martes, 19 de junio de 2012

DISCULPARSE

Mateo 5:23-24
“Por tanto, si […] te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, […] anda, reconcíliate primero con tu hermano…”

Marcos cometió un error. Llegó una hora tarde a un restaurante donde tenía que encontrarse con un amigo de la iglesia. El amigo ya se había ido. Como se sentía mal por el error, compró un cupón de regalo para comer en ese lugar y se detuvo en una librería para buscar una tarjeta que dijera que lamentaba lo sucedido. Entre cientos de tarjetas, se sorprendió al encontrar en un recóndito rincón de la tienda solo unas pocas que decían: «Lamento lo que hice». Compró una y se la dio a su amigo, el cual aceptó la disculpa.

Aunque las tarjetas para pedir disculpas no sean populares, asumir esta actitud suele ser algo necesario en nuestras relaciones interpersonales. Pedir perdón es una acción bíblica. Jesús les enseñó a sus seguidores a arreglar las cosas con aquellos a quienes habían ofendido (Mateo 5:23-24; 18:15-20). Y el apóstol Pablo dijo: «Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres» (Romanos 12:18). Vivir en paz quizá exija pedir disculpas.

Tal vez resulte difícil disculparse porque esta actitud requiere que tengamos un espíritu humilde para admitir nuestro error, lo cual no brota de nosotros naturalmente. Pero asumir la responsabilidad del daño que hicimos en una determinada situación puede sanar una relación y restaurarla.

¿Cometiste un error? Trágate el orgullo y da el primer paso… aunque no puedas encontrar una tarjeta que te ayude a decirlo.

Lectura: Mateo 5:21-26

La mejor manera de tener la última palabra es disculparse.

“Gracia y Paz”
Nuestro Pan Diario

BENEFICIOS DEL APIO


El apio es diurético:

·      Los aceites esenciales del apio, llamados terpenos, tienen un efecto dilatador de los vasos renales, es decir, funciona como diurético natural, que evita la retención de líquidos.

·      El apio funciona como antibacteriano y antimicótico:

·      Otra de las virtudes de los aceites esenciales del apio es su capacidad para destruir las bacterias y hongos que se alojan en el intestino o estómago.

·      Por esta razón, el apio combate las infecciones del riñón.

·      El apio elimina el exceso del ácido úrico:

·      Comer apio te ayuda a eliminar el exceso de ácido úrico, es decir, la concentración de sustancias tóxicas en el organismo.

·      Tener altas cantidades de ácido úrico en el cuerpo produce enfermedades como la gota.

·      El apio es auxiliar en padecimientos hepáticos:

·      El consumo de apio es muy importante para las personas que padecen enfermedades del hígado, porque contribuye a eliminar toxinas producidas por el exceso en la ingesta de grasa o alcohol.

·      El apio contiene dosis importantes de vitaminas A, B, C y E:

·      El apio es rico en vitaminas A, B1, B2, C, y E.

·      Lo cual quiere decir que si comes apio te beneficiarás de muchas formas, por ejemplo: es antioxidante, o dicho de otra manera, retarda los efectos del envejecimiento; beneficia el pelo, la piel, los huesos, la vista, el corazón, las arterias y fortalece el sistema inmunológico, así como el nervioso.

·      El apio es un regulador intestinal:

·      El apio contiene grandes cantidades de fibra, por lo cual, su consumo te auxilia en problemas de estreñimiento.

·      De igual forma combate los gases intestinales.

·      El apio disminuye el colesterol:

·      El colesterol es benéfico en nuestro cuerpo, sin embargo, en altas cantidades resulta dañino.

·      Comer apio te ayuda a disminuir los índices de colesterol y con ello, evitar las enfermedades cardiovasculares.

·      El apio favorece la cicatrización:

·      El apio es rico en zinc, por ello, regenera la piel y cura las heridas.

·      Además es antibiótico por lo que favorece la cicatrización.

·      El apio es un excelente afrodisíaco:

·      Si por alguna razón, la lista anterior no te motivo a comer apio, debes saber que el consume de esta hortaliza tiene propiedades afrodisíacas, es decir, estimula el deseo sexual porque posee un efecto sobre el aparato urinario.

SIEMPRE CONSULTA A TU MEDICO, para que mantengas tu cuerpo sano; “He aquí Yo les traeré sanidad y medicina; y los curaré y les revelaré abundancia de paz y de verdad” (Jeremías 33:6), ¿o ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? (1 corintios 6:19). Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer (Génesis 1:29).

