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jueves, 7 de julio de 2016

¿SIENTES TU CORAZÓN ENDURECIDO?



¿Sientes que ha disminuido tu pasión por el Señor? ¿Notas que no hay el mismo fervor en tu corazón por las cosas de Dios? ¿No sientes deseos de orar o de leer la Palabra de Dios? ¡Mucho cuidado con esa tendencia hacia el endurecimiento y la indiferencia espiritual! Inmediatamente arrodíllate, y pide al Señor que renueve en ti el fuego de su Espíritu, y que su paz y su gozo te inunden. Y hazte el propósito de tener un tiempo diario en el que leas la Biblia, y medites en ella, y te unas en espíritu de oración a tu Padre celestial.

Hebreos 3:12-13 
“Mirad, hermanos, que en ninguno de vosotros haya corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo. Antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice Hoy; porque ninguno de vosotros se endurezca con engaño de pecado”.

ORACIÓN:
Bendito Señor y Dios mío, te ruego que cuides mi corazón, y no permitas que se endurezca ni se vuelva insensible a la voz de tu Espíritu. Ayúdame a permanecer cerca de ti cada día de mi vida, adorándote, obedeciéndote y sirviéndote como tú mereces. En el nombre de Jesús, Amén.

“Gracia y Paz”

miércoles, 6 de julio de 2016

Juan 6:52-58



Juan 6:52-58
“Los judíos entonces contendían entre sí, diciendo: ¿Cómo puede éste darnos a comer su carne? Entonces Jesús les dijo: En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del Hombre y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el día final. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él. Como el Padre que vive me envió, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí. Este es el pan que descendió del cielo; no como el que vuestros padres comieron, y murieron; el que come este pan vivirá para siempre”.

miércoles, 20 de abril de 2016

¡EL ESPÍRITU DEL SEÑOR PRODUCE LIBERTAD!


Cuando el Espíritu del Señor está en nosotros se produce un estado de libertad, porque el fruto del Espíritu es Amor, Paz, Gozo, Fe, Paciencia, Bondad, Benignidad y Dominio Propio. De tal manera, la presencia del Espíritu de Dios nos da la capacidad de vencer las debilidades humanas. Necesitamos vivir en la libertad que nos da el Espíritu de Dios para amar por decisión a pesar de todo. Eso no es fácil, y precisamente por esa razón, lo necesitamos a EL.

Para que el Espíritu del Señor esté en nosotros, tenemos que vivir en obediencia a su palabra. Si no vivimos en obediencia, es imposible que el Espíritu de Dios y por supuesto tampoco su fruto esté en nosotros. Toma la decisión de vivir en obediencia a la palabra de Dios y pídele a Dios que te ayude en tu debilidad. Suelta ya esa atadura que impide que el Espíritu del Señor venga a tu vida. Suelta esa falta de perdón, suelta esa adicción, suelta tus ataduras materiales. Deja todo lo que te estorbe para que el Espíritu del Señor establezca su señorío sobre tu vida.

2 Corintios 3:17

“Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad”

lunes, 2 de noviembre de 2015

CADA DIFICULTAD QUE TENEMOS EN LA VIDA ES POR UN MOTIVO....



Santiago 1:2-4

“Hermanos míos, considérense muy dichosos cuando estén pasando por diversas pruebas. Bien saben que, cuando su fe es puesta a prueba, produce paciencia. Pero procuren que la paciencia complete su obra, para que sean perfectos y cabales, sin que les falte nada. Si alguno de ustedes requiere de sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará, pues Dios se la da a todos en abundancia y sin hacer ningún reproche”.

jueves, 23 de abril de 2015

¿ALGUNA VEZ HAS SENTIDO SED DE DIOS?



¿ALGUNA VEZ HAS SENTIDO SED DE DIOS?

Salmo 42:1-2
“Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, Así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; ¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?”

¿Alguna vez has sentido sed de Dios? ¿Entiendes lo que David sentía cuando en el pasaje de hoy escribió: “Mi alma tiene sed de Dios”? En realidad cada uno de nosotros, en el transcurso de nuestras vidas, sentirá en diferentes ocasiones “sed” y también “hambre” de muchas cosas, es decir “necesidad urgente” de algo. Muchos estudios demuestran que además de las necesidades físicas de agua, comida y otras cosas los seres humanos experimentan también necesidades espirituales y emocionales, como amor, aceptación, paz y seguridad, entre ellas.

Es muy común que una persona pase años buscando alguien o algo que satisfaga sus necesidades de todo tipo. Y en medio de esa búsqueda puede encontrar fracaso tras fracaso, golpe tras golpe que dejan en su vida huellas imborrables. Lo peor de todo es que, generalmente, no es capaz de entender que la única fuente de verdadera y máxima satisfacción es Dios. En él, y solamente en él está la aceptación, la seguridad, el amor, el gozo y la paz que tanto anhela el ser humano. Cuando entendemos esto profundamente, y nos acercamos al Señor de todo corazón estableciendo una íntima comunión con él, nos sentiremos satisfechos en el aspecto espiritual, emocional y hasta físicamente, y por añadidura nuestras necesidades materiales serán también suplidas, de acuerdo a la promesa de Filipenses 4:19: “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús”.

David era un hombre “conforme al corazón de Dios”, dice 1 Samuel 13:14. Su constante anhelo era estar cerca del Señor y disfrutar plenamente de la paz y el gozo que sólo se encuentran en su presencia. Así lo manifiesta en el pasaje de hoy, y también en el Salmo 63 cuando estando escondido en el desierto de Judá, huyendo del rey Saúl y su ejército, escribió: “Dios, Dios mío eres tú; de madrugada te buscaré; mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela”. Allí en medio de terribles circunstancias, David satisfizo su sed y hambre de Dios y encontró paz y consuelo en su santa presencia.

