lunes, 25 de febrero de 2013

“LA PARÁBOLA DEL RICO INSENSATO”



Lucas 12:13-21
“Le dijo uno de la multitud: Maestro, di a mi hermano que parta conmigo la herencia. Mas él le dijo: Hombre, ¿quién me ha puesto sobre vosotros como juez o partidor? Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee. También les refirió una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había producido mucho. Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos? Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios”.

Es increíble cuan espiritualmente cerrada y mundanamente inclinada puede ser la gente. Yo me sorprendo a veces cómo algunos se duermen, no durante el sermón, sino en la introducción, o al principio del sermón. Por eso también cuando se les pregunta algo al respecto, su respuesta no tiene nada que ver con tema.

A Cristo Jesús le pasó lo mismo en una ocasión, cuando él enseñaba sobre... La importancia de temer a Dios y confesarle delante de los hombres. Alguien de entre la multitud le interrumpió pidiéndole que le ayudara en un problema que él tenía con su hermano sobre una herencia. Esto dio lugar a una contestación directa de parte de Jesús, pero también Jesús enseñó una parábola a la gente para enseñarles y advertirles sobre el peligro de la avaricia y de poner su confianza en las riquezas.

Esta parábola es conocida como la del rico insensato, y está registrada en Lucas 12:13-21. En nuestra sociedad materialista, lo que Jesús enseñó es muy oportuno, especialmente hoy en día.

Vamos a empezar a estudiar cuidadosamente:


La respuesta de Jesús a una petición inoportuna…

Jesús había estado enseñando a una gran multitud. Él les enseñaba que se guardaran de la hipocresía de los fariseos, que se cuidaran y no fueran como ellos, ya que Jesús es una relacion de sinceridad y humildad (Lucas 12:1-3).  

Él les enseñaba que tuvieran menos temor al hombre y más temor a Dios (Lucas 12:4-7). Y sobre la necesidad de confesar su nombre, delante de los hombres, sin importar el precio, lo que uno pierda, o sufra (Lucas 12:8-12). La felicidad de los hijos de Dios en el cielo será el reconocimiento de Cristo frente a los ángeles de Dios. Pero sí en esta vida abandonamos a Cristo, habrá condenación porque Cristo y sus ángeles nos abandonaran a nosotros.

En eso un hombre de aquella multitud hizo una petición. Aquél hombre quería que Jesús le ayudara a resolver un conflicto familiar (Lucas 12:13). Aquella pregunta reveló que la atención de ese hombre estaba... No en las verdades espirituales que el Hijo de Dios estaba enseñando. Si no en cómo obtener una parte de la herencia que su hermano tal vez no quería darle.


La respuesta de Jesús...

El disgusto de Jesús fue muy evidente (Lucas 12:14). Al usar en su expresión la palabra “hombre”, enseña su frialdad y su disgusto. También lo enseñó al negarse a ser un mediador, o partidor entre ellos. Jesús se dio cuenta de la verdadera razón de los problemas de aquél hombre (Lucas 12:15).

Era la avaricia, el deseo constante de siempre querer más. Es un problema que todos debemos de evitar, Cristo aprovechó la oportunidad para advertir contra la avaricia a toda la multitud.  La advertencia del Señor está basada en una gran verdad, él les dijo en Lucas 12:15: "La vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee". La palabra “vida” incluye, o se refiere al ser físico y espiritual. Las cosas materiales no prolongan la vida física del hombre, ni tampoco aseguran que va a ser rico para con Dios. Para ilustrar la necesidad de esta advertencia, Jesús pasa a decir... “La parábola del rico insensato”.


La parábola sumarizada...

Jesús habla de "la heredad de un hombre rico había producido mucho" (Lucas 12:16). Al considerar su prosperidad, él pensaba qué podía hacer con ese futuro. Y decía: "¿Qué         haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos?" (Lucas 12:17). Y dijo: "Esto haré: Derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes" (Lucas 12:18). "Le diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate" (Lucas 12:19).

Muchos hombres piensan que esto es el todo del hombre, comer, vivir y regocijarse, especialmente los ricos y los ateos. Pero Dios lo llamó necio (Lucas 12:20). Y agregó: "Esta noche vienen a pedirte tu alma". Que sentencia para un hombre que solo pensó en gozar de la vida regocijándose de todo lo que había obtenido de su trabajo. Y lo que has provisto, "¿de quién será?" Qué triste es cuando la muerte llega y el hombre no está preparado, pero más triste es no poder disfrutar de lo que había obtenido: Dice en Salmos 39:6: "Ciertamente como una sombra es el hombre; Ciertamente en vano se afana; Amontona riquezas, y no sabe quién las recogerá".


