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miércoles, 7 de diciembre de 2016
jueves, 7 de julio de 2016
¿SIENTES TU CORAZÓN ENDURECIDO?
¿Sientes que ha disminuido tu pasión por el Señor? ¿Notas
que no hay el mismo fervor en tu corazón por las cosas de Dios? ¿No sientes
deseos de orar o de leer la Palabra de Dios? ¡Mucho cuidado con esa tendencia
hacia el endurecimiento y la indiferencia espiritual! Inmediatamente
arrodíllate, y pide al Señor que renueve en ti el fuego de su Espíritu, y que
su paz y su gozo te inunden. Y hazte el propósito de tener un tiempo diario en
el que leas la Biblia, y medites en ella, y te unas en espíritu de oración a tu
Padre celestial.
Hebreos 3:12-13
“Mirad, hermanos, que en ninguno de vosotros
haya corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo. Antes
exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice Hoy; porque
ninguno de vosotros se endurezca con engaño de pecado”.
ORACIÓN:
Bendito Señor y
Dios mío, te ruego que cuides mi corazón, y no permitas que se endurezca ni se
vuelva insensible a la voz de tu Espíritu. Ayúdame a permanecer cerca de ti
cada día de mi vida, adorándote, obedeciéndote y sirviéndote como tú mereces.
En el nombre de Jesús, Amén.
“Gracia y Paz”
miércoles, 6 de julio de 2016
Juan 6:52-58
Juan 6:52-58
“Los judíos entonces contendían entre sí,
diciendo: ¿Cómo puede éste darnos a comer su carne? Entonces Jesús les dijo: En
verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del Hombre y bebéis
su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre,
tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el día final. Porque mi carne es
verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe
mi sangre, permanece en mí y yo en él. Como el Padre que vive me envió, y yo
vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí. Este es
el pan que descendió del cielo; no como el que vuestros padres comieron, y
murieron; el que come este pan vivirá para siempre”.
miércoles, 20 de abril de 2016
¡EL ESPÍRITU DEL SEÑOR PRODUCE LIBERTAD!
Cuando el Espíritu del Señor está en nosotros se produce
un estado de libertad, porque el fruto del Espíritu es Amor, Paz, Gozo, Fe,
Paciencia, Bondad, Benignidad y Dominio Propio. De tal manera, la presencia del
Espíritu de Dios nos da la capacidad de vencer las debilidades humanas.
Necesitamos vivir en la libertad que nos da el Espíritu de Dios para amar por
decisión a pesar de todo. Eso no es fácil, y precisamente por esa razón, lo
necesitamos a EL.
Para que el Espíritu del Señor esté en nosotros, tenemos
que vivir en obediencia a su palabra. Si no vivimos en obediencia, es imposible
que el Espíritu de Dios y por supuesto tampoco su fruto esté en nosotros. Toma
la decisión de vivir en obediencia a la palabra de Dios y pídele a Dios que te
ayude en tu debilidad. Suelta ya esa atadura que impide que el Espíritu del Señor
venga a tu vida. Suelta esa falta de perdón, suelta esa adicción, suelta tus
ataduras materiales. Deja todo lo que te estorbe para que el Espíritu del Señor
establezca su señorío sobre tu vida.
2 Corintios 3:17
“Porque el Señor es el Espíritu; y donde
está el Espíritu del Señor, allí hay libertad”
miércoles, 13 de enero de 2016
lunes, 2 de noviembre de 2015
CADA DIFICULTAD QUE TENEMOS EN LA VIDA ES POR UN MOTIVO....
Santiago 1:2-4
“Hermanos míos, considérense muy dichosos
cuando estén pasando por diversas pruebas. Bien saben que, cuando su fe es puesta a prueba, produce paciencia. Pero
procuren que la paciencia complete su obra, para que sean perfectos y cabales,
sin que les falte nada. Si alguno de ustedes requiere de sabiduría, pídasela a
Dios, y él se la dará, pues Dios se la da a todos en abundancia y sin hacer ningún
reproche”.
jueves, 23 de abril de 2015
¿ALGUNA VEZ HAS SENTIDO SED DE DIOS?
¿ALGUNA VEZ HAS SENTIDO SED DE DIOS?
Salmo 42:1-2
“Como el ciervo brama por las corrientes de
las aguas, Así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios,
del Dios vivo; ¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?”
¿Alguna vez has sentido sed de Dios? ¿Entiendes lo que
David sentía cuando en el pasaje de hoy escribió: “Mi alma tiene sed de Dios”?
En realidad cada uno de nosotros, en el transcurso de nuestras vidas, sentirá
en diferentes ocasiones “sed” y también “hambre” de muchas cosas, es decir
“necesidad urgente” de algo. Muchos estudios demuestran que además de las
necesidades físicas de agua, comida y otras cosas los seres humanos
experimentan también necesidades espirituales y emocionales, como amor,
aceptación, paz y seguridad, entre ellas.
Es muy común que una persona pase años buscando alguien o
algo que satisfaga sus necesidades de todo tipo. Y en medio de esa búsqueda
puede encontrar fracaso tras fracaso, golpe tras golpe que dejan en su vida
huellas imborrables. Lo peor de todo es que, generalmente, no es capaz de
entender que la única fuente de verdadera y máxima satisfacción es Dios. En él,
y solamente en él está la aceptación, la seguridad, el amor, el gozo y la paz
que tanto anhela el ser humano. Cuando entendemos esto profundamente, y nos
acercamos al Señor de todo corazón estableciendo una íntima comunión con él,
nos sentiremos satisfechos en el aspecto espiritual, emocional y hasta
físicamente, y por añadidura nuestras necesidades materiales serán también suplidas,
de acuerdo a la promesa de Filipenses 4:19: “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que
os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús”.
