lunes, 15 de diciembre de 2014

LA GRANDEZA DE LO PEQUEÑO


En la parábola de la semilla de mostaza (Mateo 13:31-32), Jesús nos enseña la grandeza de lo pequeño, es decir, nos enseña a ir más allá de las apariencias, porque si nos dejáramos llevar por las apariencias, nadie optaría por la insignificancia de un grano de mostaza. Sin embargo, al paso del tiempo, esa pequeña semilla va creciendo y creciendo hasta convertirse en un árbol que puede alcanzar la altura perfecta. Metafóricamente hablando, lo pequeño puede ser algo grande en Dios.

Hoy Jesús te dice: Las cosas de Dios, aunque en sus inicios sean pequeñas, tienen una potencialidad que se irá manifestando poco a poco con el tiempo.

Jesús nos invita a perseverar, a no “tirar la toalla”, y a no desanimarnos si vemos que lo que hacemos no da resultados inmediatamente. Sembremos la semilla del reino y, aunque esta parezca pequeña, confiemos en que Dios hará que florezca a su debido tiempo.


¡Gracia y Paz!