miércoles, 5 de marzo de 2014

¿TU MATRIMONIO ES SALUDABLE?



Un matrimonio saludable no es un matrimonio perfecto, es uno que sabe manejar los conflictos. Todos los matrimonios del mundo tienen conflictos. Eso es totalmente normal. Algunos tienen más conflictos que otros y algunos tienen conflictos más fuertes que otros, pero todos tenemos conflictos.

Un matrimonio acabado no es uno que tenga conflictos, un matrimonio acabado es uno que se rinde. La diferencia entre los matrimonios saludables y los que terminan en un divorcio, es que los matrimonios saludables tienen las herramientas para manejar los conflictos con éxito, aunque algunas veces no sea tan fácil.

El sentimiento del amor muchas veces no es suficiente para sostener un matrimonio si no saben manejar los conflictos.

¡Muchas parejas han terminado su matrimonio amándose!

José y Ana era una pareja que tenía todo para ser feliz, se amaban mucho, eran miembros de una Iglesia saludable, conocían del Señor y su palabra, tenían muy buena estabilidad financiera, tenían buenas amistades y una familia que les amaba mucho. Sin embargo, no sabían manejar sus conflictos y frecuentemente terminaban lastimándose mutuamente y desgastándose en su relación.

Varias veces hablaron de divorcio como la única salida.

El caso de José y Ana es lamentablemente muy común hoy en día, con condiciones más o menos parecidas. Cuando los matrimonios no logran resolver los conflictos satisfactoriamente, la relación se va deteriorando y experimentan una sensación de cansancio emocional que les puede inducir a tomar muy malas decisiones.

Josue 1:8-9:
“Nunca se apartará de tu boca este libro de la Ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que está escrito en él, porque entonces harás prosperar tu camino y todo te saldrá bien. 9 Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová, tu Dios, estará contigo dondequiera que vayas”.

La solución a todos los conflictos personales está en la palabra de Dios, pero la verdad real demostrada es que aun conociendo la palabra, muchas personas no logran identificar la revelación del mensaje divino de quien nos diseñó y nos creó para resolver los conflictos; o no tienen la convicción suficiente para obedecer el mandamiento del Señor.

Hebreos 12:15
“Mirad bien, para que ninguno deje de alcanzar la gracia de Dios, y para que no brote ninguna raíz de amargura que os perturbe y contamine…”.

Frecuentemente hay raíces de amargura que hasta desconocemos conscientemente y nos limitan en nuestra vida cristiana o nos perturban y nos impiden alcanzar la gracia de Dios y la revelación de su palabra. Entonces necesitamos ser guiados por siervos de Dios que tienen el conocimiento y la experiencia y lo han demostrado con su propio ejemplo, en su propio hogar. Existen consejeros cristianos que tienen la capacidad para ayudarnos a lidiar con raíces de amargura, votos internos, sanidad interior y conceptos erróneos en nuestro sistema de creencias.

No esperes más… si tu matrimonio está pasando dificultades y sientes que hay conflictos difíciles de resolver, no esperes más. Busca ayuda de inmediato con un Consejero de matrimonios, calificado (de preferencia Cristiano), y dispónganse a obedecer las instrucciones que reciban. Además necesitan concientizar en obedecer las instrucciones bíblicas sin condiciones ni excusas.

Muchos matrimonios no han tomado la decisión de buscar ayuda a tiempo y esperan hasta cuando ya está muy deteriorada la relación para buscar esa ayuda y muchas veces ya es muy tarde.

Si tu matrimonio marcha bien, procura fortalecerlo con más conocimiento y vida espiritual juntos para mantener su relación protegida de cualquier ataque o circunstancia que pueda aparecer en la vida. Tu matrimonio y tu familia es el regalo mas preciado que Dios te ha dado. Cuídalo.


“Gracia y Paz”
Edición: Carlos Martínez M.

Luis y Hannia Fernández

¿QUÉ ES EL MIÉRCOLES DE CENIZA?



¿QUÉ ES EL MIÉRCOLES DE CENIZA?

