viernes, 31 de octubre de 2014

LEER LA BIBLIA: ¿OPCIÓN O MANDATO?



LEER LA BIBLIA: ¿OPCIÓN O MANDATO? 

Juan 5:39 
“Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí”.

La lectura de las Escrituras para el creyente no es una opción, es un mandato, una necesidad y un deleite. Si somos honestos con nosotros mismos podremos reconocer que es un pretexto decir que no tenemos tiempo, pues no estamos tan ocupados como decimos; en el transcurso de nuestros días ocupados hay horas muertas y tiempo que pasamos en cosas que no son tan importantes. Todo es cuestión de prioridades, de lo que realmente es importante y vital para cada uno.

El crecimiento personal y espiritual de un hijo de Dios está enmarcado por la lectura y aplicación de la Palabra de Dios, en ella está contenida la voluntad del Creador para su vida, además es la fuente de verdad. Leer toda la Biblia es un placer. Los distintos géneros literarios que en ella encontramos (poesía, historia, cánticos, proverbios y literatura sapiencial, profecías, cartas y literatura apocalíptica) ofrecen maravillas y deleite para el lector. Por otro lado, leer la Biblia no debe ser una rutina monótona ya que este libro es emocionante, cautivador, inspirador y hasta con toques de humor. Y cuando permitimos que el Espíritu Santo nos hable a través de la Palabra de Dios, nuestra lectura pasa de ser un simple deleite a transformar nuestra vida.

Salmo 119:103 
“¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! Más que la miel a mi boca”.

“Aquí pues esté el verdadero problema de nuestra negligencia. Fallamos en nuestro deber de estudiar la Palabra de Dios, no tanto porque nos sea a veces difícil entenderla, ni tampoco porque sea monótona o aburrida, sino porque esto exige esfuerzo. Nuestro problema no es la falta de inteligencia o pasión. Nuestro verdadero problema es que somos holgazanes” R.C. Sproul.

No deje pasar tiempo en que la falta de disciplina le impida disfrutar del maravilloso manjar contenido en la Palabra de Dios. Quizás piense dentro de sí: no soy constante, lo haré cuando sienta la necesidad, no es necesario ningún método, lo haré el otro año, en fin; lo importante está en reconocer la necesidad que tenemos de conocer lo que Dios dice, lo cual está contenido en Su Palabra, así que no deje que sus argumentos le detengan, una vez iniciada la lectura constante de la Biblia, el deleite crecerá, al igual que la fe que produce la Palabra y la obra del Espíritu. Le animo a iniciar esta maravillosa lectura.

¡Gracia y Paz!

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