miércoles, 6 de noviembre de 2013

¿ESTAS CAMINANDO TU CON LA PRESENCIA DE DIOS?



Éxodo 33:15-16
“Y Moisés respondió: Si tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí. ¿Y en qué se conocerá aquí que he hallado gracia en tus ojos, yo y tu pueblo, sino en que tú andes con nosotros, y que yo y tu pueblo seamos apartados de todos los pueblos que están sobre la faz de la tierra?”.

Existe un dicho muy común que dice: “dime con quien andas y te diré quien eres”, porque si andas con personas de mala reputación lo mas fácil de creer es que tu también lo eres. Si andas con personas honorables no es difícil imaginar que tu lo eres. De cierta manera las personas que reúnen las características como líderes tienden a ser seguidos por otros. Lo siguen porque creen en sus ideales. Y generalmente adoptan las características, las cualidades de sus lideres.

En el Éxodo de la Biblia encontramos la narrativa de cómo Moisés caminó con Dios, y en ese recorrido cada día Moisés se parecía mas a Jehová. Se parecía en su carácter, en su dedicación, en su manera de interceder, en su paciencia y sobre todo en su amor hacia un pueblo que constantemente lo atacaba. Además se cuenta en este libro de cómo Moisés guía al pueblo de Dios hacia la tierra prometida. Son muchas las adversidades que enfrenta Moisés, rebeliones, desobediencia y murmuración son la constante diaria que debe soportar este líder. Pero en este libro se narra también sobre las grandes manifestaciones gloriosas realizadas por Dios para salvar a su pueblo.

En ningún momento Moisés camino solo, menos actuó solo en esta enorme tarea, siempre fue guiado por la mano poderosa de Dios, cada guerra que libró fue ganada porque Dios peleó por ellos. Además cada necesidad fue suplida por Dios. El Maná, el agua, la sombra de día, la luz de noche, y el sustento de ellos durante 40 años de tal manera que ni su ropaje se desgastaba. Pero, no obstante a toda esa divina protección y provisión, el pueblo siempre se propuso renegar de todas sus circunstancias, murmuraban en contra de su líder, a cada paso que daba, mostraban su poca fe, no le creían a Dios, se rebelaron vilmente en contra de Él cuando honraron al becerro de oro, fueron tan desagradecidos que le atribuyeron a dicha imagen labrada la gloria de su éxodo. Fueron muchas las formas en las cuales desagradaron a Dios que lo llevaron a Él a tomar una decisión:

Éxodo 33:1-3
“Jehová dijo a Moisés: Anda, sube de aquí, tú y el pueblo que sacaste de la tierra de Egipto, a la tierra de la cual juré a Abraham, Isaac y Jacob, diciendo: A tu descendencia la daré; y yo enviaré delante de ti el ángel, y echaré fuera al cananeo y al amorreo, al heteo, al ferezeo, al heveo y al jebuseo (a la tierra que fluye leche y miel); pero yo no subiré en medio de ti, porque eres pueblo de dura cerviz, no sea que te consuma en el camino”.

Moisés que caminaba con Dios desde el día de su llamado fue transformado completamente, después de ser un asesino se convirtió en el hombre mas manso sobre la faz de la tierra, mas que todos los hombres sobre la faz de la tierra (Números 12:3). Dios hizo de Moisés una nueva persona. Todo en él fue renovado. El carácter de Dios se podía observar en la personalidad de Moisés casi en su totalidad. Cuando Dios tomó la decisión de no caminar mas con ellos, sin lugar a dudas causó grandes reacciones en el pueblo pero también en Moisés, porque el pueblo ciertamente llegaría a su destino pero no lo haría caminando con Dios. Era demasiado deshonroso todo lo que habían hecho que Dios decidió no caminar mas con ellos.

Casi puedo imaginar los rostros desencajados del Pueblo, la desilusión de Moisés, si caminando con Dios todo este tiempo las cosas habían sido bastante complicadas con sus hermanos, ¿que podía esperarse en adelante para él si Dios no iba guiándolo? ¿Si Dios no iba respaldándolo, como podría Moisés ir seguro en su misión si Dios no lo acompañaba? De ahí que la reacción del pueblo fue la siguiente: “Y oyendo el pueblo esta mala noticia, vistieron luto, y ninguno se puso sus atavíos” (Éxodo 33:4).

Sin embargo Moisés pese a ser manso, no tomó a la ligera esta decisión de Dios, él no podía quedarse tranquilo de ninguna manera, esta decisión jamás podría satisfacerlo, simple y sencillamente porque Él amaba a Dios, disfrutaba caminar con Dios, encontraba enorme satisfacción dialogar con Dios, escuchar sus planes, recibir sus ordenes. Moisés no podía dejar ir tanta bendición tan fácilmente, y esa es la razón por la cual no daría un paso adelante si Dios no lo acompañaba. Dice el mismo capitulo en el verso once que “hablaba el Señor con Moisés cara a cara, como quien habla con un amigo”.

Después de eso, te puedes imaginar entonces, quien va querer terminar una enorme relación de amistad con el mismo Dios. Esta es la razón por la cual todos deberíamos de sentir enorme admiración por Moisés, por esa clase de relación que mantuvo con Dios, por esa clase de determinación, porque siempre anheló mas de Dios, siempre quiso estar mas cerca de Dios. La tierra prometida no era el objetivo de la relación con Dios, ese no era el fin primario para Moisés, el fin primario para Moisés era caminar con Dios.

Te pregunto hermano(a): ¿crees que se siente lo mismo lograr tus metas sin haberlo hecho caminando con Dios? Acaso ¿será igual de satisfactorio llegar a tu destino si Dios no va contigo? La respuesta es absolutamente NO, porque todo tiene sentido cuando Dios es el autor de todas las cosas.

Es mas satisfactorio graduarte del colegio o de la universidad cuando es Dios quien siempre motivó tus esfuerzos…, es mejor casarte con la persona indicada cuando sea Dios quien te de a la mujer idónea..., es de mayor estima cuando alcanzas un excelente trabajo, o tu negocio crece si es Dios quien otorga todo.

Por lo tanto no camines solo, no vivas tu vida de manera independiente, no des un paso hacia adelante si la presencia de Dios no va contigo. Nunca dejes que tu vida vaya sin la protección de la Nube, o sin la Luz de la Columna de Fuego, nunca pongas tu destino final basándote en tu propia brújula, la tierra prometida aguarda por ti pero no tiene ningún valor si cuando llegues a ella Dios no está ahí. No vayas sin el Dios que te provee el Maná, no camines sin que Dios sea el que te provee y mantiene intacta tu ropa. No camines sin que sea Dios el que satisfaga toda tu sed y sacie toda tu necesidad. Procura como Moisés decirle a Dios: “Si tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí”. En todo tu caminar cristiano has tu lo posible y deja que Dios haga lo imposible. Amen!!!


“Gracia y Paz”

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