lunes, 3 de diciembre de 2012

¿ESTÁS AFANÁNDOTE DEMASIADO?



Lucas 10:38-42
“Aconteció que yendo de camino, entró en una aldea; y una mujer llamada Marta le recibió en su casa. Esta tenía una hermana que se llamaba María, la cual, sentándose a los pies de Jesús, oía su palabra. Pero Marta se preocupaba con muchos quehaceres, y acercándose, dijo: Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude. Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero sólo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada”.

Cuando esto sucedió, Jesús iba camino a Jerusalén a morir. Todo su ser estaba envuelto en una batalla intensa por poner sobre su propia voluntad la voluntad del Padre. Pensando en la cruz que le esperaba, en medio de la tensión tan grande por la que estaba pasando, había ido a aquel hogar de la aldea llamada Betania tratando de alejarse del bullicio de la multitudes y compartir por un rato con aquella amada familia. Cuando Jesús llegó a la casa, Marta se dispuso a celebrar la ocasión por todo lo alto. Por lo tanto hacía muchas cosas: cocinaba, organizaba, limpiaba lo que estaba sucio, tratando de que todo luciera lo mejor posible. María, por el contrario, se sentó a los pies del Maestro y muy atentamente escuchaba sus palabras.

Marta amaba a Jesús tanto como lo amaba María. Pero cuando Marta quiso mostrar su amabilidad haciendo tantas cosas, en realidad no fue de ayuda porque el corazón de Jesús clamaba por silencio y tranquilidad. María lo entendió y estaba en paz. Marta no lo entendió y estaba enojada: “Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola con todo lo que estoy haciendo, mientras ella no hace nada?” Jesús le contestó: “Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas”. La palabra griega usada en el original para definir afán, significa “preocuparse excesivamente”. Jesús no le está reprochando a Marta su deseo de tener la casa limpia, o de preparar la comida, simplemente está tratando que ella entienda que se está preocupando demasiado por cosas que realmente no eran tan importantes en aquel momento.

Continúa diciendo Jesús: “…pero sólo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada”. ¡Sólo una cosa es necesaria! ¡Cuánta verdad encierran estas palabras! Salud, dinero, prosperidad, posición social, todas estas cosas son buenas, pero no pueden llamarse necesarias. La gracia de Dios que nos da la salvación de nuestras almas es la única cosa necesaria. “María ha escogido la buena parte”. No quiere esto decir que la otra es mala, sino que ella escogió la mejor. La que es buena en tiempo de enfermedad y en tiempo de salud, buena en la juventud y en la vejez, buena en la adversidad y en la prosperidad, buena en vida y buena en muerte, buena temporalmente y buena en la eternidad. Ninguna circunstancia, ninguna situación puede imaginarse en la cual no resulte de beneficio al ser humano tener la gracia de Dios.

Los afanes de esta vida generalmente nos llevan a un estado de tensión y de ansiedad que afectan nuestra salud física, mental y espiritual. Es necesario que demos prioridad a pasar un tiempo de paz y tranquilidad con el Señor diariamente. Después, las demás cosas se irán resolviendo mucho más fácilmente de lo que podemos imaginar. En Mateo 6:33, Jesús dice a sus discípulos: “Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”. El Señor se estaba refiriendo a las cosas básicas para nuestra subsistencia, la comida, la bebida, la ropa, pero todo aquello que en algún momento puede ser causa de preocupación en nuestras vidas está incluido en esta declaración del Señor.

En aquella ocasión Jesús deseaba compartir tranquilamente con Marta y María. Igualmente hoy, su Espíritu Santo anhela una comunión contigo. No te preocupes demasiado por las cosas que te rodean (como Marta), y sigue el ejemplo de María. Dedica un tiempo diariamente a buscar una comunión con el Señor leyendo la Biblia, meditando y orando. De esta manera podrás experimentar la inefable paz de Dios.