David era un hombre “conforme al corazón de Dios”, dice 1
Samuel 13:14. Su constante anhelo era estar cerca del Señor y disfrutar
plenamente de la paz y el gozo que sólo se encuentran en su presencia. Así lo
manifiesta en el pasaje de hoy, y también en el Salmo 63 cuando estando
escondido en el desierto de Judá, huyendo del rey Saúl y su ejército, escribió:
“Dios, Dios mío eres tú; de madrugada te buscaré; mi alma tiene sed de ti, mi
carne te anhela”. Allí en medio de terribles circunstancias, David satisfizo su
sed y hambre de Dios y encontró paz y consuelo en su santa presencia.
Al igual que David, nosotros podemos satisfacer nuestra
sed espiritual bebiendo de la fuente inagotable que es nuestro Señor
Jesucristo. Recordemos lo que dijo Jesús a la mujer samaritana junto al pozo de
Jacob: “Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que
bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás” (Juan 4:13-14). Él es el
único que puede llenar totalmente cualquier necesidad nuestra. Cuando estés
totalmente convencido de esta realidad, y tomes la decisión de buscar en el
Señor la satisfacción de todas tus necesidades, el Espíritu Santo pondrá en ti
esa sed de Dios que te hará desearlo intensamente, y en la medida que busques
su rostro, él te llenará más y más y tu comunión con el Señor será cada vez más
íntima. Así tu corazón se llenará del gozo y la paz de Dios.
Hazte el propósito de pasar un tiempo cada día en la
presencia de Dios. Lee la Biblia, medita en sus enseñanzas, ora, adora y alaba
al Señor. Si persistes en esta rutina diaria, el Espíritu Santo te llenará de
tal paz y gozo, que empezarás a sentir un deseo intenso de disfrutar plenamente
de ese tiempo, y anhelarás estar siempre en la presencia de Dios. Y al igual
que David podrás declarar “Dios mío, mi alma tiene sed de ti”.
ORACIÓN:
Querido Padre celestial, te suplico que pongas en mi
corazón una sed profunda de ti, de manera que yo sienta la necesidad de
buscarte cada día y disfrutar de tu santa presencia. En el nombre de Jesús,
Amén.
¡Gracia y Paz!
Dios te Habla
lunes, 23 de marzo de 2015
¿SABES CÓMO NOS AYUDA EL ESPÍRITU SANTO?
Juan 16:5-15
“Pero ahora voy al que me envió; y ninguno
de vosotros me pregunta: ¿A dónde vas? Antes, porque os he dicho estas cosas,
tristeza ha llenado vuestro corazón. Pero yo os digo la verdad: Os conviene que
yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si
me fuere, os lo enviaré. Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de
justicia y de juicio. De pecado, por cuanto no creen en mí; de justicia, por
cuanto voy al Padre, y no me veréis más; y de juicio, por cuanto el príncipe de
este mundo ha sido ya juzgado. Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora
no las podéis sobrellevar. Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os
guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que
hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. El me
glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber. Todo lo que tiene el
Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber”.
En este pasaje Jesús conversaba con sus discípulos, como
en tantas otras ocasiones lo había hecho. Habían transcurrido ya tres años
desde que él los escogió a ellos para que lo acompañaran en su ministerio aquí
en la tierra. Durante ese tiempo Jesús había convivido con ellos, los había
enseñado a orar, les había revelado muchas cosas que sólo él y el Padre sabían
y los había preparado para la misión que les dejaría encomendada. Ellos habían
encontrado en el Maestro la paz y el gozo que nunca antes habían experimentado,
su amor, su compasión, su poder sobrenatural. Ahora, Jesús les anuncia su
próxima partida, y les dice: “Os conviene que yo me vaya”. ¿Cómo podrían ellos
entender esto?
Jesús les explica el por qué: “Porque si no me fuera, el
Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré”. El fin
principal del Espíritu Santo, también llamado Consolador (“Paracletos” en
Griego), es consolar, guiar, liberar, enseñar y capacitar a los creyentes.
Cuando aceptamos a Jesucristo como nuestro Salvador, el Espíritu Santo viene a
morar en nosotros, y desde ese momento comienza su obra de transformación en
nuestras vidas. El Espíritu Santo está siempre listo para ayudarnos en
cualquier situación que requiera ayuda espiritual o emocional.
Una de las principales funciones del Espíritu Santo es
ayudarnos en la oración. Romanos 8:26 dice: “Y de igual manera el Espíritu nos
ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo
sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles”.
La carga que nos mueve a orar, que en ocasiones sentimos, proviene de él. Él
conoce todas las tentaciones que nos esperan más adelante y las situaciones
difíciles por las que tendremos que pasar, y nos urge a hablar con nuestro
Padre. Cuando sientas esa urgencia para orar, lo último que debes hacer es
ignorarla.
En 1 Tesalonicenses 5:19, la Biblia nos advierte: “No
apaguéis al Espíritu”. Es decir, cuando ignoramos el llamado del Espíritu,
estamos reprimiendo su acción en nuestras vidas y con seguridad nos perderemos
de muchas bendiciones. Por el contrario, cuando respondemos a su llamado y
disponemos nuestros corazones para actuar obedientemente, estamos aceptando el
plan de Dios. De esta manera correspondemos al amor que Dios ha manifestado en
nuestras vidas, y profundizamos en nuestra relación con él. Sin la poderosa
acción transformadora del Espíritu Santo en nuestras vidas, no hay manera de
que se lleve a cabo el propósito de Dios de que seamos “hechos conformes a la
imagen de su Hijo” (Romanos 8:29).
Jesús también dijo a sus discípulos en Juan 14:26: “Mas
el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os
enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho”. Por eso
debemos leer diariamente la palabra de Dios, que es “la espada del Espíritu;
orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu” (Efesios
6:17-18). El Consolador entonces producirá en nosotros su fruto, nos llenará de
“la paz que sobrepasa todo entendimiento” y nos dará la fortaleza espiritual para
vivir una vida con sabiduría.
ORACIÓN:
Bendito Padre celestial, te doy gracias por tu Santo
Espíritu que me redarguye, me enseña, me guía y me llena de tu paz y tu gozo en
momentos difíciles de mi vida. Te ruego me ayudes a ser sensible al llamado de
tu Espíritu y a estar siempre dispuesto a seguir su dirección En el nombre de
Jesús, Amén.
¡Gracia y Paz!
