obstante, el Espíritu Santo había tocado a mi puerta y le comuniqué que había decidido entregarme al señor, sellando mi pacto a través del bautismo.

Apreciada hermana, si hoy me encuentro en el redil del Señor es gracias a las múltiples oraciones de mi madre.

«La verdadera madre es la verdadera maestra de los niños. Si, con un corazón imbuido con el amor de Cristo, enseña a los niños de su clase, orando con ellos y por ellos, puede ver almas convertidas y recogidas en el redil de Cristo. Yo no recomiendo que la mujer trate de llegar a ser sufragista o empleada pública; pero como misionera, enseñando la verdad por correspondencia, distribuyendo material de lectura, conversando con las familias y orando con la madre y los niños, ella puede realizar mucho y ser una bendición».

«Los hijos cristianos apreciarán por encima de toda bendición terrenal el amor y la aprobación de sus padres piadosos. Estos pueden simpatizar con los hijos y orar por ellos y con ellos para que Dios los proteja y guíe».

Nuestro Padre celestial valora las oraciones de las madres. Si eres una de ellas, aprovecha el privilegio de orar por tus hijos para que un día, como Ana, puedas decir: «Por este niño oraba y Dios me concedió lo que le pedí».

Pídele a Dios que te permita entrar a la Nueva Jerusalén tomada de la mano de tu madre y de tus hijos.

“Gracia y Paz”
(Ruth Yolanda Prieto)

¿CUÁN TOLERANTE ERES TÚ?



Apocalipsis 2:19-20
“Yo conozco tus obras, y amor, y fe, y servicio, y tu paciencia, y que tus obras postreras son más que las primeras. Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que toleras que esa mujer Jezabel, que se dice profetisa, enseñe y seduzca a mis siervos a fornicar y a comer cosas sacrificadas a los ídolos”.

En este mensaje a la iglesia de Tiatira, se mencionan unas cuantas buenas cualidades de esta iglesia, además de las buenas obras que habían hecho. La primera parte de la carta es realmente halagadora; sin embargo hay algo que, por sobre todas las cosas, resulta inadmisible para el Señor: tolerar las cosas que están en contra de los principios de la Palabra de Dios. “Tolerar” es transigir, aceptar una actitud o una filosofía con la cual no estamos de acuerdo. La tolerancia, del latín tolerare (sostener, soportar), es una conducta que define el grado de aceptación frente a un elemento contrario a una regla moral, física o espiritual. O sea, es la actitud pasiva de una persona frente a lo que es diferente de sus valores y principios.

El pasaje de hoy no dice que todos los miembros de esta iglesia practicaban la fornicación o comían cosas sacrificadas a los ídolos, sino que “toleraban” estas cosas. Quizás por temor, o por apatía o negligencia se mantenían indiferentes al pecado de algunos. Esta es una actitud que vemos con frecuencia en los tiempos actuales. Muchos viven con un constante temor de actuar o hablar en contra de los principios y conceptos que el mundo proclama, pues quienes lo hacen son generalmente acusados de “intolerantes” o “insensibles” o “radicales” o algo por el estilo. Esta situación ha ido empeorando con el tiempo, al punto que ha habido personas que han sido despedidas de sus empleos simplemente por haber expresado su sentir u opinión en relación a un cierto modo de comportamiento.

Por ejemplo, en una ciudad de los Estados Unidos recientemente un empleado fue despedido de su trabajo porque expresó su manera de pensar, basada en la Palabra de Dios, de que la homosexualidad es inmoral. Después que un homosexual se quejó ante sus jefes, este hombre fue expulsado de su trabajo, acusado nada menos que de “intolerante”. O sea, fue despedido no porque estuviese haciendo un mal trabajo; él perdió su empleo simplemente por expresar la opinión de Dios en relación a este asunto. Lo curioso del caso es que aquellos que lo acusaron de intolerante, mostraron con él una mayor intolerancia.

La Palabra de Dios es muy clara en cuanto a la homosexualidad. Por ejemplo, en 1 Corintios 6:9 leemos: "¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones". En muchos otros pasajes, la Biblia expresa el sentir de Dios ante el comportamiento homosexual. Entonces, ¿cómo debemos actuar los cristianos cuando en nuestros centros de trabajo o estudio, o en cualquier lugar en que nos encontremos, veamos actitudes o comportamientos que claramente están en contra de lo que enseña la Palabra de Dios?

