martes, 5 de junio de 2012

LA MANZANA

Ningún alimento bíblico es más famoso, ni ninguno tiene tan mala fama como la manzana, a pesar del hecho que Adán y Eva probablemente ni conocieron las manzanas, mucho menos las comieron. La Biblia no dice en ningún momento qué clase de fruta usó la serpiente para tentar a Eva en el huerto del Edén. La tradición sostiene que fue una manzana, pero muchos eruditos que han estudiado la botánica de la Biblia piensan que más probablemente se trataba de un albaricoque, quizá una fruta cítrica, un naranja o un membrillo, una fruta de Asia Central que asemeja una manzana amarilla.

En la Biblia se alaba la manzana por considerarla una fruta sana y que ayuda a curar, tal como la ciencia moderna lo confirma. Es así como alaba el escritor del libro de los Cantares al árbol de manzano: “Como el manzano entre los árboles silvestres, así es mi amado entre los jóvenes... Confortadme con manzanas; porque estoy enferma de amor” (Cantares 2:3, 5).

Los griegos que vivieron durante los tiempos bíblicos creían que la manzana curaba todas las dolencias. Un autor árabe de la misma era, escribió: «Su esencia alegra mi alma, renueva mis fuerzas y restaura mi aliento». A principios de este siglo, un artículo en la revista American Medicine alaba las manzanas con estas palabras: «...terapéuticamente efectiva en todas las condiciones de acidosis, gota, reumatismo, ictericia, todos los problemas del hígado y la vesícula biliar, nerviosismo y enfermedades de la piel causadas por hígado perezoso, hiperacidez y estados de autointoxicación».

Los investigadores modernos de la Universidad Estatal de Michigan le llaman a la manzana: «El alimento medicinal de todas partes». He aquí algunos de los poderes curativos de la manzana:

• Reduce tanto el colesterol malo como la presión sanguínea.
• Los jugos de manzana son altamente efectivos para combatir los virus.
• Ayuda a estabilizar el azúcar de la sangre, un factor importante para controlar
   la diabetes.
• Suprime el apetito sin robarle al cuerpo los nutrientes necesarios, por eso es tan
  buena para quienes hacen dieta.
• Dependiendo de la necesidad, previene el estreñimiento o ayuda a tratar la diarrea.
• Ayuda a mantener dientes sanos.
• Contiene químicos que los científicos creen que son vitales para detener el cáncer.

Los nutricionistas sugieren que comer dos o tres manzanas al día puede aumentar la protección del cuerpo en contra de las enfermedades del corazón, gracias a la increíble habilidad de esta fruta para reducir la presión arterial y el colesterol malo, tan peligroso para la salud. De hecho, ellos dicen que entre más alto esté el colesterol, mayores son los beneficios si se aumenta el consumo de manzanas.

La habilidad de las manzanas para mantener nuestros corazones saludables y bombeando ha sido confirmada por investigadores de Estados Unidos, Francia e Italia, entre otros. Un estudio con animales en el Instituto de Fisiología en Francia, llegó a esta increíble conclusión, de que una dieta fuerte en manzanas, disminuye los niveles de colesterol entre 28 a 52 puntos. Además, cuando un grupo de 30 hombres de edad media le añadieron tres manzanas a su dieta, sin cambiar nada más, 80% de ellos mostraron una reducción considerable en los niveles del colesterol del 10 al 30%.

Incluso, mucho más sorprendente fue el hecho que las manzanas aumentaron el colesterol bueno en la sangre, mientras que redujeron el colesterol malo, que es el responsable de formar coágulos en las arterias, una condición que puede conllevar a ataques fatales del corazón o de apoplejía. Una razón de esto podría ser la pectina en la manzana, esa fibra soluble que usualmente se extrae para hacer jalea. Los investigadores franceses también descubrieron que la pectina, en conjunción con la vitamina C y otros químicos naturales en la manzana, forman una especie de fortaleza que sirve como escudo alrededor del corazón para prevenir las enfermedades cardiovasculares. Por alguna razón misteriosa, una dieta rica en manzanas disminuye el colesterol más eficientemente en las mujeres que en los hombres. Las manzanas son una fruta excelente para los diabéticos y otros que necesitan controlar los niveles de azúcar en la sangre. Se encuentran entre los mejores alimentos para controlar el azúcar de la sangre.

