viernes, 28 de noviembre de 2014

¿CÓMO ESTAS OCUPANDO EL TIEMPO DE VIDA QUE DIOS TE DA?



¿CÓMO ESTAS OCUPANDO EL TIEMPO DE VIDA QUE DIOS TE DA?

Filipenses 2:12
“Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos de vuestra salvación con temor y temblor”.

Esta escritura expone el extremo cuidado que debemos tener en conservar y cultivar el maravilloso regalo que hemos recibido. La prioridad del cristiano debe ser siempre la vida espiritual pues el éxito o el fracaso aquí en la tierra depende de cuánto la cuidemos o descuidemos.

Para muchas personas sus días siempre están llenos de múltiples actividades y ocupaciones, y muchas veces el tiempo no les alcanza para llevarlas a cabo. Estas ocupaciones pueden ser obligatorias o voluntarias, buenas o malas, fructíferas o poco productivas, pero cada una de ellas requiere de un tiempo para realizarla. Por regla general la agenda diaria de muchos cristianos incluye muchas actividades en el campo material o financiero pero muy pocas en el campo espiritual. Realmente a muchos nos cuesta mucho trabajo cultivar nuestra vida espiritual. Pero esto no es extraño, pues una de las tácticas del enemigo de nuestras almas, el diablo, es precisamente ocuparnos el mayor tiempo posible con cosas terrenales para que descuidemos las espirituales. El enemigo bien sabe que un cristiano que se ocupa diligentemente en su vida espiritual es un cristiano lleno del Espíritu Santo que resulta inmune a sus ataques.

Jesús nos enseña el orden correcto de nuestras actividades diarias. En Mateo 6:33 nos dice: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”. “Estas cosas” son las actividades que normalmente ocupan el primer lugar en nuestro calendario, como la comida, la bebida, el vestido, el transporte, las finanzas y otras por el estilo. Cosas materiales cuya búsqueda generalmente requiere una gran cantidad de tiempo en nuestras vidas. El Señor nos asegura que vamos a tener “todas estas cosas”, que no nos va a faltar nada que sea imprescindible si le damos prioridad a buscar primero su rostro y a cultivar una relación íntima con él.

El rey David, “varón conforme al corazón de Dios”, fiel siervo del Señor, pudo decir con autoridad: “Jehová es mi pastor; nada me faltará” (Salmo 23:1). Y el apóstol Pablo en su carta a la iglesia de Filipos alaba la obra que ellos estaban haciendo y la generosidad que mostraron en momentos difíciles por los que Pablo estuvo pasando. Por eso les dice: “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús” (Filipenses 4:19). La Santa palabra de Dios nos dice claramente que cuando ponemos en primer lugar a Dios, él se encarga de suplir todas nuestras necesidades, tanto materiales como espirituales. Amen.

Es también parte del plan de Dios que separemos tiempo para nuestra familia (Efesios capítulos 5 y 6). El matrimonio debe apartar tiempo para ellos solos. Y también es sumamente importante compartir tiempo de calidad con los hijos mientras los tengamos en casa, pues el tiempo vuela y cuando menos lo imaginamos parten para hacer sus propias vidas. En nuestro trabajo, el tiempo debe ser aprovechado al máximo para llevar a cabo nuestras responsabilidades de manera eficiente. De igual importancia debemos dedicar tiempo para desarrollar o participar en algún ministerio de la iglesia, donde sirvamos al Señor usando los dones y talentos que él nos ha dado.

Si establecemos estas prioridades en nuestra agenda diaria, con seguridad vamos a disfrutar de una vida bendecida. Hagamos una prioridad principal el dedicar tiempo a la lectura de la Biblia y la oración diariamente. Esto nos llevará a crear una íntima comunión con el Señor, lo cual nos capacitará para organizar nuestra vida de manera tal que nuestras prioridades estén perfectamente alineadas con la voluntad de Dios.

ORACIÓN:
Padre Santo, te ruego que dirijas por medio de tu Espíritu Santo el orden de mis actividades diarias a fin de ocuparme en tus cosas en primer lugar, y ayúdame a poner mis otras responsabilidades en el orden correcto, de manera que tu nombre sea glorificado en mi vida. Por Cristo Jesús, Amén.

¡Gracia y Paz!
Dios te Habla

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