La parábola analizada

Este hombre asumió que la vida consiste en la abundancia de los bienes que poseia. Su heredad había producido mucho, y proveería para él y su alma, por muchos años. Falló en ver lo que es la verdadera vida, esa vida que vale la pena vivir. La verdadera vida es tomar en serio nuestra responsabilidad con Dios, es tener grandes objetivos en todo lo que Dios nos ha encomendado, es vivir una vida con el propósito de alcanzar el cielo.  La necedad y el egoísmo del hombre rico se reflejan en que él... No se conocía así mismo, falló en reconocer que su cuerpo era mortal y no vivirá necesariamente por muchos años, falló en ver que sus riquezas, no satisfacerían su alma. No consideró las necesidades de otros, de los pobres, pensó solo en él mismo. No le dio gracias a Dios, ni lo glorificó, porque un hombre que cree en Dios no hace esto. Dice Salmos 116:12: "¿Qué pagaré a Jehová Por todos sus beneficios para conmigo?". 


La aplicación de la parábola

Jesús hace la aplicación de la parábola en Lucas 12:21. Dijo Jesús que, el que hace para sí tesoro y no es rico para con Dios, es como el rico necio. Sí sus planes para el futuro están enfocados en usted mismo y no en Dios, entre usted y el rico necio no hay diferencia. Los que piensan en su retiro, deben de meditar en esta parábola.

No está mal en planear para el futuro, pero necesitamos tener en mente dos cosas, la brevedad de la vida, y la voluntad de Dios (Santiago 4:13-16). Pero, ¿cómo podemos saber sí nosotros somos ricos en esta vida, podemos ser ricos para con Dios?.


3. Ser ricos para con Dios.

Se requiere que estemos en Cristo... Porque toda bendición espiritual viene a través de Cristo. "Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo" (Efesios 1:3).

Solo a través de Cristo, Dios nos muestra las abundantes riquezas de su gracia: "Para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús" (Efesios 2:7). 

El uso apropiado de las riquezas materiales, pueden ayudar también... Notemos lo que dijo Jesús inmediatamente después de esta parábola: Lucas 12:33-34. Él dijo; "Vended lo que poseéis, y dad limosna". "Haceos bolsas que no se envejezcan, tesoro en los cielos que no se agote, donde ladrón no llega, ni polilla destruye..." Ayudar al pobre está relacionado con "hacer tesoros en los cielos". Lo mismo dijo Jesús al joven rico en Mateo 19:21: "Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme".

Pablo le mandó a Timoteo que le enseñara lo mismo a los ricos de su tiempo: 1 Timoteo 6:17-19: "A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos. Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos; atesorando para sí buen, que echen mano de la vida eterna".

No para que el rico compre su ida al cielo. Si no para asegurarse que su corazón está en el lugar correcto, como dijo antes: “Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón”.

Usando de nuestros bienes materiales en ayudar a los menos afortunados, uno viene a ser rico para con Dios. Notemos como Jesús motiva a sus discípulos en esta cuestión. Después de esta parábola, Jesús les recuerda del amor y cuidado de Dios (Lucas 12:22-30). 

La clave es que nosotros nos enfoquemos en el reino de Dios, en nuestra vida (Lucas 12:31). Haciendo eso, Dios hará dos cosas: Proveerá todas las cosas necesarias en nuestra vida y para nuestro cuerpo (Lucas 12:31). También nos dará el reino, que es lo que nuestra alma necesita (Lucas 12:32). Así que ellos son exhortados a hacer buenas obras y mantener el tesoro en el cielo (Lucas 12.33).


Conclusión:

1. De la parábola del rico insensato, nosotros aprendemos que, uno puede hacer tesoros para uno mismo, y no ser rico para con Dios. Enfocarnos solo en lo material, e ignorar lo del espíritu no necesariamente garantiza que el cuerpo vivirá por muchos años.
2. Nuestra meta debe ser, ser ricos para Dios que es lo que salva el alma, mientras proveemos por el cuerpo, o las cosas necesarias de esta vida. ¿Dónde está su tesoro? ¿Está usted echando mano de la vida eterna (1 Tim. 6:6-10, 17-17).

3. Vivamos una vida que apunte al cielo, una vida gobernada con la voluntad de Dios.


“Gracia y Paz”
Aprendiendo la Sana Doctrina

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