Al igual que David, nosotros podemos satisfacer nuestra sed espiritual bebiendo de la fuente inagotable que es nuestro Señor Jesucristo. Recordemos lo que dijo Jesús a la mujer samaritana junto al pozo de Jacob: “Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás” (Juan 4:13-14). Él es el único que puede llenar totalmente cualquier necesidad nuestra. Cuando estés totalmente convencido de esta realidad, y tomes la decisión de buscar en el Señor la satisfacción de todas tus necesidades, el Espíritu Santo pondrá en ti esa sed de Dios que te hará desearlo intensamente, y en la medida que busques su rostro, él te llenará más y más y tu comunión con el Señor será cada vez más íntima. Así tu corazón se llenará del gozo y la paz de Dios.

Hazte el propósito de pasar un tiempo cada día en la presencia de Dios. Lee la Biblia, medita en sus enseñanzas, ora, adora y alaba al Señor. Si persistes en esta rutina diaria, el Espíritu Santo te llenará de tal paz y gozo, que empezarás a sentir un deseo intenso de disfrutar plenamente de ese tiempo, y anhelarás estar siempre en la presencia de Dios. Y al igual que David podrás declarar “Dios mío, mi alma tiene sed de ti”.

ORACIÓN:
Querido Padre celestial, te suplico que pongas en mi corazón una sed profunda de ti, de manera que yo sienta la necesidad de buscarte cada día y disfrutar de tu santa presencia. En el nombre de Jesús, Amén.

¡Gracia y Paz!

Dios te Habla

lunes, 23 de marzo de 2015

¿SABES CÓMO NOS AYUDA EL ESPÍRITU SANTO?



Juan 16:5-15
“Pero ahora voy al que me envió; y ninguno de vosotros me pregunta: ¿A dónde vas? Antes, porque os he dicho estas cosas, tristeza ha llenado vuestro corazón. Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré. Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. De pecado, por cuanto no creen en mí; de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más; y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado. Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar. Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber. Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber”.

En este pasaje Jesús conversaba con sus discípulos, como en tantas otras ocasiones lo había hecho. Habían transcurrido ya tres años desde que él los escogió a ellos para que lo acompañaran en su ministerio aquí en la tierra. Durante ese tiempo Jesús había convivido con ellos, los había enseñado a orar, les había revelado muchas cosas que sólo él y el Padre sabían y los había preparado para la misión que les dejaría encomendada. Ellos habían encontrado en el Maestro la paz y el gozo que nunca antes habían experimentado, su amor, su compasión, su poder sobrenatural. Ahora, Jesús les anuncia su próxima partida, y les dice: “Os conviene que yo me vaya”. ¿Cómo podrían ellos entender esto?

Jesús les explica el por qué: “Porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré”. El fin principal del Espíritu Santo, también llamado Consolador (“Paracletos” en Griego), es consolar, guiar, liberar, enseñar y capacitar a los creyentes. Cuando aceptamos a Jesucristo como nuestro Salvador, el Espíritu Santo viene a morar en nosotros, y desde ese momento comienza su obra de transformación en nuestras vidas. El Espíritu Santo está siempre listo para ayudarnos en cualquier situación que requiera ayuda espiritual o emocional.

Una de las principales funciones del Espíritu Santo es ayudarnos en la oración. Romanos 8:26 dice: “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles”. La carga que nos mueve a orar, que en ocasiones sentimos, proviene de él. Él conoce todas las tentaciones que nos esperan más adelante y las situaciones difíciles por las que tendremos que pasar, y nos urge a hablar con nuestro Padre. Cuando sientas esa urgencia para orar, lo último que debes hacer es ignorarla.

En 1 Tesalonicenses 5:19, la Biblia nos advierte: “No apaguéis al Espíritu”. Es decir, cuando ignoramos el llamado del Espíritu, estamos reprimiendo su acción en nuestras vidas y con seguridad nos perderemos de muchas bendiciones. Por el contrario, cuando respondemos a su llamado y disponemos nuestros corazones para actuar obedientemente, estamos aceptando el plan de Dios. De esta manera correspondemos al amor que Dios ha manifestado en nuestras vidas, y profundizamos en nuestra relación con él. Sin la poderosa acción transformadora del Espíritu Santo en nuestras vidas, no hay manera de que se lleve a cabo el propósito de Dios de que seamos “hechos conformes a la imagen de su Hijo” (Romanos 8:29).

Jesús también dijo a sus discípulos en Juan 14:26: “Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho”. Por eso debemos leer diariamente la palabra de Dios, que es “la espada del Espíritu; orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu” (Efesios 6:17-18). El Consolador entonces producirá en nosotros su fruto, nos llenará de “la paz que sobrepasa todo entendimiento” y nos dará la fortaleza espiritual para vivir una vida con sabiduría.

ORACIÓN:
Bendito Padre celestial, te doy gracias por tu Santo Espíritu que me redarguye, me enseña, me guía y me llena de tu paz y tu gozo en momentos difíciles de mi vida. Te ruego me ayudes a ser sensible al llamado de tu Espíritu y a estar siempre dispuesto a seguir su dirección En el nombre de Jesús, Amén.

¡Gracia y Paz!

Dios te Habla

viernes, 20 de marzo de 2015

¿SOBRE QUÉ CIMIENTOS ESTÁS EDIFICANDO TU VIDA?


