lunes, 19 de noviembre de 2012

SU NECESIDAD: LA OPORTUNIDAD DE DIOS



2 Reyes 5:1-10
“Naamán, general del ejército del rey de Siria, era varón grande delante de su señor, y lo tenía en alta estima, porque por medio de él había dado Jehová salvación a Siria. Era este hombre valeroso en extremo, pero leproso. Y de Siria habían salido bandas armadas, y habían llevado cautiva de la tierra de Israel a una muchacha, la cual servía a la mujer de Naamán. Esta dijo a su señora: Si rogase mi señor al profeta que está en Samaria, él lo sanaría de su lepra. Entrando Naamán a su señor, le relató diciendo: Así y así ha dicho una muchacha que es de la tierra de Israel. Y le dijo el rey de Siria: Anda, ve, y yo enviaré cartas al rey de Israel. Salió, pues, él, llevando consigo diez talentos de plata,  y seis mil piezas de oro, y diez mudas de vestidos. Tomó también cartas para el rey de Israel, que decían así: Cuando lleguen a ti estas cartas, sabe por ellas que yo envío a ti mi siervo Naamán, para que lo sanes de su lepra. Luego que el rey de Israel leyó las cartas, rasgó sus vestidos, y dijo: ¿Soy yo Dios, que mate y dé vida, para que éste envíe a mí a que sane un hombre de su lepra? Considerad ahora, y ved cómo busca ocasión contra mí. Cuando Eliseo el varón de Dios oyó que el rey de Israel había rasgado sus vestidos, envió a decir al rey: ¿Por qué has rasgado tus vestidos? Venga ahora a mí, y sabrá que hay profeta en Israel. Y vino Naamán con sus caballos y con su carro, y se paró a las puertas de la casa de Eliseo. Entonces Eliseo le envió un mensajero, diciendo: Vé y lávate siete veces en el Jordán, y tu carne se te restaurará, y serás limpio”.


Cada vez que seguimos la dirección de Dios, nuestra obediencia le abre la puerta para que Él pueda hacer grandes cosas en nuestras vidas. Pero a menudo nos resistimos a obedecerle, porque sus instrucciones no parecen prácticas, mas bien descabelladas; por tanto, dudamos de sus intenciones para con nosotros.

Naamán no podía entender por qué le diría el Señor que se lavara siete veces en el río Jordán. Pensaba que ya había ejercido fe al venir a ver al profeta Eliseo. Esperaba la curación sobrenatural de su enfermedad, no ser enviado a lo que le parecía una misión ilógica y estúpida. Después de todo, el gran comandante sirio no había visto a nadie que al sumergirse en las turbias aguas hubiera sido sanado. Pero las instrucciones de Dios eran específicamente para él.

Si usted decide no seguir lo que Dios le dice que haga, se perderá de lo mejor que Él tiene para usted. Supongamos que Naamán hubiera decidido que no podía hacer algo que parecía tan absurdo. Habría muerto leproso. Del mismo modo, si usted decide no obedecerle, nunca sabrá lo que Él habría hecho de haber confiado.

Las necesidades son oportunidades para que Dios transforme las vidas de sus hijos. Para que lleguemos a ser todo lo que Él quiso que seamos, debemos aprender a creer en su fidelidad, y obedecer.

Cuando enfrente un reto, usted tiene dos alternativas. Puede concentrarse en lo que le falta, y en cómo Dios no parece estar respondiendo. O, reconocer que su necesidad indica el deseo de Él de enseñarle algo… y regocijarse por todo lo que Él tiene previsto para que usted logre.

“Gracia y Paz”
Meditación Diaria

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