viernes, 3 de junio de 2016

¿CUÁNTO TIEMPO LLEVAS DECRETANDO, ATANDO, DESATANDO Y CANCELANDO, SIN OBTENER RESULTADOS?



Si ya estas cansado(a) de hacer todo eso, quizás es tiempo de que hagas lo siguiente:

Deja de “decretar” y comienza a “Obedecer”. Entra  y camina por la senda angosta.

Deja de “desatar” y comienza a “tomar” tu cruz cada día.

Seguro que sí, El Señor quiere que “atemos” pero que “atemos Su Palabra a nuestro cuello”, meditándola, obedeciéndola y aplicándola a nuestra vida, día y noche.

Seguro que sí, El Señor quiere que cancelemos pero que cancelemos: La pornografía. Las malas palabras. El chisme y la murmuración. La actitud orgullosa y rebelde. Las trampas en los impuestos. Las trampas a la hora de aplicar por préstamos. La falta de ética cristiana en el trabajo y en los negocios. La unión en yugo desigual. Las relaciones sexuales fuera del matrimonio. La droga, el alcohol y la adicción. El culpar a otros por las consecuencias de nuestros propios pecados. La envidia y la codicia.

Seguro que sí, El Señor quiere que establezcamos pero que establezcamos: Santidad en nuestro hogar. Amor por la verdad, aunque nos duela.

Si empezamos por hacer todo esto, seguramente ¡ALGO MUY BUENO sucederá en nuestras vidas!


¡Gracia y Paz!

Andrés Montesino


Proverbios 4:18



Proverbios 4:18
"Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora, Que va en aumento hasta que el día es perfecto"


Hay un dicho que dice que “El roble grande viene de nuez chiquita”. Cuando una persona se entrega a Cristo, probablemente no va a haber ninguna celebración grande, ni multitudes gritando y aplaudiendo; pero esa persona es destinada a ir del polvo a la gloria, de crisálida a mariposa, y de un corrupto pecador a un ser glorioso, de tal forma que por el momento nadie se puede formar un concepto de la transformación que ocurrirá. 

Igual podemos ver que la oscuridad de la media noche no nos puede dar una indicación de una mañana clara y brillante; pero lo que si es cierto, porque es una promesa, todos los verdaderos creyentes en Jesús seremos “transformados de gloria en gloria en la misma imagen” (2 Corintios 3:18). 

“Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es” (1 Juan 3:2). Jesús dijo que en aquel día “los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre” (Mateo 13:43).



¡Gracia y Paz!