martes, 24 de marzo de 2015

Proverbios 23:22



Proverbios 23:22

"Presta atención a tus padres, pues ellos te dieron la vida; y cuando lleguen a viejos, no los abandones".

SI EL HIJO LOS LIBERA, SERÁN USTEDES VERDADERAMENTE LIBRES



Estoy aprendiendo lo peligroso que es ser esclavos de un pecado. El Señor me recuerda constantemente que es muy fácil ser esclavo sin siquiera notar que lo soy. Yo pensaba que este versículo (Juan 8:36) se aplicaba para los que tienen “grandes pecados”, pero finalmente se que no hay tamaños de pecado, pues si fallo en uno es como si fallara en todos: “Porque el que cumple con toda la ley pero falla en un solo punto ya es culpable de haberla quebrantado toda” (Santiago 2:10).

Sin embargo, Dios en su bondad nos recuerda tanto en este pasaje, como en tantos otros que se encuentran en su Palabra, que podemos dominar el pecado, no en nuestras fuerzas, sino en Sus fuerzas, con Su poder y Su gracia. “Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Cristo, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo” (Hebreos 12:1-3).


¡Gracia y Paz!

¿QUÉ TAN FIRME ES TU FE?



¿QUÉ TAN FIRME ES TU FE?

Salmo 125:1
“Los que confían en el Señor son como el monte de Sion, que no se mueve, sino que permanece para siempre”.

La escritura de hoy dice que aquel que ha puesto su confianza en Dios es tan firme como ese monte. Él está afianzado en la Palabra de Dios y tiene seguridad absoluta en el amor que Dios tiene para él. La Biblia dice que absolutamente nada en este mundo “nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 8:38-39). El creer esto de todo corazón es uno de los factores que determinan la firmeza de un creyente.

Pero algo muy importante que debemos tener en cuenta siempre es que nuestras propias fuerzas no son suficientes para mantenernos firmes en todas las circunstancias y resistir los ataques del diablo. Quizás en algún momento pensemos que estamos suficientemente firmes para resistir cualquier ataque del enemigo, pero si nos descuidamos en nuestra comunión con el Señor podemos debilitarnos espiritualmente y sin apenas darnos cuenta caer en alguna tentación. Y tendremos que sufrir las consecuencias de nuestra caída. Por eso Pablo advirtió a los cristianos de Corinto en su primera carta: “El que piensa estar firme, mire que no caiga” (1 Corintios 10:12). En otras palabras, “No se descuiden; manténganse en constante contacto con el Señor”. La verdadera firmeza proviene del poder de Dios, y únicamente en él debemos fortalecernos. Solamente cuando nos vestimos de la poderosa armadura de Dios, podemos tener la seguridad de que permaneceremos firmes contra las trampas y los engaños de Satanás. Dice Efesios 6:10-11: “Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo”.

A medida que escudriñemos la Palabra de Dios, y meditemos en ella y seamos obedientes, iremos creando un fundamento espiritual que nos hará permanecer firmes en las circunstancias más difíciles que se nos presenten. Seremos como aquel hombre prudente que edificó su casa sobre la roca, y cuando vinieron las lluvias, y los vientos, y los ríos crecieron, aquella casa no cayó, sino que permaneció firme (Mateo 7:24-25). Las pruebas son parte de la vida, todos hemos pasado o pasaremos a través de ellas. El enemigo está constantemente tratando de hacernos caer, y tanto en las pruebas como en las tentaciones, es nuestra fe lo que nos va a mantener firmes para resistir sus ataques. El apóstol Pedro nos da esta advertencia en su primera carta: “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe” (1 Pedro 5:8-9).

¿Estás enfrentando una prueba en estos momentos? Ya sabes lo que tienes que hacer para mantenerte firme. Confía en Dios. Busca la fortaleza en su Palabra. Arrodíllate a orar. Alguien dijo: “Vivir de rodillas nos mantiene de pie”. Si te aprendes de esta enseñanza, y la pones en práctica, por fuerte que sea la tormenta que llegue a tu vida permanecerás firme como el monte de Sion.

ORACIÓN:
Mi amante Padre celestial, te ruego me ayudes a obedecer tu Palabra, y a buscar en ti la fortaleza que necesito para mantenerme firme en medio de la prueba, con la seguridad de que tú me darás la victoria. En el nombre de Jesús, Amén.

¡Gracia y Paz!

Dios te Habla

¿SABES CUÁL ES LA FORMA CORRECTA DE ORAR?


