martes, 23 de octubre de 2012

HACER DISCÍPULOS



Mateo 28:18-20
“Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén”.

La Biblia nos enseña que debemos hablar a otros de Jesucristo. Y aunque compartir el evangelio es grandioso, simplemente no es suficiente. Debemos seguir alentando a los nuevos creyentes e invertir en ellos. Muchos no saben dónde comenzar a leer en la Biblia, o cómo pasar tiempo con su Padre celestial.

Por supuesto, Dios toma con seriedad la peregrinación de cada creyente, y no dejará insatisfecho a un corazón que lo busque. Al mismo tiempo, tenemos la responsabilidad de invertir en las vidas de hermanos y hermanas espirituales, compartiendo con ellos conocimientos y experiencias.

Este tipo de enseñanza se llama discipulado, y es un honor y una gran responsabilidad. Al comenzar este tipo de relación, tenga en cuenta lo siguiente.

Primero, asegúrese de pasar siempre tiempo con el Señor, para crecer y vivir en sintonía con su Espíritu.

Segundo, esté preparado con un plan. Sus hermanos en Cristo necesitan entender los conceptos básicos, tales como leer la Biblia, la oración, y dónde encontrar el compañerismo. Para los nuevos creyentes encontrar respuestas a sus preguntas, al igual que conocer cuales son sus recursos para responder a sus dudas, es muy importante.

Tercero, ayúdele a entender qué puede esperar de la vida cristiana. Mañana veremos las etapas de la peregrinación de un creyente.

La mayoría de nosotros aprendimos y tuvimos luchas antes de comenzar a entender los conceptos básicos de la vida en Cristo. No importa cuánto tiempo haya trascurrido desde que creímos, nunca dejamos de necesitar el consejo y el aliento de quienes han recorrido más el camino.

“Gracia y Paz”
Meditación Diaria

¿RECONOCES LA VOZ DEL BUEN PASTOR?


Isaías 40:10-11
“He aquí que Jehová el Señor vendrá con poder, y su brazo señoreará; he aquí que su recompensa viene con él, y su paga delante de su rostro. Como pastor apacentará su rebaño; en su brazo llevará los corderos, y en su seno los llevará; pastoreará suavemente a las recién paridas”.

Unos ochocientos años antes del nacimiento de Jesús, el profeta Isaías anunció al pueblo de Israel la llegada de un pastor que traería a ellos consuelo, paz, amor y esperanza. Dos siglos después, es el profeta Ezequiel quien transmite a los israelitas, esta declaración, directamente de la boca de Dios: “Porque así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo, yo mismo iré a buscar mis ovejas, y las reconoceré. Como reconoce su rebaño el pastor el día que está en medio de sus ovejas esparcidas, así reconoceré mis ovejas, y las libraré de todos los lugares en que fueron esparcidas el día del nublado y de la oscuridad” (Ezequiel 34:11-12).

Finalmente estas profecías se hacen realidad con la llegada al mundo del Mesías, el Cristo, nuestro Señor Jesucristo, quien se anuncia a todos, diciendo: “Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas” (Juan 10:11). Y después expone la diferencia entre él (el verdadero pastor), y aquellos que fingen ser pastores, sin serlo. Dice el Señor: “Mas el asalariado, y que no es el pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y deja las ovejas y huye, y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa. Así que el asalariado huye, porque es asalariado, y no le importan las ovejas” Es sin duda, una diferencia de vida o muerte, de paz o angustia, de protección o desamparo.

En los tiempos actuales vemos con frecuencia este tipo de falso pastor, o “asalariado”, los cuales se aprovechan de su posición en la iglesia, actuando deshonestamente con el fin de obtener beneficios personales. Estos “asalariados”, obviamente no están dirigidos por el Espíritu de Dios, y por lo tanto no pueden llevar a su congregación por el camino preparado por el Señor para su iglesia. El apóstol Pedro se refiere a ellos como “fuentes sin agua, y nubes empujadas por la tormenta; para los cuales la más densa oscuridad está reservada para siempre” (2 Pedro 2:17). Es decir, su vida está vacía y no tienen nada provechoso que ofrecer. Lo más lamentable es que aquellos que les siguen van a parar al mismo lugar que ellos.

¿Cómo podemos identificar a estos falsos pastores? Primeramente es necesario que leamos la Biblia diariamente, que meditemos en ella, orando y pidiendo al Señor que nos de discernimiento espiritual para reconocer todo aquello que no esté de acuerdo a su palabra, y que por lo tanto no proviene de él. Cuando Jesús les prometió a sus discípulos que el Padre enviaría el Espíritu Santo, les dijo que éste les recordaría todo lo que él les había dicho. (Juan 14:26). Si nos mantenemos en comunión con el Señor, podremos escuchar su voz dirigiéndonos de la manera en que él declara en Juan 10:27: “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen” Entonces no será difícil reconocer si las enseñanzas de un pastor no coinciden con las del Buen Pastor, nuestro Señor Jesucristo.