En su primera carta, el apóstol Pedro nos dice lo que debemos hacer: “Por tanto, no os amedrentéis por temor de ellos, ni os conturbéis, sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros”. (1 Pedro 3:14-15). La palabra clave en este pasaje es “mansedumbre”. Esto es, controlando nuestras emociones, con respeto, con amor, expresemos la verdad del evangelio que es la razón de la esperanza que hay en nosotros. No le resultó fácil al apóstol Pablo predicar la verdad del evangelio entre los gentiles y todos aquellos que se oponían a su predicación. Pero en el poder del Espíritu Santo declaró: “Por tanto, yo te confesaré entre los gentiles, y cantaré a tu nombre”. (Romanos 15:9).

Si te encuentras en una situación en la que el comportamiento de los que te rodean está en contra de la Palabra de Dios, ora y pide al Espíritu Santo que te de discernimiento y sabiduría espiritual para hablar y actuar conforme a su voluntad.

ORACIÓN:
Padre santo, no quiero ser indiferente al pecado y la iniquidad que se mueven alrededor de mí. Por favor ayúdame a actuar siempre de manera que tu nombre sea glorificado. Por Cristo Jesús, Amén.

“Gracia y Paz”
Dios te Habla

EL PESO DEL PECADO


Salmo 145:13
“Tu reino es reino de todos los siglos, Y tu Señorío en todas las generaciones”

En ocasiones, nuestras cargas parecen algo más de lo que podemos soportar y nos preguntamos cómo podremos continuar. En esa situación se encontraba el salmista, el pasaba por esta sombría encrucijada del camino de la vida y señala hacia Dios, el único capaz de llevar todas nuestras cargas. Dios puede llevar nuestras cargas insoportables porque:

• Su grandeza es inescrutable.
• Lleva a cabo grandes obras a través de muchas generaciones.
• Está lleno de gloriosa magnificencia.
• Sus hechos son maravillosos y estupendos.
• Es justo.
• Es clemente, misericordioso y paciente.
• Gobierna sobre un reino de todos los siglos.
• Es fuente para todas nuestras necesidades diarias.
• Es justo en todos sus caminos y está lleno de misericordia.
• Permanece cerca de los que le invocan.
• Oye nuestro clamor y nos salva.

Todas las obras de Dios le alaban. Él satisface el deseo de toda cosa viviente, menos de los hijos irracionales de los hombres que no se satisfacen con nada. Él hace el bien a todos los hijos de los hombres, de manera especial a su pueblo.

Muchos hijos de Dios que han estado a punto de caer en pecado, de caer en la desesperación, han saboreado su bondad que les impidió la caída, o que los recuperó rápidamente por su gracia y consolación. En cuanto a todos los que están cargados y trabajados por el peso del pecado, si van a Cristo por fe, los aliviará, los levantará.

Si a usted, al igual que el Salmista, le agobia una carga y siente que está a punto de caer, vuélvase a Dios y pídale ayuda. El está listo para levantarlo y llevar su carga. Él está preparado para oír y contestar las oraciones de su pueblo.

Dios está presente en todo lugar, pero está cerca de sus hijos en la forma especial, como solo lo hace un padre amoroso. Está en sus corazones y ahí mora por fe y ellos viven en Él. Está cerca de los que le invocan, para ayudarles en tiempos de necesidad. Esta cerca de ellos para que tengan lo que piden, y hallen lo que buscan si lo invocan de verdad y con sinceridad. Habiendo enseñado a los hombres a amar su nombre y sus santos caminos, Él los salvará de la destrucción de pecadores. Entonces, amemos su nombre y andemos en sus caminos mientras deseamos que toda carne bendiga su santo nombre por siempre jamás.

“Por tanto, al Rey eterno, inmortal, invisible, único Dios, a El sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén. (1 Timoteo 1:17).

“Gracia y Paz”
(Siervas Valientes de Dios)

Flor de Siempreviva.

ID A SUS MIES


 Lucas 10:1-2
“Y les decía: La mies a la verdad es mucha, mas los obreros pocos; por tanto, rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies”

Lucas 10:3-6
“he aquí yo os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni calzado; y a nadie saludéis por el camino. En cualquier casa donde entréis, primeramente decid: Paz sea a esta casa. Y si hubiere allí algún hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; y si no, se volverá a vosotros”.

Salmo 65:4
“Bienaventurado el que tú escogieres y atrajeres a ti, para que habite en tus atrios; Seremos saciados del bien de tu casa, de tu santo templo”.

Sácianos por la mañana con tu misericordia, y cantaremos con gozo y nos alegraremos todos nuestros días.