ORACIÓN:
Padre santo, te ruego me des el discernimiento espiritual que necesito para reconocer cuando estoy afanándome por las cosas de este mundo. Ayúdame a ponerte a ti en primer lugar en mi vida, sabiendo que entonces tú tendrás cuidado de todo lo demás. En el nombre de Jesús, Amén.

“Gracia y Paz”
Dios te Habla

EL ESPÍRITU DE LA ÉPOCA



Efesios 2:1-2
“Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados…”

Cada época tiene sus pensamientos, ideas y valores que influyen en la cultura, el «espíritu de la época». Es esa especie de consenso progresivo que nos aletarga moralmente hasta hacernos dormir y nos lleva a aceptar los valores más modernos de la sociedad.

El apóstol Pablo denominó esta atmósfera corrupta «la corriente de este mundo». Al describir la vida de los creyentes efesios antes de conocer a Cristo, señaló que estaban «muertos en […] delitos y pecados» y «siguiendo la corriente de este mundo» (Efesios 2:1-2). Esta es la presión que ejerce el entorno mundano, un sistema de valores e ideas inspirado por Satanás que alimenta un estilo de vida independiente de Dios.

El propósito de Cristo es que vivamos en el mundo (Juan 17:15); por lo tanto, es casi imposible escapar de su influencia. Pero Él nos ha dado su Palabra para que sature nuestra mente, de modo que no nos conformemos a los valores mundanos (Romanos 12:1-2) y permitamos que Dios nos ayude a andar en la luz (Efesios 5:8), en el Espíritu (Gálatas 5:25), en amor (Efesios 5:2), en la verdad (3 Juan 4) y en Cristo (Colosenses 2:6).

Cuando andamos en el poder de Dios y pasamos tiempo con su Palabra, Él nos da fuerzas para vivir según los principios del reino y no conforme al espíritu de la era.

Aunque los cristianos vivan en este mundo, su lealtad es al cielo.

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LEA: Efesios 2:1-10

Biblia en un año: Efesios 1–3
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“Gracia y Paz”
Nuestro Pan Diario

SIN VERGÜENZA DE COMPARTIR EL EVANGELIO



2 Timoteo 1:6-12
“Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos. Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo, sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios, quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos, pero que ahora ha sido manifestada por la aparición de nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio, del cual yo fui constituido predicador, apóstol y maestro de los gentiles. Por lo cual asimismo padezco esto; pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día”.

El apóstol Pablo comprendía la enorme responsabilidad que tenía al haberle sido confiado el anunciar el evangelio. Puesto que consideraba a este llamado una mayordomía de la que un día rendiría cuentas al Señor, estuvo dispuesto a sufrir por causa de Cristo para terminar la tarea. Como creyentes, tenemos esta misma obligación de llevar el evangelio a cualquier persona que Dios ponga en nuestras vidas.

El apóstol Pablo se sentía obligado a hablar a las personas sobre Cristo. De hecho, él dijo: “Ay de mí si no lo hago” (1 Corintios 9:16). No importa cómo lo tratara alguien, no se avergonzaba del mensaje de Cristo. El profeta Jeremías tuvo una experiencia semejante (Jeremías 20:7-9). Aunque se convirtió en el hazmerreír de todos y fue perseguido por comunicar el mensaje del Señor acerca del juicio venidero, descubrió que el no hablar le creaba una sensación interior peor, como un fuego en sus huesos (v. 9).

Es posible que no queramos amonestar a las personas sobre el juicio de Dios, por temor a alejarlas de Él. Pero, en realidad, los perdidos ya están alejados del Señor y necesitan escuchar su oferta de perdón. Pablo estuvo dispuesto a morir por proclamar el mensaje, pero nosotros muchas veces no estamos dispuestos siquiera a enfrentar un poco de vergüenza a fin de compartir nuestra fe.

