domingo, 20 de mayo de 2012

ESCUCHANDO LA VOZ DE DIOS



Génesis 3:10
“Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí”.

Pedro advierte a los creyentes de los últimos días que Satanás vendrá a ellos en alta voz, tratando de incitarles miedo. "Sed sobrios y velad, porque vuestro adversario el diablo anda como león rugiente, buscando a quien devorar" (1 Pedro 5:8).

Si Satanás está haciendo conocer su voz en estos últimos días, y está mostrando su poder a las masas de almas perdidas, ¿cuánto más importante es para el pueblo de Dios conocer la voz de su Padre? ¿Cree usted que el Señor podría estar sentado permaneciendo en silencio mientras que Satanás ruge en el mundo? ¡Nunca!, el profeta Isaías dijo: " Y el Señor hará oír su potente voz," (Isaías 30:30).

Desde los tiempos de Adán y Eva, Dios ha estado hablando con el hombre: "Se escuchó el sonido del Señor Dios" (Génesis 3:8). El primer hombre, Adán dijo: "Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo" (Génesis 3:10).

Desde el Génesis hasta el final del Nuevo Testamento, Dios ha hecho conocer su voz a su pueblo. A través de los libros de los profetas vemos esta frase repetirse una y otra vez, "Y dijo Dios…" lo que nos indica que la voz de Dios era conocida y comprendida.

Nuestro Señor Jesús confirmó lo anterior en el Nuevo Testamento al presentarnos el ejemplo del Buen Pastor: "Las ovejas oyen su voz... las ovejas le siguen, porque conocen su voz" (Juan 10:3-4).

Adán y Eva se escondieron de la voz de Dios a causa de la culpa y la vergüenza de su pecado. Y es ahí exactamente donde muchos del pueblo de Dios se encuentran hoy en día, escondidos y con miedo de escuchar a Dios hablar.

Si deseas escuchar la voz de Dios, debes estar listo para tener su alma purificada y limpia. Comencemos, por reconocer y confesar los pecados a aquel que nos puede limpiar y reconciliar. Esa clase de confesión no es ganar la aceptación de Dios sino quitar la barrera de comunión que nuestro pecado ha puesto entre nosotros y El. Sin embargo, es difícil para muchos admitir sus faltas y negligencia, aun delante de Dios. Requiere humildad y sinceridad reconocer nuestras debilidades, y la mayoría de nosotros pretende en cambio ser fuerte. No debemos temer revelar nuestros pecados a Dios; El ya los conoce. El no nos apartará, no importa lo que hagamos. Por el contrario, apartará nuestro pecado y nos atraerá hacia sí y escucharemos clara, potente y con sumo gozo, su voz cuando nos llame a su presencia.

Éxodo 20:19 “Entonces dijeron a Moisés: Habla tú con nosotros y escucharemos; pero que no hable Dios con nosotros, no sea que muramos”.

“Gracia y Paz”

¡LA LLUVIA TARDIA! – David Wilkerson

Zacarías 12:9-10
“En aquel día yo procuraré destruir a todas las naciones que vengan contra Jerusalén. »Pero sobre la casa de David y los habitantes de Jerusalén derramaré un espíritu de gracia y de oración. Mirarán hacia mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por el hijo unigénito, y se afligirán por él como quien se aflige por el primogénito.”

Esta profecía de Zacarías habla de un llover especial del Espíritu Santo que tomará lugar en los últimos días. Un llover similar al descrito en Joel 2, el cual creo que se refiere al Pentecostés. Este pasaje dice: “Después de esto derramaré mi espíritu sobre todo ser humano, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. También sobre los siervos y las siervas derramaré mi espíritu en aquellos días” (Joel 2:28-29).

¡Esto es exactamente lo que sucedió en el día del Pentecostés! El Espíritu Santo vino como un río de espíritu profético en el Aposento Alto de Jerusalén.