Mateo 7:24-27
“Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina”.

En enero de 2010 un devastador terremoto sacudió a Haití, destruyendo más del 70 por ciento de los edificios en esa nación caribeña. El Palacio Presidencial, el edificio del Congreso y básicamente los más importantes edificios del gobierno y de las principales industrias del país fueron convertidos en ruinas por el poderoso sismo de 7.0 de magnitud en la escala de Richter. Sin embargo, un edificio de 11 pisos perteneciente a la compañía telefónica, permaneció prácticamente intacto después del terremoto. ¿A qué se debió la diferencia? El ingeniero haitiano Hans Zennid, el cual fue el responsable de asegurarse que este edificio fuera construido a prueba de terremotos, dijo que cuando él comenzó a diseñar los planos para el edificio, lo primero que hizo fue un análisis del suelo, y teniendo en cuenta la posibilidad de un sismo de por lo menos una magnitud de 7.0, añadió a los cimientos un 15 por ciento más de concreto reforzado con acero de lo que normalmente se acostumbra. Esta medida fue la causa de que ese edificio resistiera el embate del fenómeno natural, mientras que los demás edificios fueron destruidos.

En el pasaje de hoy, Jesús nos muestra una situación muy parecida a esta. La casa edificada sobre la roca resistió la embestida de la lluvia, los vientos y los ríos crecidos, "y no cayó", mientras que la casa construida sobre la arena no aguantó la arremetida de estos fenómenos naturales, “y cayó, y fue grande su ruina”. El Señor compara la primera de las dos situaciones con alguien que “oye estas palabras, y las hace”, mientras que en el segundo caso se refiere a una persona que “oye estas palabras y no las hace”. Dos actitudes diferentes, dos resultados opuestos. El primero escucha las palabras del Señor y obedece sus instrucciones. Por esta razón el resultado es favorable. El segundo, igualmente las escucha pero hace caso omiso de las mismas. Y su desobediencia le trae malas consecuencias. De esto se trata esta enseñanza, de la obediencia y los buenos resultados de obedecer, y de la desobediencia y sus lamentables consecuencias.

Derivado de nuestra naturaleza pecaminosa y rebelde, a muchas personas nos resulta difícil escuchar instrucciones. Mucho más difícil nos es obedecerlas al pie de la letra. Pero esto es precisamente lo que el Señor espera que hagamos: oír sus palabras, es decir, conocer sus instrucciones y llevarlas a la práctica. Si no lo hacemos, vamos a sufrir malas consecuencias. Por esto, el Señor nos aconseja: “Sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos” (Santiago 1:22). La obediencia a la palabra de Dios es el único fundamento firme y permanente para la vida. Toda vida fundada en la obediencia a esta palabra está segura, por fuertes que sean las tormentas que la azoten.

En algún momento la prueba llegará a toda persona, ya sea buena o mala. En esta vida nadie está exento de aflicciones y sufrimientos, pero las consecuencias de la prueba dependerán siempre del fundamento en que haya edificado su vida. Jesús les dijo a sus discípulos: “En el mundo encontrareis aflicción, pero confiad, yo he vencido al mundo” (Juan 16:33). Si nuestras vidas han sido edificadas en la fe y la confianza en el amor y el poder de Dios, nos será fácil, en medio de la prueba, confiar en él y echarnos en sus brazos con la plena seguridad de que todo estará bien.

Hagámonos el firme propósito de edificar nuestras vidas sobre el fundamento de la palabra de Dios. Leamos la Biblia todos los días, meditemos en ella y pongámosla en práctica en nuestra vida. Sólo así permaneceremos firmes en el momento de la prueba y podremos disfrutar de la paz y la victoria que el Señor Jesucristo nos ofrece.

ORACIÓN:
Amante Padre celestial, te doy gracias por tu santa palabra, la cual es verdad y poder para salvación. Por favor ayúdame a edificar mi vida sobre ella y a obedecerla siempre. En el nombre de Jesús, Amén.

¡Gracia y Paz!

Dios te Habla

lunes, 9 de febrero de 2015

¿VIVES INMADUREZ ESPIRITUAL?




Hebreos 5:12-14
“Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche, y no de alimento sólido. Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño; pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal”.

La Biblia dice que cuando aceptamos a Jesucristo como nuestro Salvador nacemos espiritualmente. Así le dijo Jesús a Nicodemo: “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios” (Juan 3:3). Y en su segunda carta a los corintios el apóstol Pablo escribió: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es” (2 Corintios 5:17). Es decir, al momento de nuestra conversión somos “bebés espirituales”. Entonces, al igual como sucede en el aspecto físico, se espera que crezcamos espiritualmente hasta llegar a alcanzar la madurez. Sin embargo hay creyentes que no siguen este proceso normal del crecimiento y permanecen en la etapa inicial necesitando ser alimentados, en lugar de que ellos alimenten a nuevos creyentes.

En la escritura de hoy, se habla de un grupo de judíos convertidos que ya deberían de ser lo suficientemente maduros como para enseñar a otros, pero que seguían siendo inmaduros espiritualmente. Eran como niños lactantes necesitados de atención, y que no producían fruto espiritual. Eran oIDORES MAS NO HACEDORES DE la palabra. Quienes actúan de esta manera se quedan en un estado de perpetua infancia espiritual.

En el siguiente capítulo de esta misma carta, podemos ver una clara exhortación a que dejen a un lado las cosas infantiles y maduren. Dice Hebreos 6:1: “Por tanto dejando ya los rudimentos de la doctrina de Cristo, vamos adelante a la perfección...” La palabra “perfección” aquí significa “madurez”. A aquellos a quien se les enviaba esta carta se les pedía que dejaran ya la etapa inicial de “la leche”, y que crecieran a la “madurez” alimentándose del alimento sólido de la Palabra de Dios.

