miércoles, 23 de mayo de 2012

¿Es tu oración eficaz?

Santiago 5:13-18
“¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante alabanzas. ¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados. Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho. Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses. Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia, y la tierra produjo su fruto.”

Este pasaje afirma que “la oración eficaz del justo puede mucho.” Una oración eficaz es aquella que se expresa conforme a las condiciones establecidas por Dios. Cuando oramos de acuerdo a estas condiciones, podemos estar seguros de que el Señor se manifestará con poder sobre la situación y se producirán los resultados esperados o aun mejores. ¿Cuáles son estas condiciones que Dios espera de nosotros cuando oramos?

Condición #1: Fe.
Fe es “la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (Hebreos 11:1). Fe es la seguridad de que Dios tiene el poder para resolver la situación en que nos encontramos, si es su voluntad hacerlo. Y si no, entonces tener la convicción de que, en su inmensa misericordia, el Señor tiene algo mejor para nosotros. Un ejemplo de esta clase de fe lo vemos en Daniel capítulo 3, cuando el rey Nabucodonosor amenazó a los tres jóvenes judíos (Sadrac, Mesac y Abed-nego) con echarlos al horno de fuego ardiendo si no adoraban la estatua de oro. Ellos contestaron: “He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado”. Los tres jóvenes fueron atados y echados al horno de fuego. Pero de allí los rescató ilesos el ángel del Señor.

Condición #2: Pasión y fervor.
La oración ferviente es aquella que sale de un corazón profundamente cargado, y está llena de una intensa pasión y un profundo sentido de urgencia. Está muy enfocada en un área específica en la cual deseamos se manifieste el poder de Dios. El profeta Elías oraba con la misma pasión cuando se trataba de pedir castigo para el rebelde pueblo de Israel o para pedir bendición. El pasaje de hoy dice que Elías “oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses. Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia, y la tierra produjo su fruto.”

Condición #3: Perseverancia.
Debemos ser perseverantes en la oración. Colosenses 4:2 dice: “Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias”. Quizás en ocasiones sintamos que llevamos mucho tiempo orando acerca de lo mismo sin recibir respuesta, pero debemos continuar firmes confiando en que Dios está en control y que él nos contestará en el momento perfecto.

Dios reconoce la oración ferviente. Él está atento a todo aquel que clama desde lo más profundo del corazón. El Señor dice en Jeremías 33:3: "Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces". Nosotros también sabemos cuando estamos orando con pasión y fervor, y no de una manera rutinaria, pues podemos sentir el fuego en nuestros corazones y la comunión de nuestro espíritu con el Espíritu Santo. Esta oración ardiente en el espíritu, que sale de un corazón entregado a Dios, es escuchada por él, y “si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho” (1 Juan 5:15).

Medita en lo que Dios te ha hablado hoy a través de su Palabra, y hazte el propósito de llegarte a su trono de gracia en oración de fe, ferviente y sincera, y recibirás con creces todo lo que has pedido, en su tiempo y conforme a su voluntad.

ORACION:
Padre santo, te ruego que pongas en mí el fuego de tu Espíritu, para que yo pueda llegarme hasta tu trono con una oración ferviente que sea de tu agrado. Ayúdame a mantener un corazón lleno de amor y de pasión en mi relación contigo. Te lo pido en el nombre de Jesús, Amén.

“Gracia y Paz”
Dios te Habla

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