Dios te Habla
viernes, 20 de marzo de 2015
¿SOBRE QUÉ CIMIENTOS ESTÁS EDIFICANDO TU VIDA?
Mateo 7:24-27
“Cualquiera, pues, que me oye estas
palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa
sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y
golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca.
Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un
hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y
vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y
cayó, y fue grande su ruina”.
En enero de 2010 un devastador terremoto sacudió a Haití,
destruyendo más del 70 por ciento de los edificios en esa nación caribeña. El
Palacio Presidencial, el edificio del Congreso y básicamente los más
importantes edificios del gobierno y de las principales industrias del país
fueron convertidos en ruinas por el poderoso sismo de 7.0 de magnitud en la
escala de Richter. Sin embargo, un edificio de 11 pisos perteneciente a la
compañía telefónica, permaneció prácticamente intacto después del terremoto. ¿A
qué se debió la diferencia? El ingeniero haitiano Hans Zennid, el cual fue el
responsable de asegurarse que este edificio fuera construido a prueba de
terremotos, dijo que cuando él comenzó a diseñar los planos para el edificio,
lo primero que hizo fue un análisis del suelo, y teniendo en cuenta la
posibilidad de un sismo de por lo menos una magnitud de 7.0, añadió a los
cimientos un 15 por ciento más de concreto reforzado con acero de lo que
normalmente se acostumbra. Esta medida fue la causa de que ese edificio
resistiera el embate del fenómeno natural, mientras que los demás edificios fueron
destruidos.
En el pasaje de hoy, Jesús nos muestra una situación muy
parecida a esta. La casa edificada sobre la roca resistió la embestida de la
lluvia, los vientos y los ríos crecidos, "y no cayó", mientras que la
casa construida sobre la arena no aguantó la arremetida de estos fenómenos
naturales, “y cayó, y fue grande su ruina”. El Señor compara la primera de las
dos situaciones con alguien que “oye estas palabras, y las hace”, mientras que
en el segundo caso se refiere a una persona que “oye estas palabras y no las
hace”. Dos actitudes diferentes, dos resultados opuestos. El primero escucha
las palabras del Señor y obedece sus instrucciones. Por esta razón el resultado
es favorable. El segundo, igualmente las escucha pero hace caso omiso de las
mismas. Y su desobediencia le trae malas consecuencias. De esto se trata esta
enseñanza, de la obediencia y los buenos resultados de obedecer, y de la
desobediencia y sus lamentables consecuencias.
Derivado de nuestra
naturaleza pecaminosa y rebelde, a muchas personas nos resulta difícil escuchar
instrucciones. Mucho más difícil nos es obedecerlas al pie de la letra. Pero
esto es precisamente lo que el Señor espera que hagamos: oír sus palabras, es
decir, conocer sus instrucciones y llevarlas a la práctica. Si no lo hacemos, vamos a sufrir malas consecuencias. Por esto, el Señor
nos aconseja: “Sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores,
engañándoos a vosotros mismos” (Santiago 1:22). La obediencia a la palabra de
Dios es el único fundamento firme y permanente para la vida. Toda vida fundada
en la obediencia a esta palabra está segura, por fuertes que sean las tormentas
que la azoten.
En algún momento la prueba llegará a toda persona, ya sea
buena o mala. En esta vida nadie está exento de aflicciones y sufrimientos,
pero las consecuencias de la prueba dependerán siempre del fundamento en que
haya edificado su vida. Jesús les dijo a sus discípulos: “En el mundo
encontrareis aflicción, pero confiad, yo he vencido al mundo” (Juan 16:33). Si
nuestras vidas han sido edificadas en la fe y la confianza en el amor y el
poder de Dios, nos será fácil, en medio de la prueba, confiar en él y echarnos
en sus brazos con la plena seguridad de que todo estará bien.
Hagámonos el firme propósito de edificar nuestras vidas
sobre el fundamento de la palabra de Dios. Leamos la Biblia todos los días,
meditemos en ella y pongámosla en práctica en nuestra vida. Sólo así permaneceremos
firmes en el momento de la prueba y podremos disfrutar de la paz y la victoria
que el Señor Jesucristo nos ofrece.
ORACIÓN:
Amante Padre celestial, te doy gracias por tu santa
palabra, la cual es verdad y poder para salvación. Por favor ayúdame a edificar
mi vida sobre ella y a obedecerla siempre. En el nombre de Jesús, Amén.
¡Gracia y Paz!
Dios te Habla
lunes, 9 de febrero de 2015
¿VIVES INMADUREZ ESPIRITUAL?
Hebreos 5:12-14
“Porque debiendo ser ya maestros, después de
tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los
primeros rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales que
tenéis necesidad de leche, y no de alimento sólido. Y todo aquel que participa
de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño; pero el
alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso
tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal”.
La Biblia dice que cuando aceptamos a Jesucristo como
nuestro Salvador nacemos espiritualmente. Así le dijo Jesús a Nicodemo: “De
cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el
reino de Dios” (Juan 3:3). Y en su segunda carta a los corintios el apóstol
Pablo escribió: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es” (2
Corintios 5:17). Es decir, al momento de nuestra conversión somos “bebés
espirituales”. Entonces, al igual como sucede en el aspecto físico, se espera
que crezcamos espiritualmente hasta llegar a alcanzar la madurez. Sin embargo
hay creyentes que no siguen este proceso normal del crecimiento y permanecen en
la etapa inicial necesitando ser alimentados, en lugar de que ellos alimenten a
nuevos creyentes.
En la escritura de hoy, se habla de un grupo de judíos
convertidos que ya deberían de ser lo suficientemente maduros como para enseñar
a otros, pero que seguían siendo inmaduros espiritualmente. Eran como niños
lactantes necesitados de atención, y que no producían fruto espiritual. Eran oIDORES MAS NO HACEDORES DE la palabra.
Quienes actúan de esta manera se quedan en un estado de perpetua infancia
espiritual.
En el siguiente capítulo de esta misma carta, podemos ver
una clara exhortación a que dejen a un lado las cosas infantiles y maduren.