A pesar de que la manzana es una rica fuente de azúcar natural, en su contenido no causa un rápido y a menudo peligroso aumento en el azúcar de la sangre. También impide que el cuerpo bombee mucha insulina, la cual, a cambio, ayuda a reducir el colesterol y la presión sanguínea. Algunas personas incluso sólo tienen que oler las manzanas para recibir el beneficio. Científicos del Centro de Psicofisiología de la prestigiosa Universidad Yale, descubrieron que la esencia de aroma de manzana produce un efecto calmante, el cual ayuda a reducir la presión.

Las manzanas enteras, en oposición al jugo, son buenas para quienes están haciendo dieta. El aumento en los niveles de glucosa en la sangre que ocurre cuando usted come una manzana lo hace sentirse lleno. El jugo de manzana también le ayuda a mantenerse saludable durante el proceso de sanación, especialmente si sufre de resfriado o virus. Las personas que comen manzanas regularmente sufren de menos resfriados y problemas respiratorios.

En un estudio que se realizara en el estado de Michigan con 1.300 estudiantes, esos que comieron regularmente manzanas por más de un período de tres años hicieron un tercio menos de visitas a los médicos que quienes no comieron manzanas. Los investigadores notaron que los comedores de manzana sufren de menos enfermedades relacionadas con la tensión.

Hay también indicación de que las manzanas pueden ayudar a combatir ciertos tipos de cáncer. La razón es que las manzanas contienen gran cantidad de ácidos naturales que han bloqueado exitosamente la formación de cáncer en estudios de laboratorio. Recuerde que para obtener los mejores beneficios de salud, usted tiene que comer la manzana entera, con cáscara y todo. La cáscara contiene un alto nivel de fibra de pectina, la cual es la base para el asombroso poder de la fruta para reducir el colesterol o la presión sanguínea, balancear el contenido de azúcar en la sangre y combatir el cáncer.

La manzana puede ser también el único alimento curativo capaz de ayudar en dos problemas opuestos al mismo tiempo: el estreñimiento y la diarrea. Primero, la manzana o la compota de manzana han sido usadas por siglos, para ayudar a las personas a retornar a una dieta regular después de haber sufrido ataques de diarrea. La pectina en la fibra de la manzana aparente es el factor curativo, lo cual explica por qué se encuentra como componente básico de muchos remedios contra la diarrea. Ésta también es la misma fibra que los nutricionistas han estado diciendo por décadas que es absolutamente necesaria para mantener normales las funciones intestinales, libres de estreñimiento.

Finalmente, las manzanas no son sólo un alimento excelente, sino también una especie de cepillo de dientes natural, ya que pueden ayudar a prevenir las caries dentales. Las personas de los tiempos bíblicos probablemente lo aprendieron a través de la experimentación y el error, pero los investigadores modernos han confirmado este hecho en el laboratorio.

Un grupo de científicos de Noruega descubrieron que las manzanas de hecho ayudaron a mantener limpios los dientes de un grupo de niños y que, por consiguiente, reducían considerablemente el riesgo de las caries dentales. El sabio rey Salomón sabía de qué estaba hablando cuando dijo: «Confortadme con manzanas; porque estoy enfermo...»

SIEMPRE CONSULTA A TU MEDICO, para que mantengas tu cuerpo sano; ¿o ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? (1 corintios 6:19); “He aquí Yo les traeré sanidad y medicina; y los curaré y les revelaré abundancia de paz y de verdad” (Jeremías 33:6).

“Gracia y Paz”
(Ana Estrada Rivera)

PERDONA NUESTRAS DEUDAS


Mateo 6:12
“…Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores…”

Creo que no hay un solo cristiano que no conozca El Padre nuestro que Jesús nos enseñó como modelo para orarle al Padre, oración en la que le pedimos que “…perdone nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden…” y yo me pregunto si realmente tenemos conciencia de lo que estamos pidiendo, ¿estamos realmente reconociendo que nuestra necesidad de ser perdonados está directamente relacionada con nuestra capacidad de perdonar? Dar y recibir.

Para algunos es fácil recibir pero les cuesta dar por egoísmo, a otros les resulta fácil dar pero por orgullo les resulta difícil recibir y hay quienes les resulta difícil dar y recibir y sea cual sea la razón, todos estamos necesitados de recibir y dar perdón.

