miércoles, 8 de agosto de 2018

Hebreos 12:4-15




“Busquen la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. Asegúrense de que nadie deje de alcanzar la gracia de Dios; de que ninguna raíz amarga brote y cause dificultades y corrompa a muchos” (Hebreos 12:4-15).

La amargura nace en nuestro corazón por la falta de perdón o la falta de fe para superar alguna situación, es cuando nos dejamos arrastrar por las heridas o la desilusión. Si tienes recuerdos constantes de situaciones pasadas, como heridas emocionales, frustraciones, o si acostumbras a decir palabras pesimistas, es porque tienes una raíz de amargura. No podrás avanzar en la vida, no podrás alcanzar grandes cosas, no podrás dejar fluir las bendiciones, ni el poder del Espíritu Santo, si dejas que la amargura esté presente en tu corazón. Hoy Dios te dice, renuncia a vivir amargado porque te ayudaré a superar los problemas para vivir libre y feliz.

Oración:
“Padre hoy decido renunciar a toda clase de amargura en mi corazón, perdono y dejo atrás las frustraciones, las heridas y la desilusión, para darle lugar a tu presencia en todas las áreas de mi corazón. Lléname con tu amor y con tu Espíritu Santo para poder mirar el futuro con fe y esperanza en el nombre de Jesús, Amén”.


“Gracia y Paz”

Esteban Correa

miércoles, 1 de agosto de 2018

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1 Tesalonicenses 5:23
"Y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible…" 
Dios desea sanar nuestro cuerpo, sanar nuestras emociones. Quiere que nuestro cuerpo, alma y espíritu, sean una unidad íntegra. El pecado viene para deteriorar y destruir esa integridad, no sólo en nosotros, sino también en los seres a quienes amamos. La iniquidad puede causar enfermedades y aflicciones en el espíritu, alma y cuerpo. Solamente Dios puede limpiar del pecado estas tres partes de nuestra vida (Espíritu, Alma y Cuerpo).

¡Qué esperanza y fortaleza le da Jesús a nuestra apesadumbrada alma cuando nos dice: "Tu fe te ha salvado, ve en paz" (Lucas 7:50; 8:48)!

De esta forma Dios quiere sanar nuestra existencia. El Espíritu Santo quiere que cada parte de nuestra vida sea salva, pura y saludable. Desea darnos vida y poder para que nuestro cuerpo, alma y espíritu funcione perfectamente. 

1 Corintios 6:19
“¿O no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?”

¡Gracia y Paz!