viernes, 23 de noviembre de 2012

EL SECRETO A LAS COSAS BUENAS DE LA VIDA



Esdras 8:22
“Porque tuve vergüenza de pedir al rey tropa y gente de a caballo que nos defendiesen del enemigo en el camino; porque habíamos hablado al rey, diciendo: La mano de nuestro Dios es para bien sobre todos los que le buscan; mas su poder y su furor contra todos los que le abandonan”.

El título de la meditación de hoy suena como el de un libro de auto ayuda, que promete fama, riqueza y prestigio si usted sigue diez pasos sencillos. Pero Dios define a las cosas buenas de una manera totalmente diferente, que solo se consiguen buscándolo a Él. Cuando hacemos del Señor la prioridad más alta de nuestras vidas, podemos esperar las bendiciones de:

Una relación íntima y tierna. Quienes buscan a Dios con pasión aprenden a conocerlo genuinamente, y experimentan un sentimiento de unidad con Él. El Señor no es ya una deidad distante, sino un amigo íntimo. Y a medida que crezca su consagración, sentirá un amor que trasciende a cualquier relación humana.

Satisfacción. El vacío que hay en todo corazón puede ser llenado únicamente por el Señor. Toda la búsqueda terrenal de placer o propósito palidece en comparación con la satisfacción de su presencia.

Gozo. Cuando buscar con afán al Señor se convierta en la prioridad de su vida, encontrará un gozo que nada podrá robar. Los sufrimientos y las dificultades no le destrozarán, porque verá todo desde la perspectiva del Señor.

La ayuda de Dios. Como dice el versículo de hoy, la compasiva mano de Dios está sobre aquellos que lo buscan con empeño. De hecho, Él se complace en ayudar y proveer para sus necesidades.

¿Qué ocupa la mayor prioridad en su vida? Sus pensamientos revelan sus verdaderas prioridades. Si usted puede pasar todo el día sin pensar en Dios, es porque no lo está buscando fervientemente. Pero, si el Señor es la delicia de su vida, usted no podrá olvidarse de Él.

“Gracia y Paz”
Meditación Diaria

EL RETO DE LA RIQUEZA



1 Timoteo 6:17
A los ricos de este siglo manda que no […] pongan la esperanza en las riquezas, […] sino en el Dios vivo…”

Una familia que vivía en Kenia, en la década de 1980, llevaba en su auto a una joven desde Nairobi hasta un lugar cerca del Lago Victoria, donde vivían sus padres. En el camino, pararon en la ciudad de Kisumu para dejar el equipaje en un hotel donde se alojarían después de llevarla hasta su casa. Cuando esta joven vio la habitación que la familia consideraba de un tamaño normal con dos camas, dijo: «¿Todo este espacio solo para cinco personas?». Lo que para la familia era común y corriente, para ella, era un lujo. Las riquezas son relativas, y los que viven en países prósperos tienden a quejarse de un estilo de vida que otros adoptarían con suma alegría.

Entre los seguidores de Cristo en Éfeso, algunos tenían más dinero que otros. Pablo le escribió a Timoteo, el pastor de esa congregación: «A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos» (1 Timoteo 6:17). Pablo los instó a ser «ricos en buenas obras, dadivosos, generosos» (v. 18).

Nuestra tendencia natural es aferrarnos a lo que tenemos en vez de dar generosamente a quienes necesitan. El desafío de las riquezas es vivir con un corazón agradecido a Dios y con manos abiertas a los demás.

Vivimos por lo que ganamos, y disfrutamos de la vida por lo que damos.

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LEA: 1 Timoteo 6:6-10, 17-19

Biblia en un año: 1 Corintios 1–4
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“Gracia y Paz”
Nuestro Pan Diario

VENID Y VOLVAMOS A JEHOVÁ



Oseas 6:1
VENID y volvámonos á Jehová: que él arrebató, y nos curará; hirió, y nos vendará.

Dios no es como muchos de los padres de hoy que son permisivos, ineficaces, y que arruinan a su hijos; hijos que llegan a ser voluntariosos, tercos y desobedientes, que viven en unión libre, es decir, sin casarse con sus “novias”, cuya única regla o protocolo es “Quiero hacer lo que me dé la gana, y no quiero que Dios, ni tú, ni cualquier otra persona me dé consejo ni órdenes. Se ven los resultados de los padres permisivos en nuestra sociedad; indiferencia a la honestidad, a la verdad, a la decencia, o sea, todas las cosas que hicieron grande nuestro país de ayer.

Esta decadencia empieza en el hogar con padres que han abandonado su papel de maestros e instructores de lo moral. Pero Dios no es así. Él nos castiga por nuestro beneficio propio, y si tienes problemas y pruebas, nuestro versículo de hoy nos enseña como debes reaccionar a esta corrección de Dios. “Venid y volvámonos a Jehová: que él arrebató, y nos curará, hirió, y nos vendará”.

“Gracia y Paz”
Un Versículo de la Biblia cada Día