Este “gran llover” también se convirtió en un derramamiento continuo del Espíritu Santo a través de los siglos. Durante aproximadamente 2,000 años, Dios ha derramado como un río su Espíritu Santo sobre Su pueblo. Diariamente su Espíritu Santo llueve sobre Su iglesia y la protege. Isaías hace referencia de esto: “Aquel día cantadle a la viña del vino rojo. Yo, Jehová, la guardo; a cada momento la regaré; la guardaré de noche y de día para que nadie la dañe.”(Isaías 27:2-3)

Los dos lloveres del Espíritu son conocidos como la primer (o temprana) lluvia y la última (o tardía) lluvia: “Si obedecéis cuidadosamente a los mandamientos que yo os prescribo hoy, amando a Jehová, vuestro Dios, y sirviéndolo con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma, yo daré la lluvia a vuestra tierra a su tiempo, la temprana y la tardía, y tú recogerás tu grano, tu vino y tu aceite.” (Deuteronomio 11:13-14).

Las temporadas de siembra y de cosecha en Israel son opuestas a las nuestras. Las primeras lluvias, las cuales suavizan el suelo, acontecen de octubre hasta finales de diciembre, justo antes de la temporada de siembra. Las últimas lluvias hacen madurar a la cosecha y éstas se presentan de marzo a abril, justo antes de la cosecha.

Es importante tomar en cuenta que ambos lloveres siempre han estado vinculados con la cosecha. ¡La obra del Espíritu siempre está enfocada en la cosecha de almas!

“Gracia y Paz”

¡VUELA CON GRACIA!


Job 39:13
“¿Diste tú hermosas alas al pavo real,
o alas y plumas al avestruz?”

Hoy vamos a continuar nuestra aventura por Job 39:13. Ahora hemos encontrado otra ave: la cigüeña. Algunas especies de cigüeña pueden medir hasta un metro y medio de alto. ¡Eso es lo que yo llamo un ave grande! A diferencia del avestruz, la cigüeña sí puede volar. Su vuelo está lleno de gracia, con su cuello estirado hacia adelante y sus patas estiradas hacia atrás.

Volar con gracia es como vivir con gracia. ¿Sabes qué es vivir con gracia? Significa dar de ti mismo. Jesús nos dio su gracia, su regalo de salvación. El vino a la tierra, curó a las personas, las ayudó y les habló de su Padre celestial.

Dios también quiere que nosotros demos lo que tenemos a los demás. Él quiere que compartamos nuestro tiempo, nuestro dinero y nuestro ser con aquellos en necesidad, de manera que ellos también puedan disfrutar de la gracia en su vida. Pero lo que Dios más desea es que lo compartamos a él con los demás. Él quiere que a través de nuestro ejemplo y de nuestras palabras hablemos de él a nuestros familiares y amigos. De esta manera, algún día todos podremos volar con gracia a través de las nubes, camino a nuestro hogar celestial.

“Gracia y Paz”
 (Jim Feldbush)


Santiago 4:10
“Humillaos delante del Señor, y él os ensalzará”.

El poema de MORTALITY por William Knox fue el favorito de Abraham Lincoln y empezó con las palabras, “¿Por qué debe ser orgulloso el espíritu del hombre?” Como dijo Pablo el Apóstol, “¿Que tienes que no recibiste. Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?” 1 Corintios 4:7.

Por esto, “El que se gloría, gloríese en el Señor” 1 Corintios 1:31. Sepamos que somos polvo, y al polvo volvemos, y que no tenemos nada propio excepto la rebeldía y la culpabilidad y que merecemos el castigo eterno que Dios ha reservado para los que le desobedecen.

¡Sin embargo! Nuestro Padre Celestial nos ha amado con un amor eterno, y entrego a su Hijo Jesucristo a que sufriera en nuestro lugar y que si creyéramos en él, tendremos vida eterna. ¡En nuestro Salvador sí podemos gloriarnos! Te damos gracias Señor. Amen.

“Gracia y Paz”
Un Versículo de la Biblia cada Día