Cuando con humildad, reconocemos que somos pecadores y que necesitamos inminentemente del perdón de Dios y damos el paso de fe creyendo y aceptando que solamente a través de Jesucristo tendremos remisión de pecados, entonces seremos libres, libres para amar y libres para perdonar.

Juan 8:36: “Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres”.

Cuando reconocemos que tenemos necesidad de compasión y misericordia por nuestras faltas y ofensas y recibimos el amor de Dios, es entonces cuando conocemos la profundidad del significado del perdón y nos preguntamos ¿qué derecho tengo yo para no perdonar al que me ha ofendido? ¿Qué me diferencia de los demás? ¿Acaso no he herido y lastimado yo también a los que me rodean?.

En la parábola del siervo malvado de Mateo 18:23 al 35, Jesús nos enseña que debemos tratar a los demás con la misma misericordia que El nos ha tratado. En Efesios 4:31 y 32 dice que nos quitemos toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia que seamos benignos unos con otros, misericordiosos perdonándonos unos a otros como Dios nos perdonó a nosotros en Cristo. Mientras permitamos que emociones como el odio, o el enojo nos dominen, o el rencor y la amargura cos corroan el alma, estaremos privados de la verdadera libertad y nuestra comunión con Dios estará debilitada, pero si por el contrario en lugar de seguir asumiendo el papel de víctimas o justificando nuestras actitudes, nos postramos con humildad delante de Dios, le pedimos misericordia y perdón y que nos de fuerzas, amor y misericordia para perdonar a quienes nos han ofendido; entonces, todas esas cadenas de culpa, amargura, rencor y odio se romperán y seremos verdaderamente libres.

Cuando me siento ofendida o lastimada por alguien, yo sé que lo que Dios espera de mí es que perdone, y también sé, que soy yo quien toma la decisión de perdonar y desde hace mucho tiempo he adquirido el hábito de perdonar a diario (“hasta setenta veces siete” me recuerdo a mi misma), apropiándome de lo que dice Efesios 4:26 y 27 “Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo”. Yo sé que sola no puedo y que necesito que Dios me impregne de su amor, misericordia y espíritu de perdón para poder lograrlo, pues definitivamente no me interesa guardar ni por una noche ningún enojo que con el tiempo se convierta en rencor y luego en amargura, ni mucho menos me interesa abrirle ninguna puerta al diablo a través de ningún enojo y perder la preciosa libertad que me ha dado el poder perdonar y ser perdonada.

“Gracia y Paz”
(Humildad Jacobo)

DIOS TIENE TODO BAJO CONTROL


Una mujer Cristiana se me acercó recientemente muy preocupada y me preguntó si yo había escuchado las últimas noticias. Era acerca de los últimos acontecimientos en Pakistán. “¿Puede usted creer lo que está sucediendo?” ella preguntó. “Cada día es día de malas noticias. Pakistán tiene ahora capacidad nuclear. Los terroristas se podrán apoderar de eso y en cualquier momento un líder loco comenzará una guerra nuclear”. 

Meneando su cabeza, ella dijo, “Estoy verdaderamente asustada. Las cosas están descontroladas.”

Ahora mismo, las personas están asustadas en todo el mundo. Estamos viendo el cumplimiento de la advertencia de Jesús, que el día vendría cuando los corazones de los hombres desmayarán de miedo cuando vean las cosas que vienen sobre la tierra.

Ahora, déjeme darle una palabra clara del corazón de Dios, una palabra de ánimo. A pesar de las noticias aterradoras, Dios todavía tiene todas las cosas bajo su control.

Esta es la Palabra sobre la cual nosotros los creyentes debemos de estar parados firmes, mientras la tormenta brama a nuestro alrededor, palabras que nos fueron dadas por Jesús: “No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” (Juan 14:27). Estos son tiempos tumultuosos. Pero es durante esos tiempos que la Palabra de Dios viene a ser nuestra fortaleza y esperanza.

· “Jehová será refugio del pobre, refugio para el tiempo de angustia. En ti confiarán los que conocen tu nombre, por cuanto tú, Jehová, no desamparaste a los que te buscaron” (Salmo 9:9-10).

· “El me esconderá en su Tabernáculo en el día del mal; me ocultará en lo reservado de su morada; sobre una roca me pondrá en alto” (Salmo 27:5).