“Gracia y Paz”

SU BATALLA ES DEL SEÑOR


2 Crónicas 20:14-15
“Y estaba allí Jahaziel hijo de Zacarías, hijo de Benaía, hijo de Jeiel, hijo de Matanías, levita de los hijos de Asaf, sobre el cual vino el espíritu de Jehová en medio de la reunión; Y dijo: Oid, Judá todo, y vosotros moradores de Jerusalén , y tú, rey Josafat. Jehová os dice así: No temáis ni os amedrentéis delante de esta multitud tan grande; porque no es vuestra la guerra, sino de Dios”.

Una gran multitud vino contra el pueblo de Dios. El rey Josafat y su gente propusieron en sus corazones buscar a Dios y ayunar. El rey clamó a Dios con una oración que la mayoría de nosotros ha orado en nuestro caminar espiritual: “En nosotros no hay fuerza contra tan grande multitud que viene contra nosotros; no sabemos qué hacer, y a ti volvemos nuestros ojos” (2 Crónicas 20:12).

Isaías dio esta advertencia a todas las fuerzas satánicas: “¿A quién vituperaste, y a quién blasfemaste? ¿Contra quién has alzado tu voz?... Contra el Santo de Israel” (Isaías 37:23).

Dios le dijo a su pueblo Israel, y él nos dice hoy día: “La batalla no es contra ustedes. Es la furia de Satanás contra mí, el Señor que habita en vosotros”. Dios le dijo a Satanás, “He conocido tu condición, tu salida y tu entrada, y tu furor contra mí” (37:28).

Yo le pregunto a usted: ¿Dónde está su batalla? ¿En su matrimonio? ¿En su negocio o en su trabajo? ¿En sus finanzas? ¿En su salud? ¿Se intensifica la batalla día tras día? Si usted tiene un corazón para Jesús y un deseo de aferrarse a él, usted enfrentará la rabia del infierno. Pero esa no es su batalla.

Usted puede terminar su batalla rápidamente si así lo decide – simplemente rindiéndose o entregándose a sus miedos y temores. Satanás no molestará a aquellos que pierden su confianza en el Señor.

Sí, la batalla es del Señor, pero nosotros tenemos una parte en ella – y es confiar y creer sus promesas cuando enfrentamos la desesperación y lo que parece ser imposible.  “¿Por qué dices, oh Jacob, y hablas tú, Israel: Mi camino está escondido de Jehová, y de mi Dios pasó mi juicio?” (Isaías 40:27).

La fe demanda que yo entregue todos mis problemas – todas mis situaciones críticas, todos mis miedos, todas mis ansiedades – en las manos del Señor. Cuando he hecho todo lo que puedo hacer, y cuando sé que mi batalla va más allá de mi poder, yo debo someter todo en sus manos.

Nuestro Señor sabe de la furia de Satanás, y debemos verdaderamente creer que él actuará. Él nos ayudará a pasar por las muchas aguas y por los fuegos, y hará huir a todos nuestros enemigos espirituales. Esta es la Palabra de Dios acerca de lo que él hará: “Porque contra mí te airaste…y ha subido a mis oídos; pondré, pues mi garfio en tu nariz, y mi freno en tus labios, y te haré volver por el camino por donde viniste” (Isaías 37:29).

Si usted permanece agarrado de su fe – confiando en él, descansando en sus promesas, rechazando todas las mentiras de Satanás que vengan a su mente – entonces esté a la expectativa que Dios vendrá por su Espíritu a su situación, y pondrá un fin esperado a su batalla en particular. Él moverá cielos y tierra para librarlo y hacer un camino. El camino de salida es  ¡confiar, confiar, confiar!  Él es quien “hace cesar las guerras” (Salmo 46:9).

“Gracia y Paz”
(David Wilkerson) 

¿HAS MUERTO AL PECADO?


Romanos 6:11-14
“Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro. No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias; ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia. Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia”.

El apóstol Pablo escribe a la iglesia en Roma, y los exhorta a morir al pecado de manera que éste no reine en sus vidas. Morir al pecado significa que ya no escuchamos sus órdenes o sugerencias, de la misma manera que una persona que ha muerto no tiene la capacidad de escuchar órdenes, mucho menos de obedecerlas. Entonces el pecado ya no tiene autoridad sobre nosotros. Como el pecado es el obstáculo principal para que vivamos vidas santas consagradas a Dios, el resultado de morir al pecado es una vida de pureza y santidad ante el Señor.