Dice Hebreos 6:1: “Por tanto dejando ya los rudimentos de la doctrina de
Cristo, vamos adelante a la perfección...” La palabra “perfección” aquí
significa “madurez”. A aquellos a quien se les enviaba esta carta se les pedía
que dejaran ya la etapa inicial de “la leche”, y que crecieran a la “madurez”
alimentándose del alimento sólido de la Palabra de Dios.
Si los creyentes NO buscamos alimentarnos apropiadamente
con “alimento sólido” que es la Palabra de Dios, seguro que NO creceremos
espiritualmente, y siempre vamos a estar raquíticos y desnutridos, y nuestra
actitud será como la de un niño inexperto que depende de los demás. Muchas
iglesias hoy viven este problema, porque cuando deberían de ser Talleres de
Evangelización, sólo son “guarderías” para niños pequeños y llorones.
Ciertamente una iglesia organizada debe tener una guardería para los nuevos
cristianos, pero éstos deben crecer y desarrollarse de manera que pronto estén
listos para servir. Cuando los bebés espirituales no crecen, los obreros tienen
que pasar demasiado tiempo atendiéndolos, descuidando otras actividades dentro
de la iglesia como es el evangelizar.
Una de las características del creyente que no crece es
que continúa reaccionando conforme a los impulsos de la carne y no de acuerdo
al Espíritu. El apóstol Pablo en su primera carta a los Corintios les dice: “De
manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a
carnales, como a niños en Cristo. Os di a beber leche, y no vianda; porque aún
no erais capaces, ni sois capaces todavía, porque aún sois carnales; pues
habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y
andáis como hombres?” (1 Corintios 3:1-3).
¿Cuánto tiempo hace que conociste a Cristo? ¿aun sigues
siendo una carga para tu pastor y para tus hermanos en la fe, o has llegado a
la madurez espiritual y puedes llevar la carga de la instrucción de un nuevo
creyente? El apóstol Pedro nos desafía a “crecer en la gracia y el conocimiento
de nuestro Señor y Salvador Jesucristo” (2 Pedro 3:18). Tratemos de alcanzar
esa madurez espiritual. La manera de lograrlo es dedicando todos los días un
tiempo a buscar el rostro del Señor, leyendo y meditando en su palabra y orando
en busca de sabiduría y discernimiento espiritual y de la voluntad de Dios para
nuestras vidas.
Oración:
Amoroso Padre, te ruego me ayudes a crecer
espiritualmente. Dame fuerzas para dejar todo aquello que impide ese
crecimiento y a concentrarme en crecer en el conocimiento de tu palabra, y en
el poder de tu Santo Espíritu. En el nombre de Jesús, Amén.
¡Gracia y Paz!
Dios te Habla
jueves, 15 de enero de 2015
¡DESPIÉRTATE, TÚ QUE DUERMES!
¡DESPIÉRTATE, TÚ QUE DUERMES!
Efesios 5:8-17
“Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas
ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz (porque el fruto del
Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad), comprobando lo que es agradable
al Señor. Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más
bien reprendedlas; porque vergonzoso es aun hablar de lo que ellos hacen en
secreto. Mas todas las cosas, cuando son puestas en evidencia por la luz, son
hechas manifiestas; porque la luz es lo que manifiesta todo. Por lo cual dice:
Despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos, y te alumbrará Cristo.
Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios,
aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no seáis
insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor.”
En algunas regiones de África Central, muchas personas
han sido afectadas por una enfermedad conocida como “la enfermedad del sueño”.
En una epidemia que ocurrió entre 1901 y 1904, murieron más de 100,000 personas
en una sola provincia. Esta enfermedad es causada por un parásito que
transporta una mosca llamada tse-tsé. Cuando la mosca pica a una persona le
transfiere el parásito, el cual se multiplica lenta pero firmemente en la
sangre de la víctima. Es un proceso que no produce dolor, sino que se
manifiesta con un estado de somnolencia hasta que finalmente causa la muerte de
la persona infectada.
En el aspecto espiritual hay una “enfermedad” que se manifiesta
de manera similar. Nuestro enemigo el diablo muchas veces utiliza la técnica de
“adormecernos” o insensibilizarnos en nuestra vida espiritual con el fin de
afectar nuestra comunión con Dios, detener nuestro crecimiento espiritual y
separarnos de la presencia del Señor lo que eventualmente produce la muerte
espiritual que no es más que la separación de Dios. Con este fin nos incita a
que utilicemos nuestro tiempo en cosas que no nos edifican espiritualmente. Un
ejemplo es la televisión. ¿Cuántas horas pasamos frente al televisor viendo una
novela, o un evento deportivo o cualquier otra cosa? No es que todo lo que
vemos en la televisión sea pecaminoso, pero es cierto que a veces dedicamos
demasiado tiempo a esta actividad, y por lo tanto no dejamos lugar para
edificarnos espiritualmente.
También, en estos tiempos modernos, la aparición del
Internet ha dado lugar a otra forma de “adormecernos” en nuestra actividad
espiritual. Muchas veces nos envolvemos tanto en este medio que no nos
percatamos de que el tiempo ha pasado, y ya no hay tiempo para leer la Biblia,
u orar, o hacer una llamada a un hermano enfermo o participar en alguna
actividad de la iglesia que glorifique el nombre de Dios. Pero, ¿qué podemos
hacer para evitar este adormecimiento espiritual?
En primer lugar, tenemos que estar conscientes del
peligro de caer en esa pereza espiritual. Antes de que se conociese la relación
de la mosca tse-tsé con la enfermedad del sueño, nadie se preocupaba por
espantar las moscas. Después de descubrir la causa, la actitud de todo el mundo
cambió e incluso el gobierno comenzó a limpiar el área de alrededor de las
casas. Cortaron los matorrales y rociaron los criaderos con insecticida. Así
crearon un medio ambiente donde la mosca no podía desarrollarse. En el aspecto
espiritual es necesario crear un medio ambiente de limpieza para el alma,
buscando diariamente una comunión con el Señor por medio de la oración y el
estudio de la palabra de Dios. Las “moscas” de la tentación y del pecado no nos
infestarán si mantenemos nuestra vida limpia y fortalecida con el poder de la
palabra de Dios. La escritura de hoy nos exhorta a andar como sabios,
“aprovechando bien el tiempo”, y a no ser “insensatos, sino entendidos de cuál
sea la voluntad del Señor”.