Estamos rodeados de personas hambrientas, y no saben de qué. Pero nosotros tenemos la respuesta a su necesidad y la responsabilidad de compartirla. Nunca se avergüence de dar la mejor noticia que se haya ofrecido a la humanidad. Ella tiene el poder de cambiar el destino eterno de una persona.

“Gracia y Paz”
Meditación Diaria

CON LA FE SENCILLA DE UN NIÑO



Mateo 18:3
“Y dijo: De cierto os digo, que si no os volviereis, y fuereis como niños, no entraréis en el reino de los cielos”.

Jesús dice que necesitamos un gran cambio para entrar al cielo. Dice que tenemos que llegar a ser como niños, sin disimular, sin arte, ni engaños, sino con inocencia y sinceridad. Para esto, necesitamos un gran cambio que se llama la conversión. En lugar de considerarnos muy grandes personas con mucho arte, y con gran sabiduría, debemos confesar que somos chiquitos y que sabemos muy poco del universo físico, y nada de las cosas espirituales, excepto lo revelado en la Biblia. Muchos se creen mucho y se dan aires de intelectuales, y hablan del “Big Bang” o sea de una gran explosión que produjo el universo. NO, NO, NO. ¿Cómo sabríamos? Dicen que el universo existe de por sí, y se creó como resultado de una explosión; que una roca se explotó, y luego crecía, y crecía hasta la forma en que lo vemos ahora. NADA DE ESO. Dios hizo el universo, y debemos aceptarlo con la sinceridad y la fe de un niño. Asimismo, con la fe sencilla de un niño, debemos reconocer que estamos perdidos en nuestros pecados, y necesitamos un Salvador, que gracias a Dios, lo tenemos en Jesucristo quien vino a este mundo y se entregó a la muerte; sufriendo por NUESTROS pecados, así pagando la deuda de nosotros. ¿Y cómo recibes el don de la salvación? Con la fe sencilla de un niño. “De cierto les digo, a menos que te conviertas, y llegas a ser como niños, no entrarás al cielo”.

“Gracia y Paz”
Un Versículo de la Biblia cada Día

SIGNIFICADO DEL BAUTISMO CON EL ESPÍRITU SANTO



¿Cuál Es El Significado Del Bautismo?
¿Qué Es El Bautismo En El Espíritu Santo?
¿Cuál Es El Propósito Y Efecto De Ser Bautizado?

Mateo 3:11
“Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego”.

La palabra traducida al español "bautismo" viene de la palabra griega "baptizo". Aunque muchos insisten que esta palabra significa 'sumergir' y que solo así debe ser administrado el bautismo, en realidad eso no es del todo cierto. La Biblia desde el Antiguo Testamento nos habla de 'bautismos' los cuales no tenían nada que ver con "sumergir". Independientemente de lo que significa esta palabra según los diccionarios seculares, debemos entender que la Biblia nos dice que el bautismo puede ser referencia a "lavar", "rociar" o "cubrir". Tiene como intención indicar no el modo sino el 'efecto'. En su uso mas directo en el NT, el de identificar (asociar o unir) permanentemente aquella cosa o persona que es sumergida (lavada, rociada o cubierta) con algo o alguien. La forma más común de 'bautizar' en la Biblia es por 'afusión' (rociamiento o derramamiento) de agua sobre el cuerpo o utensilio.

Es importante entender y recordar que el bautismo bíblico es un ritual que tipifica la 'purificación' de la persona (o cosa) que es bautizada. Solamente puede ser "asociado" o "unido" a una relación con Dios por medio de Cristo alguien que sea "purificado", "lavado" o "limpiado" de sus pecados. Por eso tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo el bautismo con agua 'tipifica' o 'representa' externamente ese lavamiento o purificación espiritual que permite al individuo (o instrumento) ser útil para Dios y libre de suciedad pecaminosa y terrenal.