Yo creo que aún vienen tiempos más aterradores, más difíciles todavía. Y sólo veo desesperación para aquellos que no están diariamente en la Palabra de Dios y orando y hablando con el Señor. Es su Palabra la que levanta nuestros espíritus y produce fe. Disciplínese ahora  a abrir su Biblia en la mañana y comenzar su día siendo animado con las preciosas promesas de Dios. Luego hable con el Señor, aún cuando prepara para comenzar su día. Pídale al Espíritu Santo que fortalezca su fe y esperanza.

Hay una Escritura que yo repito muchas veces al día. Le animo a que se apodere de ella y la crea: “Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros” (1 Pedro 5:7).

“Gracia y Paz”
(David Wilkerson)

¿NECESITAS VER PARA CREER?


Juan 20:24-29
"Tomás, uno de los doce, llamado el Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino. Entonces los otros discípulos le decían: ¡Hemos visto al Señor! Pero él les dijo: Si no veo en sus manos la señal de los clavos, y meto el dedo en el lugar de los clavos, y pongo la mano en su costado, no creeré. Ocho días después, sus discípulos estaban otra vez dentro, y Tomás con ellos. Y estando las puertas cerradas, Jesús vino y se puso en medio de ellos, y dijo: Paz a vosotros. Luego dijo a Tomás: Acerca aquí tu dedo, y mira mis manos; extiende aquí tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente. Respondió Tomás y le dijo: ¡Señor mío y Dios mío! Jesús le dijo: ¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que no vieron, y sin embargo creyeron."

Una de las características más comunes en los seres humanos es la tendencia a creer solamente aquello que pueden ver o palpar con sus manos. Por eso es que hay tantas personas que no están interesadas en lo espiritual, porque lo espiritual no se puede ver, sino que hay que creerlo sin verlo. Tomás, sin duda, reaccionó de una manera muy normal: "Si no veo en sus manos la señal de los clavos, y meto el dedo en el lugar de los clavos, y pongo la mano en su costado, no creeré." O sea, tengo que ver para creer.

A pesar de que Jesús había hablado muchas veces a sus discípulos acerca de su muerte y posterior resurrección, considerando las reacciones de ellos en el proceso del arresto del Señor hasta que fue clavado en la cruz y después sepultado en la tumba, podemos asegurar que no habían creído de todo corazón lo que Jesús les había dicho. La Biblia dice que cuando Jesús fue arrestado en Getsemaní, “todos los discípulos, dejándole, huyeron” (Marcos 14:50). Después se escondieron y dieron por hecho que al morir su líder todo había terminado. No fue hasta después de la resurrección, a medida que Jesús fue apareciendo ante ellos, que finalmente entendieron y creyeron. Por eso Jesús le dice a Tomás: "¿Porque me has visto has creído?”.

A nosotros nos ha tocado vivir en una época más difícil que a los discípulos en el sentido de que ya Jesús no está físicamente entre nosotros. Ellos tuvieron la oportunidad de convivir con el Señor por tres años, fueron testigos presenciales de tantos de sus milagros, escucharon de sus labios sus enseñanzas y sus profecías, y aún así no creyeron hasta que vieron. Por eso Jesús se refiere a nosotros, los que ahora hemos creído, de la siguiente manera: "Dichosos los que no vieron, y sin embargo creyeron."

El apóstol Pablo afirma en su segunda carta a los corintios: "Por fe andamos, no por vista." (2 Corintios 5:7). Esto es exactamente creer sin ver, andar no de acuerdo a lo que vemos o escuchamos, sino andar conforme a lo que dice la Palabra de Dios; creer de todo corazón, aún en aquellas ocasiones en las que lo que el Señor nos dice que esperemos es totalmente lo contrario a lo que nos dicen nuestros sentidos. Esto es fe, "la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve." (Efesios 11:1).

Nuestro Padre celestial espera que creamos lo que él nos ha dicho, aunque aún no lo hayamos visto. Muchas veces actuamos de manera totalmente opuesta, y le exigimos a Dios, como Tomás: “Muéstrame tal cosa y entonces creeré.” Pero Dios nos dice: “Cree y entonces la verás.” Estando Lázaro muerto en la tumba después de cuatro días, Jesús le dijo a Marta: “¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?” (Juan 11:40). Unos minutos después Marta pudo ver a su hermano salir caminando de la tumba.