“Gracia y Paz”
(Gregorio Makridis)

EL REINO DE TODOS LOS SIGLOS


Salmo 145:13
“Tu reino es reino de todos los siglos, Y tu Señorío en todas las generaciones”

En ocasiones, nuestras cargas parecen algo más de lo que podemos soportar y nos preguntamos cómo podremos continuar. En esa situación se encontraba el salmista, el pasaba por esta sombría encrucijada del camino de la vida y señala hacia Dios, el único capaz de llevar todas nuestras cargas. Dios puede llevar nuestras cargas insoportables porque:

·      Su grandeza es inescrutable.
·      Lleva a cabo grandes obras a través de muchas generaciones.
·      Está lleno de gloriosa magnificencia.
·      Sus hechos son maravillosos y estupendos.
·      Es justo.
·      Es clemente, misericordioso y paciente.
·      Gobierna sobre un reino de todos los siglos.
·      Es fuente para todas nuestras necesidades diarias.
·      Es justo en todos sus caminos y está lleno de misericordia.
·      Permanece cerca de los que le invocan.
·      Oye nuestro clamor y nos salva.

Todas las obras de Dios le alaban. Él satisface el deseo de toda cosa viviente, menos de los hijos irracionales de los hombres que no se satisfacen con nada. Él hace el bien a todos los hijos de los hombres, de manera especial a su pueblo.

Muchos hijos de Dios que han estado a punto de caer en pecado, de caer en la desesperación, han saboreado su bondad que les impidió la caída, o que los recuperó rápidamente por su gracia y consolación. En cuanto a todos los que están cargados y trabajados por el peso del pecado, si van a Cristo por fe, los aliviará, los levantará.

Si a usted, al igual que el Salmista, le agobia una carga y siente que está a punto de caer, vuélvase a Dios y pídale ayuda. El está listo para levantarlo y llevar su carga. Él está preparado para oír y contestar las oraciones de su pueblo.

Dios está presente en todo lugar, pero está cerca de sus hijos en la forma especial, como solo lo hace un padre amoroso. Está en sus corazones y ahí mora por fe y ellos viven en Él. Está cerca de los que le invocan, para ayudarles en tiempos de necesidad. Esta cerca de ellos para que tengan lo que piden, y hallen lo que buscan si lo invocan de verdad y con sinceridad. Habiendo enseñado a los hombres a amar su nombre y sus santos caminos, Él los salvará de la destrucción de pecadores. Entonces, amemos su nombre y andemos en sus caminos mientras deseamos que toda carne bendiga su santo nombre por siempre jamás.

“Por tanto, al Rey eterno, inmortal, invisible, único Dios, a El sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén. (1 Timoteo 1:17).

“Gracia y Paz”
(Siervas Valientes de Dios) 

(Flor de Siempreviva).

LAS CLAVES DEL ÉXITO


1 Tesalonicenses 5:24
“Fiel es el que os llama, el cual también lo hará”.

¿Alguna vez se ha sentido usted desalentado en cuanto a su vida espiritual? Si sus esfuerzos por marcar una diferencia en el mundo parecen infructuosos, un principio en cuanto a Cristo puede cambiar su perspectiva.

El Señor sirvió a otros por amor, y sus  acciones tuvieron un impacto tremendo en el mundo. ¿Por qué fue tan efectivo? La Biblia nos dice que Jesús no hablaba ni actuaba por su propia cuenta, sino que dependía de su Padre, quien moraba en Él (Juan 14:10). Y nosotros debemos seguir su ejemplo.

Pero muchas veces intentamos servir con nuestras propias capacidades, inteligencia y poder de razonamiento. Aunque podemos dedicar mucho esfuerzo y muchas horas sirviendo, esto por sí solo no producirá fruto, porque no estamos sirviendo como el Señor quiere.

El servicio verdadero es encargado, potenciado y bendecido por Dios solamente. Puede ser que nuestras manos estén en movimiento, pero es nuestro Padre quien trabaja. Y la gloria le pertenece a Él, no a nosotros.

¡Qué consuelo debiera darnos esto! El Señor no está buscando personas talentosas, sino personas dispuestas a dejar que el Espíritu Santo actúe a través de ellas. Podemos estar seguros de que Él proveerá todo lo que necesitamos para hacer cualquier cosa que Él pida.

¿Quién de nosotros puede servir a Dios? A decir verdad, nadie. El verdadero servicio se da solo cuando dejamos que el Todopoderoso se derrame a través nuestro, que no somos más que simples vasos. Y aunque el impacto no sea evidente para nosotros, sabemos que Dios ha logrado su propósito.