Bautismo De Los Prosélitos Judíos

Los judíos estaban muy familiarizados con los bautismos o abluciones (lavamientos) que eran parte de la ley de Moisés (Hebreos 9:14).  Además dicen algunos que los Judíos  bautizaban en el pasado (aunque no hay récord bíblico sobre esto), y según dicen aun bautizan a todos aquellos prosélitos (no judíos) que se unen a su religión. Este bautismo es un ritual público requerido y el cual identifica públicamente al que es bautizado con la religión de los judíos, el Judaísmo.

Bautizados En Moisés

En la Biblia en el libro de 2 Corintios 10:1-2 nos dice "Porque no quiero, hermanos, que ignoréis que nuestros padres todos estuvieron bajo la nube y todos pasaron el mar; y todos en Moisés fueron bautizados en la nube y en el mar". La ilustración hecha aquí por el apóstol Pablo nos dice que todos aquellos que pasaron entre el mar y estuvieron bajo la nube fueron todos en Moisés bautizados en la nube y en el mar. Ellos no fueron sumergidos literalmente en Moisés pero si estuvieron literalmente bajo la nube y en el mar, aunque no se empaparon, posiblemente fueron 'rociados' con el agua del mar y el agua de la nube; el hecho de haber estado literalmente bajo la nube y el mar los unió simbólicamente a Moisés y este se convirtió en su líder. Ahora se identificaban con Moisés como uno solo. Ellos fueron bautizados en Moisés, pero el medio para efectuar este bautismo lo fue el agua la nube y el mar. Ellos no quedaron dentro de la nube ni dentro del mar pero si quedaron unidos a Moisés. En esto existe un profundo parelelismo entre el Antiguo Pacto y el Nuevo. Siendo que la salida de Egipto del pueblo de Israel tipifica la salida del mundo (Egipto) en el Nuevo Pacto, y el bautismo con agua del Nuevo Pacto, que simboliza el bautismo con el Espíritu Santo es tipificado por este bautismo en el Antiguo Pacto, es propio entonces que los Israelitas al salir de Egipto fueron 'bautizados' (purificados) y así entonces entraron en pacto con Dios en el monte Sinaí.

Bautismo Para Arrepentimiento (Juan El Bautista)

Cuando Juan el bautista bautizaba en el río Jordán, lo hacia para arrepentimiento (Mateo 3:1).  Aquellos que obedecían a su llamado sabían lo que significaba el bautismo. Al aceptar ser bautizados por Juan el Bautista, lo hacían para quedar identificados con su mensaje. Juan utilizaba el medio más común que existe para administrar el bautismo, el agua. Aunque ellos eran sumergidos, rociados o cubiertos con el agua, en realidad no quedaban en el agua sino que quedaban simbólicamente, pero públicamente identificados con el mensaje de arrepentimiento (y purificación de pecados) que Juan predicaba.

De los ejemplos presentados podemos entender que sin bautismo no hay 'unión' o 'identificación'. Para que la persona quede identificada con la creencia (Ej. Judaísmo), la persona (Ej. Moisés), o el mensaje (Ej. Arrepentimiento), tiene que efectuarse un bautismo. Cuando Juan el Bautista predicaba, él decía, "Yo en verdad os bautizo con agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; el os bautizará en Espíritu Santo y fuego" (Mateo 3:11).  Juan estaba hablando de Jesucristo y del bautismo que él había de hacer.

Contraste Entre El Bautismo De Juan Y El Bautismo De Jesucristo

En contraste, cuando Juan bautizaba "con agua", Jesús bautizaría "en Espíritu Santo". Quizás usted pensara que la relación es distinta porque la preposición usada al referirse al agua es "con" y la preposición usada al referirse al Espíritu Santo es "en".   Aunque esto de momento parezca como una diferencia, debemos entender que lo que se esta diciendo es lo mismo.  "El medio" usado por Juan para llevar a cabo el bautismo era el agua, y "el medio" usado por Jesús para efectuar su bautismo es el Espíritu Santo.  Si leemos en Marcos 1:8 dice: "Yo a la verdad os he bautizado con agua; pero Él os bautizará con Espíritu Santo". Una vez mas, aquí podemos ver que se usan las mismas preposiciones en ambos casos. Si miramos a las palabras de Jesús en Hechos 1:5, veremos que el mismo dijo que "seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días".