¿Tienes problemas de incredulidad? ¿Es tu fe muy débil, y no puedes creer si no ves? Hazte el propósito de leer la Biblia y tener un tiempo de oración todos los días. La Palabra de Dios dice: “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.” (Romanos 10:17). Si lo haces de esta manera, poco a poco tu fe irá creciendo, y llegará el momento en que te será posible creer sin ver. Entonces verás la gloria de Dios.

ORACIÓN:
Padre santo, te ruego aumentes mi fe para poder creer sin tener necesidad de ver, conforme a lo que me dice tu Palabra. Ahora mismo yo entiendo que tus promesas son una realidad en mi vida y en la de mi familia. En el nombre de Jesús, Amén.

“Gracia y Paz”
Dios te Habla

FALLA EN EL SISTEMA DE FRENOS


Altas cumbres de los Andes venezolanos. El camino baja y sube como grisácea serpiente de cemento. Hay curvas, y hay descensos, y hay abismos que se abren a ambos lados del camino, ora a la izquierda, ora a la derecha. Los paisajes son de ensueño, y el tiempo, bueno y plácido.

Un autobús del liceo militar «Jáuregui» corría a excesiva velocidad. Iba cargado de jóvenes estudiantes. Al aproximarse a un puente entre las localidades de La Grita y La Fría, estado de Táchira, el chofer intentó aplicar los frenos. Pero los frenos no respondieron. El autobús falló la entrada al puente y cayó al abismo.

En la caída y en el incendio que siguió, murieron destrozados y quemados treinta y cuatro estudiantes.

Falla de frenos. Eso fue todo.

Muchas tragedias como ésta se registran anualmente en todas partes del mundo. Falla de frenos. Cuando más se necesitan buenos frenos para detener la marcha de un vehículo cargado de pasajeros, es cuando fallan. Y quedarse sin frenos es anticipo de catástrofe y de muerte.

Un auto, un camión, un tren, que se queda sin frenos, es un vehículo que se precipita hacia un desastre inevitable. ¿Y qué del hombre que se queda sin frenos morales? También se precipita hacia desastres, problemas y ruinas.

Un hombre que se queda sin frenos morales dice una palabra hiriente, que quisiera retirar en el acto, pero ya no puede. Y esa palabra hiriente puede traer la ruptura de una vieja amistad.

Un hombre que se queda sin frenos morales puede beber un día hasta rodar por el suelo, y ese puede ser el principio de su ruina total. Porque el alcohol es un inquilino insidioso que, una vez metido dentro, ya no quiere salir.

Un hombre que se queda sin frenos morales puede caer en el adulterio, y ese adulterio quebrar el corazón de la esposa, disolver el hogar, estropear la salud mental de los hijos y hacer naufragar a toda la familia.

Y es que los frenos morales del hombre son muy frágiles. Se descomponen y fallan fácilmente.

Por eso necesitamos de otros frenos, frenos que jamás fallen. Esos frenos de la conducta, las palabras y las acciones sólo los tiene Cristo. Hagamos de Cristo el Señor y Salvador de nuestra vida, y nuestro supremo conductor moral.

“Gracia y Paz”
Un mensaje a la Conciencia
(Hermano Pablo)

¿TIENES INTEGRIDAD?


Lucas 16:10
“El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto.”

Había un hombre que iba a ser nombrado un alto ejecutivo de su empresa. La Junta Directiva de dicha empresa dialogó al respecto y el cargo iba a ser suyo. Un día, en la cafetería de la compañía, el Presidente Ejecutivo de la empresa estaba detrás de este hombre en la fila. Sin que él se percatara de ello, el Presidente observó cuando éste tomó un paquete de mantequilla que costaba sólo unos centavos, luego lo cubrió con una rebanada de pan para que nadie viera la mantequilla. El Presidente regresó a hablar con la Junta y les informó que habían escogido al individuo equivocado para el cargo. Les notificó que él no tenía integridad. Y por esos pocos centavos ese hombre perdió un puesto colosal.

¿Es usted fiel en lo poco? Que éste sea el principio de un nuevo día de fidelidad en su vida. Recuerde las cosas pequeñas, y que Dios le está observando para encontrarle fiel.