En Mateo 7:15, Jesús advierte: “Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis” Hay falsos maestros y pastores que están dotados de un gran talento para la oratoria, y con su elocuencia son capaces de persuadir a su audiencia para que los sigan, sin percatarse de sus verdaderas intenciones. Por eso debemos estar muy atentos al comportamiento de estos pastores, y a través de sus frutos conoceremos sus corazones.

El apóstol Juan también nos advierte que debemos estar alertas ante la maldad y las malas intenciones de los falsos pastores. Dice 1 Juan 4:1: “Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo” Es nuestra responsabilidad, como ovejas del Verdadero Pastor, mantenernos atentos y comprobar que en efecto, es el Espíritu de Dios el que está dirigiendo los pasos del cuerpo de Cristo, en la iglesia local donde nos congregamos.

ORACIÓN:
Mi Padre amado, gracias por tu Hijo Jesucristo, quien es el Buen Pastor. Por favor, capacítame para reconocer su voz por encima de todas las demás voces de este mundo, y obedecerle y seguir siempre sus instrucciones. En el nombre de Jesús, Amén.

“Gracia y Paz”
Dios te Habla

SALTANDO DE GOZO

Mateo 18:4

"Así que, cualquiera que se humille como este niño, ese es el mayor en el reino de los cielos"

Una de las cosas bonitas de tener una hija pequeña es que me recuerda con frecuencia sobre lo que significa la alegre confianza infantil. La pequeña Débora salta siempre a mis brazos desde las escaleras, el porche o la mesa del jardín con un grito y una gran sonrisa. Nunca decidimos con anticipación si voy a atraparla o no. Ella simplemente me mira y salta.

A medida que pasan los años y llegamos a adultos, tendemos a volvernos más cautelosos. Quizá esto esté bien para conducir un automóvil o para gastar dinero, pero entorpece nuestra relación con Dios.

Cuando los discípulos de Jesús quisieron saber quién era el más grande en el reino de los cielos, el Señor señaló a un niño mientras hablaba de la conversión y de la humildad: "Así que, cualquiera que se humille como este niño, ese es el mayor en el reino de los cielos" (Mateo 18:4).

¡Cuánto anhelo cada año que pasa parecerme más a un niño en la relación con mi Padre celestial en lugar de vacilar, calcular e insistir cada vez más en que me garantice los resultados antes de tener que dar un paso de fe. En lugar de volverme más cauteloso a medida que envejezco, quiero tornarme más osado en mi andar con Dios. En vez de obsequiarme con un aterrizaje seguro y con salir bien parado, quiero saltar con una entrega humilde y gozosa a los brazos de mi Padre celestial.

Reflexión: La fe como la de un niño se centra en nuestro Padre celestial, no en nuestros temores.

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Lectura: Mateo 18:1-5.

LA BIBLIA EN UN AÑO: 23 de Octubre – Marcos 1-3.
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“Gracia y Paz”
Nuestro Pan Diario

AMOR CONFIABLE


Lamentaciones 3:22
“Por la misericordia del Señor no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias”.

Quizá la declaración más triste que alguien pueda oír es esta: «No te amo más». Estas palabras ponen fin a una relación de amor, rompen corazones y destruyen sueños. A menudo, los que han sido traicionados se protegen de futuros dolores decidiendo no volver a confiar en el amor de nadie. Esta convicción puede incluir también el amor de Dios.

Lo más maravilloso de su amor hacia nosotros es que Él prometió que nunca terminaría. El profeta Jeremías atravesó circunstancias devastadoras que lo destruyeron emocionalmente (Lamentaciones 3:13-20). Su propio pueblo rechazó sus continuas invitaciones a recibir el amor de Dios y a seguirlo. Desesperado, dijo: «Perecieron mis fuerzas, y mi esperanza en el Señor» (v. 18).

No obstante, en su hora más oscura, Jeremías consideró el amor inalterable de Dios, y declaró: «Por la misericordia del Señor no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad. Mi porción es el Señor, dijo mi alma; por tanto, en él esperaré» (Lamentaciones 3:22-24). Una persona puede prometer amarnos siempre y, después, no cumplir su promesa; sin embargo, el amor de Dios permanece firme y seguro: «El Señor tu Dios es el que va contigo; no te dejará, ni te desamparará» (Deuteronomio 31:6). ¡Este sí que es un amor en el que podemos confiar!

El amor de Dios nunca falla.

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LEA: Lamentaciones 3:13-26
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“Gracia y Paz”
Nuestro Pan Diario