La palabra griega que se utiliza en cada uno de los casos anteriores traducidos como: "con" y "en", es la palabra griega [EV].  De acuerdo al Léxico de Strong dice:

"una preposición primaria que denota (estado fijo) posición (en sitio, tiempo o estado), y (por implicación) instrumento (mediante o constructivamente) con relación al resto".

En simples palabras, cuando esta preposición es usada denota instrumentalismo al sujeto inmediato. Por ende al ser usada con referencia al agua, da a entender que "el agua" es el instrumento que se utiliza para el fin del bautismo de Juan y cuando se usa con referencia al "Espíritu Santo", da a entender que el Espíritu Santo es el instrumento que se utiliza para el fin del bautismo de Jesucristo.

Ya hemos visto que el fin del bautismo es el de (1) purificar y (2) identificar o relacionar al sujeto (cosa o persona) siendo bautizado con alguien o algo. Si leemos en 1 Corintios 12:13, dice: "Porque por un solo Espíritu fuimos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres". Aquí vemos el bautismo del creyente el cual le une al cuerpo y por consiguiente a Cristo quien es la cabeza del cuerpo.

Antes de continuar debemos ver que aquí se usa la preposición "por" (por un solo Espíritu), lo que a simple vista nos haría pensar que este bautismo es un bautismo realizado "Por el Espíritu Santo", pero tal como en los casos anteriormente mencionados, la palabra griega usada aquí y traducida "por", es también [EV]. Lo que nos da a entender que NO es el Espíritu Santo quien bautiza sino que el Espíritu Santo es el medio utilizado para realizar o llevar a cabo el bautismo.  La Biblia claramente enseña que es Jesucristo quien nos bautiza en su cuerpo, por lo tanto estamos bautizados "EN" (dentro o parte de) Cristo, no dentro del Espíritu Santo.  No es Bíblico decir que estamos bautizados dentro del Espíritu Santo.  En Gálatas 3:26 dice: "porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos". Es decir que hemos sido puestos (bautizados) dentro de Cristo (Su Cuerpo que es la Iglesia) por medio del Espíritu Santo. La idea siempre es de "unir", "identificar", "relacionar" al creyente con su Salvador, Jesucristo. 

Quisiera hacer notar que la preposición "en" aquí usada en Gálatas 3:26 para decir "en Cristo", es distinta a la utilizada en los ejemplos anteriores. La palabra aquí usada es [EIS] que de acuerdo al Léxico Griego de Strong, significa "adentro, dentro, para, hacia, entre". Es decir la palabra traducida como "en" al español en este verso, es la palabra griega que significa "meter dentro". Esta misma preposición es utilizada en 1 Corintios 12:13 cuando dice "Porque por un mismo Espíritu fuimos todos bautizados "en" [EIS] un cuerpo, ya sean judíos o griegos, sean esclavos o libres". Una traducción más directa seria: "Porque por medio de un mismo Espíritu fuimos todos bautizados dentro de un cuerpo..."

El Bautismo En El Espíritu Santo

El bautismo con o en agua de los cristianos es un simbolismo visual y para testimonio de lo que ocurre en el ámbito Espiritual. Representa la unidad y la identificación con Cristo que se establece por medio del bautismo con el Espíritu Santo. El bautismo que nos une a Cristo es el bautismo con el Espíritu Santo (Hechos 1:5; 1 Corintios 12:13). Cuando somos bautizados en agua o con agua públicamente, estamos dando testimonio de que estamos unidos a Él y tomamos parte en su muerte y su resurrección pero debemos mantener claro que el bautismo en o con agua no simboliza necesariamente el ser sepultados y resucitados como comúnmente se cree sino que simboliza la unión a Cristo quien murió y resucitó.