El “Miércoles de Ceniza” es el día que comienza la Cuaresma. Esto ocurre cuarenta días antes del Viernes Santo. El nombre oficial del Miércoles de Ceniza es el "Día de Cenizas." La razón por la que se conoce como Miércoles de Ceniza es que es de cuarenta y seis días antes del Domingo de Pascua, por lo que siempre cae en el día miércoles. La Biblia no menciona el Miércoles de Ceniza, ni tampoco la Cuaresma.

Desde el Miércoles de Cenizas hasta el Domingo de Resurrección, muchos solemnemente se marcan la frente con ceniza, “ayunando” (o absteniéndose de ciertas comidas o placeres físicos) por 40 días. Ellos hacen esto para imitar los 40 días de ayuno en el desierto por Jesucristo (Mateo 4:1-2). Algunos dejan de fumar. Otros dejan de masticar chicle. También otros dejan de comer demasiado o dejan de decir malas palabras. Las personas hacen promesas de dejar de hacer cualquier cosa, con tal de que eso los prepare para observar el Domingo de Resurrección.

Las personas que observan la Cuaresma pudiera ser que son muy religiosos, dedicados y sinceros —pero están sinceramente equivocados.

Según la tradición católica, el período de la Cuaresma está destinado a ser un tiempo de renuncia de todo tipo de actividades y hábitos pecaminosos. El Miércoles de Ceniza es el comienzo de este período de arrepentimiento. La Biblia contiene relatos de personas que utilizan el polvo y la ceniza como símbolos de arrepentimiento y/o duelo (Ester 4:1; Job 2:8; Daniel 9:3; Mateo 11:21). La tradición del símbolo de la cruz con ceniza, para quienes la practican, es como una “identificación” con Jesucristo, creyendo que así Dios perdonará sus pecados.

¿Debe el cristiano observar el Miércoles de Ceniza? El “Miércoles de Ceniza”, junto con la Cuaresma, la observan los católicos, la mayoría de denominaciones ortodoxas, y muy pocas denominaciones protestantes. La Biblia en ninguna parte manda esta práctica.

La Cuaresma nunca fue observada por Cristo o sus apóstoles. Él les dejo una orden precisa: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado…” (Mateo 28:19-20). Jesús nunca les ordenó observar “El Miércoles de ceniza”, la Cuaresma o el Domingo de Resurrección. Sin embargo, Él les ordenó a que observaran la Pascua y los Días de Panes sin Levadura. En realidad, en Su última Pascua en la tierra, Cristo dio instrucciones en detalle de como observar el servicio de la Pascua. Él también instituyó nuevos símbolos de la Pascua (Juan 13:1-17).

Es bueno y agradable a Dios arrepentirse de actividades pecaminosas, pero esto es algo que los cristianos DEBEMOS HACER TODOS LOS DÍAS, y no sólo durante la Cuaresma. Es buena cosa quererse “identificar” como cristiano, pero esto se deriva de nuestra obediencia a Dios y del testimonio de nuestras vidas como seguidores de Jesucristo.

No es bíblico creer que Dios automáticamente nos perdonará nuestros pecados y nos bendecirá sólo porque nos ponemos una cruz de ceniza en la frente. Dios está interesado en nuestros corazones y no en nuestra observación de rituales.

“Gracia y Paz”
Edición: Carlos Martínez M.

Preguntas y Respuestas

ORACIÓN




Padre, gracias porque eres fiel y puedo confiar en tus promesas. Perdóname porque en muchas ocasiones me dejo abatir por mis problemas y el desanimo. Te pido que derrames sobre mi vida, fe sobrenatural para poder mantener firme mi esperanza en ti y por medio de ella obtener la victoria. Por Cristo Jesús, Amén.

¿TIENES GENEROSIDAD EN TU CORAZÓN?