Hay un viejo dicho popular que dice: “Camarón que se
duerme, se lo lleva la corriente”. Si no quieres que la corriente del pecado te
lleve a la destrucción, despierta del sueño espiritual, y dale prioridad a la
búsqueda de la voluntad de Dios y a obedecerla para que su luz redentora alumbre
tu vida. Así dice el pasaje de hoy: “Despiértate, tú que duermes, y levántate
de los muertos, y te alumbrará Cristo”.
Oración:
Amado Padre, por favor ayúdame a permanecer activo en las
cosas de tu reino, y no permitas que las cosas de este mundo desvíen mi
atención de lo que debe ser una prioridad: buscar
tu voluntad y obedecerte. En el nombre de Jesús, Amén.
¡Gracia y Paz!
Dios te Habla
¡QUE TU VIDA ESPIRITUAL REFLEJE QUE TIENES VIDA!
¡QUE TU VIDA ESPIRITUAL REFLEJE QUE TIENES VIDA! No pienses como piensa el mundo o, incluso, como algunos cristianos: “hace años que dicen que Cristo viene
por su iglesia, y aun no ha venido”. Para quienes piensan de esta manera, más les vale que estén
preparados, porque cada uno de nosotros no estamos viviendo un día más, sino que cada
día que pasa es un día menos, ya sea para encontrarnos con el Señor o para perdernos eternamente.
No seamos confiados ni conformistas, busquemos más del Señor
para que nadie nos engañe. Estemos preparados en nuestro entendimiento y
conocimiento de la Santa Palabra de Dios.
Romanos 13:11-14
“Y esto, conociendo el tiempo, que es ya
hora de levantarnos del sueño; porque ahora está más cerca de nosotros nuestra
salvación que cuando creímos. La noche está avanzada, y se acerca el día.
Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz.
Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en
lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia, sino vestíos del Señor
Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne”.
¡Gracia y Paz!
lunes, 12 de enero de 2015
¿ESTÁS CAMINANDO CON JESÚS CADA DÍA?
¿ESTÁS CAMINANDO CON JESÚS CADA DÍA?
Colosenses 2:6
"Por tanto, de la manera que habéis
recibido al Señor Jesucristo, andad en él"
Todo mundo sabemos que caminar 30 minutos al día, es una
rutina económica y muy terapéutica. Es una de las mejores terapias preventivas
que se pueden realizar para evitar las enfermedades cardiovasculares, que nos afecta
a las personas mayores, a jóvenes deportistas y también a los niños. Caminar mejora
la salud, porque produce una mejor calidad de vida, levanta el ánimo y
fortalece los huesos.
Los cristianos no solo debemos ocuparnos de tener buena
salud física, sino también es necesario fortalecer nuestra salud espiritual
buscando al Espíritu Santo en la lectura bíblica diaria. Caminar con Cristo por
30 minutos leyendo La Biblia, indudablemente traerá a nuestra vida múltiples
beneficios. El progreso en nuestra fe será de crecimiento diario, dando
frescura a nuestra alma. Las verdades cristianas serán nuestro alimento
espiritual diario que nos mantendrá firmes para enfrentar la tentación y el
pecado.
Nunca es tarde para empezar. La palabra de Dios nos traerá
sabiduría a nuestro diario vivir, la cual nos hará caminar más rápido y
seguros, trayendo salud espiritual y firmeza junto a Cristo, nuestro Señor y
Salvador, Amen.
¡Gracia y Paz!
Pan de Vida
martes, 6 de enero de 2015
jueves, 23 de octubre de 2014
ETAPAS DE CRECIMIENTO ESPIRITUAL (1 Corintios 13:11-13)
ETAPAS DE CRECIMIENTO ESPIRITUAL (1 Corintios 13:11-13)
El Creyente Entiende que debe seguir y servir a Cristo -
Mateo 16:24 (Toma su cruz y le sigue); Entiende que debe cambiar sus
prioridades - Mateo 10:37 (El Señor es su prioridad); Entiende que debe
producir fruto - Juan 15:2 (Para eso ha sido escogido).
Es aquel que deja atrás las cosas de la carne - 1 Corintios
3:3 (Su vida espiritual marca diferencia); Es aquel que ya ha sufrido por causa
de Cristo - 1 Pedro 2:21 (Para eso fuimos llamados); Es aquel que persevera a
pesar de todo - Filipenses 3:14-15 (Tiene clara su meta).
Es reconocido por su Sabiduría - Job 32:10 (Puede haber
jóvenes sabios); Es reconocido por su liderazgo - 1 Timoteo 5:1-3; (Tiene la
capacidad para dirigir a un grupo de personas sin importar edades o sexo); Es
reconocido por su carácter - Tito 2:2-4 (El Espíritu lo ha moldeado).
Todos somos parte del mismo CUERPO - 1 Corintios 2:12 (El
cuerpo es uno, con muchos miembros); Todos debemos procurar la UNIDAD - Juan
17:20-21 (Jesús oró por unidad); Todos compartimos el mismo TRABAJO - Mateo
28:18-20 (Hacer discípulos); Todos tenemos los mismos FUNDAMENTOS - Efesios
4:4-6.
¡Gracia y Paz!
jueves, 9 de octubre de 2014
¿TIENES VISIÓN ESPIRITUAL PARA VER MÁS ALLÁ DE TUS PROBLEMAS?
¿TIENES VISIÓN ESPIRITUAL PARA VER MÁS ALLÁ DE TUS
PROBLEMAS?