Si los creyentes NO buscamos alimentarnos apropiadamente con “alimento sólido” que es la Palabra de Dios, seguro que NO creceremos espiritualmente, y siempre vamos a estar raquíticos y desnutridos, y nuestra actitud será como la de un niño inexperto que depende de los demás. Muchas iglesias hoy viven este problema, porque cuando deberían de ser Talleres de Evangelización, sólo son “guarderías” para niños pequeños y llorones. Ciertamente una iglesia organizada debe tener una guardería para los nuevos cristianos, pero éstos deben crecer y desarrollarse de manera que pronto estén listos para servir. Cuando los bebés espirituales no crecen, los obreros tienen que pasar demasiado tiempo atendiéndolos, descuidando otras actividades dentro de la iglesia como es el evangelizar.

Una de las características del creyente que no crece es que continúa reaccionando conforme a los impulsos de la carne y no de acuerdo al Espíritu. El apóstol Pablo en su primera carta a los Corintios les dice: “De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo. Os di a beber leche, y no vianda; porque aún no erais capaces, ni sois capaces todavía, porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres?” (1 Corintios 3:1-3).

¿Cuánto tiempo hace que conociste a Cristo? ¿aun sigues siendo una carga para tu pastor y para tus hermanos en la fe, o has llegado a la madurez espiritual y puedes llevar la carga de la instrucción de un nuevo creyente? El apóstol Pedro nos desafía a “crecer en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo” (2 Pedro 3:18). Tratemos de alcanzar esa madurez espiritual. La manera de lograrlo es dedicando todos los días un tiempo a buscar el rostro del Señor, leyendo y meditando en su palabra y orando en busca de sabiduría y discernimiento espiritual y de la voluntad de Dios para nuestras vidas.

Oración:
Amoroso Padre, te ruego me ayudes a crecer espiritualmente. Dame fuerzas para dejar todo aquello que impide ese crecimiento y a concentrarme en crecer en el conocimiento de tu palabra, y en el poder de tu Santo Espíritu. En el nombre de Jesús, Amén.

¡Gracia y Paz!

Dios te Habla

jueves, 15 de enero de 2015

¡DESPIÉRTATE, TÚ QUE DUERMES!


¡DESPIÉRTATE, TÚ QUE DUERMES!

Efesios 5:8-17
“Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz (porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad), comprobando lo que es agradable al Señor. Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas; porque vergonzoso es aun hablar de lo que ellos hacen en secreto. Mas todas las cosas, cuando son puestas en evidencia por la luz, son hechas manifiestas; porque la luz es lo que manifiesta todo. Por lo cual dice: Despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos, y te alumbrará Cristo. Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor.”

En algunas regiones de África Central, muchas personas han sido afectadas por una enfermedad conocida como “la enfermedad del sueño”. En una epidemia que ocurrió entre 1901 y 1904, murieron más de 100,000 personas en una sola provincia. Esta enfermedad es causada por un parásito que transporta una mosca llamada tse-tsé. Cuando la mosca pica a una persona le transfiere el parásito, el cual se multiplica lenta pero firmemente en la sangre de la víctima. Es un proceso que no produce dolor, sino que se manifiesta con un estado de somnolencia hasta que finalmente causa la muerte de la persona infectada.

En el aspecto espiritual hay una “enfermedad” que se manifiesta de manera similar. Nuestro enemigo el diablo muchas veces utiliza la técnica de “adormecernos” o insensibilizarnos en nuestra vida espiritual con el fin de afectar nuestra comunión con Dios, detener nuestro crecimiento espiritual y separarnos de la presencia del Señor lo que eventualmente produce la muerte espiritual que no es más que la separación de Dios. Con este fin nos incita a que utilicemos nuestro tiempo en cosas que no nos edifican espiritualmente. Un ejemplo es la televisión. ¿Cuántas horas pasamos frente al televisor viendo una novela, o un evento deportivo o cualquier otra cosa? No es que todo lo que vemos en la televisión sea pecaminoso, pero es cierto que a veces dedicamos demasiado tiempo a esta actividad, y por lo tanto no dejamos lugar para edificarnos espiritualmente.

También, en estos tiempos modernos, la aparición del Internet ha dado lugar a otra forma de “adormecernos” en nuestra actividad espiritual. Muchas veces nos envolvemos tanto en este medio que no nos percatamos de que el tiempo ha pasado, y ya no hay tiempo para leer la Biblia, u orar, o hacer una llamada a un hermano enfermo o participar en alguna actividad de la iglesia que glorifique el nombre de Dios. Pero, ¿qué podemos hacer para evitar este adormecimiento espiritual?

En primer lugar, tenemos que estar conscientes del peligro de caer en esa pereza espiritual. Antes de que se conociese la relación de la mosca tse-tsé con la enfermedad del sueño, nadie se preocupaba por espantar las moscas. Después de descubrir la causa, la actitud de todo el mundo cambió e incluso el gobierno comenzó a limpiar el área de alrededor de las casas. Cortaron los matorrales y rociaron los criaderos con insecticida. Así crearon un medio ambiente donde la mosca no podía desarrollarse. En el aspecto espiritual es necesario crear un medio ambiente de limpieza para el alma, buscando diariamente una comunión con el Señor por medio de la oración y el estudio de la palabra de Dios. Las “moscas” de la tentación y del pecado no nos infestarán si mantenemos nuestra vida limpia y fortalecida con el poder de la palabra de Dios. La escritura de hoy nos exhorta a andar como sabios, “aprovechando bien el tiempo”, y a no ser “insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor”.

