martes, 9 de febrero de 2016

SOMOS SIERVOS DE AQUEL A QUIEN OBEDECEMOS...


Siempre tendremos dos opciones: obedecer al pecado (siendo esclavos del pecado); u obedecer a Dios (de todo corazón), siendo siervos de la justicia. No importa cuanta actividad religiosa tengamos, lo que importa es qué tan OBEDIENTES le somos a Dios; porque es nuestra obediencia y al que obedecemos lo que determina al que en realidad ESTAMOS SIRVIENDO.

Santiago 4:7-8
“Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones”.


¡Gracia y Paz”

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