jueves, 10 de mayo de 2012



¿VERDADERAMENTE DESEA OIR LO QUE DIOS ESTÁ DICIENDO? 
(parte 4) David Wilkerson

¡Muchos gimen y claman por una palabra pura – pero es todo una farsa para encubrir la idolatría escondida en su corazón!

Cuando leí esas cartas lastimosas de los cristianos que dicen: “Necesitamos una palabra fuerte y pura que venga del corazón del Señor,” yo oré: “Oh, Dios, ¿dónde están nuestros Jeremías modernos? ¿Dónde están los pastores que no tienen temor de predicar santidad?

Pero me sorprendí y me chocó cuando el Señor me contestó. Me dijo: “David, muchos dicen que desean oír mi palabra – y hay un remanente santo que gime y lloran por la maldad de la tierra. Ellos anhelan la verdad y me obedecen. ¡Pero hay multitudes que no quieren oír la verdad cuando se trae a la luz! ¡Rechazarán cualquier mensaje que toque sus pecados o sus ídolos!"

¡Cuan claro es esto ilustrado en Jeremías 42! Sólo un remanente fue dejado, y Johanán era ahora el líder. Decidieron correr hacia Egipto – así que acamparon en Belén y llamaron a Jeremías para que tratara de conseguir una palabra del Señor.

“...y dijeron al profeta Jeremías: Acepta ahora nuestro ruego delante de ti y ruega por nosotros a Jehová tu Dios por todo este resto (pues de muchos hemos quedado unos pocos, como nos ven tus ojos) para que Jehová tu Dios nos enseñe el camino por donde vayamos y lo que hemos de hacer. ...Jehová sea entre nosotros testigo de la verdad y de la lealtad, si no hiciéremos conforme a todo aquello para lo cual Jehová tu Dios te enviare a nosotros. Sea bueno, sea malo, a la voz de Jehová nuestro Dios al cual te enviamos, obedeceremos,...” (Jeremías 42:1-6)

¿Has oído de gente que sonaba más seria acerca de escuchar la palabra verdadera de Dios? Ellos dijeron: “¡Queremos la verdad! ¡Lo que sea que nos digas, lo obedeceremos – nos guste o no!"

Así que Jeremías se encerró con Dios por diez días. Debió haber orado: “Señor, tu oíste como ellos lloraron por recibir una palabra pura. ¡Dame una palabra de tu propio corazón!"

Pero el Señor le contestó: “¡Están mintiendo! Ellos no desean mi palabra. Están llenos de idolatría. ¡Ellos sólo dicen que desean la verdad – pero ya decidieron hacer lo que desean!"

Jeremías fue a ellos con la palabra de Dios: “Si os quedareis quietos en esta tierra, os edificaré y no os destruiré; no temáis de la presencia del rey de Babilonia,...porque con vosotros estoy yo para salvarlos y librarlos de su mano...”

“Mas si dijereis: No moraremos en esta tierra,...sino que entraremos en la tierra de Egipto...sucederá que la espada que teméis, os alcanzara allí en la tierra de Egipto...y allí moriréis. (Jeremías 42:10-16)

Los líderes acusaron a Jeremías de hablar falsamente – y así como Dios le había dicho a Jeremías, ellos decidieron ir por su propio camino. Ellos dijeron: “Entraremos en la tierra de Egipto en la cual no veremos guerra, ni oiremos sonido de trompeta, ni padeceremos hambre.” (Jeremías 42:14)

Ellos rechazaron la palabra de Dios porque estaban cansados del sonido de la trompeta – ¡cansados de la guerra espiritual!

Los líderes del remanente decían: “Es muy grande la lucha aquí. Estamos cansados de escuchar todas esas trompetas y los truenos.” Así que se fueron por su propio terco camino – y murieron a espada, tal como Dios había dicho, excepto por un número bien pequeño.

Este es el cuadro de muchos cristianos de estos últimos días. Están cansados de escuchar trompetas proféticas anunciando juicios que vienen, cansados de guerra espiritual y de las luchas que trae la vida. Ellos dicen: “¡Por favor, déjame ya! No mas reuniones de convicción o sermones que me desconciertan. Deseo sólo un lugar tranquilo y agradable para adorar.”

¿Estás cansado de oírlo todo? Te has cansado tanto que piensas: “Yo sólo deseo paz – no puedo existir bajo este tipo de tensión!” ¿O deseas escuchar la verdad directamente? ¿Deseas que un profeta de Dios te señale con el dedo a tu corazón y diga: “Tú no eres diligente en buscar a Dios – tu corazón se está enfriando? ¡Y no podrás recibir palabra de Él hasta que enfrentes tu idolatría!”

He tenido que enfrentar esta pregunta honestamente también: ¿Realmente deseo oír lo que Dios está diciendo? Mi respuesta honesta es: “No, Señor, realmente no sé si deseo escuchar todo lo que tengas que decir. Yo no sé si deseo que tu indagues tan profundo como tu deseas – porque no sé si puedo con todo eso. No sé si deseo escuchar mucho más de tus juicios terribles que están cayendo sobre todo el Mundo. ¡He oído tanto que sólo tu gracia me sostiene!"

Un joven pastor me preguntó recientemente: “¿Por qué tenemos que saber lo que vendrá? ¿No podemos dejarlo en las manos de Dios y seguir nuestro camino regocijándonos?”

¡Amados, el Señor nos amonesta para prepararnos! Veras, él viene por una novia preparada – y sabiendo que fuego ha de bajar del cielo, él nos amonesta de antemano en amor: “Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir” (2 Pedro 3:11). No debemos llenarnos de pánico cuando el juicio cae – ¡debemos estar preparados y listos!

“Gracia y paz”
Carlos Martínez M.

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