“Gracia y Paz”
Meditación Diaria

SALMO 23


SALMO 23

Todos estamos familiarizados con el Salmo 23. Su mensaje de consuelo es muy conocido aun entre los incrédulos. Este  Salmo célebre fue escrito por el Rey David, y su pasaje más famoso está en el verso de entrada: “Jehová es mi pastor; nada me faltará.”

La palabra Hebrea que David usa para faltará en este verso indica un significado de no tener. David está diciendo, en otras palabras, “No me faltará nada”. Cuando combinamos este significado con la primera parte del verso, David está diciendo, “El Señor me dirige, me guía y me nutre, y por eso, nada me falta”.

En este verso breve, David nos da todavía otro reflejo del carácter y la naturaleza del Señor. La traducción literal en Hebreo de la primera parte de este verso es Jehová Rohi (Ra’ah). Significa “El Señor mi pastor”.

Jehová Rohi no es un pastor benigno y pasivo. El no es como un asalariado – alguien que sólo provee comida y guía. El no solamente apunta hacia los pastos y las lagunas de agua y nos dice, “Ahí está lo que necesitas, Ve y come”. Ni tampoco se hace el ciego a nuestras necesidades. El no corre hacia el lado opuesto cuando escucha nuestros gritos de ayuda ni cuando ve que estamos en problemas. No, él conoce cada dolor que soportamos, cada lágrima que derramamos, cada herida que sentimos. El conoce cuando estamos demasiado cansados para dar otro paso hacia adelante. El sabe cuánto podemos soportar. Más que nada, él sabe cómo rescatarnos y llevarnos a un lugar para sanarnos. Una y otra vez, nuestro pastor viene a nosotros, nos trae y nos lleva a un lugar de descanso. Él continuamente nos hace descansar para tener un tiempo de sanidad y restauración.

Jehová Rohi - el Señor nuestro pastor – nos insta a que lo sigamos para ir a su descanso, para que él pueda “shekinah” en medio de nosotros. El Señor dice en Éxodo 29:45, algo  “Y habitaré entre los hijos de Israel, y seré su Dios”. La palabra Hebrea para “habitaré” aquí es Sekinah, que significa “permanecer por”, o “asentarse junto a”. Esta palabra no significa una presencia pasajera, sino una presencia permanente – una presencia que nunca nos deja. En corto, la gloria sekinah de Dios no es una marca que desaparece de nuestros corazones como una tinta invisible. No, es algo que Dios implanta permanentemente en nuestra alma. Es su eterna y muy cercana presencia.

Este cuadro aquí es glorioso: Nuestro pastor ofrece venir a nosotros en medio de nuestro dolor y de nuestra condición de depresión, y sentarse junto a nosotros. Él promete curar nuestras heridas y enderezar las partes nuestras que han quedado enfermas y malogradas.

Esa es la gloria sekinah de Dios. La presencia del Señor que permanece y que dura para siempre. Y muy a menudo la experimentamos cuando estamos en apuros. Nuestro gran pastor nos dice, “Yo quiero restaurarte. Y lo voy a hacer estando presente contigo, aún en el valle y en las sombras de muerte. Mi presencia estará contigo a través de todo lo que el enemigo lance contra ti. Aún si tratas de alejarte de mí, yo voy a correr tras de ti. Y cuando te alcance, te tomaré en mis brazos y te llevaré a mi descanso. Entonces vendaré tus heridas y sanaré todas tus enfermedades”.

“Gracia y Paz”
(David Wilkerson)

TEMED A JEHOVÁ

2 Reyes 17:39
“Mas temed á Jehová vuestro Dios, y él os librará de mano de todos vuestros enemigos”.

El Rey de Asiria había enviado extranjeros a la tierra conquistada de Samaria en Israel; después de muchas calamidades, los extranjeros decidieron que sus problemas se debían a que no conocían el dios de la tierra, y trataron de incorporar el culto de Jehová juntamente con la veneración de sus propios ídolos y dioses. Este es el fondo de nuestro verso de hoy que nos enseña a servir y adorar a Dios solamente. Hay mucha gente hoy en día que hacen este error: hacen lo que les da la gana, pero a la vez, tratan de complacer a Dios, básicamente temiendo a Dios mientras sirven otros dioses (sus propios deseos). Pero Dios no se engaña con este culto dividido.

“Temed a Jehová vuestro Dios”, y no con lealtad dividida sino de todo corazón. Nos acercamos a Dios por su Hijo Jesucristo. Amén.

“Gracia y Paz”
Un Versículo de la Biblia cada Día