2 Corintios 4:3-4
“Pero si nuestro evangelio está aún
encubierto, entre los que se pierden está encubierto; en los cuales el dios de
este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les
resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen
de Dios”
En la escritura de hoy, el apóstol Pablo se refiere a los
incrédulos, a quienes no han tenido un encuentro personal con Jesucristo, y de
ellos dice que “el dios de este siglo”, satanás, ha cegado su entendimiento,
“para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo”. Sin
un conocimiento de Dios y de sus propósitos revelados en su Palabra, el hombre
vive con su mente empañada por el pecado, y en el mejor de los casos tiene una
imagen borrosa de Dios. Generalmente cree que está disfrutando su vida, pero
cuando tiene un encuentro con Jesús y comienza a tener una relación con Dios a
través de su Hijo, la imagen borrosa desaparece y una nueva y clara imagen
espiritual ocupa su lugar. Entonces puede comparar su nueva vida con la
anterior y se da cuenta de lo que se estaba perdiendo. A medida que
profundizamos en nuestra relación con el Señor, nuestra fe crecerá y nuestra
vista espiritual irá desarrollándose. Así dice Jesús en Juan 8:12: “Yo soy la
luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz
de la vida”. Esta es la única y verdadera luz que puede alumbrar nuestras vidas
y darnos discernimiento espiritual. Y a medida que nos acerquemos más a él y le
conozcamos más, mejor será nuestra visión espiritual.
La Biblia cuenta en 2 Reyes capítulo 6 que el rey de
Siria tenía guerra contra Israel, y el profeta Eliseo revelaba al rey de Israel
los planes secretos de sus enemigos, lo que le permitía prepararse
anticipadamente. Cuando el rey sirio se enteró de esto decidió eliminar a
Eliseo, el cual residía en la ciudad de Dotán. “Entonces envió el rey allá
gente de a caballo, y carros, y un gran ejército, los cuales vinieron de noche,
y sitiaron la ciudad” (2 Reyes 6:14). Al levantarse en la mañana, Eliseo vio
que el poderoso ejército sirio tenía rodeada la ciudad. “Entonces su criado le
dijo: ¡Ah, señor mío! ¿Qué haremos? Él le dijo: No tengas miedo, porque más son
los que están con nosotros que los que están con ellos. Y oró Eliseo, y dijo:
Te ruego, oh Señor, que abras sus ojos para que vea. Entonces el Señor abrió
los ojos del criado, y miró; y he aquí que el monte estaba lleno de gente de a
caballo, y de carros de fuego alrededor de Eliseo” (2 Reyes 6:15-17). Una vez
Dios abrió los ojos al criado de Eliseo, éste pudo ver con claridad los
ejércitos celestiales que estaban de su parte, y entonces desapareció el miedo
y le llenó la certeza de una victoria que antes no concebía, de la cual
pudieron disfrutar poco después.
¡Cuánto más fácil sería nuestra vida si tuviéramos esa
visión espiritual que nos permitiera ver lo que hay detrás de las
circunstancias que nos rodean y de los problemas que causan temor e
incertidumbre en nosotros! Esto sólo podemos lograrlo acercándonos más al Señor
y cultivando una íntima comunión con él por medio de la lectura de la Biblia y
la oración cada día de nuestras vidas. Entonces el Espíritu Santo nos dará
discernimiento y una visión espiritual que nos hará mucho más fácil, como al
criado de Eliseo, ver la victoria detrás de las situaciones difíciles de esta
vida.
¡Gracia y Paz!
Dios te Habla
martes, 8 de julio de 2014
¿ESTÁS CUIDANDO TU CRECIMIENTO ESPIRITUAL?
¿Estás cuidando tu
crecimiento Espiritual?
Gálatas 5:16-23
“Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no
satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el
Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí,
para que no hagáis lo que quisiereis. Pero si sois guiados por el Espíritu, no
estáis bajo la ley. Y manifiestas son las obras de la carne, que son:
adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías,
enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias,
homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las
cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales
cosas no heredarán el reino de Dios. Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo,
paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales
cosas no hay ley”
En esta escritura, el apóstol Pablo escribe una lista de
“las obras de la carne”, es decir las acciones que normalmente ejecuta el ser humano
guiado por “los deseos” de su naturaleza carnal. Producto de aquel primer
pecado de Adán y Eva, el cual los separó de su Creador, y que ha sido
transmitido de generación en generación a través de los siglos, todos hemos
nacido con esta tendencia hacia el pecado. La terrible consecuencia es “que los
que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios”. La muerte y
resurrección de Jesucristo no sólo nos ha justificado delante de Dios, sino que
también nos ha capacitado para rechazar esos deseos carnales y vivir una vida
agradable a nuestro Padre celestial por medio del poder del Espíritu Santo que
viene a morar en todos los que hemos aceptado a Jesús como nuestro suficiente salvador.
Dice Pablo que debemos andar en el Espíritu para no satisfacer
los deseos de la carne. Esto es muy fácil decirlo, pero muy difícil hacerlo,
simplemente porque nuestra naturaleza pecaminosa se opone rotundamente a todo
lo que proviene del Espíritu Santo. Pareciera imposible para nosotros, por
mucho que lo deseemos, andar en el Espíritu por nuestras propias fuerzas. De
hecho, la única manera de caminar en el Espíritu es estar conscientes de
nuestra incapacidad para lograrlo y entonces clamar a Dios por su ayuda.
“Andar en el Espíritu” implica que renunciemos a nuestros
propios deseos, rendirnos a la autoridad de Cristo, y permitir que el Espíritu
Santo controle nuestras acciones. Es morir a los deseos de la carne y vivir a
semejanza la vida que Jesucristo vivió. El apóstol Pablo entendió perfectamente
este concepto y así escribió en esta carta a los Gálatas: “Con Cristo estoy
juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora
vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se
entregó a sí mismo por mí” (Gálatas 2:20). Esta debe ser la meta ideal de todo
cristiano. Para ello debemos pasar por un proceso en el cual el Espíritu Santo
nos va puliendo, pero al mismo tiempo nosotros debemos hacer un esfuerzo para
rechazar los deseos que antes nos controlaban, y así dar lugar a que se
manifieste la vida de Cristo.