Romanos 6:3-4
“¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva”.

¿Cómo Y Cuando Ocurre El Bautismo En El Espíritu Santo?

El bautismo en el Espíritu Santo ocurre en todos los que verdaderamente ponen su fe en Cristo como su salvador. El bautismo del Espíritu Santo es la promesa del Padre, profetizada por Juan el Bautista y anunciada por el mismo Jesucristo. Aunque el bautismo es efectuado por Jesús, no puede ocurrir sin el Espíritu Santo. Todos los creyentes que han creído en la muerte y resurrección de Cristo, han participado con Él (Cristo) a través del bautismo. Así fueron sepultados y levantados a novedad de vida junto con Él. La vida que tenemos en Cristo es más que la vida que tuvo el pueblo con Moisés y más que la vida que tenían o tienen los prosélitos Judíos y aun más que la vida que tenían aquellos que eran bautizados por Juan para arrepentimiento. Esta vida es eterna en unión a Cristo.

El bautismo en el Espíritu Santo es algo que ocurre en todos aquellos que han creído en la muerte expiatoria y la resurrección de Cristo por lo tanto es automático. La persona que no haya sido bautizada en el Espíritu Santo simplemente NO ES Cristiano. Sin bautismo en el Espíritu Santo no hay salvación porque no hay unión a Cristo quien da vida al creyente.

La Superioridad Del Bautismo En El Espíritu Santo

A diferencia del bautismo de Moisés, del bautismo de los convertidos al judaísmo y del bautismo de Juan, el bautismo en el Espíritu Santo, además de unir al creyente al cuerpo de Cristo, le hace participe en su interior de ese Espíritu. Cuando una persona es bautizada en agua, su exterior se "lava" pero su interior queda igual. En el bautismo efectuado por Jesucristo, el del Espíritu Santo, la persona recibe el Espíritu Santo dentro de sí. Por lo tanto dice:

1 Corintios 12:13
“Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres, y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu”.

"A todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu". Esta oración tiene que ver con el lugar que toma el Espíritu Santo haciendo morada dentro de cada creyente. Es de acuerdo con la promesa de Jesús:

Juan 14:16-17
“Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros y ESTARÁ  EN VOSOTROS”.

Jesús les asegura a los discípulos que 'creen' en él que el Espíritu Santo no solamente mora (vive dentro) con los creyentes individualmente en el presente sino que "estará" (permanecerá permanentemente) morando corporativamente "dentro" de los creyentes después de su partida.  Este Espíritu Santo es comparado con el agua, el agua es tipo del Espíritu Santo:

Juan 7:37-39a
“En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.  El que cree en mi, como dice la Escritura, DE SU INTERIOR CORRERÁN RÍOS DE AGUA VIVA. ESTO DIJO DEL ESPÍRITU QUE HABÍAN DE RECIBIR LOS QUE CREYESEN EN ÉL...”

Cuando el Creyente recibe a Cristo como Salvador de su Vida, se identifica con Él en su muerte y resurrección, (El mensaje del Evangelio) y el mismo Cristo le bautiza en el agua (simbólica) del Espíritu Santo y lo identifica consigo mismo (la cabeza) y con la iglesia (su cuerpo) y le da a beber el agua del Espíritu Santo; Él hace su morada dentro del creyente, El Cual (El Espíritu Santo) corre como ríos de agua viva en su interior, llenando (controlando), limpiando, redarguyendo, santificando, dando vida, guiando, aconsejando y consolando; esta es la nueva vida en Cristo.

El Bautismo Cristiano en/con Agua

¿Qué es entonces el bautismo en agua de los cristianos?   Jesús dijo a sus discípulos:

Mateo 28:16
“Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”.

