Al igual que a Josué, el Señor nos capacita para tener un carácter firme y
valiente, que nos permita aprender el significado de la santidad, consagración,
adoración, fidelidad, rectitud, perseverancia y confianza en el Todopoderoso.
Estas cualidades se requieren no sólo para el liderazgo en el Hogar sino
también en la privilegiada misión que tenemos de llevar el Evangelio a quienes aún
viven en las tinieblas.
Pero también deberían de ser las características de todo aquel que se
considere hijo de Dios, porque somos “más que vencedores” en la victoria de
Cristo. El reino de los cielos es de los valientes, los cobardes se quedarán
fuera. “Los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios
y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago
que arde con fuego y azufre” (Apocalipsis 21:8).
“Gracia y Paz”
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