Habrá ocasiones en las que fallemos. Quizás en algunos
momentos de debilidad cometamos errores que pongan de manifiesto nuestra vieja
naturaleza. Pero estos son momentos que Dios puede usar para instruirnos y
capacitarnos para seguir adelante con más conocimiento y poder. Sin embargo es
necesario que estemos prestos a escuchar la voz del Espíritu Santo. Nada debe
distraernos, ni debemos tratar de arreglar las cosas por nosotros mismos.
Dejemos que Jesús nos muestre el camino. Demos el primer paso sometiéndonos a
la voluntad de Dios para que Él nos dé discernimiento espiritual.
Si deseamos crecer espiritualmente debemos aprender a
mantenernos en la presencia de Dios, escuchar su voz y obedecer sus
instrucciones. Cuando la tentación toque a nuestra puerta, cuando esos
pensamientos pecaminosos vengan a nuestra mente, cuando las circunstancias a nuestro
alrededor sean propicias para actuar conforme a “los deseos de la carne”, entonces
arrodillémonos ante el trono de la gracia y humildemente confesar nuestra
debilidad al Señor y suplicarle que su Santo Espíritu tome control de nuestra
mente, de nuestro corazón y de nuestro espíritu. Entonces podremos “andar en el
Espíritu”.
ORACIÓN:
Padre santo, yo anhelo caminar en tu Espíritu siempre.
Reconozco que soy incapaz de hacerlo por mí mismo, pero sé que todo lo puedo en
Cristo que me fortalece. Ayúdame a rendirme a ti totalmente, y que tu Espíritu
controle cada área de mi vida. En el nombre de Jesús, Amén.
¡Gracia y Paz!
Dios te Habla
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jueves, 3 de julio de 2014
¿CÓMO ESTÁS VIVIENDO EL PROCESO DE LA OBRA QUE DIOS ESTÁ HACIENDO EN TU VIDA?
¿Cómo estás
viviendo el proceso de la obra que Dios está haciendo en tu vida?
Romanos 8:29
“Porque a los que antes conoció, también los
predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él
sea el primogénito entre muchos hermanos”.
A través de toda nuestra vida cristiana, Dios obra en
nosotros con el fin de hacernos “conformes a la imagen de su Hijo”. Quizás has
leído y escuchado este pasaje muchas veces, pero ¿te has detenido alguna vez a
meditar profundamente sobre lo que verdaderamente significa ser “conforme a la
imagen de su Hijo”?
Cuando recibimos a Jesucristo como Salvador y Señor de
nuestras vidas, él viene a morar en nuestros corazones en la persona del
Espíritu Santo (2 Corintios 1:21-22). Esto significa que cuando Dios Padre nos
mira desde el cielo, él ve la presencia de su Hijo en nosotros. Pero al mismo tiempo
hay muchas cosas en nuestras vidas que afectan negativamente esta imagen de
Cristo. Por lo tanto, a medida que crecemos en nuestra relación con el Señor,
Dios va eliminando esos obstáculos que afectan nuestra intimidad con él. Así es
que cada uno de nosotros puede ser llamado una “obra en progreso”, mientras
Dios continuamente, por medio de su Santo Espíritu, va puliendo nuestras vidas
para que reflejen mejor la imagen de Jesucristo.
Dios pule nuestras vidas hasta hacer de ellas una obra
maravillosa, así como lo hace un escultor con una piedra. Cuando él nos mira,
él ve a su Hijo Jesucristo en nosotros. Y es a través de la lectura de su palabra,
nuestro tiempo de comunión con él, las circunstancias, las dificultades y
aflicciones, nuestros errores, las personas que nos rodean, etc., como nos va
dando forma con el fin de que Jesucristo tome vida en nosotros. La diferencia
entre la escultura y el proceso espiritual es que en éste nosotros tenemos
parte activa. Este es el proceso de santificación en el cual Dios espera
nuestra participación. Lo primero que tenemos que entender es que no podemos
continuar pensando y actuando como antes, sino que debemos cambiar nuestra
manera de pensar y de actuar. En relación a esto, el apóstol Pablo escribe en
su carta a los Romanos: “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por
medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea
la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta” (Romanos 12:2).
En este proceso de santificación fallaremos y caeremos en
muchas ocasiones, mas con la ayuda de Dios nos levantaremos en cada ocasión y
continuaremos hacia adelante. Mientras crecemos en nuestro entendimiento de la
verdad bíblica y continuamente la apliquemos a nuestras vidas, y a medida que
profundizamos en nuestra comunión con Dios por medio de la constante oración,
la transformación se va llevando a cabo en nosotros. Esto no podemos hacerlo
por nosotros mismos, pues nuestra naturaleza carnal se niega a renunciar a sus
deseos y costumbres, pero si permitimos a Cristo vivir su vida a través de
nosotros poco a poco nos iremos pareciendo a él. De esto podemos estar seguros
pues la Biblia dice que “el que comenzó en vosotros la buena obra, la
perfeccionará hasta el día de Jesucristo” (Filipenses 1:6).
Decide hoy traer delante de la presencia de Dios todo
aquello que tienes que eliminar de tu vida para que puedas reflejar a todo el
mundo la imagen de Jesucristo. “Echa sobre el Señor tu carga, y él te
sustentará”, como dice el Salmo 55:22. Asimismo nos manda a hacer nuestro Padre
en Hebreos 12:1-2, donde dice: “Despojémonos de todo peso y del pecado que nos
asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos
los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe”. Obedece la palabra de Dios,
establece una íntima comunión con el Señor y cada día te irás pareciendo más a
Cristo.
ORACIÓN:
Amante Padre celestial, te ruego me ayudes a obedecer tu
palabra y a buscar tu rostro en oración cada día, para que logres tu propósito
en mi vida: que yo sea conforme a la imagen de tu Hijo. En el santo nombre de
Jesús, Amén.
¡Gracia y Paz!
martes, 1 de julio de 2014
¿Necesitas Fortaleza Espiritual?
¿Necesitas Fortaleza Espiritual?