Es claro que parte de la tarea que Jesús encomendó a sus discípulos fue la de bautizar en agua a todos los que creyeran al mensaje de salvación del Evangelio. El bautismo en agua en sí mismo no puede salvar al pecador de su pecado. ¿Porque entonces bautizamos en agua? El bautismo en el Espíritu Santo ocurre en el ámbito espiritual y solamente Dios y la persona están conscientes de lo que ha ocurrido, solamente Dios y la persona saben si ha habido un verdadero arrepentimiento. Aunque nosotros podemos desde afuera tratar de "discernir" si tal persona es verdaderamente salva o no, lo cierto es que al momento es imposible. Jesús mismo dijo que por sus frutos serian conocidos los que eran de Él.  Los frutos no siempre salen tan pronto como para poder darnos cuenta si la persona es o no un creyente nacido de nuevo. El bautismo en agua es un testimonio o demostración pública y visible de una verdad que ocurrió en el área espiritual. El bautismo en agua testifica de las verdades espirituales en cuanto al nuevo nacimiento.

Romanos 6:3-4
“¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte?  Porque somos sepultados juntamente con Él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva”.

Cuando la persona es bautizada, simplemente está dando testimonio público de lo que ya ha sido hecho en el plano espiritual. Ninguna persona que haya nacido de nuevo por medio de la fe en Cristo Jesús, negará ir a o recibir las aguas bautismales. Aquel que profesa ser creyente y no obedece al mandamiento de Jesús de ser bautizado (purificado) pone en duda su conversión.

¿El bautismo en agua para perdón de pecados?

Bien entendemos que el bautismo “en agua” es relacionado en la Biblia con el ‘perdón’ o ‘limpieza’ ó ‘purificación’ de los pecados. Es evidente en el mensaje de los Apóstoles que la predicación del Evangelio también incluía la proclamación de la necesidad del bautismo “para perdón de pecados”.

Hechos 2:38
“Pedro les dijo: Arrepentios, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo”.

Esta declaración esta en concordancia con el mandamiento de Cristo que dice “Id y haced discípulos, bautizándoles en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo...” (Mateo 28:18-19). Es obvio que el Bautismo en Agua es en realidad “una obra” la cual es ejercida por el hombre. ¿Cómo, pues hemos de entender estos pasajes con la declaración Bíblica que nos asegura que la salvación solamente por gracia por medio de la fe”, tal como lo hace el Apóstol Pablo en repetidas ocasiones?

Si la salvación es “solo por la fe” tal como lo declara la Biblia tan enfáticamente, pero además de eso, también hace falta bautizarse ‘en agua’ para ser salvo y si sin tal bautismo no puede haber perdón de pecados, entonces la salvación requeriría ‘una obra aparte (o adicional) de la fe’, el bautismo en agua. Algunos han interpretado basados en esto que el bautismo ‘es’ necesario para la salvación pero entendemos que tal interpretación está en contra de una interpretación propia de la declaración bíblica. Si el “bautismo en agua” fuera verdaderamente parte de la predicación del evangelio y necesario para la salvación, entonces encontraríamos dificultad con la declaración del Apóstol Pablo quien tajantemente rompe el vínculo entre el evangelio y el bautismo en agua.

1 Corintios 1:16-17
“También bauticé a la familia de Estéfanas; de los demás, no sé si he bautizado a algún otro. Pues no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el evangelio; no con sabiduría de palabras, para que no se haga vana la cruz de Cristo”.

Si el bautismo en agua fuese necesario para la salvación, de que le serviría a las personas oír el evangelio y creerlo pero no ser bautizados, de la manera que lo propone Pablo. Sería una obra incompleta.