Hay un viejo dicho popular que dice: “Camarón que se duerme, se lo lleva la corriente”. Si no quieres que la corriente del pecado te lleve a la destrucción, despierta del sueño espiritual, y dale prioridad a la búsqueda de la voluntad de Dios y a obedecerla para que su luz redentora alumbre tu vida. Así dice el pasaje de hoy: “Despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos, y te alumbrará Cristo”.

Oración:
Amado Padre, por favor ayúdame a permanecer activo en las cosas de tu reino, y no permitas que las cosas de este mundo desvíen mi atención de lo que debe ser una prioridad: buscar tu voluntad y obedecerte. En el nombre de Jesús, Amén.

¡Gracia y Paz!

Dios te Habla

¡QUE TU VIDA ESPIRITUAL REFLEJE QUE TIENES VIDA!


¡QUE TU VIDA ESPIRITUAL REFLEJE QUE TIENES VIDA! No pienses como piensa el mundo o, incluso, como algunos cristianos: “hace años que dicen que Cristo viene por su iglesia, y aun no ha venido”. Para quienes piensan de esta manera, más les vale que estén preparados, porque cada uno de nosotros no estamos viviendo un día más, sino que cada día que pasa es un día menos, ya sea para encontrarnos con el Señor o para perdernos eternamente.

No seamos confiados ni conformistas, busquemos más del Señor para que nadie nos engañe. Estemos preparados en nuestro entendimiento y conocimiento de la Santa Palabra de Dios.

Romanos 13:11-14
“Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos. La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz. Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia, sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne”.


¡Gracia y Paz!

lunes, 12 de enero de 2015

¿ESTÁS CAMINANDO CON JESÚS CADA DÍA?



¿ESTÁS CAMINANDO CON JESÚS CADA DÍA?

Colosenses 2:6
"Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él"

Todo mundo sabemos que caminar 30 minutos al día, es una rutina económica y muy terapéutica. Es una de las mejores terapias preventivas que se pueden realizar para evitar las enfermedades cardiovasculares, que nos afecta a las personas mayores, a jóvenes deportistas y también a los niños. Caminar mejora la salud, porque produce una mejor calidad de vida, levanta el ánimo y fortalece los huesos.

Los cristianos no solo debemos ocuparnos de tener buena salud física, sino también es necesario fortalecer nuestra salud espiritual buscando al Espíritu Santo en la lectura bíblica diaria. Caminar con Cristo por 30 minutos leyendo La Biblia, indudablemente traerá a nuestra vida múltiples beneficios. El progreso en nuestra fe será de crecimiento diario, dando frescura a nuestra alma. Las verdades cristianas serán nuestro alimento espiritual diario que nos mantendrá firmes para enfrentar la tentación y el pecado.

Nunca es tarde para empezar. La palabra de Dios nos traerá sabiduría a nuestro diario vivir, la cual nos hará caminar más rápido y seguros, trayendo salud espiritual y firmeza junto a Cristo, nuestro Señor y Salvador, Amen.

¡Gracia y Paz!

Pan de Vida

jueves, 23 de octubre de 2014

ETAPAS DE CRECIMIENTO ESPIRITUAL (1 Corintios 13:11-13)


ETAPAS DE CRECIMIENTO ESPIRITUAL (1 Corintios 13:11-13)

El Creyente Entiende que debe seguir y servir a Cristo - Mateo 16:24 (Toma su cruz y le sigue); Entiende que debe cambiar sus prioridades - Mateo 10:37 (El Señor es su prioridad); Entiende que debe producir fruto - Juan 15:2 (Para eso ha sido escogido).

Es aquel que deja atrás las cosas de la carne - 1 Corintios 3:3 (Su vida espiritual marca diferencia); Es aquel que ya ha sufrido por causa de Cristo - 1 Pedro 2:21 (Para eso fuimos llamados); Es aquel que persevera a pesar de todo - Filipenses 3:14-15 (Tiene clara su meta).

Es reconocido por su Sabiduría - Job 32:10 (Puede haber jóvenes sabios); Es reconocido por su liderazgo - 1 Timoteo 5:1-3; (Tiene la capacidad para dirigir a un grupo de personas sin importar edades o sexo); Es reconocido por su carácter - Tito 2:2-4 (El Espíritu lo ha moldeado).

Todos somos parte del mismo CUERPO - 1 Corintios 2:12 (El cuerpo es uno, con muchos miembros); Todos debemos procurar la UNIDAD - Juan 17:20-21 (Jesús oró por unidad); Todos compartimos el mismo TRABAJO - Mateo 28:18-20 (Hacer discípulos); Todos tenemos los mismos FUNDAMENTOS - Efesios 4:4-6.


¡Gracia y Paz!

jueves, 9 de octubre de 2014

¿TIENES VISIÓN ESPIRITUAL PARA VER MÁS ALLÁ DE TUS PROBLEMAS?



¿TIENES VISIÓN ESPIRITUAL PARA VER MÁS ALLÁ DE TUS PROBLEMAS?

