martes, 12 de marzo de 2013

RESPONDER AL ESPÍRITU SANTO



Gálatas  5:17
“Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis”.

Convertirse en hijo de Dios significa cambios en nuestra vida. Dios mismo, a traves de su Santo Espíritu, hace la labor de hacernos sentir que las prácticas de antes deben ser evitadas con la nueva vida, y nuevas prácticas las deben reemplazar.

Eric trabajaba en un taller y era su costumbre llevarse cosas chicas como pernos y clavos para algún proyecto que tenía en casa. Lo hacía a escondidas del patrón y sus “robos” nunca eran cosas grandes. Solamente sacaba lo que necesitaba en el momento. Para él, era lo más natural llevarse cositas hasta que un día después de echar unos tornillos al bolsillo, parecía que los tornillos eran más pesados que antes. Eric no podía explicarse por qué. Antes de ir a la casa en la tarde, vaciaba su bolsillo precisamente en el momento en que el patrón entró al taller y lo vio. Hubo una explicación que no pasó a mayores. En casa, Eric se dio cuenta de la razón porque se sentía molesto consigo mismo por los tornillos.

El Espíritu Santo viene a morar en nosotros cuando nos convertimos a Cristo. Parte de su obra es enseñarnos la honradez como parte de la vida cristiana. Pablo escribió a los Tesalonicenses “que os conduzcáis honradamente para con los de afuera” (1 Tesalonicenses 4:12). El Espíritu  hizo su obra en Eric. El robo es un acto pecaminoso y el Espíritu no lo puede tolerar. El Espíritu toma la iniciativa y ejerce su poder deseando que el hijo de Dios haga lo que es agradable a Dios. Él es en contra de los deseos de la carne y presiona con suavidad esperando que cedamos a su dirección y control. Como una voz suave, como una brisa leve, trata de impedir las faltas que la carne nos induce a cometer. Espera que nos sometamos a Él.

Todo poder espiritual que experimentamos en la vida, cada victoria ganada, cada pensamiento santo, proviene del Espíritu. El Espíritu no busca solamente sumisión pasiva a su voluntad, sino una respuesta activa a su control y guía. Equivale a andar con propósito en el camino correcto indicado por el Él. Pablo escribió: “Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. … Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu” (Gálatas 5:16, 25).

“Gracia y Paz”
Palabras de Vida

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