viernes, 22 de noviembre de 2013

¿QUIERES SER LIBRE E INDEPENDIENTE?


Lucas 15:11-24
"También dijo: Un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió los bienes. No muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente. Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia, y comenzó a faltarle. Y fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su hacienda para que apacentase cerdos. Y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba. Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros. Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó. Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo. Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies. Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta; porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse".

Jesús estaba hablando a un grupo de “publicanos y pecadores”. Mientras, “los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: Este a los pecadores recibe, y con ellos come” (Lucas 15:1-2). En el pasaje de hoy Jesús les refiere una parábola. Es la historia de un hombre joven que quiso ser independiente.

Los placeres del mundo son temporales y generalmente llevan a un final de miseria y desesperación. Aquellos que dan rienda suelta a sus deseos carnales creen que son libres e independientes, pero en realidad son esclavos de sus pecados; y generalmente no se percatan de ello. Por eso Dios permite circunstancias en sus vidas en las que llegan tan al fondo que no les queda otra dirección a la cual dirigir sus ojos que hacia arriba. Esto le sucedió al joven de la parábola, el cual llegó a un punto en el que ni siquiera tenía algo para comer. Y dice este pasaje que en medio de aquella situación desesperada, él, “levantándose, vino a su padre”.

Es posible que durante nuestras vidas nos enfrentemos a situaciones que nos lleven a un punto de desesperación en el cual llegamos a reconocer que sólo Dios puede salvarnos. Y es entonces que comenzamos a buscarlo activamente y a depender totalmente de él. Esta es una de las paradojas de la vida cristiana: Para ser libres e independientes tenemos que llegar a depender de Dios totalmente. Cuando lo hacemos de corazón, a medida que nuestra comunión con el Señor se va fortaleciendo, podremos disfrutar de una paz, una libertad y una independencia nunca antes conocida.

La misericordia de Dios es tan grande que, sin importar lo que hayamos hecho, donde hayamos estado y cuan bajo hayamos llegado, él nos recibe de la misma manera que aquel padre recibió al hijo pródigo y derrochador de la parábola. Él abre sus brazos y nos da la bienvenida, deseando llenarnos de sus bendiciones y celebrando nuestro regreso a casa. Sólo se requiere una decisión de nuestra parte. Venir a Dios es el primer paso para nuestra liberación.

ORACIÓN:
Amante Padre, una vez más te doy gracias por Jesucristo y por la oportunidad que me brindas a través de él de ser completamente libre e independiente de la esclavitud y las cadenas de este mundo. Ayúdame a depender de ti cada vez más en todos los aspectos de mi vida, para que la victoria y la verdadera libertad de la resurrección sean una realidad en mi vida. En el nombre de Jesús, Amén.


“Gracia y Paz”
Dios te Habla

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