domingo, 18 de agosto de 2013

EVITA EL YUGO DESIGUAL



2 Corintios 6:14-18
“No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo? ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Por lo cual, salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo; y yo os recibiré, y seré para vosotros por Padre, y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso”.

Este pasaje es una advertencia del apóstol Pablo a la iglesia de Corinto para que no tengan ningún tipo de comunión con los no creyentes. Es un desafío para que se mantengan puros, alejados del mundo y sus costumbres. Pablo les dice: “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos”. Sin duda esto se remonta al viejo mandamiento de Deuteronomio 22:10 que dice: “No ararás con buey y con asno juntamente”. Existen cosas que son fundamentalmente incompatibles, que nunca se pensó unir naturalmente. Cuando Dios liberó a los israelitas de Egipto, él esperaba que este pueblo se mantuviese puro, sin mezclarse con las naciones que les rodeaban. En el Monte Sinaí, por medio de Moisés, Dios les dice: “Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra. Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa” (Éxodo 19:5-6). “Santo” significa “apartado por Dios para Dios”. La esencia del plan de Dios para su pueblo en los tiempos del Antiguo Testamento y en la actualidad, se resume en una palabra: “Apartaos”.

El río Brule, que está en la frontera entre Michigan y Wisconsin, fluye por muchos kilómetros con agua clara y cristalina. En un punto determinado, el río Iron, que es cenagoso y de aguas turbias con sedimentos de minerales y barro, se junta con el Brule. Al unirse estos dos ríos, las aguas claras del Brule fluyen junto con las aguas cenagosas del Iron por una corta distancia. Al poco tiempo las aguas se mezclan en una corriente. Ahora fíjate lo que sucede: las aguas claras del Brule no limpian las aguas del Iron, sino todo lo contrario. Las aguas cenagosas del Iron contaminan toda la corriente.

De la misma manera, entrar en una estrecha relación con el mal corrompe la pureza del creyente y afecta su comunión con el Señor. Unirse a una persona incrédula, ya sea en el matrimonio o en una íntima amistad o en los negocios, es contrario a la voluntad de Dios para la vida de sus hijos. Muchos matrimonios de creyentes con no creyentes se han llevado a cabo bajo la teoría de que la persona cristiana traerá a la incrédula a los pies del Señor. La experiencia demuestra todo lo contrario. Por regla general es la persona creyente quien se aleja de Dios. Conservarse puro y lograr que un incrédulo cambie es tan difícil como mantener las aguas del Brule y del Iron separadas en el mismo canal.

Aprendamos de esta enseñanza: No hay nada común entre la justicia y la injusticia; entre la luz y las tinieblas; entre Cristo y Belial (Satanás); o el templo de Dios y los ídolos. Todo lo contrario, son totalmente opuestos. Entiende esto, y sigue las instrucciones del pasaje de hoy: “Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo” Ciertamente Jesús se relacionó con pecadores de todo tipo, pero siempre con un propósito: mostrarles el camino de la salvación. Nunca intimó con ninguno de ellos. Esta debe ser nuestra actitud. Hablarles del Señor a los incrédulos, dondequiera que se presente la oportunidad, pero recordando siempre que aunque estamos en el mundo, no somos del mundo, como dijo Jesús en Juan 17:14. Y allí mismo oró al Padre diciendo: “No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal”.

Si eres Seguidor de Cristo, ¡evita el yugo desigual! Recuerda que tienes un lugar separado en el pueblo de Dios. Nunca consideres ningún tipo de vínculo con una persona incrédula, pues como dice la Biblia: “¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?” (Amós 3:3).

ORACIÓN:
Bendito Dios, te ruego me des sabiduría y entendimiento espiritual para escoger correctamente aquellas personas con quien me voy a relacionar, y rechazar todo yugo que pueda afectar mi comunión contigo. Te lo pido en el nombre de Jesús, Amén.

“Gracia y Paz”
Dios te Habla

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