La única manera que tiene una mujer creyente para recibir
fortaleza en su ánimo, es el Espíritu Santo. Ese poder está a tu alcance, mi amada
hermana. Si Cristo vive en tu corazón entonces estás conectada a la fuente de
poder que te va a levantar y a sostener en cualquier situación difícil que
enfrentes hoy. No es sólo la fuerza física externa, es la fortaleza en tu
corazón, es un poder para poder creer por encima de cualquier situación que
estés viviendo, es el poder que te va a ayudar a perseverar en tu fe para no
volver atrás.
Fortalécete con el Espíritu Santo en esa enfermedad, en
ese pleito legal, en ese desempleo, en esa relación rota, en este tiempo de
desierto.
Oración:
“Precioso y amado Padre Celestial, por favor permite que
tu santo Espíritu, venga y llene hoy todo mi ser con su unción fresca y poderosa;
que traiga fuerza y poder en mi ánimo, que me fortalezca en ti para soportar
cualquier cosa que hoy enfrente; porque sé que sólo con tu ayuda veré tu gloria
en mi vida. En el nombre de Jesús, Amén”.
“Pido al padre que de su gloriosa riqueza les dé a
ustedes, interiormente, poder y fuerza por medio del Espíritu de Dios” (Efesios
3:16) (NTV).
¡Gracia y Paz!
Mujer de Vanguardia
miércoles, 25 de junio de 2014
¿SABES DIFERENCIAR LO VERDADERO DE LO FALSO?
¿Sabes diferenciar
lo verdadero de lo falso?
Proverbios 12:17
“El que habla verdad declara lo que es
justo, pero el testigo falso afirma mentiras”.
Desde muy pequeños oímos a nuestros padres hablar acerca
de la “verdad” y de la “mentira”. Nos dicen que debemos decir siempre la
verdad, que nunca debemos decir mentiras. Pero a medida que crecemos y
envejecemos nos va resultando más difícil entender exactamente qué es la
verdad, dónde está la verdad de la vida, cuánto de todo lo que leemos, oímos y
vemos es verdad y cuánto es mentira. Hay ocasiones en las que muchos están en
desacuerdo con algo que han oído y dicen: “¡Esto es mentira!”, mientras que
otros dicen acerca de lo mismo: “¡Esto es verdad!” Entonces, ¿qué es la verdad?
Cuando se acercaba el momento de su muerte, Jesús les
habló a sus discípulos tratando de alentarlos y de eliminar cualquier duda o
temor de ellos. “No se turbe vuestro corazón…”, les dice, “…creéis en Dios,
creed también en mí” (Juan 14:1). Y seguidamente les afirma: “Voy, pues, a
preparar lugar para vosotros”. Finalmente hace esta poderosa afirmación: “Yo
soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”
(v.6). Es decir, no es Jesús uno de muchos caminos; él es el único
"camino" al Padre. De igual manera, no es Jesús alguien que enseña la
verdad; él es “la verdad.” Jesucristo, el Hijo de Dios, el Verbo encarnado es
la única y absoluta verdad, la cual encontramos en las Escrituras. Y quienes le
reciben tienen vida eterna porque él es “la vida”.
En Juan capítulo 5, Jesús se enfrenta a un grupo de
judíos que procuraban matarlo porque había sanado a un paralítico en el día de
reposo. También lo acusaban de otras cosas, entre ellas porque “decía que Dios
era su propio Padre, haciéndose igual a Dios” (v.18). Estos eran los mismos
religiosos que se esforzaban por aparentar que andaban en los caminos
correctos, que eran grandes conocedores y estrictos cumplidores de la ley de
Dios. Por eso el Señor les dice: “Examináis las Escrituras porque vosotros
pensáis que en ellas tenéis vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de
mí; y no queréis venir a mí para que tengáis vida” (v.39). Es decir:
"Ustedes leen las Escrituras pero no creen la verdad que hay en ellas; por
eso no vienen a mí para que tengan vida". Todo esto porque ellos preferían
seguir sus propios rituales y tradiciones.
No existe otra manera de conocer la verdad que no sea
escudriñando las Escrituras, meditando en ellas, y aplicándolas en nuestras
vidas. Entonces y sólo entonces seremos libres. Así les dijo Jesús a unos
judíos que habían creído en él: “Si vosotros permaneciereis en mi palabra,
seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os
hará libres” (Juan 8:31-32). La única manera de salir de la esclavitud de la
mentira y construir una barrera contra lo falso es saturando la mente con la
verdad.
La Biblia debe ser nuestra guía. Toda pregunta, toda
duda, toda confusión debe ser aclarada bajo la luz poderosa de la Palabra de
Dios. ¿Qué crees en cuanto al matrimonio? ¿Es para toda la vida? ¿O crees que
está bien desertar cada vez que se vuelva inconveniente o un estorbo para tu
vida? ¿Y qué de los hijos, los amigos, el dinero, la iglesia, los pastores?
¿Qué de asuntos morales como la delincuencia, el aborto, la homosexualidad, el
adulterio y la fornicación? Si no estás seguro acerca de cualquiera de estos
temas u otros, es necesario que leas la Biblia y que la escudriñes hasta que
escuches la respuesta de Dios. Pregunta al Espíritu Santo: “¿Qué quiere decirme
el Señor por medio de este pasaje?” No preguntes como el mundo pregunta: “¿Cómo
puedo interpretar este pasaje, de manera que me resulte conveniente?”
Pídele a Dios que él forme tus convicciones a través de
su Palabra. Hazte el hábito de dedicar un tiempo cada día a la lectura de la
Biblia y la oración. Si meditas detenidamente en la enseñanza de hoy y la crees
de corazón, el Espíritu Santo obrará en tu vida capacitándote para discernir y
diferenciar lo verdadero de lo falso. Entonces conocerás la verdad y
disfrutarás plenamente de una vida llena de la paz y el gozo del Señor.
ORACIÓN:
Amoroso Padre celestial, gracias te doy por tu Palabra,
pues a través de ella puedo conocer la verdad. Dame discernimiento espiritual
para poder sacar de ella el conocimiento que necesito para diferenciar lo falso
de este mundo de lo verdadero que proviene de ti. En el nombre de Jesús, Amén.
¡Gracia y Paz!
Dios te Habla
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