2 Corintios 4:3-4
“Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios”

En la escritura de hoy, el apóstol Pablo se refiere a los incrédulos, a quienes no han tenido un encuentro personal con Jesucristo, y de ellos dice que “el dios de este siglo”, satanás, ha cegado su entendimiento, “para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo”. Sin un conocimiento de Dios y de sus propósitos revelados en su Palabra, el hombre vive con su mente empañada por el pecado, y en el mejor de los casos tiene una imagen borrosa de Dios. Generalmente cree que está disfrutando su vida, pero cuando tiene un encuentro con Jesús y comienza a tener una relación con Dios a través de su Hijo, la imagen borrosa desaparece y una nueva y clara imagen espiritual ocupa su lugar. Entonces puede comparar su nueva vida con la anterior y se da cuenta de lo que se estaba perdiendo. A medida que profundizamos en nuestra relación con el Señor, nuestra fe crecerá y nuestra vista espiritual irá desarrollándose. Así dice Jesús en Juan 8:12: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”. Esta es la única y verdadera luz que puede alumbrar nuestras vidas y darnos discernimiento espiritual. Y a medida que nos acerquemos más a él y le conozcamos más, mejor será nuestra visión espiritual.

La Biblia cuenta en 2 Reyes capítulo 6 que el rey de Siria tenía guerra contra Israel, y el profeta Eliseo revelaba al rey de Israel los planes secretos de sus enemigos, lo que le permitía prepararse anticipadamente. Cuando el rey sirio se enteró de esto decidió eliminar a Eliseo, el cual residía en la ciudad de Dotán. “Entonces envió el rey allá gente de a caballo, y carros, y un gran ejército, los cuales vinieron de noche, y sitiaron la ciudad” (2 Reyes 6:14). Al levantarse en la mañana, Eliseo vio que el poderoso ejército sirio tenía rodeada la ciudad. “Entonces su criado le dijo: ¡Ah, señor mío! ¿Qué haremos? Él le dijo: No tengas miedo, porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos. Y oró Eliseo, y dijo: Te ruego, oh Señor, que abras sus ojos para que vea. Entonces el Señor abrió los ojos del criado, y miró; y he aquí que el monte estaba lleno de gente de a caballo, y de carros de fuego alrededor de Eliseo” (2 Reyes 6:15-17). Una vez Dios abrió los ojos al criado de Eliseo, éste pudo ver con claridad los ejércitos celestiales que estaban de su parte, y entonces desapareció el miedo y le llenó la certeza de una victoria que antes no concebía, de la cual pudieron disfrutar poco después.

¡Cuánto más fácil sería nuestra vida si tuviéramos esa visión espiritual que nos permitiera ver lo que hay detrás de las circunstancias que nos rodean y de los problemas que causan temor e incertidumbre en nosotros! Esto sólo podemos lograrlo acercándonos más al Señor y cultivando una íntima comunión con él por medio de la lectura de la Biblia y la oración cada día de nuestras vidas. Entonces el Espíritu Santo nos dará discernimiento y una visión espiritual que nos hará mucho más fácil, como al criado de Eliseo, ver la victoria detrás de las situaciones difíciles de esta vida.


¡Gracia y Paz!
Dios te Habla

martes, 8 de julio de 2014

¿ESTÁS CUIDANDO TU CRECIMIENTO ESPIRITUAL?



¿Estás cuidando tu crecimiento Espiritual?

Gálatas 5:16-23
“Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley. Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley”

En esta escritura, el apóstol Pablo escribe una lista de “las obras de la carne”, es decir las acciones que normalmente ejecuta el ser humano guiado por “los deseos” de su naturaleza carnal. Producto de aquel primer pecado de Adán y Eva, el cual los separó de su Creador, y que ha sido transmitido de generación en generación a través de los siglos, todos hemos nacido con esta tendencia hacia el pecado. La terrible consecuencia es “que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios”. La muerte y resurrección de Jesucristo no sólo nos ha justificado delante de Dios, sino que también nos ha capacitado para rechazar esos deseos carnales y vivir una vida agradable a nuestro Padre celestial por medio del poder del Espíritu Santo que viene a morar en todos los que hemos aceptado a Jesús como nuestro suficiente salvador.

Dice Pablo que debemos andar en el Espíritu para no satisfacer los deseos de la carne. Esto es muy fácil decirlo, pero muy difícil hacerlo, simplemente porque nuestra naturaleza pecaminosa se opone rotundamente a todo lo que proviene del Espíritu Santo. Pareciera imposible para nosotros, por mucho que lo deseemos, andar en el Espíritu por nuestras propias fuerzas. De hecho, la única manera de caminar en el Espíritu es estar conscientes de nuestra incapacidad para lograrlo y entonces clamar a Dios por su ayuda.

“Andar en el Espíritu” implica que renunciemos a nuestros propios deseos, rendirnos a la autoridad de Cristo, y permitir que el Espíritu Santo controle nuestras acciones. Es morir a los deseos de la carne y vivir a semejanza la vida que Jesucristo vivió. El apóstol Pablo entendió perfectamente este concepto y así escribió en esta carta a los Gálatas: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gálatas 2:20). Esta debe ser la meta ideal de todo cristiano. Para ello debemos pasar por un proceso en el cual el Espíritu Santo nos va puliendo, pero al mismo tiempo nosotros debemos hacer un esfuerzo para rechazar los deseos que antes nos controlaban, y así dar lugar a que se manifieste la vida de Cristo.

Habrá ocasiones en las que fallemos. Quizás en algunos momentos de debilidad cometamos errores que pongan de manifiesto nuestra vieja naturaleza. Pero estos son momentos que Dios puede usar para instruirnos y capacitarnos para seguir adelante con más conocimiento y poder. Sin embargo es necesario que estemos prestos a escuchar la voz del Espíritu Santo. Nada debe distraernos, ni debemos tratar de arreglar las cosas por nosotros mismos. Dejemos que Jesús nos muestre el camino. Demos el primer paso sometiéndonos a la voluntad de Dios para que Él nos dé discernimiento espiritual.

