lunes, 3 de marzo de 2014

“SI NO FUNCIONA, ME DIVORCIO”



Una pareja lo suficientemente comprometida no debe de embarcarse en la travesía del matrimonio si cree que aún no está lista, y si lo hace, su decisión debe de ser firme y seria, siendo conciente del acuerdo que firma y del deber que adquiere.

Muchas parejas llegan al altar con la mentalidad de “Si no funciona, me divorcio”. Lo cual significa la falta de conciencia frente al compromiso de contraer matrimonio. Cuando la pareja decide estrechar su vínculo bajo el juramento matrimonial, debe saber que se necesitará más que amor para mantenerse unida, y que el divorcio debería de ser la última opción ante las dificultades, en apariencia, insuperables.

Hay otros aspectos que debes de tener en cuenta antes de dar el gran paso de unirte a la persona que amas, y no pensar en la idea del divorcio como una opción en caso de que las cosas no te salgan como esperas:

El amor en el matrimonio se transforma. Durante los primeros años de matrimonio la pareja experimenta un amor más pasional, más atado a lo físico y a todas esas sensaciones que despierta el enamoramiento. Esto hace que la pareja crea que quizás los obstáculos o adversidades puedan ser superados solo merced al amor. Esta etapa puede ser más larga o más corta según la dinámica particular de cada matrimonio.

Con el tiempo ese amor se transforma, y da paso a un amor de suyo comprometido, que va más allá del simple hecho de gustarse físicamente y de sentir toda esa gama de emociones desbordantes que hacen pensar que sin el otro no es posible vivir. Durante esta etapa se van consolidando los sueños, y se necesita más que amor y afecto para superar las luchas diarias y los grandes problemas.

Al final, si todo ha salido bien, con el paso de los años el amor se volverá más fraterno, la amistad y la compañía serán la manifestación perfecta de un amor maduro que ha sabido mantenerse; será la suma de todos los amores por los que ha transitado la pareja.

Entender esta evolución del amor te hará comprender que para mantenerte unido a la persona que elegiste (como esposo o como esposa) necesitarás más que el enamoramiento. El amor en sí mismo es un sentimiento que puede llegar a desgastarse si le faltan otros ingredientes necesarios para salir a flote y mantenerse en la navegación.

Compromiso. A fin de alcanzar el verdadero compromiso que requiere un matrimonio estable y duradero, es vital que los integrantes de la pareja, de manera individual, hayan interiorizado el valor del compromiso, que denota la capacidad de terminar lo que se empieza, de no rendirse, de entregar resultados, de tener plena conciencia de las decisiones que se eligen en la vida, de asumir con entereza las consecuencias que conllevan los actos.

La falta de compromiso, por el contrario, se evidencia en los hombres y mujeres que, a media travesía, abandonan el barco matrimonial, sacrificando sueños, pero primordialmente el futuro de hijos que necesitan de padres unidos para crecer sanos en el plano emocional. El compromiso posibilita que la persona se replantee acerca de su concepción y posición frente al matrimonio.

Alta tolerancia a la frustración. Empresas como el matrimonio o la familia requieren personas capaces de tolerar el fracaso, y de no anclarse en la pérdida; capacitadas para aprender de las experiencias negativas y de las decepciones, haciendo de ese aprendizaje un peldaño más en el cumplimiento de sus sueños y de sus proyectos como pareja y como familia.

Espiritualidad. Las personas espirituales suelen ser más profundas, menos dadas a lo superfluo, a la belleza física, a las sensaciones excitantes. Una persona espiritual encuentra nuevas razones para mantenerse unido a su pareja, y entre más pasa el tiempo más valora el vínculo que los une.

El matrimonio es una de las experiencias más gratificantes de la existencia del ser humano. Bien llevado, comprendido su verdadero sentido, allana un camino de compañía, amistad, amor y afecto incondicional. Decidir casarse con la persona que se ama implica madurez de pensamiento y compromiso en el actuar, donde, además, el divorcio pocas veces se contempla siquiera como posibilidad.


“Gracia y Paz”
Edificando Matrimonios conforme al propósito de Dios


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