martes, 23 de octubre de 2012

SALTANDO DE GOZO

Mateo 18:4

"Así que, cualquiera que se humille como este niño, ese es el mayor en el reino de los cielos"

Una de las cosas bonitas de tener una hija pequeña es que me recuerda con frecuencia sobre lo que significa la alegre confianza infantil. La pequeña Débora salta siempre a mis brazos desde las escaleras, el porche o la mesa del jardín con un grito y una gran sonrisa. Nunca decidimos con anticipación si voy a atraparla o no. Ella simplemente me mira y salta.

A medida que pasan los años y llegamos a adultos, tendemos a volvernos más cautelosos. Quizá esto esté bien para conducir un automóvil o para gastar dinero, pero entorpece nuestra relación con Dios.

Cuando los discípulos de Jesús quisieron saber quién era el más grande en el reino de los cielos, el Señor señaló a un niño mientras hablaba de la conversión y de la humildad: "Así que, cualquiera que se humille como este niño, ese es el mayor en el reino de los cielos" (Mateo 18:4).

¡Cuánto anhelo cada año que pasa parecerme más a un niño en la relación con mi Padre celestial en lugar de vacilar, calcular e insistir cada vez más en que me garantice los resultados antes de tener que dar un paso de fe. En lugar de volverme más cauteloso a medida que envejezco, quiero tornarme más osado en mi andar con Dios. En vez de obsequiarme con un aterrizaje seguro y con salir bien parado, quiero saltar con una entrega humilde y gozosa a los brazos de mi Padre celestial.

Reflexión: La fe como la de un niño se centra en nuestro Padre celestial, no en nuestros temores.

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Lectura: Mateo 18:1-5.

LA BIBLIA EN UN AÑO: 23 de Octubre – Marcos 1-3.
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“Gracia y Paz”
Nuestro Pan Diario

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