En los bosques del norte de Europa y Asia vive un animalito llamado armiño, cuya piel es sumamente suave y muy valiosa. Durante el invierno el pelaje de este animalito cambia totalmente de color, volviéndose enteramente blanco como la nieve. El armiño protege instintivamente su blanco pelo contra cualquier cosa que pueda mancharlo. Los cazadores de pieles se aprovechan de esta insólita característica del armiño. No le tienden una trampa común y corriente para atraparlo, sino que averiguan donde vive, que es normalmente en una hendidura de una roca o en un agujero de un árbol. Entonces ensucian la entrada y el interior con tizne. Luego, los cazadores sueltan sus perros para que encuentren y persigan el armiño. El aterrorizado animal huye hacia su casa, pero al darse cuenta de la suciedad, se detiene y no entra por temor a ensuciar su blanco pelaje. Entonces queda atrapado por los perros y se deja capturar. Para el armiño preservar la pureza es más importante que su propia vida.

De esta manera Dios espera que sus hijos actúen con el fin de mantener su pureza y santidad. Dios quiere que seamos santos así como él es santo. El apóstol Pedro escribe en su primera carta: “No os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo” (1 Pedro 1:14-16). Claro que para lograr esto es necesario que, al igual que el armiño, estemos dispuestos a morir, a morir al pecado. Pablo entendió profundamente este concepto y lo puso en práctica en su vida. Por eso pudo declarar con toda autoridad en su carta a los Gálatas: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí” (Gálatas 2:20). Al morir al pecado, permitimos que el Espíritu Santo reine y entonces la vida de Cristo se manifiesta plenamente en nosotros. Por nuestras propias fuerzas no podremos lograrlo jamás, pero si nos hacemos el firme propósito de rendir el control de nuestras vidas al Espíritu Santo, él nos ayudará a obedecer la palabra de Dios y a vivir la vida de santidad que el Señor desea ver en nosotros.

Dedica tiempo cada día de tu vida a leer la Biblia y a orar. Escudriña las Escrituras, medita en ellas. Envuélvete en un tiempo de comunión con el Señor diariamente, y de todo corazón ruega al Espíritu Santo que te ayude a morir al pecado y vivir una vida santa que agrade a Dios. Entonces experimentarás cambios profundos en tu vida, y no te resultará tan difícil rechazar las tentaciones que se presenten.

ORACIÓN:
Bendito Dios y Señor, es mi anhelo vivir una vida de santidad que te agrade a ti. Reconozco que soy muy débil para lograrlo por medio de mis propias fuerzas, por eso te pido que me ayudes a morir al pecado y que tu Santo Espíritu reine en mi vida para honrarte con mi testimonio en todo momento. En el nombre de Jesús, Amén.

“Gracia y Paz”
Dios te Habla

EL LLAMADO A SERVIR


Gálatas 5:13
“Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros”.

El Señor Jesús mandó que nos sirvamos unos a otros, pero obedecer esta orden con humildad no resulta fácil. Sí, hay momentos en que nos gusta ayudar a los demás. Pero el servicio que implica sacrificio, especialmente a alguien que consideramos indigno, es mucho más difícil de realizar.

¿Qué significa servir? Medite en el ejemplo de Cristo. Él renunció a todo para vivir entre nosotros, sometiéndose a la deshonra y a la fragilidad humana. Y amó incluso a quienes lo rechazaron. Piense en cómo se humilló a sí mismo al lavar los pies de los discípulos en la Pascua. Esta era una tarea baja y desagradable, y por eso se le asignaba a un esclavo, muy distante de lo que un rey debe hacer. Sabía incluso que estos hombres lo abandonarían pronto, pero Él les sirvió de todos modos.

Finalmente, Cristo dio su vida por nosotros (Ro 5.8). Servir a los demás era su estilo de vida, así que como seguidores suyos, debemos esforzarnos por ser como Él.

Por tanto, servir implica primero morir a nuestras actitudes y motivos egoístas. Solamente entonces podremos vivir para glorificar a Cristo. Jesús dijo que los mandamientos más grandes son amar a Dios con todo el corazón, y amar a los demás (Mateo 22:37-39). Irónicamente, es solo cuando servimos humildemente a los demás, que experimentamos la plenitud de Dios en nuestras vidas.

Muchos tratan de alcanzar la felicidad esforzándose por ver realizados sus deseos. ¿Cuál es el resultado? Personas cansadas e insatisfechas. El verdadero contentamiento se tiene solo cuando caminamos muy cerca de Jesús y Él nos enseña dónde podemos humillarnos para ocuparnos de los demás.