2 Corintios 8:1-7
“Asimismo, hermanos, os hacemos saber la gracia de Dios que se ha dado a las iglesias de Macedonia; que en grande prueba de tribulación, la abundancia de su gozo y su profunda pobreza abundaron en riquezas de su generosidad. Pues doy testimonio de que con agrado han dado conforme a sus fuerzas, y aun más allá de sus fuerzas, pidiéndonos con muchos ruegos que les concediésemos el privilegio de participar en este servicio para los santos. Y no como lo esperábamos, sino que a sí mismos se dieron primeramente al Señor, y luego a nosotros por la voluntad de Dios; de manera que exhortamos a Tito para que tal como comenzó antes, asimismo acabe también entre vosotros esta obra de gracia. Por tanto, como en todo abundáis, en fe, en palabra, en ciencia, en toda solicitud, y en vuestro amor para con nosotros, abundad también en esta gracia”.

Uno de los objetivos que estaba más cerca del corazón del apóstol Pablo al escribir esta carta a los corintios, era la ofrenda que estaba organizando para la iglesia en Jerusalén. Esta era la madre de las demás iglesias, pero era pobre, y el deseo de Pablo era que las iglesias gentiles recordaran y ayudaran a aquella que era su madre en la fe. De modo que en este pasaje Pablo les insta a ser generosos.

La generosidad es la virtud que nos hace pensar y actuar a favor de los demás, poniendo el bienestar de ellos por encima de los intereses personales, aunque requiera sacrificio. El ser humano, por naturaleza busca su propio beneficio, y por regla general no existe en él la tendencia a ser generoso. Pero cuando Jesucristo viene a nuestras vidas, el Espíritu Santo comienza a obrar en nosotros y a medida que nos entregamos más al Señor, va surgiendo de nuestros corazones el deseo de darnos a los demás en una genuina actitud de generosidad.

En su carta, Pablo menciona las iglesias de Macedonia, las cuales aunque eran pobres y estaban pasando por problemas, habían dado todo lo que tenían, mucho más de lo que cualquiera hubiera esperado. Los macedonios, dice Pablo, “a sí mismos se dieron primeramente al Señor, y luego a nosotros por la voluntad de Dios”. Esta es la base de la generosidad, el amor a Dios. Cuando nos damos nosotros mismos al Señor, de nuestro corazón nace ser generosos con los demás.

El sacrificio de Jesús no comenzó en la cruz. Ni siquiera comenzó con su nacimiento. Empezó en el cielo, cuando dejó de lado su gloria para venir a la Tierra. En su carta a los filipenses, Pablo escribió: “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz” (Filipenses 2:5-8). Ciertamente no es posible entender la inmensa generosidad de Jesús al despojarse de su divinidad y venir a este mundo a entregarse a una muerte tan horrible como la crucifixión. Pero debemos recordarlo y tratar de aplicar su ejemplo en nuestro diario vivir.

¿Y cuánto dinero tiene que dar una persona para que se le considere generosa? Esto es muy relativo. En Marcos 12:41-44, la Biblia nos cuenta que “estando Jesús sentado delante del arca de la ofrenda, miraba cómo el pueblo echaba dinero en el arca; y muchos ricos echaban mucho. Y vino una viuda pobre, y echó dos blancas, o sea un cuadrante. Entonces llamando a sus discípulos, les dijo: De cierto os digo que esta viuda pobre echó más que todos los que han echado en el arca; porque todos han echado de lo que les sobra; pero ésta, de su pobreza echó todo lo que tenía, todo su sustento”. Considerando el valor monetario aquella pobre viuda dio muy poco, pero demostró mucha más generosidad que los ricos al dar de corazón “todo lo que tenía”.

El Señor siempre está atento a la manera en que nosotros mostramos nuestro amor a los demás. Aprendamos de su ejemplo al entregar su vida por la humanidad. Veamos el ejemplo de los macedonios, así como el de la pobre viuda. Reflexiona en esta enseñanza y aplícala a tu vida ante la necesidad de aquellos que te rodean o al momento de ofrendar.

ORACIÓN:
Padre santo, te ruego quites de mi corazón todo vestigio de egoísmo que me impida entregarme a ti de todo corazón y pueda mostrar generosidad con los que me rodean. En el nombre de Jesús, Amén.

“Gracia y Paz”

Dios te Habla