El bautismo en agua es un acto de fe

Por lo tanto es necesario entender que el bautismo en agua subsiguiente a la fe debe de entenderse no como una obra hacia la salvación sino como una obra (la primera) ‘fruto’ de la fe.  Es decir, todo aquel que ha sido salvo por medio de la fe, da el paso al bautismo ‘exteriorizando’ de esta forma lo que ha confesado creer. Si entendemos que para que haya salvación las personas deben de reconocer la suciedad de su pecado y arrepentirse de ellos y creer que la Sangre de Cristo les limpia de todo pecado, entonces al recibir el bautismo en agua están ‘simbolizando’ ese lavamiento que hace solamente la sangre de Cristo la cual nos limpia de todo pecado.

El agua natural, no tiene poder alguno para lavar pecados, sino que la fe del individuo es la que obra para perdón de pecados. Cuando alguien obedece al mandamiento de ser bautizado como lo hizo Pablo mismo:

Hechos 22:12-16
“Entonces uno llamado Ananías, varón piadoso según la ley, que tenía buen testimonio de todos los judíos que allí moraban, vino a mí, y acercándose, me dijo: Hermano Saulo, recibe la vista. Y yo en aquella misma hora recobré la vista y lo miré. Y él dijo: El Dios de nuestros padres te ha escogido para que conozcas su voluntad, y veas al Justo, y oigas la voz de su boca. Porque serás testigo suyo a todos los hombres, de lo que has visto y oído. Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre”.

El bautismo por consiguiente, tiene como objetivo demostrar que uno ha entendido que está sucio y necesita limpieza. El verdadero convertido primeramente ha reconocido su condición de pecado y se arrepiente de ellos. No puede haber salvación sin primeramente reconocerse como pecador. Una vez esto ocurre, se necesita creer en Cristo para salvación y el acto del bautismo es una demostración de que si ha habido un lavamiento en el alma el cual puede ser y es obrado únicamente por el Espíritu Santo.

Isaías 44:2-4
Así dice Jehová, Hacedor tuyo, y el que te formó desde el vientre, el cual te ayudará: No temas, siervo mío Jacob, y tú, Jesurún, a quien yo escogí. Porque yo derramaré aguas sobre el sequedal, y ríos sobre la tierra árida; mi Espíritu derramaré sobre tu generación, y mi bendición sobre tus renuevos; y brotarán entre hierba, como sauces junto a las riberas de las aguas”.

El bautismo en agua es entonces una “obra de fe” que identifica al que es bautizado con la limpieza o purificación espiritual de sus pecados.

Colosenses 2:11-15
“En él también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo; sepultados con él en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con él, mediante la fe en el poder de Dios que le levantó de los muertos. Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz”.

Como hemos visto, el bautismo (interno en el Espíritu y externo en la carne) en el Nuevo Testamento es directamente relacionado con la circuncisión (externa en la carne e interna en el Espíritu) del Antiguo Testamento. Esto nos quiere decir que tanto el bautismo en agua como la circuncisión de la carne “representan” el ‘cortar’ y ‘lavar’ la suciedad del pecado con el fin de poder pertenecer al pueblo de Dios (Génesis 17:11,14; Mateo 28:19; Marcos 16:16; Hechos 2:41,47; 1 Corintios 12:13; 1 Pedro 3:21) compuesto por aquellos cuyos pecados han sido lavados o limpiados.

Debemos aclarar que el simple hecho de que alguien haya profesado fe en Cristo y se halla bautizado en agua (como lo hacen todos los que profesan ser creyentes), no garantiza que aquella persona se ha arrepentido verdaderamente de sus pecados ni que haya creído verdaderamente en Cristo ni que sus pecados hayan sido verdaderamente lavados por la sangre de Cristo. El tiempo y el testimonio darán claridad sin en verdad alguien es o no es un verdadero creyente.

Aunque todos los verdaderos creyentes hemos sido bautizados con el Espíritu Santo y hechos participantes del Cuerpo de Cristo, debemos de buscar de manera continua la llenura del Espíritu Santo en nuestra vida.

1 Corintios 12:13
“Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu”.


“Gracia y Paz”
Vida Eterna