“Gracia y Paz”
Meditación Diaria

LA MUJER BÍBLICA ES LA AYUDA IDÓNEA DEL VARÓN BÍBLICO


Una ayuda idónea significa una ayuda adecuada. La palabra “ayuda” significa exactamente lo que dice y ocurre en muchas partes del Antiguo Testamento, como por ejemplo en el nombre Eben-ezer, el cual significa Piedra de Ayuda. Pero, ¿qué significa una ayuda “idónea” o “adecuada”?

La idea fundamental es de dos cosas que corresponden una a otra. Física y mentalmente, el hombre y la mujer son partes de una misma entidad, aunque pueden existir en forma separada.

Los colores del arco iris son distintos y poseen sus cualidades individuales, pero todos ellos son necesarios para producir la perfecta luz blanca de donde proceden. Así es el matrimonio: cada cónyuge encuentra en el otro aspectos de su ser que son una fuente de maravilla y deleite. Dios nos hizo así. Estos son los ingredientes fundamentales de la forma de compañerismo que llamamos el matrimonio.

La mayoría de las parejas se casan teniendo grandes expectativas para su matrimonio. Saben que muchos matrimonios han fracasado y un buen número de los que perduran no son felices. Sin embargo, creen que su matrimonio será diferente porque se aman de verdad. De modo que comienzan su matrimonio con grandes expectativas pero a menudo, en poco tiempo, estas se tornan en frustraciones. El matrimonio que ellos estaban tan seguros había sido hecho en el cielo cae estrepitosamente a tierra; las estrellas que tenían en sus ojos se transforman en arena; el encanto es ahora desilusión.

¿Qué ocurrió?
Ninguno de los dos había aprendido a conducir sus vidas personales o su matrimonio de acuerdo a la Palabra de Dios.

Dios ha provisto información y dirección específica sobre el propósito del matrimonio y las distintas pero complementarias responsabilidades de las personas que lo componen. Dios ha dado responsabilidades tanto a la esposa como al marido. Cuando dos personas conocen, aceptan, y cumplen las diferentes pero complementarias responsabilidades, se estimula la unidad en el matrimonio. Por el contrario, cuando el marido y la mujer no comprenden o no cumplen con las responsabilidades que Dios les ha dado se produce gran confusión y frustración.

Dios creó a la mujer para ser ayuda del hombre. Sin la mujer, el hombre aun en su perfección estaba incompleto.

Dios creó a la mujer para ser una ayuda idónea. Ninguno de los animales podían proveerle al hombre la ayuda que necesitaba. Sólo la mujer podía hacer eso. “El que haya esposa halla el bien, y alcanza la benevolencia de Jehová” (Proverbios 18:22). “Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas. El corazón de su marido está en ella confiado, y no carecerá de ganancias” (Proverbios 31:10-11).

Dios creó a la mujer para corresponder al hombre. Ella es similar al hombre pero algo diferente. Es el complemento del hombre, no su copia en carbón. Es para el hombre lo que una llave para un cerrojo y lo que una película para una máquina fotográfica, indispensable “Pero en el Señor, ni el varón es sin la mujer, ni la mujer sin el varón” (1 Corintios 11:11).

De acuerdo con las Escrituras, la esposa fue creada para llenar las necesidades, las faltas, la incapacidad de su marido. Fue creada para ser la ayuda singular de su marido. Le ha de dar «bien y no mal todos los días de su vida» (Proverbios 31:12). Deberá ser como vid fructífera en la casa de su marido (Salmo 128:3). Debe ser “una carne” con su esposo y esto solo ocurrirá en la medida que acepte y cumpla con el rol que Dios dispuso para ella en el matrimonio.

“Gracia y Paz”
 (Zehny K. Pigott)

LA ROCA DE LA ETERNIDAD


2 Samuel 22:2
“Y dijo: Jehová es mi roca, y mi fortaleza, y mi libertador”.

En los primeros años de Israel, la gente a veces buscaba refugio de sus enemigos en las cuevas de las montañas; también construyeron fortalezas en aquellos lugares, como la de Masada. Aquí en la alabanza de David al Señor, el compara el amparo y la seguridad que tenemos en Dios a la protección de aquellas peñas inaccesibles.

A veces sí, el enemigo nos asalta, y quisiera destruirnos por el odio que él tiene a nuestro Señor. Pero miramos a Jesús. Estamos seguros en El. Afuera rugen las tempestades pero adentro tenemos abrigo y refugio en La Roca de la Eternidad.

Salmo 61:2-3
“Desde el cabo de la tierra clamaré a ti, cuando mi corazón desmayare. Llévame a la roca que es más alta que yo, Porque tú has sido mi refugio, Y torre fuerte delante del enemigo”.

“Gracia y Paz”
Un Versículo de la Biblia cada Día