Si deseamos crecer espiritualmente debemos aprender a mantenernos en la presencia de Dios, escuchar su voz y obedecer sus instrucciones. Cuando la tentación toque a nuestra puerta, cuando esos pensamientos pecaminosos vengan a nuestra mente, cuando las circunstancias a nuestro alrededor sean propicias para actuar conforme a “los deseos de la carne”, entonces arrodillémonos ante el trono de la gracia y humildemente confesar nuestra debilidad al Señor y suplicarle que su Santo Espíritu tome control de nuestra mente, de nuestro corazón y de nuestro espíritu. Entonces podremos “andar en el Espíritu”.

ORACIÓN:
Padre santo, yo anhelo caminar en tu Espíritu siempre. Reconozco que soy incapaz de hacerlo por mí mismo, pero sé que todo lo puedo en Cristo que me fortalece. Ayúdame a rendirme a ti totalmente, y que tu Espíritu controle cada área de mi vida. En el nombre de Jesús, Amén.

¡Gracia y Paz!
Dios te Habla

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jueves, 3 de julio de 2014

¿CÓMO ESTÁS VIVIENDO EL PROCESO DE LA OBRA QUE DIOS ESTÁ HACIENDO EN TU VIDA?



¿Cómo estás viviendo el proceso de la obra que Dios está haciendo en tu vida?

Romanos 8:29
“Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos”.

A través de toda nuestra vida cristiana, Dios obra en nosotros con el fin de hacernos “conformes a la imagen de su Hijo”. Quizás has leído y escuchado este pasaje muchas veces, pero ¿te has detenido alguna vez a meditar profundamente sobre lo que verdaderamente significa ser “conforme a la imagen de su Hijo”?

Cuando recibimos a Jesucristo como Salvador y Señor de nuestras vidas, él viene a morar en nuestros corazones en la persona del Espíritu Santo (2 Corintios 1:21-22). Esto significa que cuando Dios Padre nos mira desde el cielo, él ve la presencia de su Hijo en nosotros. Pero al mismo tiempo hay muchas cosas en nuestras vidas que afectan negativamente esta imagen de Cristo. Por lo tanto, a medida que crecemos en nuestra relación con el Señor, Dios va eliminando esos obstáculos que afectan nuestra intimidad con él. Así es que cada uno de nosotros puede ser llamado una “obra en progreso”, mientras Dios continuamente, por medio de su Santo Espíritu, va puliendo nuestras vidas para que reflejen mejor la imagen de Jesucristo.

Dios pule nuestras vidas hasta hacer de ellas una obra maravillosa, así como lo hace un escultor con una piedra. Cuando él nos mira, él ve a su Hijo Jesucristo en nosotros. Y es a través de la lectura de su palabra, nuestro tiempo de comunión con él, las circunstancias, las dificultades y aflicciones, nuestros errores, las personas que nos rodean, etc., como nos va dando forma con el fin de que Jesucristo tome vida en nosotros. La diferencia entre la escultura y el proceso espiritual es que en éste nosotros tenemos parte activa. Este es el proceso de santificación en el cual Dios espera nuestra participación. Lo primero que tenemos que entender es que no podemos continuar pensando y actuando como antes, sino que debemos cambiar nuestra manera de pensar y de actuar. En relación a esto, el apóstol Pablo escribe en su carta a los Romanos: “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta” (Romanos 12:2).

En este proceso de santificación fallaremos y caeremos en muchas ocasiones, mas con la ayuda de Dios nos levantaremos en cada ocasión y continuaremos hacia adelante. Mientras crecemos en nuestro entendimiento de la verdad bíblica y continuamente la apliquemos a nuestras vidas, y a medida que profundizamos en nuestra comunión con Dios por medio de la constante oración, la transformación se va llevando a cabo en nosotros. Esto no podemos hacerlo por nosotros mismos, pues nuestra naturaleza carnal se niega a renunciar a sus deseos y costumbres, pero si permitimos a Cristo vivir su vida a través de nosotros poco a poco nos iremos pareciendo a él. De esto podemos estar seguros pues la Biblia dice que “el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo” (Filipenses 1:6).

Decide hoy traer delante de la presencia de Dios todo aquello que tienes que eliminar de tu vida para que puedas reflejar a todo el mundo la imagen de Jesucristo. “Echa sobre el Señor tu carga, y él te sustentará”, como dice el Salmo 55:22. Asimismo nos manda a hacer nuestro Padre en Hebreos 12:1-2, donde dice: “Despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe”. Obedece la palabra de Dios, establece una íntima comunión con el Señor y cada día te irás pareciendo más a Cristo.

ORACIÓN:
Amante Padre celestial, te ruego me ayudes a obedecer tu palabra y a buscar tu rostro en oración cada día, para que logres tu propósito en mi vida: que yo sea conforme a la imagen de tu Hijo. En el santo nombre de Jesús, Amén.

¡Gracia y Paz!

martes, 1 de julio de 2014

¿Necesitas Fortaleza Espiritual?



¿Necesitas Fortaleza Espiritual?

La única manera que tiene una mujer creyente para recibir fortaleza en su ánimo, es el Espíritu Santo. Ese poder está a tu alcance, mi amada hermana. Si Cristo vive en tu corazón entonces estás conectada a la fuente de poder que te va a levantar y a sostener en cualquier situación difícil que enfrentes hoy. No es sólo la fuerza física externa, es la fortaleza en tu corazón, es un poder para poder creer por encima de cualquier situación que estés viviendo, es el poder que te va a ayudar a perseverar en tu fe para no volver atrás.