“Gracia y Paz”
(Adrián Rogers)

UNA VIDA CON PROPÓSITO


2 Timoteo 4:6-8: “Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano. He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, Juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida”

Pablo fue un hombre cuyas metas eran conocer a Cristo, apoyarse en su poder, participar de sus padecimientos y predicar el evangelio (Fil 3:10, 1 Co 1:17). Por esa razón, armonizó sus deseos con los del Señor, trabajando diligentemente para cumplir con su llamamiento, y perseveró en medio de la oposición, la persecución y el sufrimiento. Pudo enfrentar el final de su vida con confianza, porque había "peleado la buena batalla", "acabado la carrera" y "guardado la fe" (2 Ti 4:7).

A todos nos gustaría poder decir lo mismo al final de nuestras vidas, pero eso significa que tenemos que seguir el ejemplo de Pablo. ¿Qué tal le está yendo en el establecimiento de metas para su vida? ¿Ha pensado más allá de lo inmediato y se ha fijado algunos objetivos a largo plazo? Nuestra cultura es tan acelerada, que dejamos de tomar tiempo para considerar realmente adónde estamos yendo. Pero usted no tiene por qué llegar al final de sus días, y descubrir que estuvo en un camino que Dios no quiso para usted, dando la batalla equivocada, y manteniendo la fe a duras penas.

Esta semana, pídale en oración al Señor que le ayude a fijarse metas que le lleven adónde Él quiere que usted vaya. Reflexione en cada aspecto de su vida: personal, interpersonal, financiera y vocacional, pero dé el énfasis principal a las metas espirituales, y escríbalas después.

Tal vez sea hora de que usted salga de su rutina y encuentre un nuevo camino. Dios le ayudará a cambiar de dirección y lograr nuevas metas que se alineen con su voluntad. No se conforme con la mediocridad de una vida no planificada, comience a vivir con propósito.

“Gracia y Paz”
Meditación Diaria

¿ESTAMOS EN EL LUGAR DONDE DIOS QUIERE QUE ESTEMOS?


Génesis 3:9.
“Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú?”

Lot, sentado a la puerta de Sodoma, se daba cuenta de que no podía ser aprobado por Dios. Él “afligía cada día su alma justa” a causa de la nefanda conducta de los hombres de la ciudad (2 Pedro 2:7-8); sin embargo permanecía con ellos… ¡Fue necesaria la intervención de dos ángeles para hacerle escapar del juicio que cayó sobre la ciudad!

David, perseguido por Saúl, se refugió en Aquis, un rey enemigo. ¡Para salvar su vida no halló otro recurso que fingir estar loco! (1 Samuel 21:11-15).

Jonás, enviado por Dios a Nínive para predicar el arrepentimiento, tuvo miedo, desobedeció y huyó en un barco rumbo a Tarsis. Entonces Dios envió una tempestad y preparó un gran pez para salvar la vida de Jonás, a quien los marineros habían echado al mar.
Pedro, calentándose cerca de un fuego encendido por los que se habían apoderado de Jesús, ocultó su identidad y negó a su Maestro (Juan 18:12-27). Después de su resurrección, el Señor lo interpeló varias veces para llevarlo a hallar el perdón y a ser restaurado.

Pero, usted y yo, ¿estamos donde Dios quiere que estemos, en nuestro círculo familiar, en nuestra actividad profesional y en nuestro servicio para el Señor? Nuestro Dios, lleno de gracia, no quiere dejarnos en una situación que nos prive de su bendición o que le deshonre. No le obliguemos a recurrir a procedimientos decisivos para liberarnos. “Escudriñemos nuestros caminos, y busquemos, y volvámonos a Dios” (Lamentaciones de Jeremías 3:40).

“Gracia y Paz”
El Versículo del Día

PERDONA NUESTRAS OFENSAS


Lucas 6:36
“Sed pues misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso”.

En Mateo capitulo 18 Jesús contó la parábola de un siervo que fue perdonado una deuda muy grande: “Pero saliendo aquel siervo, halló a uno de sus consiervos, que le debía una deuda chiquita; le agarró y le ahogaba, diciendo: Págame lo que me debes. Entonces su consiervo, postrándose a sus pies, le rogaba diciendo: Ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. Pero él no quiso, sino fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase la deuda. Viendo sus consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho, y fueron y dijeron a su señor todo lo que había pasado. Entonces, llamándole su señor, le dijo: Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste. ¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti? Entonces su señor, enojado, le entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que le debía. Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas”.

“Gracia y Paz”
Un Versículo de la Biblia cada Día