¿SABES CUÁL ES LA FORMA CORRECTA DE ORAR?

Mateo 6:6
"Pero tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cuando hayas cerrado la puerta, ora a tu Padre que está en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará".

Nuestro amado Salvador Jesucristo dice que nuestra forma de orar no debe de ser como lo hacen los hipócritas, con palabras "grandilocuentes", ni como lo hacen los egoístas que oran para ellos mismos, auto alabándose; y tampoco debe de ser con repeticiones interminables ni palabrerías creyendo que de esa forma Dios nos oye.

Recuerdo que una vez un pastor me pidió que lo apoyara en la ministración de la música y para tal fin me nombró "ministro de alabanza"; uno de tantos títulos que en las organizaciones nos dan para que sintamos que somos importantes.

El problema fue que, al sustituir al director que estaba antes a cargo de la banda, este se volcó en contra mía, pues no se conformaba con ser un músico más del grupo musical; porque muchos son los que, si no tienen un rango, un cargo o una posición dentro de la congregación, no les gusta servir.

Este, ex-ministro de alabanza, no podía ocultar su envidia y resentimiento y trató de hacerme la vida de cuadritos. Una de sus estrategias fue decirle al pastor que <yo no oraba> con la banda como lo hacía él.

La verdad era que <yo nunca oraba para que ellos me vieran>; y llegó el momento que el pastor me llamó la atención diciéndome: – Hermano Juan, muchos hermanos de la congregación, (esto lo dijo para no echar de cabeza al ex-ministro de alabanza), se quejan de que usted "no es espiritual", pues NO ORA como los demás y la verdad es que yo tampoco lo he visto orar –

Yo ya sabía de dónde venía el asunto, por lo que le respondí (al pastor): – ¿Y usted y los supuestos hermanos que le han chismeado este asunto, cómo saben que yo no oro? ¿Duermen conmigo, se levantan conmigo, desayunan conmigo, almuerzan conmigo, cenan conmigo, caminan todo el tiempo conmigo? –

– Yo no necesito venir a orar aquí para que todos me vean, pues ya en "secreto” lo he hecho ante mi Padre Celestial, y esto es lo que no hacen muchos religiosos de esta congregación, que vienen a orar aquí para que la gente los vea y no para ser oídos por Dios –.

El hermano pastor me contestó: – Hermano, a usted nada le cuesta hacerlo, hágalo aunque sea para complacerlos y que cesen de decir esas cosas contra usted –. O sea que… ¿tenía que agradar primero al “respetable” público, antes que a Dios?.

Cristo dice que NO hagamos las cosas como la hacen ellos, porque nuestro Padre sabe de qué cosas tenemos necesidad, antes de que nosotros le pidamos.

Jesús quiere que cuando conversemos con nuestro Padre Celestial, hagamos lo siguiente: Él quiere que cada uno de nosotros, (cuando oremos), lo hagamos en <privado>, entrando a nuestro aposento y, cerrando la puerta, conversemos <secretamente> con nuestro Padre Celestial y él nos dará la respuesta recompensándonos en público.

¿Por qué debemos de orar en secreto? Porque allí desnudamos nuestras almas, ante la presencia de nuestro Creador. Porque allí en lo secreto podemos decirle TODO lo que no podemos, lo que no nos atrevemos o no debemos decirlo en público.

Porque así no damos lugar al diablo para que por medio de algunos hermanos chismosos se divulgue el secreto de "la pata de la cual cojeamos”. Cristo dice que tu izquierda no sepa lo que hace tu derecha.

¡Gracia y Paz!

Juan F. Roa

ORACION DE LA MAÑANA


Nuestro primer anhelo por la mañana debe ser acudir a la presencia del Señor, el Altísimo. Cuando despertamos necesitamos de su luz, de su espíritu y de su dirección, para hacer siempre lo correcto y para consagrar nuestro caminar y entregar a sus pies nuestras acciones.

Después de nuestra oración, nuestro Pan Diario debe ser la Palabra del Señor. Esas son las primeras tareas de la mañana, para obtener firmeza en nuestra fe y desarrollar nuestra comunión con nuestro Padre Celestial.

Nuestra oración debe ser: "Señor… úsame hoy para tu servicio y mora en mi, para ser ejemplo de tu humildad en toda buena obra que sea hecha en ti, en el nombre de Jesús, Amen".

Pero tengamos en cuenta que El Señor no toma en cuenta las palabras solamente, sino también las intenciones de nuestro corazón.

¡Gracia y Paz!

Pan de Vida