Fortalécete con el Espíritu Santo en esa enfermedad, en ese pleito legal, en ese desempleo, en esa relación rota, en este tiempo de desierto.

Oración:
“Precioso y amado Padre Celestial, por favor permite que tu santo Espíritu, venga y llene hoy todo mi ser con su unción fresca y poderosa; que traiga fuerza y poder en mi ánimo, que me fortalezca en ti para soportar cualquier cosa que hoy enfrente; porque sé que sólo con tu ayuda veré tu gloria en mi vida. En el nombre de Jesús, Amén”.

“Pido al padre que de su gloriosa riqueza les dé a ustedes, interiormente, poder y fuerza por medio del Espíritu de Dios” (Efesios 3:16) (NTV).


¡Gracia y Paz!

Mujer de Vanguardia

miércoles, 25 de junio de 2014

¿SABES DIFERENCIAR LO VERDADERO DE LO FALSO?



¿Sabes diferenciar lo verdadero de lo falso?

Proverbios 12:17
“El que habla verdad declara lo que es justo, pero el testigo falso afirma mentiras”.

Desde muy pequeños oímos a nuestros padres hablar acerca de la “verdad” y de la “mentira”. Nos dicen que debemos decir siempre la verdad, que nunca debemos decir mentiras. Pero a medida que crecemos y envejecemos nos va resultando más difícil entender exactamente qué es la verdad, dónde está la verdad de la vida, cuánto de todo lo que leemos, oímos y vemos es verdad y cuánto es mentira. Hay ocasiones en las que muchos están en desacuerdo con algo que han oído y dicen: “¡Esto es mentira!”, mientras que otros dicen acerca de lo mismo: “¡Esto es verdad!” Entonces, ¿qué es la verdad?

Cuando se acercaba el momento de su muerte, Jesús les habló a sus discípulos tratando de alentarlos y de eliminar cualquier duda o temor de ellos. “No se turbe vuestro corazón…”, les dice, “…creéis en Dios, creed también en mí” (Juan 14:1). Y seguidamente les afirma: “Voy, pues, a preparar lugar para vosotros”. Finalmente hace esta poderosa afirmación: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (v.6). Es decir, no es Jesús uno de muchos caminos; él es el único "camino" al Padre. De igual manera, no es Jesús alguien que enseña la verdad; él es “la verdad.” Jesucristo, el Hijo de Dios, el Verbo encarnado es la única y absoluta verdad, la cual encontramos en las Escrituras. Y quienes le reciben tienen vida eterna porque él es “la vida”.

En Juan capítulo 5, Jesús se enfrenta a un grupo de judíos que procuraban matarlo porque había sanado a un paralítico en el día de reposo. También lo acusaban de otras cosas, entre ellas porque “decía que Dios era su propio Padre, haciéndose igual a Dios” (v.18). Estos eran los mismos religiosos que se esforzaban por aparentar que andaban en los caminos correctos, que eran grandes conocedores y estrictos cumplidores de la ley de Dios. Por eso el Señor les dice: “Examináis las Escrituras porque vosotros pensáis que en ellas tenéis vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí; y no queréis venir a mí para que tengáis vida” (v.39). Es decir: "Ustedes leen las Escrituras pero no creen la verdad que hay en ellas; por eso no vienen a mí para que tengan vida". Todo esto porque ellos preferían seguir sus propios rituales y tradiciones.

No existe otra manera de conocer la verdad que no sea escudriñando las Escrituras, meditando en ellas, y aplicándolas en nuestras vidas. Entonces y sólo entonces seremos libres. Así les dijo Jesús a unos judíos que habían creído en él: “Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:31-32). La única manera de salir de la esclavitud de la mentira y construir una barrera contra lo falso es saturando la mente con la verdad.

La Biblia debe ser nuestra guía. Toda pregunta, toda duda, toda confusión debe ser aclarada bajo la luz poderosa de la Palabra de Dios. ¿Qué crees en cuanto al matrimonio? ¿Es para toda la vida? ¿O crees que está bien desertar cada vez que se vuelva inconveniente o un estorbo para tu vida? ¿Y qué de los hijos, los amigos, el dinero, la iglesia, los pastores? ¿Qué de asuntos morales como la delincuencia, el aborto, la homosexualidad, el adulterio y la fornicación? Si no estás seguro acerca de cualquiera de estos temas u otros, es necesario que leas la Biblia y que la escudriñes hasta que escuches la respuesta de Dios. Pregunta al Espíritu Santo: “¿Qué quiere decirme el Señor por medio de este pasaje?” No preguntes como el mundo pregunta: “¿Cómo puedo interpretar este pasaje, de manera que me resulte conveniente?”

Pídele a Dios que él forme tus convicciones a través de su Palabra. Hazte el hábito de dedicar un tiempo cada día a la lectura de la Biblia y la oración. Si meditas detenidamente en la enseñanza de hoy y la crees de corazón, el Espíritu Santo obrará en tu vida capacitándote para discernir y diferenciar lo verdadero de lo falso. Entonces conocerás la verdad y disfrutarás plenamente de una vida llena de la paz y el gozo del Señor.

ORACIÓN:
Amoroso Padre celestial, gracias te doy por tu Palabra, pues a través de ella puedo conocer la verdad. Dame discernimiento espiritual para poder sacar de ella el conocimiento que necesito para diferenciar lo falso de este mundo de lo verdadero que proviene de ti. En el nombre de Jesús, Amén.

¡Gracia y Paz!

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